Decálogo
del escritor de minicuentos
José
de la Colina
Uno.
Escribir o leer cuentos largos acorta la vida.
Dos.
Escribir o leer cuentos cortos no alarga la vida, pero la enriquece.
Tres.
En la naturaleza del cuento corto está el ser caprichoso,
imprevisible e impuntual. No le gusta ser citado, previsto,
preparado. El cuento corto simplemente sucede.
Cuatro.
Que no te digan que el cuento corto no es profundo. Replícales con
este, cortísimo y de quién sabe quién, que trata de toda la
condición humana: “Nació, vivió, murió”.
Cinco.
No creas que suprimiéndole palabras a un cuento largo obtendrás un
cuento corto. El cuento corto suele nacer ya con su justo número de
palabras.
Seis.
Un cuento, si corto, dos veces buen cuento.
Siete.
Más vale cuento corto volando por los aires que novela larga
arrastrándose por tierra.
Ocho.
El que a cuento corto mata… quizá de novela larga muera.
Nueve.
Un cuento de cincuenta páginas es un cuento corto si está narrado
con la máxima velocidad. (Pero debes saber que es dificilísimo,
prácticamente imposible, lograr esa velocidad en cincuenta páginas.)
Diez.
Dios, si existiera, sería un cuento corto… aunque eterno.
Aparte tomado de:
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