Consejos de Julio Cortázar para escribir cuentos:
1.
No existen leyes para escribir un cuento, a lo sumo puntos de vista.
“Nadie
puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de
conocer sus leyes… no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de
puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese
género tan poco encasillable”. (Algunos aspectos del cuento)
2.
El cuento es una síntesis centrada en lo significativo de una
historia.
El
cuento es “…una síntesis viviente a la vez que una vida
sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal,
una fugacidad en una permanencia”… “Mientras en el cine, como
en la novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme
se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos,
que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el "clímax"
de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se
procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se
ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que
sean significativos”. (Algunos aspectos del cuento)
3.
La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar
por knock-out.
“Es
cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus
efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo,
mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto
demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy
astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces
cuando, en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas
del adversario. Tomen ustedes cualquier gran cuento que prefieran, y
analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran
elementos gratuitos, meramente decorativos”. (Algunos aspectos del
cuento)
4.
En el cuento no existen personajes ni temas buenos o malos, existen
buenos o malos tratamientos.
“…en
literatura no hay temas buenos ni temas malos, solamente hay un buen
o un mal tratamiento del tema”. “Tampoco es malo porque los
personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es
interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz
Kafka”… “Un mismo tema puede ser profundamente significativo
para un escritor, y anodino para otro; un mismo tema despertará
enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En
suma, puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o
absolutamente insignificantes. Lo que hay es una alianza misteriosa y
compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado, así
como la misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y
ciertos lectores”. (Algunos aspectos del cuento)
5.
Un buen cuento nace de la significación, intensidad y tensión con
que es escrito; del buen manejo de estos tres aspectos.
“…el
cuentista trabaja con un material que calificamos de significativo...
El elemento significativo del cuento parecería residir
principalmente en su tema, en el hecho de escoger un acaecimiento
real o fingido que posea esa misteriosa propiedad de irradiar algo
más allá de sí mismo… al punto que un vulgar episodio doméstico…
se convierta en el resumen implacable de una cierta condición
humana, o en el símbolo quemante de un orden social o histórico…
los cuentos de Katherine Mansfield, de Chéjov, son significativos,
algo estalla en ellos mientras los leemos y nos proponen una especie
de ruptura de lo cotidiano que va mucho más allá de la anécdota
reseñada”… “La idea de significación no puede tener sentido
si no la relacionamos con las de intensidad y de tensión, que ya no
se refieren solamente al tema sino al tratamiento literario de ese
tema, a la técnica empleada para desarrollar el tema. Y es aquí
donde, bruscamente, se produce el deslinde entre el buen y el mal
cuentista”. (Algunos aspectos del cuento)
6.
El cuento es una forma cerrada, un mundo propio, una esfericidad.
Señala
Horacio Quiroga en su decálogo: “Cuenta como si el relato no
tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus
personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se
obtiene la vida en el cuento”. (Del cuento breve y sus alrededores)
7.
El cuento debe tener vida más allá de su creador.
“…cuando
escribo un cuento busco instintivamente que sea de alguna manera
ajeno a mí en tanto demiurgo, que eche a vivir con una vida
independiente, y que el lector tenga o pueda tener la sensación de
que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en
sí mismo y hasta de sí mismo, en todo caso con la mediación pero
jamás la presencia manifiesta del demiurgo”. (Del cuento breve y
sus alrededores)
8.
El narrador de un cuento no debe dejar a los personajes al margen de
la narración.
“Siempre
me han irritado los relatos donde los personajes tienen que quedarse
como al margen mientras el narrador explica por su cuenta (aunque esa
cuenta sea la mera explicación y no suponga interferencia
demiúrgica) detalles o pasos de una situación a otra”. “La
narración en primera persona constituye la más fácil y quizá
mejor solución del problema, porque narración y acción son ahí
una y la misma cosa… en mis relatos en tercera persona, he
procurado casi siempre no salirme de una narración strictu senso,
sin esas tomas de distancia que equivalen a un juicio sobre lo que
está pasando. Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento
con algo más que con el cuento en sí”. (Del cuento breve y sus
alrededores)
9.
Lo fantástico en el cuento se crea con la alteración momentánea de
lo normal, no con el uso excesivo de lo fantástico.
“El
génesis del cuento y del poema es sin embargo el mismo, nace de un
repentino extrañamiento, de un desplazarse que altera el régimen
“normal” de la conciencia”… “Sólo la alteración
momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico, pero es
necesario que lo excepcional pase a ser también la regla sin
desplazar las estructuras ordinarias entre las cuales se ha
insertado… la peor literatura de este género es sin embargo
la que opta por el procedimiento inverso, es decir el desplazamiento
de lo temporal ordinario por una especie de “full-time” de lo
fantástico, invadiendo la casi totalidad del escenario con gran
despliegue de cotillón sobrenatural”. (Del cuento breve y sus
alrededores)
10.
Para escribir buenos cuentos es necesario el oficio del escritor.
“…para
volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a
escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese
oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio
de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la
atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después,
terminado el cuento, volver a conectarlo con sus circunstancias de
una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única
forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector
es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un
estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin
la menor concesión… tanto la intensidad de la acción como la
tensión interna del relato son el producto de lo que antes llamé el
oficio de escritor”. (Algunos aspectos del cuento)
Tomado de:
Libro Clases de Literatura(Alfaguara), de Julio Cortázar, recoge las lecciones que dictó el escritor argentino en Berkeley en 1980.
Y van otras
De la página:
http://escribeya.com/Anna_Feuerberg/Blog/decalogos-para-el-escritor-de-edgar-allan-poe-y-julio-cortazar-112541
tomamos estas otras recomendaciones del autor argentino:
"De entre todas las ideas del ensayo entresaco unos pocos fragmentos, los que tienen que ver con la pragmática del cuento, para convertirlos en un (posible) decálogo."
1. Un cuento es una máquina literaria de crear interés.
2. La eficacia de un cuento depende de su intensidad como acaecimiento puro. Todo comentario al acaecimiento debe ser radicalmente suprimido. El suceso a relatar es lo que importa; el relato tiene sólo una finalidad hedónica. No debe ser, pues, literatura de tesis, es decir, vehículo de ideas.
3. Un cuento se construye de manera diferente que una novela. La novela permite las descripciones preparatorias, los diálogos marginales, las consideraciones a posteriori, las digresiones, las efusiones incontroladas. El cuento muestra el abismo; la novela lo explora.
4. Liquidación de todo propósito "artístico" del cuento. Los cuentos-poemas no son verdaderos cuentos. Para eso está la poesía. Poe no tiene un solo cuento que pueda considerarse nacido de un impulso meramente estético, como en Oscar Wilde, Rubén Darío o Gabriel Miró.
5. En el cuento va a ocurrir algo, y ese algo será intenso. No debe entenderse la obligación de que el cuento contenga sucesos desaforadamente intensos. Si el tema del cuento no se apoya en la estructura más profunda del hombre, no tendrá intensidad. La intensidad del cuento es ese latir de su sustancia...
6. "Interesante" y "agradable" no son lo mismo que "intenso". No hay talento verbal ni ingenio técnico que salven de la medianía a un cuento sin intensidad.
7. Todo rodeo es innecesario siempre que no sea un falso rodeo, es decir, una aparente digresión por medio de la cual el cuentista nos atrapa desde la primera frase y nos predispone para que recibamos de lleno el impacto del suceso.
8. Economía. Estructura funcional. Máquina eficaz. Exacta articulación entre las partes.
9. Meternos en un cuento como se entra en una casa. La economía no es solo una cuestión de tema, de ceñir el episodio en su meollo, sino de hacerlo coincidir con su expresión verbal, ciñéndola a la vez para que no exceda de sus límites. Presencia de la cosa dicha y no discurso sobre la cosa. Eliminación casi absoluta de puentes, de presentaciones y retratos; se nos pone en el drama, se nos hace leer el cuento como si estuviéramos dentro. Los cuentos son ventanas, agujeros de palabras. Un ambiente no hace como un halo de lo que sucede, sino que forma cuerpo con el suceso mismo y a veces es el suceso.
10. El ritmo de los relatos está adecuado al ritmo de los sucesos. La economía no es una cuestión de obligatoria brevedad (aunque tienda a eso) sino de perfecta coherencia entre duración e intensidad. Nunca hay allí peligro de un anticlímax por desajuste técnico.
1. Un cuento es una máquina literaria de crear interés.
2. La eficacia de un cuento depende de su intensidad como acaecimiento puro. Todo comentario al acaecimiento debe ser radicalmente suprimido. El suceso a relatar es lo que importa; el relato tiene sólo una finalidad hedónica. No debe ser, pues, literatura de tesis, es decir, vehículo de ideas.
3. Un cuento se construye de manera diferente que una novela. La novela permite las descripciones preparatorias, los diálogos marginales, las consideraciones a posteriori, las digresiones, las efusiones incontroladas. El cuento muestra el abismo; la novela lo explora.
4. Liquidación de todo propósito "artístico" del cuento. Los cuentos-poemas no son verdaderos cuentos. Para eso está la poesía. Poe no tiene un solo cuento que pueda considerarse nacido de un impulso meramente estético, como en Oscar Wilde, Rubén Darío o Gabriel Miró.
5. En el cuento va a ocurrir algo, y ese algo será intenso. No debe entenderse la obligación de que el cuento contenga sucesos desaforadamente intensos. Si el tema del cuento no se apoya en la estructura más profunda del hombre, no tendrá intensidad. La intensidad del cuento es ese latir de su sustancia...
6. "Interesante" y "agradable" no son lo mismo que "intenso". No hay talento verbal ni ingenio técnico que salven de la medianía a un cuento sin intensidad.
7. Todo rodeo es innecesario siempre que no sea un falso rodeo, es decir, una aparente digresión por medio de la cual el cuentista nos atrapa desde la primera frase y nos predispone para que recibamos de lleno el impacto del suceso.
8. Economía. Estructura funcional. Máquina eficaz. Exacta articulación entre las partes.
9. Meternos en un cuento como se entra en una casa. La economía no es solo una cuestión de tema, de ceñir el episodio en su meollo, sino de hacerlo coincidir con su expresión verbal, ciñéndola a la vez para que no exceda de sus límites. Presencia de la cosa dicha y no discurso sobre la cosa. Eliminación casi absoluta de puentes, de presentaciones y retratos; se nos pone en el drama, se nos hace leer el cuento como si estuviéramos dentro. Los cuentos son ventanas, agujeros de palabras. Un ambiente no hace como un halo de lo que sucede, sino que forma cuerpo con el suceso mismo y a veces es el suceso.
10. El ritmo de los relatos está adecuado al ritmo de los sucesos. La economía no es una cuestión de obligatoria brevedad (aunque tienda a eso) sino de perfecta coherencia entre duración e intensidad. Nunca hay allí peligro de un anticlímax por desajuste técnico.
Y hay más(donde profundiza algunos de los conceptos anteriores):
Tomado de: https://eintheroom.wordpress.com/2015/08/26/el-cuento-segun-julio-cortazar/
Tomado de: https://eintheroom.wordpress.com/2015/08/26/el-cuento-segun-julio-cortazar/
- Nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes. En primer lugar, no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco incasillable; en segundo lugar los teóricos y los críticos no tienen por qué ser los cuentistas mismos, y es natural que aquellos sólo entren en escena cuando exista ya un acervo, un acopio de literatura que permita indagar y esclarecer su desarrollo y sus cualidades.
- Un cuento, en última instancia, se mueve en ese plano del hombre donde la vida y la expresión escrita de esa vida libran una batalla fraternal, si se me permite el término; y el resultado de esa batalla es el cuento mismo, una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia. Sólo con imágenes se puede trasmitir esa alquimia secreta que explica la profunda resonancia que un gran cuento tiene entre nosotros, y que explica también por qué hay muchos cuentos verdaderamente grandes.
- La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out. Es cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas del adversario. (…) El cuentista sabe que no puede proceder acumulativamente, que no tiene por aliado al tiempo; su único recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, sea hacia arriba o hacia abajo del espacio literario. Y esto, que así expresado parece una metáfora, expresa sin embargo lo esencial del método.
- [Cuando un cuento es malo], no es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, solamente hay un buen o un mal tratamiento del tema. Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas.
- Un cuento es significativo cuando quiebra sus propios límites con esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo que va mucho más allá de la pequeña y a veces miserable anécdota que cuenta.
- Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco.Ese árbol crecerá en nosotros, dará su sombra en nuestra memoria.
- Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento. [Esta es una cita que Cortázar retoma del “Decálogo del perfecto cuentista” de Horacio Quiroga, y que al autor de Rayuela le parece fundamental]
- Siempre me han irritado los relatos donde los personajes tienen que quedarse como al margen mientras el narrador explica por su cuenta (aunque esa cuenta sea la mera explicación y no suponga interferencia demiúrgica) detalles o pasos de una situación a otra. El signo de un gran cuento me lo da eso que podríamos llamar su autarquía, el hecho de que el relato se ha desprendido del autor como una pompa de jabón de la pipa de yeso. (…) Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento con algo más que con el cuento en sí.
- [Entiendo por técnica narrativa] el especial enlace en que se sitúan el narrador y lo narrado. Personalmente ese enlace se me ha dado siempre como una polarización, es decir que si existe el obvio puente de un lenguaje yendo de una voluntad de expresión a la expresión misma, a la vez ese puente me separa, como escritor, del cuento como cosa escrita, al punto que el relato queda siempre, con la última palabra, en la orilla opuesta. (…) Un cuentista eficaz puede escribir relatos literariamente válidos, pero si alguna vez ha pasado por la experiencia de librarse de un cuento como quien se quita de encima una alimaña, sabrá de la diferencia que hay entre posesión y cocina literaria, y a su vez un buen lector de cuentos distinguirá infaliblemente entre lo que viene de un territorio indefinible y ominoso, y el producto de un mero métier.
- Primera observación [sobre el cuento fantástico]: lo fantástico como nostalgia. Todasuspensión of disbelief obra como una tregua en el seco, implacable asedio que el determinismo hace al hombre. En esa tregua, la nostalgia introduce una variante en la afirmación de Ortega: hay hombres que en algún momento cesan de ser ellos y su circunstancia, hay una hora en la que se anhela ser uno mismo y lo inesperado, uno mismo y el momento en que la puerta que antes y después da al zaguán se entorna lentamente para dejarnos ver el prado donde relincha el unicornio.
- Segunda observación: lo fantástico exige un desarrollo temporal ordinario. Su irrupción altera instantáneamente el presente, pero la puerta que da al zaguán ha sido y será la misma en el pasado y el futuro. Sólo la alteración momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico, pero es necesario que lo excepcional pase a ser también la regla sin desplazar las estructuras ordinarias entre las cuales se ha insertado. Descubrir en una nube el perfil de Beethoven sería inquietante si durara diez segundos antes de deshilacharse y volverse fragata o paloma.
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