Inspirado por 10 Reglas Para Escribir, de Elmore Leonard, el periódico The Guardian recopiló las recomendaciones de una larga lista de escritores en dos artículos que todo aspirante a la profesión debería leer. Aquí una selección de las listas que confeccionaron:
1. No te plantees escribir. Escribe. Sólo escribiendo, y no soñando con hacerlo, podemos desarrollar un estilo propio. Aumenta tu capacidad lingüística. Las palabras son la materia prima de tu oficio. Cuanto más grande sea tu vocabulario, más eficaz será tu escritura". "No te limites a planear escribir: escribe. Sólo escribiendo, no soñando con escribir, desarrollamos un estilo propio". PD James
2. Si tienes una buena idea para una historia, no asumas que debe de ser necesariamente una narración en prosa. Puede que funcione mejor como obra de teatro, como guión de cine o como poema. Sé flexible. Hilary Mantel
3. La ficción que no es una aventura personal del autor hacia lo desconocido o lo aterrador no merece la pena ser escrita a no ser que sea únicamente por dinero. Jonathan Franzen
4. Ten más de una idea en marcha a la vez. Si tengo que elegir entre escribir un libro o no hacer nada, siempre elegiré esto último. Sólo cuando tengo ideas para dos libros soy capaz de elegir entre escribir uno u otro. Siempre siento la necesidad de tener la sensación de que estoy haciendo algo en oposición. Geoff Dyer
5. Olvida el viejo dicho de que hay que escribir sobre lo que se conoce. En vez de eso, elige un área desconocida pero reconocible que contribuya a ampliar tu comprensión del mundo y escribe sobre eso. En cualquier caso, recuerda que la semilla de la que se alimenta tu imaginación hunde sus raíces en las particularidades de tu vida. Así que no la malgastes escribiendo autobiografía. Rose Tremain
6. Lo más probable es que necesites un diccionario, una gramática y tener los pies en la tierra. ¿Qué quiero decir con esto último? Que aquí nadie regala nada. Escribir es un trabajo. También es apostar. No viene con un plan de pensiones. Habrá ciertas personas que puedan echarte una mano, pero en esencia te las tendrás que apañar solo. Nadie te obliga a escribir. Si escribes es porque has elegido hacerlo, así que no te quejes. Margaret Atwood
7. No añadas un falso romanticismo a tu “vocación”. O eres capaz de escribir o no. No hay un “estilo de vida del escritor”. Lo único que importa es lo que dejas sobre la página. Zadie Smith
8. Cambia de parecer. Las buenas ideas a menudo acaban siendo eliminadas por otras mejores. Yo estaba escribiendo una novela sobre un grupo llamado The Partitions. Hasta que se me ocurrió llamarles The Commitments. Roddy Doyle
9. Respeta el modo en el que pueden cambiar los personajes en sus primeras 50 páginas de vida. Revisa tus planes y comprueba si debes alterarlos de alguna manera para que se amolden a esos cambios. Rose Tremain
10. Termina tu jornada de escritura cuando todavía tengas ganas de seguir escribiendo". "Relee, vuelve a escribir, relee, vuelve a escribir. Si sigue sin funcionar, tiralo. Es sano y no debes sentir mala conciencia por los cadáveres de poemas y páginas que lo tenían todo excepto la vida que necesitaban". Helen Dunmore
11. Recuerda: cuando alguien te dice que algo no encaja o que no lo ha entendido, casi siempre tiene razón. Cuando te dice exactamente lo que le parece que está mal y el modo en el que deberías arreglarlo, casi siempre se equivoca. Neil Gaiman
12. El estilo es el arte de quitarte a ti mismo de en medio, no el de inmiscuirte en el texto.
David Hare
13. Concentra tus energías narrativas en los puntos de cambio. Esto resulta particularmente importante en la ficción histórica. Cuando tu personaje se enfrenta a un entorno nuevo o las circunstancias cambian a su alrededor, ese es el momento de dar un paso atrás para describir los detalles de su mundo. La gente no suele prestar demasiada atención a los detalles cotidianos de su rutina diaria, por lo que cuando un escritor los describe puede sonar como si estuviera intentando instruir en exceso al lector. Hilary Mantel
14. Lee. Lee todo aquello a lo que puedas echarle las manos encima. Siempre le recomiendo a aquellas personas que quieren escribir una obra de fantasía o de ciencia ficción que dejen de leer por completo esos géneros y que empiecen a leer todo lo demás, desde Bunyan a Byatt. Michael Moorcock
15. No intentes escribir para un “lector ideal”. Puede que exista, pero está leyendo el libro de otro.
Joyce Carol Oates
16. No eches la vista atrás hasta que hayas terminado un borrador entero. Limítate a comenzar cada día a partir de la última frase que escribiste el día anterior. Es una manera de evitar el espanto a la vez que te asegura una obra en la que poder volcar el auténtico trabajo, que es la corrección. Will Self
17. Protege el tiempo y el espacio en los que escribes. No dejes que nadie se inmiscuya en ellos, ni siquiera a las personas más importantes de tu vida. Zadie Smith
18. Trata la escritura como un trabajo. Sé disciplinado. Muchos autores son particularmente obsesivos en este aspecto. Graham Greene era célebre por escribir 500 palabras al día. Jean Plaidy era capaz de escribir 5,000 antes del almuerzo y luego dedicaba la tarde a contestar cartas de sus fans. Mi mínimo son 1.000 palabras al día, algo que en ocasiones es fácil de conseguir y en otras es, francamente, como cagar un ladrillo. Pero me obligo a permanecer sentada frente a mi escritorio hasta que las tengo, porque sé que así he conseguido hacer avanzar una pizca el libro. Puede que esas 1.000 palabras sean basura. A menudo lo son. Pero siempre es más fácil volver sobre ellas más adelante y mejorarlas. Sarah Waters
19. No te preocupes nunca por las posibilidades comerciales de un proyecto. Si alguien tiene que preocuparse de eso son los agentes y los editores. O no. Conversación con mi editor norteamericano. Yo: “Estoy escribiendo un libro tan aburrido, de un atractivo comercial tan reducido, que si lo publicas probablemente pierdas tu puesto de trabajo”. Mi editor: “Ese es precisamente el motivo de que quiera un trabajo como este”. Geoff Dyer
20. Cásate con una persona a la que quieras y a la que le parezca buena idea que seas escritor.
Richard Ford
21. Escucha lo que has escrito. Un ritmo falso en un fragmento de diálogo puede demostrar que aún no has comprendido a los personajes lo suficiente como para escribir con sus propias voces. Helen Dunmore.
22. Hazlo todos los días. Convierte en un hábito el acto de transformar tus observaciones en palabras y gradualmente se volverá un instinto. Geoff Dyer.
23. "Los primeros 12 años son los peores". "La mejor forma de escribir un libro es escribirlo. Un bolígrafo es útil, un ordenador también vale, pero sigue llenando la página en blanco de palabras". "Sólo los malos escritores creen que su trabajo es realmente bueno". "Describir es muy difícil. Recuerda que cualquier descripción es una opinión sobre el mundo. Busca un lugar desde el que mirar". "Diviértete". Anne Enright
24. Lleva siempre una libreta contigo. Y quiero decir siempre. La memoria a corto plazo sólo retiene información durante tres minutos: a no ser que lo plasmes en papel, perderás una idea para siempre". Will Self
25. Las descripciones tienen que ocupar el lugar adecuado. No pueden ser simplemente ornamentales. Normalmente funcionan mejor si tienen un elemento humano; es más eficaz si proviene de un punto de vista implicado, más que desde el ojo de Dios. Si la descripción viene del punto de vista de un personaje que es quien reflexiona sobre ella, se convierte, en efecto, en parte de la definición del personaje y en parte de la acción. Hillary Mantel.
26. Decide qué momento del día (o de la noche) es para ti el mejor para escribir, y organiza tu vida en consecuencia. Andrew Motion.
27. La vida del escritor consiste fundamentalmente en un confinamiento solitario. Si no puedes soportarlo, dedícate a otra cosa. Will Self.
28. Mi regla más importante es decir no a cosas como ésta, que me tientan para alejarme de mi verdadero trabajo. Philip Pullman.
29. ¿Vas en serio con lo de escribir? Búscate un contable. Hillary Mantel
30. Trabaja con el corazón ligero y esperanzado. Pero prepárate para lo peor. Joyce Carol Oates
31. Escribe lentamente y a mano, sólo sobre cosas que te interesen. Annie Proulx
32. “Lee mucho". "Escribe mucho". "Aprende a ser autocrítico". "No te rindas". "Encuentra una historia que merezca la pena contar". "Ten suerte". "Mantén tu suerte". Ian Rankin
33. Reescribe. Will Self.
34. Lo más parecido que tengo a una regla es una cita de Flaubert, colgada en un post-it delante de mi escritorio que dice "Faire et se taire", que viene a ser: "Escribe y calla". Helen Simpson.
35. Acaba todo lo que empieces. Colm Tóibin.
36 . Pásatelo bien. Jeanette Winterson.
37. Si suena como algo escrito, lo reescribo. -Elmore Leonard.
38 . Recorta (quizá debería decir RECORTA): sólo eliminando las palabras no esenciales se puede lograr que las esenciales cuenten. Diana Athill
39 . Mantén la atención del lector (funcionará mejor si puedes mantener la tuya). Pero no puedes saber quién será el lector, así que es como disparar a los peces con un tirachinas en la oscuridad. Lo que fascine a A aburrirá mortalmente a B. Margaret Atwood
40 . Relee, reescribe, relee, reescribe. Si sigue sin funcionar, tíralo a la papelera. Es una sensación agradable, y no quieres estar rodeado de los cadáveres de poemas e historias que lo tienen todo menos la vida que necesitan. Helen Dunmore
41. Escribe todos los días. Crea el hábito de poner tus reflexiones en palabras y gradualmente se convertirá en un instinto. Ésta es la regla más importante de todas y naturalmente yo no la sigo. - Geoff Dyer
42. No leas reseñas sobre tu obra. Richard Ford
43. No esperes a la inspiración. La disciplina es la clave. Esther Freud
44. La regla principal de la escritura es que si te dedicas a ello con suficiente seguridad y confianza, se te permite hacer lo que te apetezca. (Eso pude ser una regla para la vida, además de para la escritura. Pero definitivamente es cierto para la escritura.) Neil Gaiman
45. "Escribe". "Pon una palabra y luego otra. Busca la palabra adecuada. Escribela". "Arreglalo. Pero recuerda que tarde o temprano, antes de que alcance la perfección, tendrás que dejarlo ir y seguir adelante para escribir tu próxima obra. La perfección es como tratar de alcanzar el horizonte. Sigue adelante". Neil Gaiman
46. Lee. Tanto como puedas. (...) Recordarás aquello que sea bueno, así que no necesitas tomar notas. Al Kennedy
47. Zanahoria y palo - haz que los protagonistas sean perseguidos (por una obsesión o un villano) y que persigan (una idea, un objeto, una persona, un misterio). - Michael Moorcook
48. Cuando estoy inmerso en una historia, viviéndola mientras la escribo, honestamente no sé lo que ocurrirá. Intento no dictarlo, ni jugar a ser Dios. Michael Morpurgo
49. Recuerda que el sinsentido no existe. - Andrew Motion
50. Ten en mente a Oscar Wilde: 'Un poco de sinceridad algo peligroso, mucha es absolutamente fatal'. - Joyce Carol Oates
51. "Escribe en tercera persona a no ser que hayas encontrado una voz en primera persona realmente especial". "Cuando la información es gratis y universalmente accesible, una gran investigación para una novela se devalúa como la propia novela". "Tienes que amar antes de poder ser despiadado". Jonathan Franzen
52. Intenta leer tu propio trabajo como lo haría un extraño, o mejor, como lo haría un enemigo. - Zadie Smith
53. Deja de sentir pena de ti mismo. Colm Tóibín
54. El ritmo es crucial. Escribir bien no es suficiente. Los estudiantes de literatura pueden ser buenos produciendo una única página de prosa bien construida, lo que algunas veces les falta es la habilidad para llevar al lector en un viaje, con todos los cambios de terreno, velocidad y humor que un largo trayecto implica. Sarah Waters
55. Sé ambicioso por el propio trabajo y no por la recompensa. Jeanette Winterson
56. "No te sientes en mitad del bosque. Si te pierdes en la trama o no sabes cómo seguir, vuelve sobre tus pasos". "Rezar puede funcionar. O leer a otro. O tratar de visualizar el Santo Grial que es la imagen de tu libro publicado". Margaret Atwood
57. "No pongas una foto de tu autor favorito en tu mesa. Sobre todo si es un suicida". "Ponle un nombre a tu trabajo lo antes posible. Tienes que poseerlo, que verlo. Dickens sabía que Casa desolada se iba a llamar Casa desolada antes incluso de empezar a escribir". Roddy Doyle
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Agregamos un artículo crítico a los decálogos en general, y al de The Guardian en particular:
El género de los consejos para escribir |
Tomado de:
Por: Juan Terranova. Hace poco leí los consejos para escribir de una cronista argentina y
me resultaron sosos, poco útiles y afectados. El de los consejos es un género en el que cada
tanto recaen escritores y escribas de toda índole, a veces con prepotencia, a veces con culpa,
a veces con ambas. Puestos a aconsejar, hay dos caminos. O se arma una pieza literaria y
siempre un poco irónica y alucinada. O realmente se dan consejos prácticos del tipo “cuando
presentes un manuscrito numerá las páginas y mantené cierto nivel de prolijidad”.
Rara vez se logran las dos cosas.
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Thomas Bernhard decía que cuando alguien le pedía un consejo, él contaba una historia. Lo cual lo pone con astucia en la primera lista. En sus Consejos a los jóvenes literatos, ya un clásico de fácil acceso en la web, Charles Baudelaire arma un pequeño tratado de época, muy narrativo, casi una breve novela de costumbres. El decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga sobrevolaría ambas tradiciones. Es poético, simple y tira una data muy precisa para resolver cuestiones muy complejas. (Aunque todos los consejos son importantes y encierran algún tip, cuando uno entiende el punto sexto de Quiroga se puede decir que hizo un avance.) Los puntos de Ernest Hemingway –es famosa la escena de colgarse y contar esa historia para empezar– también van en esa línea. Stephen King, en una tradición netamente sajona, redactó Mientras escribo, una verdadera confesión de escritor, un texto anómalo y sensual, mezcla de autobiografía y manual de experiencias. Pero ya se trata de otra cosa, no es un decálogo o una serie de consejos. Y en los Estados Unidos los libros que explican cómo escribir tu propia novela es un género tan reconocido que tiene su propia sección en las librerías. Como fuere, se puede aprender mucho leyendo sobre el oficio leyendo Mientras escribo.
Después de leer los consejos que no me gustaron, todavía dando vueltas por la web, encontré con una interesante producción de
The Guardian. Basándose en un decálogo de reglas para escribir del novelista Elmore Leonard, el diario británico le pidió a varios escritores contemporáneos de habla inglesa que
dieran sus diez consejos.
El decálogo de Leonard es muy bueno y probablemente ninguno de los que propone The Guardian lo supere en síntesis y precisión. “Mi regla más importante que resume las otras diez: si suena como escritura, lo reescribo” dice Leonard. Quizás una traducción menos literal y más certera de “writing” sea “literatura”. Si suena como literatura, lo reescribo. O sea, si suena fuera del lenguaje directo, coloquial, casi oral –el verbo clave acá es “suena”–, si lo que escribo recuerda la alta literatura, lo que entendemos por “arte elevado”, hay que reescribirlo. Entiendo que no se trata de un pobre anti-intelectualismo de autor de thrillers. Si no más bien de una posición vital frente al oficio de escribir. No solamente Leonard desestima la escritura prestigiosa, pomposa o afectada. Va más allá. Si no es ese tipo de escritura, pero suena como ese tipo de escritura, es decir si no suena mundano, potente, sólido, en definitiva, si no suena vivo, lo reescribe.
Más allá de esta posición, las variaciones que surgen de la neurosis y el oficio de estos consejeros epigonales convocados por The Guardian abre una serie de posibilidades que enriquecen al mismo tiempo que enturbian –algo propio del género– el arte de escribir. Margaret Atwood se hace la canchera y recomienda ejercicios de espalda por que “el dolor distrae”. Roddy Doyle dice que no hay que poner la foto de tu autor favorito en tu escritorio, especialmente si se suicidó. Parece una tontería pero la frase resulta engañosa. ¿Está diciendo que uno no debería buscar ni copiar gestos ajenos? La genialidad de Faulkner estaba en sus libros, no en los rasgos de su cara. Aunque ahora que lo escribo, dudo. Los retratos de Hemingway, y no sólo esos donde aparece matando animales, siempre me motivaron. (Y las poses de Faulkner frente a la máquina de escribir son geniales.) Lejos de mi escritorio, tengo una foto de Papa Hem en la biblioteca, al lado de una tapa que Esquire le dedicó a Homero. También me motivan las fotos y el personaje que encarnaba Hunther Thompson. Quizás el de Doyle no sea un consejo del todo sabio.
El primer tip de Helen Dunmore es un clásico: “Termina el día de trabajo cuando todavía tengas ganas de continuar”. Se lo leí por primera vez a García Márquez que explicaba muy bien cómo funciona, él lo tomaba a su vez de Hemingway. Venís bien, las cosas van saliendo y entonces te aguantas un poco, no le das hasta el final. Al otro día es probable que puedas retomar de ahí y seguir más concentrado y descansado. Ahora, el consejo tiene sus excepciones. A veces hay que apretar el acelerador y seguir apretando porque es el momento y no hay que perderlo. Se dice que Kafka escribió La condena en una noche, la del 22 al 23 de septiembre de 1912. Empezó, aceleró y terminó cuando comenzaba a clarear. Quedarse hasta que amanece concentrado escribiendo es una experiencia que todos los escritores deben pasar alguna vez.
El séptimo consejo de Dunmore parece poca cosa pero es excelente y muy útil y muy cierto: “Un problema de escritura a menudo se aclara si vas a dar una vuelta a pie.” Por su parte, sin perder el glam, Geoff Dyer tira un par de líneas memorables y duras. El tercer consejo es un golpe directo al british-team de los 80 que Anagrama tradujo al español: “No seas uno de esos escritores que se condenan a sí mismos a una vida chupándosela a Nabokov”. Hay utilidad en esta frase. En Argentina, o más bien Latinoamérica, se la podría usar tranquilamente con Borges.
Richard Ford resuelve rápido el trance con consejos que a mí me parecen malos, incluso paupérrimos: “No tengas hijos”, “No leas las reseñas que te hacen”, “no escribas reseñas”. Sus diez rígidos y poco meditados puntos es el tipo de material que hace que el género se vuelva –más allá de sus evidentes contradicciones y deficiencias– rápidamente vulnerable al perenne ataque de los relativistas. (Los relativistas atacan porque a ellos nadie les pide consejo de nada y como aparte de relativistas son envidiosos, muy rápido se convierten en resentidos.)
Anne Enright, la novelista irlandesa, es la que, creo, mejor responde al desafío. Su segundo consejo es válido y siempre, siempre, hay que tenerlo en cuenta. Suena tautológico pero no lo es: “La manera de escribir un libro es escribirlo. Un lápiz puede servir, tipear también va bien. Hay que mantenerse poniendo palabras en la página.” El tercero es inteligente y funciona para testear en qué estamos trabajando y cómo lo vemos: “Solamente los malos escritores piensan que su trabajo es muy bueno”. Creo que sirve para otras actividades, no solo para escribir. Lo mismo el noveno consejo que es “Divertite”.
Pese a todo esto, el que más me impresionó y me dejó pensando fue el que abre la serie. Dice así: “Los primeros doce años son los peores”. ¿Peores en qué? ¿Por qué doce años? ¿Por qué no diez? Desde el momento en que me gano la vida escribiendo, la frase de Enright me llena de preguntas. ¿Doce años a partir de la primera publicación? ¿O desde que uno decide dedicarse a esto? ¿Corre ese tiempo también para el periodismo? Y sin embargo, entiendo. Sé que entiendo la frase. Confío en ella. “Los primeros doce años son los peores.” No significa que pasado ese tiempo la cosa se ponga realmente buena, pero ya uno se va dando una idea. Si estos años son los peores, todavía queda esperanza. Allá vamos.