ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

lunes, 28 de septiembre de 2020

20 ESCRITORES COLOMBIANOS NOS REVELAN SUS SECRETOS DE CREACIÓN

¡¡¡¡HABEMUS LIBRUM!!!!


20 ESCRITORES COLOMBIANOS NOS REVELAN SUS SECRETOS DE CREACIÓN

Recopilador: Emilio Alberto Restrepo 

Genero: teorías de la creación literaria, consejos de escritura creativa, decálogos literarios, entrevistas a escritores, tips de creación

Editorial Libros para pensar

Colombia septiembre 2020

Este libro recopila el pensamiento sobre creación literaria de 20 escritores colombianos. Incluye consejos, decálogos, frases, sentencias, escolios, etc. En él recogemos los que han sido escritos o diseñados por autores colombianos, que han expresado sus pensamientos, sus ideas o sus conceptos en decálogos como tales, en entrevistas, en conferencias y han sido tomados de la red, así como de la correspondencia personal de muchos de ellos. Consideramos que es muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la literatura, y hasta para la vida misma.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos. Siempre teniendo en cuenta su utilidad, incluso su pragmatismo. Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros.



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Puede leer más aquí(reseñas, comentarios, análisis):

https://emiliorestrepo.blogspot.com/2020/10/20-escritores-colombianos-nos-revelan.html

lunes, 21 de septiembre de 2020

En busca de la escritura creativa Enrique Posada Restrepo

 

En busca de la escritura creativa

Enrique Posada Restrepo

Elaborar un decálogo es una buena forma de sintetizar asuntos que en realidad tienen muchos aspectos. De alguna manera al hacerlo las personas destilamos las complejas realidades interiores y las presentamos como esencias para ser apreciadas y degustadas. Así que asumamos el reto de proponer un decálogo de consejos literarios, propuesto en buena hora por Emilio Alberto Restrepo Baena. Pienso que a mí mismo me va a servir de guía para continuar en este camino de la escritura creativa y valiosa.

1.1Despertando la intuición como base de la escritura

Defino la intuición como la capacidad que tenemos las personas de responder a preguntas sobre las cuales no tenemos una respuesta clara, es decir, la capacidad de aproximación que tenemos a lo desconocido, dando respuestas a las preguntas que se nos ocurran. Se pregunta el escritor: ¿Sobre qué escribo? ¿Cómo desarrollo tal idea o concepto? ¿Qué es valioso? ¿Qué es creativo?



Imagen simbólica del diálogo intuitivo: el ser pensante e inquieto (aspecto masculino) dialoga con su ser intuitivo y creativo (aspecto femenino) para aproximarse a las esencias literarias. En medio de ese diálogo, florece la creatividad y se facilita el flujo de las palabras que vale la pena escribir.

Ante este tipo de preguntas, el escritor inquieto, puede explorar las aproximaciones intuitivas y dirigirlas hacia la creación literaria y ello ocurre cuando se atreve a dar una respuesta. ¿Cuál puede ser la fuente de las respuestas? Todo es fuente, todo objeto es tema potencial. Pienso que somos seres muy conectados con la naturaleza y con los demás, en la medida en que sintamos tales identificaciones y conexiones. Tales conexiones salen de nuestra propia naturaleza de seres vivos, de seres dotados de todo tipo de órganos, sistemas y sensaciones. Tales conexiones hacen parte de nuestra intimidad, de nuestra luz interior, de nuestro ser fundamental. Incluyen también conceptos e ideas; experiencias y sueños; deseos y frustraciones; consciencia e inconsciencia. Eso está presente en el ser mismo, y cuando recurrimos a la intención, nos conectamos de maneras misteriosas con ese ser y él tiene una oportunidad para manifestarse. Recurrir con confianza y con continuidad, lubrica y agiliza esos contactos.

Yo tengo un método para explorar la intuición y escuchar sus sugerencias creativas, que es el siguiente:

         Se plantea una pregunta.

         Se coloca la pregunta en el centro de una hoja blanca, en lo posible acompañada de un esquema o dibujo simbólico relacionado con la pregunta.

         El escritor observador, anota una primera respuesta en la hoja blanca, por medio de un esquema, un dibujo, acompañado de una frase

         Luego se repite a sí mismo la pregunta y anota una segunda respuesta, en forma similar a como anotó la primera.

         Continúa hasta llenar la hoja blanca de respuestas o hasta encontrar una respuesta que lo llene de curiosidad, de satisfacción, de emociones positivas hacia el deseo de escribir creativamente.

         Terminado lo anterior, se toman decisiones para orientar y enfrentar las realidades prácticas de escribir los textos.

Hacerse las preguntas intuitivas varias veces, al menos tres veces, y anotar todas las respuestas, es importante. La insistencia y la persistencia van a ayudar. Consisten en darse cuenta de que estos procesos intuitivos son de naturaleza recurrente, de tal manera que se van puliendo con la práctica y con las oportunidades que nos demos para lograr lo que se desea.

Como escritores, vale la pena mantener un cuaderno con hojas blancas en las cuales vamos desarrollando estos procesos de búsqueda. Vamos a experimentar una novedosa capacidad de enfrentar temas y vamos a sentir experiencias de sabiduría, impulsos creativos. Teniendo la costumbre de apreciarlos y anotarlos en nuestro cuaderno de la intuición, vamos a desarrollar todavía más esta virtud.

2.       Exploraciones del sentir

Las personas tenemos distintas posibilidades de vivir la vida siendo una de ellas disfrutar de la libertad para escoger y tomas decisiones. Es fundamental para un escritor utilizar el poder de la escogencia. Escoger es algo que se puede hacer en todo instante. El inicio de la escogencia es la definición. Se define con palabras. Así se inicia, en cualquier instante, el nacimiento de la escritura creativa.

Para definir nos hacemos una pregunta sobre un objeto cualquiera ¿Cómo lo defino; cómo lo quiero definir; cómo lo debiera definir; cómo me conviene definirlo? Al definir se establecen límites y se crean limitaciones. Al definir adoptamos un punto de vista.



El escritor puede convertirse en un observador gustoso que ve en todas las cosas fuentes de iluminación creativa

Yo veo un árbol. ¿Cómo lo defino? Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea madera para un mueble, o leña para el fuego, o modelo para un dibujo o tema para un poema o descanso para mis ojos. Yo veo a mi hijo. ¿Cómo lo defino?  Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea mi amigo, o mi modelo, o tema para un poema o alegría para mis ojos o tristeza para mis días. Yo me veo a mi mismo ¿Cómo me defino?  Puede ser que me defina significativamente, puede ser que decida no definirme, puede que piense que soy un maestro, un buen amigo, un modelo para otros, o una brizna que lleva el viento a lugares indefinidos, el mejor de los esposos o el más feliz de los hombres. Yo veo a los grupos con los cuales me relaciono. ¿Cómo los defino? Puede que los defina como mis amigos para siempre, pase lo que pase, como mis compañeros de jornada, como los que oyen y leen mis cuentos y a los que escucho con amor y atención. O de pronto me quedo corto en las definiciones o simplemente no me atrevo a definir. Este es un gran poder, el poder de definir. El escritor lo puede convertir en el poder de escoger los temas como asuntos de escritura que vale la pena explorar.

Para ampliar el poder de sus definiciones, el escritor puede jugar con puntos de vista. En este juego, que es maravillosa fuente de oportunidades, se va cambiando de puntos de vista y en cada punto de vista se ensayan definiciones. Este juego lo podemos convertir en un juego del sentir, cuando uno se siente como si fuera alguien diferente y desde allí ensaya definiciones para los temas y los asuntos. Yo siento lo que siente mi padre y desde allí defino. Yo siento lo que siente mi madre, y desde allí defino. Yo siento lo que siente el otro y desde allí defino. Yo siento lo que siente una montaña, y desde allí defino. Yo siento lo que siente un niño, o un jefe, o una esposa, o una flor y desde todos estos puntos de vista voy creando definiciones.

Estas posibilidades se van abriendo y la imaginación, la intuición y la creatividad se van estimulando. Ese es poder creativo que yo tengo. El poder de definir sin límites. El poder del sentir. Este poder me hace testigo de la maravilla vital que me rodea.  Y que puedo convertir en textos literarios creativos o en ensayos valiosos.

3.     Aplicación de la regla de tres

Se me ocurre proponer un juego creativo basado en lo que he denominado la regla de tres, suponiendo que en el proceso de crear aparecen en general tres aspectos a tener en cuenta y que la regla de tres (algo que aprendimos en las matemáticas), trae a nuestras memorias la idea de un truco mágico para resolver los problemas. Por ello quiero aprovechar esa idea mágica que tenemos asociada con la regla de tres con el fin de desatar procesos de escritura creativa. La clave de este trabajo es una cierta insistencia, que denomino la regla de tres y que ilustro en el siguiente gráfico.


Asumir el proceso creativo varias veces, al menos tres veces, apreciando y utilizando las diversas iluminaciones y resultado que aparezcan, puliendo y perfeccionando, también varias veces, al menos tres veces

Un aspecto que surge de inmediato es advertir en la intención creativa y en el correspondiente resultado, el texto escrito, la presencia de tres aspectos: tener un deseo, imaginarse una idea y volverla real. Este es un juego recurrente en el cual la palabra conecta el deseo con la realidad, siendo la idea una mediación.

Otro aspecto se desprende de los tres elementos gramaticales (sujeto, el verbo y los complementos) que son las tres columnas que fundamentan las expresiones habladas y escritas. Son elementos que introducen efectividad y orden en la intención creativa, dando lugar a frases ordenadas, claras, agradables, creativas, estimulantes. El sujeto en las frases es el originador, el que indica aspectos intencionales, evidencias de  responsabilidad y de autoridad. Los deseos de los sujetos se manifiestan como actividades por medio de los verbos, debidamente conjugados, que describen los flujos que unen sujetos y deseos, a través de conversiones entre intenciones y palabras; entre energías sutiles y manifestaciones reales materiales. Surgen los complementos de las frases como estructuraciones que organizan las circunstancias, los ambientes y los personajes que reciben las acciones. Escribir es aproximarse descriptivamente a escenas gramaticales en las cuales el sujeto es el yo creador; el verbo es el yo en actividad y los complementos son las circunstancias de la acción y de las relaciones entre sujeto y verbo.

Un tercer aspecto de la regla de tres, es visualizar la existencia de tres niveles en el lenguaje de los textos: el de la idea, el de la propuesta, el de la realidad. En este sentido la creación deliberada de los textos se basa en el manejo del lenguaje para centrar la atención en la intención deseada y manejar deliberadamente las intenciones desalineadas y perturbadoras, conectando ideas e intenciones con realidades, mediante tramas, historias, discusiones, ensayos. Inclusive mediante las palabras sutiles del poema.

Un aspecto final del juego de la regla de tres se relaciona con tres modos de aproximarse al conocimiento de la cosa observada, del asunto descrito, de la historia contada: Lo que se ve; lo que no se ve; lo que surge o podría ser. En el primer modo son protagonistas los sentidos y las descripciones, los detalles y las observaciones. En el segundo modo aparecen la pregunta, la exploración, la búsqueda, el descubrimiento, lo oculto y lo sorprendente; el diálogo y el descubrimiento. En el tercer modo se da lugar a la creatividad, a la propuesta, a lo inesperado, al cambio, a la sorpresa, a la astucia. La unión de los tres modos va generando el texto, que fluye vivo, con ganas de que lo escriban y con gusto de ser leído.

4.      Sentirse parte de una red, de una comunidad de escritores  

Pienso que es valioso que los escritores se sientan parte de un conjunto que denominaría con el nombre de red. Una red es un conjunto de uniones entre elementos que le confiere un carácter especial a dichos elementos. La red genera la unión. La unión genera la fuerza y aumenta la capacidad de los elementos individuales, que unidos en red son especialmente potentes. La red genera el movimiento colectivo e interdependiente de los elementos. Este movimiento colectivo es impredecible y sorprendente y genera una mezcla de impulsos a la vez desbordantes y prudentes. Es un movimiento que tiene en cuenta al otro y que sincroniza los anhelos colectivos. La red genera el sentir. Cuando se está en red, se siente lo que el otro está sintiendo, ya que lo que el otro siente se convierte en vibración de las conexiones de la red y toca a los elementos así unidos.

La red genera estados de alerta. La conciencia individual y los estados de atención de los elementos despiertan a los elementos que estén dormidos o inconscientes. Esto aligera la evolución colectiva e individual.

Como escritor, siento que mis impulsos son participativos y colectivos. La red crea un lenguaje común y se van amortiguando los efectos de las etiquetas que separan, que ofenden, que dividen y paralizan y se crea un lenguaje más armónico y más cariñoso que estimula el aprecio colectivo y el bienestar individual. 

El miedo a escribir desfavorece los atrevimientos creativos. Exponerse tiene implicaciones y puede generar temor, especialmente el miedo a la crítica. Me parece intrigante la posibilidad de que haciendo parte de una red bien conformada, que está animada por la amistad y un sentido comunitario, se pueda facilitar el eliminar los miedos, cuando se haga parte de una comunidad de elementos unidos, en actitud de brazos extendidos, sintiendo como en un saludo constante la esencia del otro, experimentando lo que dicen los demás como oportunidades que trascienden la mera crítica.



Aunque escribir es en buena parte una tarea individual, vale la pena experimentar conexiones y saberse parte de una red

Pueden aparecer en el escritor los cansancios, los dolores y los sufrimientos, llegando al punto del desgaste creativo, atrapando la atención, cesando la escritura y la producción de textos ¿Podría la unión suministrar alivios para los miembros cansados y contribuir al renacer de la energía y de las intenciones creativas? ¿Puede siquiera imaginarse que los escritores pueden formar una red, en un ambiente que puede ser mucha crítica, inclusive de competencia egoísta? Pienso que sí y que cada escritor ha sentido la influencia benéfica de algún mentor, de alguna escuela, de algún grupo. Yo encuentro esto en la red que he creado con tantos escritores que están vivos en mis lecturas, derramando influencias, ejemplo, ánimos y esperanzas. No se trata de continuar con esto en una repetición quizás inútil del pasado. En realidad, estando en red fluyen información y conocimiento, y se estimula el pensamiento creativo, en la medida en que tal red sea inteligente, aportando la sensación de que son múltiples los caminos y múltiples las lecciones que se van aprendiendo. Una red de conexiones entre elementos permite interpolar, extrapolar, proyectar, concluir y construir un mundo nuevo. Cuando las conexiones funcionan a modo de red imaginativa, se sienten cercanías que estimulan imágenes y nuevos significados. Cuando la red es creativa, se experimentan atrevimientos, nuevas visiones valiosas y nuevas realidades. Se facilitan los proyectos y las ideas. Una red de este tipo aporta capacidades de observación y de aprecio.

Todo esto es el sentido de una red idealizada ¿Valen la pena las redes sociales, como redes de los amigos que pueden buscar objetivos comunes y valiosos? Pienso que sí y que nuestro nivel de conciencia colectiva se puede despertar todavía más en esta forma, aprovechando los recursos existentes, para lograr un mundo mejor y más pleno de amistad, de belleza, de palabras y de textos de calidad, de literatura que se comparte y que vale la pena leer.

5.      Experimentar pausas creativas, como una invitación a la expansión

Experimentar estados especiales del ser personal, en los cuales la mente se quede quieta, en actitud de observación tranquila, en conciencia despierta que se acerca al potencial y a la auto-referencia; salir con frecuencia regular de las agitaciones de la actividad, permite experimentar sentimientos internos de creatividad y de expansión. Pienso que gozar de estas experiencias constituye un bálsamo energético y creativo para el escritor. La práctica frecuente de la meditación, el hacer paseos y caminatas por jardines y por senderos, el escuchar música de calidad con los ojos cerrados, el pasar algunos momentos con niños y con ancianos, el visitar un museo y deleitarse, el acostarse a observar las estrellas o las nubes en el cielo, son algunas de las variadas formas en que las personas pueden entrar en contacto con su potencial interior, fuente última de toda palabra que se escribe.

Se da lugar así a la contemplación, a mayor consciencia de la zona en que vivimos del espacio que ocupamos, de las cosas en que pensamos, de lo que decimos, de la gente, de los personajes, de las circunstancias.  Es decir, de la materia prima de la escritura. En tales quietudes, aparece el ser íntimo, poniendo la mano en nuestros hombros y susurrando: Contempla todo lo que existe.

 

En tales estados podemos levantar la mirada, abrí los oídos, extender las manos, mover las alas y emprender el vuelo hacia zonas inventadas. Sembrando las semillas de textos poderosos, que incipientes, aparecen como manifestaciones de la nada, que, repitiéndose, van creciendo y adquiriendo vida.

Tales estados son pausas. El escritor, cargado de energía, luego de haber estado expandido y de gozar de fugaces instantes de quietud, vuelve hacia el agitado movimiento de sus horas normales y regresa a su escritura. Repitiéndose con frecuencia entre la pausa y la actividad, experimenta las variadas tonalidades de su yo, el que se aquieta y el que se mueve. El que escribe y el que crea.

 

Dichas todas estas cosas, quiero proponer otras cinco ideas simples y sencillas de experimentar, que pueden contribuir a experimentar las alegrías de escribir, en busca de la escritura creativa.

6.       Poner atención en las intenciones, sintiendo que son reales las fortalezas personales y acercarse a las debilidades, haciendo de ellas pequeñas obras de teatro.

7.      Escribir frecuentemente y compartir lo que se escribe.

8.  Ir a cine, disfrutar de cada película y escribir cortos ensayos literarios, totalmente personales, sobre alguna película, al menos una vez a la semana.

9.      Leer grandes obras, apreciar sus honduras, aprender de ellas y reflexionar.

10.  Desarrollar proyectos de escritura creativa y convertirlos en libros que se publican y que se comparten.

 Para leer más sobre el escritor Enrique Posada R:

https://emiliorestrepo.blogspot.com/search/label/Enrique%20Posada

http://cronicas-belen-y-otras.blogspot.com/search/label/Enrique%20Posada

Sus libros:


https://www.autoreseditores.com/eposadar

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Todo lo que siempre quiso saber sobre (los guiones de) Woody Allen

 

Todo lo que siempre quiso saber sobre (los guiones de) Woody Allen


A nadie le pasa desapercibido que la figura de Woody Allen, a pesar de toda controversia, ha sido fundamental para la historia del cine. Con independencia de los comentarios en torno a su vida personal, es indudable que su carrera cinematográfica ha sido intachable de principio a fin, con un corpus cinematográfico plagado de referencias a su propia personalidad que, además, ha conseguido trasladar al público sus angustias vitales.

Ahora que Día de lluvia en Nueva York, su nueva película, luce en todo su esplendor en las carteleras, es un momento propicio para explicar a los alumnos del Máster en Guion online de UNIR algunos de los puntos clave de su filmografía. Obviamente, no todos están presentes en su nueva película, pero todos ellos permiten entender, en toda su extensión, la importancia radical del trabajo de guion en el cine del realizador neoyorkino.

1-Habla de lo que conoces 

Woody Allen ha sabido aplicar esta regla de oro desde su primer título, partiendo desde un terreno que conoce a la perfección y llevando a sus personajes a entornos en los que se desenvuelve de forma confortable. El mundo hebreo, la familia tradicional, los problemas de pareja o la ansiedad son solo algunos de los aspectos típicamente allenianos.

De hecho, hablar de lo que se conoce, lejos de tratarse de un consejo, es una aseveración que debería convertirse en un mantra para cualquier guionista. No se trata de convertir una anécdota vital en un escrito, sino en enfocar nuestro completo trabajo desde una perspectiva íntima. No importa si se trata de ciencia ficción o de un drama histórico, porque en esencia, el mensaje apelará a la verdad y, por tanto, será verdadero.

2-Busca lo genuino

Ser genuino no implica llamar la atención por ser excesivo o radical necesariamente, sino por encontrar en lo que se escribe un tono únicoinconfundible y tajantemente personal. Este hecho se sustancia en que el estilo no solo define las historias y sus personajes, sino que habla de quien lo ha escrito en cada una de ellas. En el caso de Woody Allen, este hecho es palmario.

Aunque no protagonice todas sus películas, Allen es capaz de mostrarse en cada uno de sus protagonistas, se revela siempre en su cine, ora de forma velada, ora de manera explícita, haciendo inconfundible su presencia.

3-Crea personajes poliédricos

Aunque el cine de Allen está repleto de sus propios clichés (hombres hipocondríacos, femme fatales que arrastran a la perdición, chicas atractivas poco inteligentes, jóvenes cultos incomprendidos, nuevos ricos sin elegancia, etc.), estos son siempre compensados por secundarios multidimensionales, los cuales aportan variedad y riqueza a sus planteles.

En este sentido, es necesario que se ofrezcan unos personajes poliédricos, alejados en la medida de lo posible de los lugares comunes, intentando aportar frescura, realismo y veracidad a las historias.

4-Sé polivalente

Tener fetiches, lugares propios o personajes personales no implica cerrazón ni tampoco negarse a explorar nuevos territorios creativos, lo cual no solo amplía las posibilidades como guionista, sino que demuestra la competencia como escritor.

Allen ha sabido salir de su cómodo Nueva York y sondear las profundidades de París, Londres, Barcelona, Roma u Oviedo, ofreciendo un cine siempre alleniano, pero paulatinamente más complejo.

5-Ríete de ti mismo

El refranero popular menciona la expresión: “Si no puedes con ellos, únete a ellos”, y Allen ha sabido darle un giro creativo, enfrentándose a sus propios miedos y entregando su propia versión del célebre dicho: “si no puedes contigo, únete a ti mismo”. Y si en el camino se puede ofrecer humor en lugar de desaliento, la fórmula alleniana encuentra su máxima expresión.

No importa si se habla de la angustia existencial o del onanismo exacerbado, porque si se puede aplicar comicidad a una realidad sangrante, la lección vital será aún superior. No olvidemos que esto lo ha aplicado Allen en todos sus guiones, desde Annie Hall a Maridos y mujeres, pasando por Memorias de un seductorSeptiembre o Celebrity.

6-Sé diferente

Un falso documental, personajes de la ficción que emergen de la pantalla de un cine, la relectura de la filmografía de Bergman o una versión ampliada y aumentada de los asesinatos de Agatha Christie en pleno Manhattan son solo algunas de las subversiones propias del director neoyorkino.

Allen nos enseña que estancarse es uno de los lastres de la profesión, implicándose activamente en la transformación de su propia filmografía.

7-Apuesta por historias atractivas

No es cuestión de permitir que la comercialidad ahonde en tu guion, sino saber anticiparse a qué le puede gustar a la audiencia. Utiliza la imaginación, enfréntate a tu historia desde la perspectiva del público e intenta descubrir qué le puede interesar a una productora. Si consigues que tu relato sea bueno, es difícil que no lo acepten.

Y es que, como diría Linda Seger, hay que trabajar el guion hasta conseguir hacer de él un escrito excelente.


Y al que quiera leer algunos guiones de WOODY ALLEN en español, lo pueden hacer aquí:

http://www.tenislosalcazares.com/fgi/filmsallen.html

sábado, 12 de septiembre de 2020

El punto de vista Por: Julio César Londoño

 

El punto de vista

Por: Julio César Londoño

Tomado de: https://www.elespectador.com/opinion/el-punto-de-vista/

Sábado 12 /09/2020

Bien manejado, el punto de vista es un poderoso instrumento del relato*. Se presta para juegos interesantes. Puede confundirse con el concepto de narrador, pero son cosas distintas. En La hojarasca, demos por caso, hay tres puntos de vista: el del abuelo, el de la hija y el del nieto, y un solo tipo de narrador: los tres cuentan en primera persona el drama de un médico que se ahorca y al que nadie en el pueblo —salvo el abuelo, la hija y el nieto— quiere darle cristiana sepultura, en venganza de una actuación infame del médico una noche, diez años atrás.

 En El clavo, el periódico juvenil, leí otro bello ejemplo del buen uso del punto de vista. Era una columna de opinión que explicaba lo chévere que es tener un primo pobre. Sirve para regalarle la ropa que ya no usamos pero tampoco nos atrevemos a botar. Puedes ponerlo a que te haga la tesis y pagarle cualquier cosa (los pobres son nerdos y no piden mucho). Pero lo mejor del primo pobre son sus amigas, esa cantidad de hembritas buenísimas que pululan en los barrios populares, todoterreno todas, que rumbean sin la joda de los visajes de las niñas bien.

 Al final se nos revela que el narrador es el primo pobre; es un cambio súbito del punto de vista que le pone ironía y humanidad a un texto que era apenas cínico.

 Quizá no haya un ejemplo más brillante que Continuidad de los parques, de Cortázar. Todo está contado en tercera persona pero el punto de vista cambia varias veces.

 Un hombre lee una novela en un salón de grandes ventanales en un sillón de terciopelo verde. Leyendo por encima de su hombro nos enteramos de la infidelidad de una señora que se encuentra con su amante en una cabaña del bosque. Pero ese día no hacen el amor porque los turba «un río de serpientes»: deben urdir la muerte de un hombre. El resto lo vemos con los ojos del amante. Vemos cómo va por el bosque de la cabaña a una mansión…

 «Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela».

 El punto de vista pasa de los ojos del narrador omnisciente de las primeras líneas a los ojos del lector del sillón verde, luego a los del narrador de la novela y por último a los del hombre que empuña un cuchillo y atraviesa el bosque ciego de amor.

 Nota. Debo a dos profesores de Univalle, Alejandro López y Róbinson Grajales, dos revelaciones: en ningún momento nos dice Cortázar que el sillón verde del final sea el mismo sillón verde del principio. Es la morbosa imaginación del lector, tan cómplice del crimen como la mujer de la cabaña, la que establece la identidad de los objetos, traslapa el plano del cuento sobre el plano de la novela y cierra el círculo de la historia. La segunda revelación no es menos aguda: en las seis últimas líneas de la historia no hay un solo verbo. Sin embargo, nada detendrá la acción del furioso amante.

 

* No existe un género llamado relato. La palabra apareció un día en un ensayo, quizá para evitar la repetición de la palabra «cuento» (algunos autores aman los sinónimos) y de este accidente brotó el falso género sobre el que teorizan legiones de críticos despistados en el mundo entero. En realidad «relato» (relación de hechos) es una sombrilla que abarca la novela, el cuento, la cuentería, el drama y el chisme.