Consejos de escritura de Stephen King
Extractos de Stephen King y su libro Mientras escribo.
1. Vete al grano
No malgastes el tiempo de tus lectores con demasiada historia previa, extensas introducciones o largas anécdotas sobre tu vida. Reduce el ruido. Reduce el balbuceo. Vete al grano rápido antes de que tu lector pierda la paciencia y abandone la lectura.
2. Escribe un borrador, luego déjalo reposar
Escribe tu primer borrador del tirón y luego guárdalo en un cajón para que descanse. La longitud de este descanso puede variar desde semanas hasta años, pero déjalo antes de releerlo y reescribirlo.
Esto te dará cierta distancia con respecto al texto y será más fácil modificar, añadir o cortar de forma implacable, dando como resultado, la mayoría de las veces, un texto mejor.
3. Reduce tu texto
Cuando realices la revisión de tu texto, olvídate de esas cosas a las que les tienes cariño y elimina todas las frases y palabras superfluas. Al eliminar, limpiarás tu texto y con frecuencia conseguirás un mensaje más claro y golpes emocionales más intensos.
Ojo, tampoco te pases reduciendo o puedes lograr el efecto contrario. Según Stephen King, lo ideal es cortar el 10% del texto original. Le dieron este consejo en una carta en la que rechazaban uno de sus trabajos, y empezó a seguirlo con bastante éxito.
4. Sé auténtico y honesto
Una de las formas de conseguirlo es tener una voz honesta y personajes honestos con sus cosas buenas y sus cosas malas. Los personajes que pueden relacionarse con todos sus defectos, pasiones, miedos, debilidades y bondades, son más humanos y conectan con el lector.
Otra forma de lograr esa autenticidad es a través del lenguaje, del estilo. No hace falta emplear un vocabulario innecesariamente complicado para comunicarse y transmitir una historia.
5. No te preocupes demasiado por el qué dirán
Está claro que todos necesitamos las opiniones de otros y que escribimos para los lectores, por tanto es normal que nos guste que lean nuestros textos y que nos digan lo que les ha parecido. Pero con moderación.
Por supuesto, nunca te tomes las críticas como algo personal. Si uno hace demasiado caso a las críticas, al final no logrará más que empeorar su escritura.
6. Lee mucho
Cuando lees, siempre aprendes, recoges cosas. A veces pueden ser muestras de cómo deberías escribir, ideas, atmósferas, técnicas, voces… O incluso cosas que deberías evitar. Si quieres ser mejor escritor, lee todo lo que puedas.
La lectura expandirá tus horizontes y tu conocimiento, te aportará experiencias e influirá en tu escritura poco a poco. Por eso es importante leer y analizar todo tipo de géneros y autores.
¿Cómo puedes conseguir más tiempo para leer? Puedes intentar ganárselo a otras actividades, como ver la televisión, o llevar siempre un libro a las salas de espera, a la cinta de correr o al baño.
7. Escribe mucho
Obviamente el último punto es el más importante: para convertirse en un buen escritor vas a tener que escribir mucho.
Tomado de:
http://www.literautas.com/es/blog/post-2124/7-consejos-de-escritura-de-stephen-king/
A propósito del libro MIENTRAS ESCRIBO, un apreciable compendio de la experiencia de King como escritor de éxito, incluimos algunos párrafos que tratan de resumir la esencia de su técnica literaria:
A propósito del libro MIENTRAS ESCRIBO, un apreciable compendio de la experiencia de King como escritor de éxito, incluimos algunos párrafos que tratan de resumir la esencia de su técnica literaria:
“Abordo
el corazón de este libro con dos tesis sencillas. La primera es que escribir
bien consiste en entender los fundamentos (vocabulario, gramática, elementos
del estilo) y llenar la tercera bandeja de la caja de herramientas con los
instrumentos adecuados. La segunda es que, si bien es imposible convertir a un
mal escritor en escritor decente, e igual de imposible convertir á un buen
escritor en fenómeno, trabajando duro, poniendo empeño y recibiendo la ayuda
oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en
buen escritor. Los del montón, en el montón se quedan"
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Los críticos y especialistas siempre han
recelado del éxito popular.
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Ahora bien, si no tienes ganas de trabajar
como una mula será inútil que intentes escribir bien. Confórmate con tu
medianía y da gracia de tenerla por cojín. Existe un muso, pero no esperes que
baje revoloteando y esparza polvos mágicos creativos sobre tu máquina de
escribir u ordenador. Vive en el subsuelo. Es un habitante del sótano. Tendrás
que bajar a su nivel y, cuando hayas llegado, amueblarle el piso- Digamos que
te toca a ti sudar la gota gorda, mientras el muso se queda sentado, rumia,
admira las copas que ha ganado en la bolera y finge ignorarte. ¿Te parece
justo? Pues a mí sí. No digo que el muso sea un guaperas, ni muy hablador (yo
lo máximo que consigo arrancarle son gruñidos de mal humor, menos cuando está
de servicio) pero la inspiración es suya. Es justo que hagas tú todo el trabajo
y te quemes las cejas, porque el del puro y las alitas tiene un saco lleno de
magia. Y lo que contiene el saco puede cambiarte la vida.
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Si
quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir
mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo. Yo
soy un lector lento, pero con una media anual de setenta u ochenta libros, casi
todos de narrativa. No leo para estudiar el oficio, sino por gusto. Cada noche
me aposento en el sillón azul con un libro en las manos. Tampoco leo narrativa
para estudiar el arte de la narrativa, sino porque me gustan las historias.
Existe, sin embargo, un proceso de aprendizaje. Cada libro que se elige tiene
una o varias cosas que enseñar, y a menudo los libros malos contienen más
lecciones que los buenos. ¿Hay algo que dé más ánimos a un aprendiz de escritor
que darse cuenta de que lo que escribe, se mire como se mire, es superior a lo
que han escrito otros cobrando? Leyendo prosa mala es como se aprende de manera
más clara a evitar ciertas cosas.
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Por
otro lado, la buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad
narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y
sinceridad creativa. Quizá una novela como Las
uvas de la ira provoque desesperación y celos en el
escritor novel («No podría escribir tan
bien ni viviendo mil años»), pero son emociones que también
pueden servir de acicate,
empujando al escritor a esforzarse más y ponerse metas más altas. La capacidad arrebatadora de un buen argumento
combinado con prosa de calidad es una sensación que forma parte de la formación
imprescindible de todos los escritores.
Nadie puede aspirar a seducir a otra persona por la fuerza de la escritura hasta no haberlo experimentado
personalmente. Vaya, que leemos para conocer de primera mano lo mediocre y lo
infumable. Es una experiencia que nos ayuda a reconocer ambas cosas en cuanto
se insinúan en nuestro propio trabajo, y a esquivarlas. También leemos para
medirnos con los buenos escritores y los genios, y saber hasta dónde se puede
llegar. Y para experimentar estilos diferentes. Quizá te encuentres con que
adoptas el estilo que más admiras. No tiene nada de malo.
Si
no tienes tiempo de leer es que tampoco tienes tiempo (ni herramientas) para
escribir. Así de sencillo. Leer es el centro creativo de la vida de escritor.
La
verdadera importancia de leer es que genera confianza e intimidad con el
proceso de la escritura. Se entra en el país de los escritores con los papeles
en regla. La lectura constante te lleva a un lugar (o estado mental, si lo
prefieres) donde se puede escribir con entusiasmo y sin complejos. También te
permite ir descubriendo qué está hecho y qué por hacer, y te enseña a
distinguir entre lo trillado y lo fresco, lo que funciona y lo que sólo ocupa
espacio. Cuanto más leas, menos riesgo correrás de hacer el tonto con el
bolígrafo o el procesador de textos.
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Cuando
he empezado un proyecto no paro, y sólo bajo el ritmo si es imprescindible. Si
no escribo a diario empiezan a ponérseme rancios los personales, con el
resultado de que ya no parecen gente real, sino eso, personajes. Empieza a
oxidarse el filo narrativo del escritor, y yo a perder el control del argumento
y el ritmo de la narración. Lo peor es que se debilita el entusiasmo de crear
algo nuevo; empiezas a tener la sensación de que trabajas, sensación que para
la mayoría de los escritores es el beso de la muerte.
Cuando
se escribe mejor (siempre, siempre, siempre) es cuando el escritor lo vive como
una especie de juego inspirado. Yo, si quiero, puedo escribir a sangre fría...
pero me gusta más cuando es algo fresco y quema tanto que casi no se puede
tocar.
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La
mejor ayuda para una producción regular es un ambiente sereno. Hasta al
escritor de naturaleza más productiva le costará trabajar en un entorno donde
los sustos y las distracciones sean la norma, no la excepción. La puerta
cerrada es una manera de decirles a los demás y a ti mismo que vas en serio. Te
has comprometido con la literatura y tienes la intención de no quedarte en
simples promesas.
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Llega
el turno de la gran pregunta: ¿de qué escribirás? Y de una respuesta igual de
grande: de lo que te dé la gana. Lo que sea... mientras
cuentes la verdad. Antes, en las clases de escritura, solía
haber una máxima: «Escribe de lo que sepas.» Hay que recordar que no es lo
mismo dar sermones sobre lo que se sabe que usarlo para enriquecer una
narración. Lo segundo es bueno. Lo primero no.
Escribe
lo que quieras, infúndele vida y singularízalo vertiendo tu experiencia
personal de la vida, la amistad, las relaciones humanas, el sexo y el trabajo.
Sobre todo el trabajo. A la gente le encanta leer sobre el trabajo; no sé por
qué, pero es así.
No
tiene nada de malo practicar cualquier género. En mi opinión, lo que sería una
pena es renegar de lo que conoces y te gusta (quizá tanto como a mí los tebeos
y las películas de terror en blanco y negro) a favor de otras cosas sólo porque
te parece que impresionarás más a los amigos, la familia y los demás escritores
que conoces. Tan erróneo es eso como dedicarse a conciencia a algún género o
clase de narrativa sólo para ganar dinero. Para empezar sería moralmente
condenable, porque la narrativa consiste en descubrir la verdad dentro de la
red de mentiras de la ficción, no incurrir en fraude intelectual por amor al
vil metal. Es más; os aviso de que no funciona. El escritor que se toma en
serio su oficio no puede evaluar el material narrativo como un inversor
estudiando ofertas de acciones y escogiendo las que parezcan más rentables. Si
se pudiera, cada libro publicado sería un éxito de venta seguro, y no
existirían los adelantos astronómicos que se pagan a una docena de escritores
de primerísima línea.
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En
general, la gente que compra libros no se guía por el mérito literario de una
novela. Quieren una historia entretenida para el avión, algo que los cautive
desde el principio, que los absorba y los impulse a girar la página. Esto, a mí
juicio, ocurre cuando los lectores reconocen a los personajes, su comportamiento,
su entorno y su manera de hablar. Una manera de que el lector se sienta dentro
de la novela o el cuento es que oiga ecos muy fuertes de lo que vive y piensa.
Mi opinión es que es imposible conseguir la conexión de manera premeditada, a
base de estudios de mercado.
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A
mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración,
que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la
descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo,
que da vida a los personajes a través de sus voces.
Te
preguntarás dónde queda la trama. La respuesta (al menos la mía) es que
en ninguna parte. No pretendo convencerte de que nunca haya preparado una
sinopsis previa, porque sería como sostener que nunca he dicho mentiras, pero
hago ambas cosas lo menos posible. Desconfío de los argumentos por dos razones:
la primera, que nuestras vidas apenas tienen argumento, aunque se sumen todas
las precauciones sensatas y los escrupulosos planes de futuro; la segunda, que considero
incompatibles el argumento y la espontaneidad de la creación auténtica.
Procuraré ser claro. Me interesa sobremanera que entiendas que mi principal
convicción acerca de la narrativa es que se hace prácticamente sola. La tarea
del escritor es proporcionarle una tierra de cultivo (y transcribirla, claro).
Si eres capaz de compartir mi punto de vista ( o de intentarlo), podremos
colaborar a gusto. En caso contrario, si te parezco un loco, tampoco pasa nada.
No serás el primero. Las historias no son camisetas de una tienda de souvenirs,
ni GameBoys. Son reliquias, fragmentos de un mundo preexistente que no ha
salido a la luz. El trabajo del escritor es usar las herramientas de su caja
para desenterrarlas lo más intactas que se pueda. A veces aparece un fósil
pequeño, una simple concha. Otras es enorme: un Tyrannosaurus
Rex con todo el costillar y la dentadura. Tanto
da que salga un cuento o un armatoste de mil páginas, porque en lo fundamental
las técnicas de excavación son las mismas. Para mi, el esquema argumental es el
último recurso del escritor, y la opción preferente del bobo. La historia que
nazca tiene muchas posibilidades de quedar artificial y forzada.
Me
fío mucho más de la intuición, gracias a que mis libros tienden a basarse en
situaciones más que en historias. Entre las ideas que los han concebido las hay
más complejas y más simples, pero la mayoría comienza con la escueta sencillez
del escaparate de unos grandes almacenes, o de un cuadro de museo de cera.
Deseo poner a un grupo de personajes (o a dos, o puede que hasta a uno) en
alguna clase de aprieto, y ver cómo intentan salir.
Mi
trabajo no consiste en ayudarlos a salir, ni a manipularlos para que queden a
salvo (serían los trabajos que requieren el uso ruidoso del martillo neumático,
o sea, la trama), sino observar que sucede v transcribirlo.
Tiene
preferencia la situación. Luego vienen los personajes, que al principio siempre
son planos, sin rasgos distintivos. Una vez que se han fijado ambos elementos
en mi cerebro, empiezo a contar la historia. A menudo vislumbro el desenlace,
pero nunca he exigido a ningún grupo de personajes que hagan las cosas a mi
manera. Al contrario: quiero que vayan a la suya. En algunos casos el desenlace
es el que tenía previsto, pero en la mayoría surge como algo inesperado. Gran
ventaja para el novelista de suspense: resulta que además de ser el creador de
la novela, actúo como su primer lector; y si yo mismo, que lo veo por dentro,
no consigo prever con un mínimo acierto en qué dará el enredo, puedo estar casi
seguro de que el lector empezará a girar las páginas como un poseso. Además,
¿qué sentido tiene preocuparse por el final? ¿De qué sirve estar tan
obsesionado con controlarlo todo? Algo, tarde o temprano, siempre pasa.
*****
El
primer paso de la descripción es la visualización de lo que quieres hacer vivir
al lector, y el último, trasladar a la página lo que ves en tu cabeza. Fácil,
lo que se dice fácil, no es. Una descripción insuficiente deja al lector
perplejo y miope. El exceso de descripción lo abruma con detalles e imágenes.
El truco es encontrar un buen punto medio. También es importante saber qué
describir y qué descartar en el proceso principal que es contar algo. A mí, la
literatura que describe exhaustivamente las características físicas y la indumentaria
de los personajes me deja bastante frío. No recuerdo muchos casos en que
sintiera la necesidad de describir el aspecto físico de los actores de una
historia mía. Prefiero dejar que les ponga cara y cuerpo (y ropa) el lector. La
descripción arranca en la imaginación del escritor, pero debería acabar en la
del lector. Para que el lector se sienta dentro de la historia, concedo más
importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes. Para
mí, una descripción acertada suele componerse de una serie de detalles bien
escogidos que lo resumen todo.
*****
Tengo
cierto gusto por la metáfora. El uso del símil y de otros recursos de lenguaje
figurado, es uno de los grandes placeres de la narrativa, tanto para el
escritor como para el lector. Cuando un símil o metáfora no funciona, el
resultado puede ser cómico o penoso.
*****
Ahora
hablaremos un poco del diálogo, la parte sonora de nuestro programa. El diálogo
da voz a los personajes, y es esencial para definir su manera
de ser. La pega es que los actos de la gente son más reveladores que lo que
dicen, y que las palabras son traidoras: lo que dicen las personas suele comunicar
una imagen que a ellas se les pasa totalmente por alto. Cuando el diálogo es
bueno, el lector se da cuenta. Cuando es malo, también, porque irrita al oído
como un instrumento desafinado. La clave de escribir diálogos buenos, como en
todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad. Si la practicas, si pones
honradez en las palabras que salen de boca de tus personajes, descubrirás que
te expones a bastantes críticas. Al fin y al cabo, lo importante no es que el
diálogo de tu relato sea culto o vulgar, sino cómo suene en la página y al
oído. Si pretendes que parezca real, habla tú. Y más importante todavía: quédate
callado y escucha a los demás.
Lo
que he dicho del diálogo también se aplica a la creación de personajes. En
última instancia sólo hay dos secretos: prestar atención a lo que hace la gente
que te rodea y contar la verdad de lo que has visto. En mi caso, lo que les
ocurre a los personajes a medida que avanza el relato sólo depende de lo que
descubro acompañándolos; de cómo crecen, en suma. Algunos crecen poco. Cuando
crecen mucho empiezan a influir ellos en el desarrollo de la historia, no al
revés. Empiezo casi siempre por algo situacional.
Considero
que las historias siempre acaban hablando de gente, más que de
acontecimientos. Es otra manera de decir que el motor son los personajes.”
Y van más:
20 consejos para escritores de
Stephen King
Tomados de:
1. Escribe primer para ti mismo, luego preocúpate
de tus lectores. “Cuando escribes algo, te estás contando una historia. Cuando
revisas, tu principal tarea es borrar todo lo que no sea historia”.
2. No uses la forma pasiva. “Los
escritores tímidos usan las formas pasivas, de la misma forma que los amantes
tímidos quieren parejas pasivas. La voz pasiva es segura.”
3. Evita los adverbios. “El adverbio no
es tu amigo.”
4. Evita adverbios, especialmente tras
“Él dijo” y “Ella dijo”.
5. No te obsesiones con la perfección
gramática. “El objetivo de la ficción no es la corrección gramática, si no
contar una historia y encantar al lector.
6. La magia está en ti. “Estoy seguro de
que el miedo está en la raíz de cualquier mal texto”.
7. Lee, lee, lee. “Si no tienes tiempo
para leer, no tendrás ni el tiempo ni las herramientas para escribir”.
8. No te preocupes por hacer felices a
los demás. “Si vas a intentar escribir de verdad, tus días como miembro de esta
sociedad están acabados de todas formas.”
9. Apaga la televisión. “La televisión
en cualquier momento, es lo último que necesita cualquier aspirante a
escritor.”
1 10. Tienes
tres meses. “El primer borrador no puede alargarse más de tres meses. Lo que
dura una estación.”
11. Hay
dos secretos para el éxito. “Estar físicamente sano y estar casado.”
12. Escribe
una palabra tras otra. “No importa que escribas un cómic, una historia corta o
una trilogía épica como el Señor de los Anillos. El trabajo siempre funciona
igual: una palabra tras otra.
13. Elimina
distracciones. “En el lugar donde escribas no debe haber teléfonos, ni
televisión, tampoco videojuegos. Quita todo lo que pueda distraerte.”
14. Mantén tu estilo. “Uno no puede imitar para siempre a
otro escritor. No importa lo fácil que parezca lo que hace.”
15. Excava.
“Las buenas historias son como reliquias, forman parte de un mundo que existió
alguna vez. El trabajo del escritor es usar sus herramientas para arrancar del
suelo tanto como pueda sin dañarla.”
16. Descansa.
“Descubrirás que repasar tu libro tras seis semanas de descanso es una
experiencia reveladora y estimulante.”
17. Omite
las partes aburridas y “Kill your darlings” (quita tus elementos favoritos).
“Cárgate tus elementos favoritos. Aunque eso rompa tu pequeño y egoísta corazón
de escritorzuelo. Cárgate tus elementos.”
18. La
investigación no debe ensombrecer a la historia. “Deja la investigación atrás.
Ahí es a donde pertenece, tan atrás que apenas pueda entreverse a través del
tejido de la historia.”.
19. Serás
escritor leyendo y escribiendo. “Aprenderás mucho leyendo y escribiendo mucho.
Las mejores lecciones que recibirás, son aquellas que aprenderás tú solo.”
20. Escribir,
va sobre hacerte feliz. “Escribir no va sobre hacerse rico, famoso, ligar más o
hacer colegas. Escribir es magia, es lo más parecido al agua de la vida. Ningún
otro arte se le parece tanto. El agua es GRATIS. Así que bebe…
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15 consejos de Stephen King para ser un buen escritor
Pocos discreparán ante el hecho de que Stephen King es uno
de los escritores más prolíficos y significativos del género de terror y
misterio. Autor de novelas y cuentos que puntean las listas de ventas, con
millones de seguidores en todo el mundo y numerosas adaptaciones cinematográficas,
Stephen ocupa un lugar único en las bibliotecas de todo apasionado de la
lectura.
Por otro lado, cualquiera sabe que la tarea del escritor
dista muchísimo de lo fácil, no basta con solo tener buenas ideas y anotarlas.
A lo largo de su vida, S.K. ha escrito miles de páginas. No
solo se contenta con escribir Best-sellers millonarios en ventas y guiones de
cine y televisión con éxito inmediato y dictar clases y conferencias que
abarrotan los auditorios, sino que se ha convertido en un gurú que sienta
cátedra sobre el arte de la escritura y no es avaro con sus consejos para
principiantes que los repiten en un lado y otro o son recopilados por sus miles
de fanáticos y seguidores que graban y reproducen todo lo que dice y opina. A riesgo de repetirnos un poco con las arriba citadas, aquí recopilamos otra de sus listas para jóvenes escritores, tomada de:
15. Lo más importante son las primeras líneas
La parte que más debería preocupar a un escritor son las
primeras líneas de su novela o cuento, ya que a través de ellas no solo se
introduce al lector, sino que también dan la dirección al escritor.
14. El trabajo más difícil es revisar el borrador
La mayoría de los autores no se preocupa tanto del borrador,
ya que es una versión muy preliminar de lo que será el trabajo final. Lo
complicado es tomar ese borrador y convertirlo en una novela o cuento. El
escritor realiza muchos cambios en lo que será el segundo borrador, en un
proceso de revisión importante, que seguirá hasta llegar a la versión final.
13. Escribe para ti y después preocúpate del resto
Cuando se escribe una historia, primero tenemos que contarla
a nosotros mismos. Una vez que tengas listo el primer borrador, es momento de
ocuparte de tus posibles lectores, eliminando aquellas cosas que no son parte
de la historia.
12. Los secretos del éxito
Stephen King atribuye su éxito a dos factores: mantener su
buena salud y estar casado. No es necesario que te cases ni que te hagas
chequeos cada cinco minutos, pero si tu cuerpo y corazón están bien, tu
escritura también lo estará.
11. No tengas miedo
Los escritores tienen la magia dentro y el miedo a usar esa
magia interna es el origen de la mayoría de los malos textos.
10. Lee mucho
Un escritor que no lee, es como un compositor que no escucha
música. Stephen King dice que, si no tienes tiempo de leer, tampoco tienes las
herramientas para escribir.
9. Evita los verbos pasivos
Los verbos pasivos son para los escritores tímidos; si
quieres contar una historia que atrape, utiliza formas verbales activas. Lo
mismo se aplica a los adverbios. El adverbio no es tu amigo.
8. Apaga la televisión
Nunca escribas con la TV encendida. El trabajo de un
escritor requiere de mucha concentración y tener la atención 100% en el texto.
Esto no es solo para la TV, ninguna distracción es bienvenida mientras
escribas.
7. Ten tu propio estilo
Cada escritor tiene un estilo personal de escritura; no
intentes copiar o tomar cosas del estilo de otro autor, no te harás ningún
favor y las cosas parecerán más complicadas de lo que son.
6. Escribir un borrador no debe tomar más de tres meses
El primer borrador de un libro, no importa lo largo que sea,
no debe tomarte más de tres meses, que es lo que dura una estación.
5. Toma descansos
Que tengas tres meses para tener listo tu borrador, no
significa trabajar sin parar. Hay que descansar cada 6 semanas, ya que sino tu
texto va a sufrir y perder sentido.
4. Escribe y lee
Esas dos acciones son lo que crea a un escritor. Para
convertirte en uno, necesitas leer y escribir mucho, así aprenderás lecciones
que salgan de ti y tu experiencia.
3. No dejes que tu investigación tome tu escritura
Si bien hay que investigar antes de escribir un libro, no dejes
que lo que averiguaste le haga sombra a la historia.
2. Escribe para ser feliz
Un escritor no debe escribir para hacerse rico, famoso o
popular. La escritura es magia creativa, y si tienes esa magia, aprovéchala
para enriquecer tu vida.
1. No te preocupes por agradarle al resto
Escribe con la mayor sinceridad posible, que no te importe
lo que va a pensar el resto. Tus días como una persona políticamente correcta
están contados.
Y más y más(No importa que nos repitamos un tanto...King da para largo)
20 consejos de Stephen King para ser un mejor escritor.
Tomados de :http://elespejogotico.blogspot.com.co/2015/07/20-consejos-de-stephen-king-para-ser-un.html
Más allá de su notable carrera como autor, Stephen King no suele reservarse ningún secreto acerca del arte de escribir. Por el contrario, a menudo los comparte abiertamente entre sus lectores, inspirando a muchos jóvenes autores y ayudando a perfeccionarse a otros tantos.
Aquí están los 20 consejos de Stephen King para ser un mejor escritor:
Aquí están los 20 consejos de Stephen King para ser un mejor escritor:
I.
Lo único indispensable para convertirse en escritor es tener imaginación, pero no de cualquier tipo, sino una imaginación muscular; es decir, que pueda ejercitarse y disciplinarse constantemente.
II.
Si no tienes tiempo para leer tampoco tienes las herramientas para escribir.
III.
Cuando corrijas, borra. Elimina todo lo que no sea imprescindible. Esto duele, lo sé, pero revisar una historia es un hábito esencial en todo autor, aunque se sienta como un pequeño crimen.
IV.
A veces piensas en algo y eso se conecta con otra cosa. Entre ambas se forma una historia, o su germen. Nunca sabrás cuándo ocurrirá.
V.
¿El peor consejo para escribir? "No escuches las críticas". Yo creo lo contrario. Una crítica, por injusta que sea, puede revelarte algo que está roto pero que puedes arreglar en el futuro.
VI.
Jamás podrás conmover a alguien con tu obra si no te conmueve a tí.
VII.
Si quieres ser un escritor debes practicar solo dos cosas: leer y escribir mucho. No hay forma de evitarlo.
VIII.
La gramática es lo único capaz de traducir lo que imaginas para que otros puedan reinterpretarlo.
IX.
Las descripciones empiezan en la imaginación del autor pero se completan en la mente del lector.
X.
No importa sobre qué escribas, tu obra es como una especie de refugio, un lugar donde puedes esconderte del mundo. Cuanto más te encierres en él más estimularás tu imaginación.
XI.
Escribe con la puerta cerrada. Reescribe con la puerta abierta.
XII.
El talento es innato. Está ahí o no. Puedes intentar cambiarlo con la misma eficiencia en que un zurdo trata de escribir con la mano derecha.
XIII.
Nos gusta pensar que somos muy inteligentes, pero el verdadero talento no tiene nada que ver con eso. Se oculta en el cableado primario del cerebro.
XIV.
Cuanto más leas menos probabilidades existen de que quedes como un imbécil con tus lectores.
XV.
Okay, te encerraste en tu cuarto, apagaste la TV, abandonaste a tu familia, a tus amigos, te comprometiste a escribir 1000 palabras por día. Entonces te sientas frente a tu ordenador para enfrentar la única pregunta: ¿sobre qué diablos voy a escribir? Por suerte hay una sola respuesta: escribe sobre lo que te de la gana.
XVI.
Siempre hay un elemento accidental en la aparición de una idea. La experiencia solo logrará que reconozcas más rápido las señales.
XVII.
Solo leyendo aprenderás hasta dónde deben ir las descripciones, y solo escribiendo mucho aprenderás el cómo.
XVIII.
Un poco de talento es importante si quieres convertirte en escritor. Pero el único requerimiento esencial es la habilidad para recordar tus cicatrices.
XIX.
Uno de los peores hábitos al momento de escribir es embellecer el vocabulario, "vestirlo" con palabras complicadas porque quizás te avergüenzan las tuyas. Para mí eso es un crimen tan aberrante como vestir a un perro.
XX.
Puedes acercarte a la escritura con nervios, excitación, esperanza o miedo. No importa, mientras lo hagas con respeto.
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