Consejos para presentarse a concursos literarios
Alfredo Álamo
A casi todos nos gustaría ganar el Premio Planeta y saltar a la primera plana de la literatura con un buen dinero en el banco, pero la verdad es que, aceptémoslo, Planeta sólo hay uno al año y junto con otros como el Primavera, la verdad es que no hay demasiados capaces de ejercer esa presencia mediática. Pero lo cierto es que se convocan cientos de premios al año en los que participar, tanto en relato como novela o poesía, y, aunque complicado, ganar o quedar finalista de alguno de ellos siempre es una mejora a la hora de colocar nuestro trabajo o de encontrar una editorial o un agente que nos represente. Así pues, aquí os dejamos unos consejos básicos para participar en concursos literarios.
Escoge bien el concurso al que te presentas.
Parece de cajón, pero si, por ejemplo, tienes una novela negra, no la mandes al Premio Minotauro de literatura fantástica. Revisa los ganadores anteriores del premio –y sus finalistas, si es que los tuviera- y selecciona aquellos en los que veas una oportunidad para tu libro. ¿Sólo ganan autores consagrados y tú eres un escritor novel? Igual no es donde deberías mandar tu manuscrito.
Revisa la línea de la editorial que publicará el libro.
Si el premio lleva asociada la publicación, no está de más ver si tu texto se adaptaría sin problemas a la línea editorial que mantiene la colección o editorial que sacará el libro. Esto no es excluyente, por supuesto, pero las directrices que puede tener un jurado a la hora de escoger un ganador suelen ir por ese camino.
Lee bien las bases antes de mandar nada.
Otro consejo básico, pero que mucha gente no acaba de cumplir (y lo digo como jurado de varios concursos). Atente al número de palabras que te piden, a la manera de envío y si es necesaria una plica. Mira si te piden exclusividad durante el tiempo de decisión del concurso antes de mandarlo a más sitios. Y, por supuesto, revisa las cláusulas por si hay alguna que pueda resultar molesta, como por ejemplo que les cedas dos o tres años la posibilidad de publicar tu obra aunque no hayas ganado.
Capta la atención del jurado.
Hay concursos donde las obras llegan directamente al jurado y otros en los que se pasa por un comité de lectura que va seleccionando las mejores. Es un proceso tedioso y aburrido en el que hay que destacar. ¿Has mandado una antología? Pon tus dos mejores cuentos al principio y termina con otro que sea bueno al final. ¿Es una novela? Un inicio con fuerza es mejor que un cuarto capítulo impresionante.
Revisa y vuelve a revisar.
La mejor manera de ganar es presentar el texto lo más depurado posible. Incluso se puede considerar el contratar a un corrector profesional para que deje la obra sin fallos que puedan descartar tu libro en la primera ronda. Ten en cuenta que hay concursos donde participan cientos de personas y los pequeños detalles pueden hacerte descarrilar en la primera ronda.
No desesperes.
Ganar es complicado y si no lo consigues es muy fácil echarle la culpa a que todos los concursos están amañados. Lo cierto es que, pese a que hay galardones así, la mayoría los lleva gente normal que busca buenos libros. Ten en cuenta que a veces no gana el mejor libro, sino el libro de consenso, el que gusta a todos un poco frente al que gusta mucho a pocos. Sigue intentándolo. Sigue escribiendo.
Tomado de:
Cómo ganar un premio
literario
Emilio Ruiz Mateo
¿Cómo presentarse a un premio literario? No hay ciencia que
nos asegure ganar un premio literario, pero sí podemos fijar una serie de
consejos que faciliten tu camino a la gloria… Deberás tener fuerza y ganas (al
más puro estilo Rocky Balboa), pero no tires la toalla. A continuación tienes
una serie de pistas:
Corrige bien tu texto antes de enviarlo
Si bien es cierto que muchos de los autores que llenan las
librerías (y los premios literarios) cometen múltiples errores (ortografía,
sintaxis, repeticiones, incongruencias, etc.) en sus textos originales, para
ganar un premio literario no puedes permitirte el lujo de enviar tu cuento sin
que esté impecablemente escrito. Claro está que los criterios de los lectores
de premios (esos seres invisibles que hacen la criba de textos, para que al
jurado lleguen solo los mejores) varían, pero un texto con faltas de ortografía
y demás errores siempre es más incómodo de leer e inspira menos bondad que uno
bien acabado…
Una buena presentación es esencial
¿Qué ganas presentándote a un concurso literario con un
texto con márgenes minúsculos, espacios de más (o de menos), distintos tipos de
letra…? Nada. Si acaso, algo de tiempo, pero ten por seguro que pierdes mucho
más. Facilita la labor del que lea tu texto haciendo lo más agradable posible
su estancia en él. Basta con saber manejar un poquito el Word o el programa que
uses, no tienes que dominar programación web ni nada parecido…
Empieza bien
Por supuesto, este consejo sirve para cualquier obra que
escribas en tu vida, pero aún más tratándose de un texto con el que pretendes
ganar un premio literario, que será leído entre muchos, muchos otros… Ponte en
la situación de la persona que estará leyendo tu texto antes y después de otras
decenas y centenas, ¿no crees que tienes mucho terreno ganado captando su
atención desde el principio? Por el contrario, un mal comienzo puede ser
mortal.
Estudia el premio literario al que te presentas
No dudaremos de la calidad de tu escritura, claro que no,
pero nuestro consejo es que no malgastes tus fuerzas en “la crónica de un
fracaso anunciado”. No hay que ser muy listo ni conocer muy a fondo el sector
literario para entender que el premio de la editorial Jamoncitos Verdes lo
ganará un autor de la editorial Jamoncitos Verdes, o un autor de la editorial
Pepinos Rojos al que los Jamoncitos le tengan ganas… Tampoco es muy común que
un premio que suelan ganar autores superventas o premios nobel lo reciba un
autor novel. No confundas esa b con esa v…
(Por si las dudas: los nombres de las editoriales citadas
son ficticios, al menos por ahora).
Registra tu obra antes de enviarla
No nos caracterizamos en Estandarte.com por ser malpensados,
pero nunca se sabe lo que puede pasar con tu relato una vez que le dices adiós
con la manita al despedirte de él… En caso de enfrentarte a un plagio literario
siempre te servirá como defensa moral, que a fin de cuentas es la que más
fuerza acaba teniendo en estos problemas (a menudo acaban en un “tu palabra
contra la mía”). Demostrar en qué fecha registraste un texto, anterior a
presentarlo a un premio literario, puede servirte de mucho, aunque solo sea
para limpiar tu buen nombre.
No tires la toalla
Hay escritores que se convierten en auténticos expertos de
los premios literarios, llegando incluso a hacer caja mensual suficiente a base
de premios. No hace falta tanto, pero seguro que hay muchos, muchos premios que
encajan a la perfección en tu obra. Revisa una buena base de datos de premios
literarios (como la nuestra: ojo, en la columna de la derecha tienes premios ya
caducados, pero suelen repetirse anualmente, por lo que solo tienes que apuntar
cuándo vence el plazo y estar atento para la próxima edición) y ¡a ganar un
premio literario!
No te arruines
Afortunadamente, cada vez son más los premios literarios que
permiten mandar los textos por correo electrónico, con el consecuente ahorro en
fotocopias y envíos que esto supone para los participantes. Otros premios
exigen copia en papel, y más de una (incluso 3, 4 o 5 copias…). Mira tu
bolsillo antes de lanzarte.
¿Puedo fiarme de los jurados?
La pregunta del millón. No somos ingenuos: por supuesto que
hay premios cuyo ganador está seleccionado de antemano, textos que llegan a los
jurados acompañados de opciones pésimas con el único fin de facilitar el
terreno al “elegido”, participantes que hacen cualquier cosa para que los
miembros del jurado les elijan… Pero también nos consta la limpieza de la gran
mayoría de los certámenes. Hemos conocido de primera mano algunos de ellos y
podemos testimoniarlo. Así, que… ¡a escribir!
Tomado de:
Diez consejos para
ganar un concurso literario
Víctor Selles
Sé que a muchos escritores no les gustan estos eventos por
causas polivalentes: Hace tiempo participaron en algún concurso y nunca ganaron
nada, creen que no merece la pena porque están todos amañados, o porque los
jueces no se leen las obras, etc. Hay casos en los que todo esto puede ser
verdad, pero otros muchos en los que no.
En mi opinión, los concursos son una vía más para entrar en
el mundo literario, al igual que la autopublicación, los blogs, las
colaboraciones o la participación en revistas. Un escritor debe, al menos,
conocer bien todas las herramientas que están a su alcance y luego juzgar
cuáles le conviene utilizar.
Esta primera tanda de consejos que presento abajo son el
fruto de este medio año de experiencia buscando, filtrando y enviando manuscritos
a diferentes convocatorias. Espero que los encontréis útiles y os animéis a
participar en el futuro.
1# Aprende a buscar concursos
La mayoría de las convocatorias importantes suelen aparecer
en las listas que se van actualizando regularmente en:
Escritores.org
Tregolam
Sin
embargo, si sólo consultas estas dos páginas estás perdiéndote un montón de
oportunidades. Si quieres estar al día debes seguir las páginas web y las
cuentas de Twitter de un buen número de editoriales pequeñas. Si escribes
relatos de género (da igual de qué género), también debes investigar las
opciones que existen en tu área. Algunas ideas:
Localiza los foros donde los aficionados se reúnen,
normalmente incluyen secciones donde se anuncian los nuevos concursos.
Sigue los blogs de
otros escritores que están empezando, lee sus biografías, mira los concursos
que han ganado o dónde han publicado sus primeros relatos. Busca esas
editoriales o revistas en Google. Algunos concursos se convocan de forma
periódica, incluso varias veces al año. En otros casos puedes encontrarte con
convocatorias que estén abiertas.
2# Aprende a filtrar concursos
Es
inviable participar en todos los concursos, porque hay cientos. Por esa razón,
cada escritor debe distribuir sus energías del modo más eficiente posible. No
vale cualquier concurso. Tienes que tener muy claro qué objetivos persigues a
la hora de participar. Por ejemplo, yo suelo enviar mis textos a concursos de
relatos cuyo premio consiste en la publicación, a ser posible en formato
físico. También tengo en cuenta quién convoca el concurso, la distribución que
tendrá la obra, etc.
Mi objetivo es publicar, que me lean y hacerme un currículo
de escritor, y de ahí vienen mis preferencias a la hora de elegir un concurso u
otro. Si tu objetivo, en cambio, es
ganar dinero, tendrás que elegir concursos cuyo premio sea económico. Te
advierto que si hay dinero en juego, ganar es siempre mucho más difícil.
3# No hay concurso pequeño
Tenemos
que ser realistas con nuestras pretensiones. No vas a ganar el Premio Planeta
ni el Minotauro, no importa lo bueno que seas. Hay que ser humildes, y además
es bonito y de recibo participar aportando valor a proyectos nuevos, a
editoriales de small press, a pequeñas revistas literarias y a talleres de
escritura.
Si consideras que todas esas cosas no están a tu altura como
escritor, hasta luego y buena suerte con tu manuscrito. Aunque se suelen contar
las historias de los novelistas que pegan el “pelotazo” y se hacen millonarios,
la cruda realidad es que la mayor parte de los escritores van haciendo su
carrera poco a poco. Sí, Zafón y Dan Brown también.
Dicho esto, si la entidad que convoca el concurso no te
parece de confianza, es mucho mejor no enviar nada. Visita su página web y
analiza con lupa sus actividades. Lo importante para mí no es que sea un
proyecto grande, sino que se note que los organizadores son profesionales y le
han puesto pasión y cariño. Si la maquetación de la web es horrible, las
ilustraciones de las portadas de sus publicaciones se han hecho con Paint y los
textos están mal editados y llenos de faltas de ortografía y erratas… En fin,
yo no me atrevo a dejar mis relatos en manos de gente así.
4# Entiende por qué se convocan concursos
Parece
algo tonto, pero ¿te has parado a pensar por qué alguien se molesta en convocar
un concurso literario? La razón más obvia es descubrir y promocionar el talento
de nuevos escritores, pero puede haber muchas otras. Saber cómo funciona un
concurso y por qué se convoca puede ayudarte a decidir si te interesa o no
participar:
Algunos concursos de editoriales grandes se convocan por una
mera cuestión de publicidad y márketing. El resultado es que en algunos casos
se elige bajo cuerda y de forma poco honesta a un escritor importante, y se
aprovecha el tirón del concurso para favorecer la promoción en prensa y poder
poner algo llamativo en la cubierta del libro. Participar en un concurso de
este tipo no merece la pena.
Otros concursos se convocan para conseguir clientes. Esto no
es algo ilegal, pero sí deshonesto, y desgraciadamente cada vez es más común.
La editorial en cuestión, que es una plataforma de autoedición encubierta,
convoca un concurso literario para descubrir nuevos talentos para la cantera.
En la práctica, el concursante recibirá un correo pasado el plazo diciéndole
que su obra no ha ganado, pero que tiene mucha calidad y que están interesados
en publicarla, siempre a cambio de una cantidad económica (el escritor se
compromete a comprar los cien primeros ejemplares a un precio especial, por
ejemplo).
Mi consejo es que huyáis de estas editoriales como de la
peste. Si de verdad estáis interesados en coeditar o autoeditar es mucho mejor
que analicéis las opciones disponibles. De hecho, en muchos casos y sólo con un
poco de esfuerzo extra podéis ahorraros bastante dinero si contactáis vosotros
mismos con la imprenta y contratáis los servicios de un corrector y un
maquetador freelance.
Otros concursos no sólo premian al ganador, sino que también
conceden accésits o seleccionan varios relatos de otros participantes para
publicar una antología. En estos casos siempre es interesante participar
porque, aunque no ganemos, tenemos la posibilidad de ver nuestro relato
publicado en un sello editorial.
En general, si el premio consiste en la publicación de tu
relato, es mucho más fácil ganar concursos de micro. ¿Por qué? El mejor cliente
y publicista de un libro cualquiera es, casi siempre, el propio escritor. Las
editoriales lo saben muy bien. Una antología de trece relatos será comprada, al
menos, por los familiares y amigos de los trece escritores que participan en
ella. Una antología de doscientos microrelatos… No es necesario hacer cuentas,
¿verdad?
Esto en
sí no es algo malo, simplemente algo que puedes tener en cuenta a la hora de
decidirte. Yo he participado en concursos de micro, pero no es uno de mis
géneros favoritos ni el mejor modo de mostrar mis habilidades como escritor,
porque creo que funciono mejor en textos más largos. Que cada cual decida.
5# Lee las bases. Sigue las bases
Parece
otra obviedad, pero no está de más recordarlo. Las bases de un concurso son
sagradas. Si la extensión máxima es de 2000 palabras, mejor 1800 que 2200.
Intenta ser cuidadoso con los pseudónimos, la plica, las direcciones de envío y
los datos personales. Si te piden el texto en formato rtf y con letra Times New
Roman, por el amor de dios, ajusta el formato a los requisitos. Y si no
especifican el formato, nunca envíes pdfs. Desconfía de aquellos que piden
pdfs; la mayoría de los editores los odian, precisamente porque no se pueden
editar.
Quizá el
mayor error es enviar un relato que no se ajusta del todo a la temática de la
convocatoria. Esto ocurre cuando adaptamos relatos antiguos para darles una
segunda oportunidad, o cuando no se nos ocurre nada que encaje en el tema
propuesto. ¿Mi consejo? Si no sabes de qué escribir, mejor no escribas nada.
Me
pareció especialmente relevante el testimonio del editor Juan Ángel Laguna
Edroso en su blog de Ociozero, tras la convocatoria de un concurso para una
antología de terror que tenía como tema “Arañas”. Dice:
También se notó en la calidad y la pertinencia: “solo” 57 se
consideraron aptos para la antología, algo más de la mitad frente a los dos
tercios de la anterior convocatoria. Con algunos hubo discrepancias, pero me
parece significativo y, además, es una tendencia que se mantuvo o empeoró en
convocatorias posteriores.
En otras
palabras, casi la mitad de los relatos que se presentaron a ese concurso no
eran pertinentes ni tenían la calidad suficiente y fueron descartados de
inmediato. Si esto no nos hace reflexionar sobre cómo debemos adecuarnos lo más
posible a la temática de una convocatoria, nada lo hará.
#6 Escribe algo específico para el concurso.
Aunque algunas veces se puede reciclar un texto para otra
convocatoria, es mejor escribir una obra nueva para cada concurso (obviamente
me estoy refiriendo a los concursos de relatos o de micro, no a los de novela).
¿Y esto por qué?
1 Si
escribes una historia nueva, podrás adaptarte mejor a las bases del concurso:
temática, extensión, etc. Siempre viene bien analizar quién convoca el
concurso, cuál es el gusto de los jueces (si se indica quiénes son), y si es
una editorial, echar un vistazo al tipo de obras que publican.
2 Lo
último que escribes es siempre lo mejor que escribes: Aunque no sea del todo
cierto, sí que es verdad que nuestro estilo va evolucionando con el tiempo.
Participar en un concurso ofrece una nueva oportunidad para ser creativo. Si la
temática del concurso no te inspira para crear una nueva historia, quizá es
mejor no presentarte. Hay otras vías para dar salida a los relatos que no han
sido seleccionados, siempre y cuando sean buenos.
#7 Mantén un registro.
En
cuanto te presentes a unos cuantos concursos te darás cuenta de que es
importante seguirle la pista a tus relatos. La mayoría de las convocatorias no
permiten los envíos simultáneos. Por tanto, es una buena idea saber con
exactitud:
1 En qué
concursos has participado y qué relatos has enviado a cada uno.
2 Las fechas
en las que se publica el fallo de dichos concursos: En algunos casos el ganador
es informado por correo electrónico, pero otras veces se publica una
actualización en la página web de Facebook de la organización convocante. ¡Te
puedes encontrar que has ganado algo y ni te has dado cuenta! Una vez conocido
el fallo, si tu relato no ha sido elegido, eres libre otra vez de disponer de
él para lo que quieras.
3 La parte
legal de los concursos que has ganado: La mayoría de los concursos decentes que
no ofrecen una remuneración económica, suelen permitirte conservar los derechos
del relato. Sin embargo, otros concursos requieren exclusividad durante un
cierto tiempo u otras exigencias. Imagínate que dentro de un par de años
quieres publicar una antología con tus mejores relatos y algunos de ellos
fueron premiados en concursos. En este caso es muy importante saber si
conservas los derechos sobre todos ellos o no.
#8 Mira la letra pequeña.
Esto
está relacionado con lo anterior. A veces, a cambio del premio, la editorial
exige algo así como: “Derechos absolutos
de reproducción en todos los formatos, para todos los países y durante
el periodo máximo contemplado por la ley”.
Esto, además de bastante injusto, es una estupidez, ya que
casi ninguna editorial va a ser capaz de ejercer todos esos derechos que
quieren apropiarse. Para el autor, en cambio, sí supone un problema. ¿De verdad
quieres ceder los derechos de tu obra para todos los idiomas, para audiolibros,
para ebooks y todos los formatos que se puedan inventar en un futuro, y además
durante muchos años? Si es así, asegúrate al menos de que el premio lo merezca.
#9 Registra siempre tu obra antes de enviarla.
Algo
obvio, pero que no todo el mundo hace. El registro es voluntario –el autor de
la obra tiene todos los derechos sobre ella por el simple hecho de ser el
creador de la misma-, pero el problema llega a la hora de intentar demostrarlo.
Olvídate de algunas ideas peregrinas que pueden leerse en
otros blogs sobre auto-enviarte tu libro en un sobre cerrado. Lo mejor es
registrar la obra en el Registro de la Propiedad Intelectual. Si tienes DNI
electrónico y lector de tarjetas, puedes hacer esto online desde cualquier
parte del mundo. Cuesta poco dinero y
podemos registrar todas las obras que queramos al mismo tiempo sin necesidad de
pagar por cada una de forma individual.
Si no quieres registrarlas de este modo, al menos usa la
opción gratuita de SafeCreative, o considera adquirir una cuenta de pago en
este servicio, con la que obtendrás ciertas ventajas adicionales.
#10 Haz autocrítica.
Esto
es bastante importante, tanto antes de enviar el relato como después.
Antes de enviarlo: Piensa si el relato te
gusta. Si no te gusta a ti, difícilmente gustará a los jueces o a los lectores.
Pero supongamos que, a pesar de todo, consigues ganar el concurso. Si tu obra
se publica pero tú no estás satisfecho con lo que escribiste, la sensación será
bastante desagradable.
Después de enviarlo: Si ya han salido los resultados y tu relato no se
encuentra entre los elegidos, párate a pensar por qué. Si es posible, lee las
obras que ha resultado ganadoras y trata de identificar qué aspectos las han
hecho más atractivas para el jurado. Es la mejor forma de aprender y de
mejorar.
#11 Consejo extra. No te desanimes.
Sin
lugar a dudas, el consejo más importante. El objetivo de esta doble entrada era
compartir mis humildes conocimientos sobre el tema y animaros a todos a echar
un vistazo a las convocatorias.
Los concursos están para participar y para mejorar. A mí me
sirven para marcarme objetivos y para escribir un poco día a día, y quizá para
conseguir lectores. Hay otras formas de hacer todo esto. Está el blog, la
autopublicación, las revistas literarias que piden relatos, las editoriales que
aceptan envíos de manuscritos y las redes sociales de escritores.
Los
concursos son sólo una posibilidad más. Un amigo mío empezó así, enviando sus
poemas a concursos. Hubo uno que perdió y, sin embargo, la editorial se puso en
contacto con él y le dijo que estaba interesada en publicarle. Y publicó.
Estas
cosas también pasan, y más veces de lo que parece.
Tomado de:
10 Consejos para
presentarse a Concursos Literarios
Por: Falsaria
1. Escoge los Concurso literarios adecuados
Este punto está en primer lugar porque es el más importante.
Hay muchos factores que se deben tener en cuenta al elegir a cuál premio enviar
tu obra: ¿Es un premio con buena reputación? ¿Es un premio que realmente elige
el mejor o siempre elige a escritores locales? ¿Es un premio que se da a
escritores noveles o de trayectoria? ¿Tiene sentido participar en el Concurso
Literario del Premio Planeta, sabiendo que es el premio literario más amañado
de la historia de la literatura? Por supuesto que no. Lo mejor es visualizarte
como autor, tener claras tus expectativas y la calidad de tu trabajo. Hay
premios que dan mucho dinero pero no publican tu obra ni le dan difusión. Hay
otros que, por el contrario, dan menos dinero pero publican tu libro y pueden
disparar tu carrera como escritor.
2. Respeta tu género literario
Es un objetivo obvio: debes saber qué tipo de literatura
haces pasa saber a qué concursos enviar tu obra. No hay que saltar de género en
género por el impulso de un premio. Por ejemplo, si eres bueno escribiendo
cuentos conoce bien ese género, perfecciona tu técnica y tu estilo; no te
desvíes a escribir poemas porque ha aparecido la convocatoria de un premio de
poesía que paga 10 veces más. Pero si lo único con lo que sueñas es con el
dinero del premio, adelante, escribe por el dinero. Lo más seguro es que te
lleves una buena desilusión.
3. Lee adecuadamente y con paciencia las Bases de los
Concursos Literarios
Sí, ya sé, no hay nada más aburrido que leer las Bases de
los Concursos Literarios. ¿Se admiten textos publicados o solo inéditos? ¿Se
puede enviar la obra por correo electrónico? ¿Cómo es el sistema de plicas?
¿Cómo enviar una obra utilizando pseudónimo? ¿Cuál es la extensión máxima o
mínima de los trabajos? Estas son solo algunas de las preguntas que las bases
de los Concursos Literarios suelen hacer hincapié, pero aun así, en cada
concurso literario se eliminan cantidades increíbles de concursantes por no
cumplir con las bases, o los autores se sorprenden al ganar porque no sabían lo
que implicaba enviar su texto a un concurso. Hay que leer las bases una por una
y con detenimiento.
4. Acógete por completo a las Bases de los Concursos
Literarios
Lo digo de una forma simple: no hagas tonterías y acógete a
rajatabla a las bases. Pensar que los organizadores no se van a dar cuenta de
alguna falta a las bases del concurso, o que van a perdonar las infracciones
porque eres muy bueno, es completamente inocente. Es más: muchos lectores de un
concurso (que no son el jurado, sino becarios o empleados muy mal pagados)
están deseando encontrar errores para no tener que leer más obras.
5. Céntrate en uno o en pocos concursos literarios
Es posible que nadie confiese esto: los Concursos Literarios
pueden convertirse en una adicción. El deseo de reconocimiento puede despertar
tu ambición y hasta tu locura. Hay quienes escriben para decenas de concursos
literarios a la vez, con la ilusión de que a mayor cantidad de concursos
literarios presentados mayores serán sus posibilidades de ganar. Mentira. Es
más, hay escritores que adaptan sus cuentos (y hasta novelas) para ajustarlos a
los criterios de las bases, por ejemplo, si la temática es que el cuento debe
trascurrir en una zona rural de Teruel y el tuyo transcurre en Nueva York, no
sientas la tentación de cambiarlo: se nota. Los Concursos Literarios (al menos
los honestos) son otorgados por la calidad de las obras.
6. No te precipites
No seas ansioso, siempre habrá Concursos Literarios. Es
cierto que terminar una obra (que posiblemente te haya llevado años) es una
felicidad muy grande y en ocasiones una emoción irrefrenable. Pero la verdad es
que una obra no se termina en el primer intento ni mucho menos, ese es el
comienzo. Luego viene el proceso de corrección, reescritura y
perfeccionamiento. Precipitarse en enviar tu obra a Concursos Literarios por el
afán de cumplir con una fecha límite de cierre suele ser un gran error. Es más,
tu obra, una vez pasadas las etapas de corrección (si es que eso existe), debe
pasar por varias lecturas. Elige para ello gente con criterios literarios, que
sea honesta, que esté dispuesta a decirte la verdad. Jamás pienses en eso de:
“A lo mejor, pese a los errores, le gusta al jurado”. Eso no pasará.
7. Es fundamental la corrección ortotipográfica antes de
envía tu texto a Concursos Literarios
A ver, borremos de una vez por todas esos tristes tópicos
sobre que las faltas de ortografía, si el texto es bueno, no importan.
¡¡FALSO!! Repito lo dicho anteriormente: el lector/cribador de concursos
literarios (becario y pésimamente pagado) está harto de leer obras (en el mejor
de los casos, recuerda, solo lee 3 página si está de buen humor) y si le haces
las cosas más difíciles mandará tu obra a la pila de basura. Es duro, pero es
así. Un texto no corregido es una forma de decirle al lector que no te importa
tu material y entonces, ¿por qué debería importarle a lector/cribador? Un texto
enviado a Concursos Literarios que contenga muchos errores es una pésima carta
de presentación para un escritor. No lo hagas, es más, si puedes contratar a un
corrector profesional para ello habrás ganado mucho terreno. La mala ortografía
puede descalificar tus escritos de la posibilidad de ganar un concurso
literario.
8. La presentación debe ser impecable
La presentación de una obra a un Concurso Literario es muy
importante. Un material mal presentado (roto, mal impreso, desordenado, mal
encuadernado o maquetado) es una muestra de poca profesionalidad y volvemos a
lo mismo que antes: si a ti no te importa, entonces, ¿por qué debería
importarle al cribador? Una buena presentación da una idea de un escritor que
es, a su vez, cuidadoso en su forma de escribir.
9. Participa de Talleres Literarios
La tarea de escribir puede ser algo muy solitario y de ese
modo se sule perder la perspectiva ¿Es realmente buena tu novela? ¿Són únicos
tus relatos? ¿Hasta que punto son sinceros o están preparados tus familiares y
amigos para valorar tu obra? Una de las mejoras formas de saber la calidad de
tu obra y, a su vez, aprender es participando en Talleres de Escritura Creativa
o Cursos de Escritura donde, usualmente, se suelen leer fragmentos o relatos en
voz alto para que el resto de alumnos, con otros perspectivas a las tuyas o un
docente profesional, digan su opinión. No subestimes el poder de los Talleres
de escritura creativa, no todo se trata de críticas, en muchos cursos
literarios se forman buenos grupos cuyos compañeros ayudarán y recomendarán
mejoras antes de presentar tu obra a un concurso literario. Otra herramienta
formidable es solicitar a un profesional un Informe de Lectura. Ojo, debe ser
un profesional de las letras, asegúrate que quien revise tu obra posea
experiencia y títulos universitarios: ¡Un mal Informe de Lectura puede hacer
mucho daño!
10. Jamás te desanimes si no logras ganar
No siempre se puede ganar. Recuerda que, además, los
concursos literarios suelen estar abarrotados de participantes y todos, o casi
todos, muy buenos. Un dato más: a los concursos literarios cuya cuantía de
premio es alta (supera los 6.000 €) también participan escritores profesionales
o incluso consagrados que necesitan un impulso a su carrera. También contra
ellos compites. Por lo demás: no siempre escribimos nuestro mejor trabajo, la
literatura es una carrera de fondo. Y además, debes entender que los Concursos
Literarios no siempre son justos: están atravesado por múltiples intereses: las
editoriales quieren que gane alguno de sus escritores cuyos derechos ya poseen,
los ayuntamientos prefieren escritores de su zona, los lectores de obras no
siempre hacen un buen trabajo (sí, y con esto me refiero a que no siempre leen
sus cribas…, triste, pero real), y un infinitud de etcéteras. Es cierto que no
ganar puede llevarnos a cuestionarnos sobre nuestro talento, pero los grandes
escritores no lo han sido siempre: se hicieron con el tiempo y con mucho
trabajo. Muchos grandes autores jamás ganaron un premio ni fueron publicados
(Cortázar es el mejor ejemplo). No te desanimes, simplemente sigue adelante,
sigue escribiendo y participando en Concursos Literarios.
Tomado de:
COMO GANAR UN PREMIO
LITERARIO : DIEZ PASOS HACIA EL ÉXITO
JR CHAVES
♠ El camino fácil
y más selecto para ganar un concurso literario es contar con fama de escritor,
buenos contactos editoriales y cierta capacidad de intriga palaciega para
promover la sensibilidad del Jurado. Sin embargo, la inmensa mayoría de escritores noveles no cuenta con tales virtudes y sin
embargo el secreto del éxito está a su alcance con unos sencillos pasos. No
quiero ser pretencioso, sino intentar aportar algo, pese a que solo he ganado
un Premio por una obra científica (no literaria), autor de diez libros, participado como miembro de media docena de
Jurados (y presidiré el del I Concurso Internacional de Relatos Breves de Humor
sobre la Administración pública “Sonrisa de Quevedo”) y sobre todo me precio de
ser un gran veloci-lector. Quizás tengo presente aquello que decía Churchill de
que no hace falta poner un huevo para juzgar una tortilla mejor que las
gallinas. Sígame si le interesa, que
expondré mis leales consejos y en el próximo post ofreceré la visión de su
implicación tributaria.
1º Escribir y leer
son las armas de un buen escritor.
Pocos se
consagran con su primera obra. Pocos nacen con talento espontáneo e infalible.
Por eso, el escritor no nace sino que se hace. Para ello hay que leer
mucho, y hay que emborronar ( o mas bien
teclear) muchos textos. Es cierto que el primer relato o poesía llena de
orgullo a su autor como un padre primerizo. Y sin embargo, con el tiempo y
cuando se consolide y domine los secretos de la escritura, se reirá de aquellos
primeros escarceos creativos. Además hay que documentarse porque al lector hay
que guiarle y no puede sentirse engañado ni perdido.
Antes de empezar a
escribir una obra tomo siempre abundantes notas de todos los libros, dramas,
revistas o informes científicos.” ( Julio Verne).
“Para escribir una buena novela hay que
escribir antes varias docenas de novelas malas”
( W.Somerset Maugham).
2.- Limpiar, fijar y
da esplendor. Ese es el lema de la Real Academia de la lengua española en su
atención al idioma y debería ser la divisa que inspira a todo escritor novicio
respecto de su obra. Todo texto es mejorable, en ortografía, léxico o en sintaxis. O en
estructura narrativa o extensión. El texto hay que maquillarlo hasta la
perfección. El escritor que se inicia debe tener la humildad de San Francisco
de Asís.
Puede que escribir
las palabras no te lleve mucho tiempo, pero encajar las piezas puede volverte
loco” (Paul Auster)
3.- Someter la obra
al juicio ajeno. Todos somos indulgentes con nuestras obras. Es precisa la
distancia y a poder ser, someterla al criterio de varias personas de distinta
sensibilidad estética y emocional. También es importante que no sean íntimos
amigos para que su juicio no sea compasivamente benévolo. Siempre se descubren
ángulos de la obra cuando los ojos ajenos nos lo muestran. Hay frases que ayudan mucho: “ Un poco
lenta”, “ palabras confusas”, “no se entiende el final”, “no acabo de ver el
rostro del personaje principal”,etc. Y no se trata de dejar la propia voz para
hacerse eco de la ajena, ni de seguir las críticas a pie juntillas, sino
sencillamente de reflexionar sobre ellas y poder decidir con autonomía si hay
algo que rectificar.
Los críticos son como centinelas en el gran ejército de las
letras que se hallan estacionados en las esquinas de los periódicos y las
revistas para echar el alto a todo escritor nuevo.” (H.W. Longfellow).
4.- Dejarla reposar y volver a releerla. Las buenas
historias hay que rumiarlas. La obra elaborada y antes de ser divulgada
requiere un paso por la “Cámara de enfriamiento” . Ir un poco mas allá de la
“consulta con la almohada”. Hay que dejarla un tiempo y volver a releerla. El
relato, la novela o el poema se ofrecerá a nuestros ojos con vida propia, e
incluso seremos capaces de verla bajo distinto prisma. La obra no ha cambiado pero
habremos cambiado nosotros y nuestro estado de ánimo y circunstancias respecto
del que poseíamos al tiempo de escribirlas.
Si entendieras algo de música, sabrías que el mejor piano es
el que ya ha sido tocado” ( Cuando ruge la marabunta, 1954).
5- Un buen título y un buen final. Se dice que a los cinco
minutos se sabe si alguien podría enamorarse de la persona que acaba de
conocer. Lo mismo sucede con las obras literarias. Tras las primeras líneas,
fragmentos o capítulos, sabemos si la lectura es deliciosa o fatigosa, si
engancha o aburre. Por eso desde el mismo comienzo hay que seducir al lector.
Prometerle un buen rato. Lo único que permite asomarse al pozo de la felicidad
de un libro es el título. No es una decisión baladí sino crucial.
E igualmente los
finales, como los buenos postres, son lo que deja el paladar agradecido y ganas
de volver a idéntico ceremonial. Nada de callejones sin salida, ni desenlaces
crípticos. No ayuda.
¿Qué lector crees tú
que llega al segundo párrafo? “(Primera Plana,1974)
6. Una historia. Algo que decir. Una obra literaria no es un
ejercicio de psiconálisis, ni un reportaje periodístico ni una combinación de
palabras rebuscadas. No. Un relato bellamente escrito pero sin historia
consistente es como un bombón de licor: bello por fuera y amargo por dentro.
Las obras literarias son la respuesta o traducción de una idea o historia y no
a la inversa. Tampoco hay que pensar que toda la obra tiene que ser redonda y
genial: basta con conseguir un par de momentos o fragmentos mágicos, que el
lector lleve consigo y asocie con la obra.
Cada historia trae
consigo su propia técnica. Lo importante es descubrirla” ( Gabriel García
Márquez).
7. Sea original.
Citas ajenas, las mínimas. Una cosa es inspirarse en un estilo o idea de obra
literaria consagrada y otra muy distinta el plagio descarado. El corta y pega
informático casa mal con la originalidad. Es cierto que todo escritor es hijo
de su experiencia y sus lecturas y puede que la obra sea la voz inconsciente de
algo leído, pero el toque de originalidad tiene que estar ahí. El germen de “La
Vuelta al Mundo en Ochenta Días” nació de la lectura por Julio Verne de un
anuncio turístico en un periódico.
Además, ser original no se improvisa.
Para ello, hay que
darse tiempo frente al folio o pantalla en blanco. Mejor, recrearse en la
historia mirando el horizonte y barajando posibilidades. La musa es remolona
pero si llega, tarda en irse.
Tuve una idea para aplicar a John Silver…: tomar a un amigo
mío…, privarle de sus mejores cualidades y de las gracias más elevadas de su
temperamento, dejarlo sin nada más que su fuerza, su valentía, su rapidez y sus
magníficos rasgos de genio y expresar todo esto a través de la cultura de un
rudo marinero. Esta cirugía psíquica creo que es una forma corriente de
fabricar personajes y tal vez sea, en realidad, la única forma” ( Robert L.
Stevenson).
8- Olvidarse de
políticas, fanatismos, casquería y excesos. Nada de psicoanálisis ni onanismo
intelectual. Al público lector le gusta que el autor fabule, juegue con las palabras y excite su imaginación. El
lector no es tonto y le gusta “escuchar con sus ojos” y sacar sus conclusiones,
no que se las dicten. No le gustan los panfletos ni las intoxicaciones
ideológicas. Diríase que entre una novela sugerente y una novela agria hay la
misma distancia que entre el erotismo y la pornografía.
Los pasajes
narrativos tiene que ser vivos, ir directamente al grano, y no más largos de lo
que sea necesario para explicar los motivos de los personajes, dejando claras y
convincentes las situaciones en que ellos se hayan colocado” ( W. Somerset
Maugham).
9.- Participar en los
Concursos y Premios. Dentro de los miles de concursos que anualmente se
celebran hay uno esperando por usted. ¿Finalista, galardonado,accésit? . No se
trata de ir a los Premios Planeta, Adonais, ni similares. Hay infinidad de
premios y concursos modestos, con premio modesto, y que quedan desiertos o con
mínima concurrencia. ¿Qué puede perder?. La lotería solo le toca a quien juega.
Si es valiente para poner negro sobre blanco su relato o poema, también lo será
para enviarlo al certamen. No lamentará enviarlo y que no le premien pero sería
lamentable que por no haberlo enviado hubiere perdido tan enorme respaldo a su
creatividad.
“La vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va
a tocar” (Forrest Gump).
10.- Esperanza. Hay que tener confianza en la propia labor.
Antes o después llegará el reconocimiento y si no llega, siempre nos quedará el
manido consuelo de que Van Gogh no vendió un cuadro.
Lo mas increíble de
los milagros es que ocurren” ( Gilbert K. Chesterton).
Tomado de:
ELOGIO DE LA TRAMPA EN
EL FALLO DE LOS PREMIOS LITERARIOS
Cristina Fallarás
En España se dan anualmente premios literarios. Punto. No
intente averiguar cuántos: hay quien dice que 300, hay quien ofrece 1.000. La
web especializada premiosliterarios.com afirma tener las bases de 3.500
concursos en distintas lenguas. A la hora de concursar, España es una idea
limitada.
Pero ciñámonos. Cojamos diez premios españoles aparentes:
Planeta de novela (ed.Planeta), Primavera de novela (Espasa/Planeta), Nadal de
novela (Destino/Planeta), Alfaguara de novela, (Alfaguara), Herralde de novela
(Anagrama), Biblioteca Breve de novela (Seix Barral/Planeta), Anagrama de
ensayo (Anagrama), Espasa de ensayo (Espasa/Planeta), Hiperión de poesía
(Hiperión), Loewe de poesía (Visor). Pongamos que a cada uno se presentan 200
aspirantes (ellos declaran más): son 2.000. Multipliquémoslo por diez (filfa,
teniendo en cuenta los centenares de convocatorias), por no llamar a escándalo:
Vendría a darnos unos 20.000 aspirantes anuales a ganar un premio. Como somos
de letras, estas cifras nos valen.
Pues bien, hay quien cree que todos esos premios están
amañados. También hay quien cree que todos son limpios. E incluso hay quien
sencillamente no se preocupa por estos asuntos, y lee.
Lo que sigue son algunas razones (de la autora) para
defender los premios amañados, a base de argumentar en tres cadenas razonables
que, gracias a esa trampa:
1. Se puede descubrir un valor inédito.
2. Se editan libros que no son ni serán jamás rentables.
3. Los propios premios, y todo lo anterior, no desaparecen.
CADENA Nº 1: GRACIAS A LA TRAMPA, LE DESCUBRIRÁN.
1.Usted no va a ganar un premio.
Si usted fuera a ganar un premio no se quejaría de que los
premios están amañados y ese tipo de cosas. Usted se queja porque cree que
tiene posibilidades, es decir, porque conserva algo de autoestima, lo que
delata que usted aún no ha puesto un pie en el mundo editorial.
2.Si usted se queja es que aspira a publicar.
Sin embargo, si usted se queja, es porque aspira a publicar
un libro. Nadie que no aspire a ello tiene queja alguna, que yo sepa.
3.Si aspira a publicar, necesita que le lean.
Para que usted publique su libro, éste tiene que llegar a
manos de un lector de editorial. El lector de editorial, trabajo sufrido donde
los haya, es el encargado de escribir un informe donde explica si su libro es
bueno o malo, y por qué. También explica si la publicación de su libro es
recomendable, al margen de si es bueno o malo, y por qué.
4.Si necesita que le lean, déjese de gaitas.
Presentarse a un premio literario, aunque esté vendido,
tiene una ventaja innegable para usted que quiere publicar: le van a leer y van
a escribir un informe sobre su libro.
Si usted es bueno, lo sabrán.
Los informes sobre los libros no suelen ser dulces con los
autores, pero si un libro es bueno, realmente bueno, acostumbran a detectarlo.
Otra cosa es que la editorial les haga caso.
CADENA Nº 2: GRACIAS A LA TRAMPA, EL RESTO PUBLICA.
1.Si gana un premio, el libro vende.
El primer paso para que un libro venda es que alguien se
entere de su existencia. Dada la situación actual de los medios de comunicación
y el espacio que dedican a la industria editorial, ese paso empieza a ser
francamente improbable. Sin embargo, aún guardan un pequeño rincón para
anunciar los premios literarios.
2.Si el libro vende, la editorial gana dinero.
Esto quiere decir que el libro premiado, sea o no de
encargo, haya trampa o no, dará ese primer paso. Es decir, su existencia llegará
a la mayoría de los lectores y los regaladores de libros (que no son lo mismo).
Como esa mayoría aún confía en el criterio de los premiadores (no como usted,
descreído aspirante), comprará el libro. Es decir, la editorial ganará dinero
con la publicación de una obra, oh, pequeño milagro de la economía.
3.Si la editorial gana dinero, publica libros que no venden.
Pero no sólo de premios viven los editores. También está el
prestigio (que no vende), también está el catálogo. O sea, que la editorial
tiene que publicar una serie de libros que no venden, y ni si quiera dan ese
primer paso de existir para el lector/regalador. Gracias a que gana dinero por
algún lado (llamémoslo peste de premio pactado), publica a todo el resto de
desgraciados.
CADENA Nº 3: GRACIAS A LA TRAMPA, EXISTE EL PREMIO.
1.Si se convoca un premio, debe premiar una buena obra.
A excepción de un par de casos tan conocidos como
perdonables, la editorial que convoca un premio debe otorgarlo a una obra que
cumpla unos mínimos requisitos –es más, se le debería exigir que garantizara su
concurso– de calidad y comerciabilidad.. De lo contrario, el inocente lector
que aún confía, dejaría de hacerlo y, por lo tanto, de comprar libros.
2.Si no hay una buena obra, el premio se declara desierto.
En el caso de no pactar la obra con un autor que garantice
los requisitos anteriores, la editorial convocante del premio se expone a que
ninguna merezca la pena. En ese caso, el premio se declara desierto. [Este
supuesto sólo puede darse en el caso de que no medie entidad bancaria,
fundación, empresa, ayuntamiento, diputación o similar con participación
parcial o total en la pasta para el premiado].
3.Si el premio se declara desierto, desaparece.
Sí, claro, un premio puede declararse desierto cada vez que
las obras, multitud de obras aspirantes no pactadas, sean deficientes. Y eso es
algo que ha dado al traste con más de un galardón e incluso alguna colección
memorable.
4.Si el premio desaparece, ni 1, ni 2, ni 3.
Cuando ocurre lo anterior, y el premio desaparece, ni el
lector informa sobre su obra, ni se enteran de que su manuscrito es una joya,
ni los lectores/regaladores sabrán de su existencia en el improbable caso de
que la publique, ni la editorial ganará dinero, ni por lo tanto se permitirá el
lujo de publicar esas joyas económicamente desastrosas… Y el mundo será por fin
una gran catedral de best-sellers. Un mar de lágrimas, o sea.
Pero todo lo anterior sólo es un juego de conjeturas para
callar la boca de los descreídos. La verdad verdadera es que la autora cree
firmemente que los premios son limpios, que los insignes escritores que
componen los jurados son honestos, y por todo ello conserva la esperanza en que
algún día le toque a ella.
LIMPIO POR EJEMPLO.
Y sí, los hay tan libres de mácula como bien dotados. Vamos
allá con un ejemplo. En 1981, el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena
(Extremadura) decidió crear un premio literario para honrar la memoria del
escritor local Felipe Trigo. Actualmente, este premio está (usemos la
terminología al uso) dotado con 20.000 euros para obras con una extensión
mínima de 150 folios y máxima de 300. Una ojeada a boleo por lista de autores
galardonados permite confirmar su limpieza: José Joaquín Rodríguez Lara,
Anastasio Fernández Sanjosé, Fanny Buitrago, Carlos Murciano, José Luis
Sevillano, Francisca Gata o Dolores Soler-Espiauba.
En cualquier caso, para creyentes y descreídos, allá van
unas cuantas direcciones con las que elaborar un buen calendario de concursos
(sepan que tienen obligación de leerles):
Tomado de:
Otros artículos del autor del blog:
La serie de opinión, CONSEJOS A UN JOVEN COLEGA, en Youtube:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLm-lfL5KTbVOjHC0N-0MJveoeRRfLY4EP
CUENTOS LEÍDOS en Youtube:
https://emiliorestrepo.blogspot.com/search?q=cuentos+le%C3%ADdos
LIBROS publicados:
https://emiliorestrepo.blogspot.com/p/libros-de-emilio-alberto-restrepo.html
ENTREVISTAS y RESEÑAS:
http://emiliorestrepo.blogspot.com/search/label/entrevista
http://emiliorestrepo.blogspot.com/p/entrevistas-prensa-resenas.html
2 comentarios:
Hola, un post muy útil e interesante. Me gustaría preguntarte una duda.
Si en las bases de un concurso te piden que no se haya presentado antes y lo has hecho, ¿podrías concurrir al certamen si el texto ha sufrido modificaciones de contenido y extensión?
Muchas gracias
Hola. Como el texto está inédito, creo que cada modificación que le hagas lo hace un texto nuevo, siempre en constante renovación. Creo que hasta que se publique, siempre está en construcción. Personalmente pienso que SÍ se puede mandar. Además, se le puede cambiar el título, cambiar nombres de los personajes, orden de los párrafos, etc. No es una camisa de fuerza ni hay que dejarse castrar por las bases, aunque uno trate de respetarlas(hasta donde se pueda)
Publicar un comentario