6
lecciones sobre periodismo del maestro Javier Darío Restrepo
Por
Milagros Olivera Noriega
Publicado
el 30 de octubre del 2014
Tomado
de:
https://www.clasesdeperiodismo.com/2014/10/30/6-lecciones-sobre-periodismo-del-maestro-javier-dario-restrepo/
Su
nombre es sinónimo de experiencia, ética y calidad periodística.
Javier Darío Restrepo ejerce el periodismo desde hace más de 50
años. Desde mediados de los años 90 es maestro
de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Además, es autor de 22 libros.
El
diario venezolano Correo del Caroní ha
entrevistado a esta eminencia del periodismo, que este
año recibió el Premio Gabriel García Márquez a la
excelencia periodística.
Veamos
algunas de sus lecciones.
-
A nadie
se le da la libertad de modo gratuito, siempre hay que pagar un
precio. Además, la libertad nunca está hecha, es un hacerse.
-
Los
intereses políticos y la avidez de dinero se complementan para
envilecer el periodismo y para silenciarlo. Las
escenas en que el personal del noticiero se enfrenta bajo la presión
de dos lógicas en pugna: la del empresario y la del periodista, de
alguna manera reflejan la situación del periodismo en Colombia;
es la que sienten los jóvenes periodistas que llegan por primera
vez a una sala de redacción y la que padecen los periodistas
durante su trabajo profesional. Viven
una tensión entre sus ideales y las imposiciones de negociantes y
políticos que se quieren valer de los medios para sus intereses en
perjuicio de los derechos de los naturales dueños de los medios que
son los ciudadanos.
-
La
tecnología digital ha creado la plataforma propicia para otro reto:
el de la defensa de la identidad profesional del periodista. La
aparición del periodista ciudadano ha creado un difícil dilema: o
competir con ese periodista improvisado que se vale de las armas que
proporciona la tecnología, y reducir la profesión a un
aprovechamiento tecnológico; o afinar el trabajo profesional hasta
hacerlo irreemplazable, aún por la más sofisticada de las
tecnologías. Que
esto es lo que significa hacer un periodismo inteligente y con la
capacidad de cambiar algo todos los días. Si el periodista
profesional se limita a hacer lo que un periodista ciudadano, está
falseando y recortando los alcances de su profesión. El reto es,
pues, mantener los más altos índices de calidad de su profesión.
-
En
los conflictos, la mayor necesidad y, por tanto el mejor aporte, es
el de quien recupera la verdad para una sociedad confusa y
desconfiada. Estas dos características son propias de las
sociedades en conflicto y vuelven indispensable el aporte del
periodista. Todos
mienten: gobernantes y guerrilleros; mientras la sociedad no sabe a
quién creerle ni en quién confiar, mientras crecen sus
incertidumbres y sus miedos. Inspirar la confianza suficiente para
hacer partícipes de la verdad periodística a los ciudadanos es el
objetivo a que debe aspirar un periodista. Pero
ese papel solo se puede cumplir si el periodista es todo lo
independiente que se necesita para que los receptores de su
información sientan que no cede ni a las amenazas ni a los
ofrecimientos
-
La
prioridad máxima de quien informa es su lector, por sobre
cualquiera otra instancia: director, medio, anunciante, gobernantes,
intereses propios.
-
Sólo
puedo decir que hay una clase de periodismo del que uno se puede
sentir orgulloso: independiente, profundo, servidor del bien común,
bien escrito y apasionado por la verdad: es
el que no dejó en silencio el proceso 8.000, el que ha destapado la
podredumbre de los corruptos, el que puso ante la luz pública la
narcopolítica y la parapolítica. Ese
es el periodismo que uno debe aplaudir porque mantiene despierta la
opinión del país.
10
CUALIDADES DE UN BUEN PERIODISTA, SEGÚN JAVIER DARÍO RESTREPO
Octubre
8, 2019
Tomado
de:
https://premioggm.org/noticias/2019/10/10-cualidades-de-un-buen-periodista-segun-javier-dario-restrepo/
Hasta
el último de sus días, Javier Darío Restrepo (1932 –
2019) dio lecciones de periodismo. Sus enseñanzas no eran las de un
catedrático encumbrado que teorizaba sobre el oficio, sino las de un
maestro experimentado que se forjó como periodista haciendo
reportería en el terreno, hablando con las personas, contrastando
fuentes y acumulando vivencias que se encargó de compartir sin
reserva alguna a tantísimas generaciones de periodistas en
Iberoamérica. Estos coinciden en distinguirlo como un faro de la
ética periodística, cuya luz seguirá encendida para que, cada que
un colega lo necesite, pueda mirarla, encontrar dirección y navegar
en las siempre agitadas aguas del periodismo.
Javier
Darío Restrepo (DEP) dejó
un legado memorable y digno de repasar una y otra vez, pero es
indispensable que los periodistas, sea en tiempos de calma o de
crisis, puedan hacer un pare, contar hasta diez y que por cada número
que enuncien, listen las lecciones que este maestro del periodismo
ofreció mediante el ‘Decálogo del buen periodista’, una
reflexión concisa pero profunda sobre el oficio, que fue incluida en
el libro ‘Deontología periodística. Un camino urgente a seguir’
(2015), coordinado por José Luis Jáquez Balderrama.
Aquí,
las diez cualidades que Javier Darío Restrepo enumeró en dicho
libro como indispensables para el ejercicio de un buen periodismo:
1.
El buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona
José
Martí lo dijo con una metáfora: detrás de un buen periódico hay
“una mano enguantada que lo escribe y unos labios sin mancha que lo
dictan”. Como obra del espíritu que es, el buen periódico solo
puede ser producido por buenas personas, que son el punto de partida
para llegar a ser buenos periodistas.
2.
El buen periodista ha de estar orgulloso de su profesión
Sonó
como una novedad cuando Kapuscinski lo dijo en un taller en México y
lo repitió en Buenos Aires: “Hay que sentir orgullo y respeto por
lo que uno hace”.
3.
El buen periodista tiene un sentido de misión en su ejercicio
profesional
Kapuscinski
testimoniaba: “A veces me he sentido como un misionero cuyos actos
están dictados por la pasión y el sacrificio”. Nostálgico,
Ryszard recordaba esa característica de los buenos periodistas de
antes, como si se tratara de un esplendor apagado: “Antes”,
escribía, “se vivía del periodismo como una noble vocación a la
que los periodistas se entregaban plenamente y para toda una vida”.
4.
El buen periodista es un apasionado por la verdad
Esto
se lee en una placa de bronce que decora el vestíbulo de la Escuela
de Periodismo de la Universidad de Missouri. Con más de un siglo y
medio de antigüedad, este texto reza: “El periodista cree que
cuanto escribe es solamente lo que siente en su conciencia como
verdadero”. Es la misma convicción que hoy proclaman los
periodistas con un punto de vista, para quienes es claro que solo
deben escribir y publicar lo que ellos ven como cierto.
5.
El buen periodista es autocrítico
El
periodismo se aprende y perfecciona más en los errores que en los
aciertos. Un error señala las debilidades, estimula las correcciones
y logra que hoy se hagan las cosas mejor que ayer y que mañana sean
de mayor calidad que las de hoy.
6.
El buen periodista elabora conocimiento y lo comparte
Jack
Fuller, al describir la clase de periodistas que necesitan los
periódicos, fija la atención en los obsesivos y descontentos para
quienes ser reporteros es mucho más que dar noticias, que era el
criterio de Pulitzer, por tanto “habría que pensar sobre temas
clave, discusiones que relacionen los problemas del periodismo con
los principales caracteres del pensamiento moral”, “pensar las
noticias hasta llegar al abordaje correcto de la historia”,
“familiarizarse hasta sentirse cómodos con la tecnología”,
“educación rigurosa en una disciplina especializada”, “leer
textos originales sobre filosofía, ciencias, leyes y otras
disciplinas”. Necesitamos periodistas, concluye Fuller, “que
puedan contar una historia de manera que persuada a los científicos
y al público por igual”. “Es lo que se llama escribir bien: con
gracia, sorpresa y suspenso”, explica Robert Lambeth, y apela a la
metáfora: “lenguaje que simplifique lo complejo y convierta lo
difícil en moneda que todos puedan utilizar”. Eso lo hace un buen
periodista.
7.
El buen periodista hace periodismo con un objetivo
Esto
consiste, según Gabriel García Márquez, en “cambiar algo todos
los días”, y según Kapuscinski “el verdadero periodismo es
intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún
tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Si leéis los
escritos de los mejores, comprobaréis que se trata siempre de un
periodismo intencional. Están luchando por algo”.
8.
El buen periodista tiene el sentido del otro
La
experiencia larga y brillante de Kapuscinski le indicó que “los
buenos periodistas son personas respetuosas con el otro, capaces de
mostrar esa actitud en todo momento. Ser reportero significa, antes
que nada, respetar a todo ser humano en su propia privacidad,
personalidad y escala de valores”. En otra ocasión, en un taller
con periodistas, fue explícito: “Sin los otros no podemos hacer
nada. La cuestión fundamental de este oficio es el entendimiento con
el otro. Una condición fundamental para hacer periodismo consiste en
ser capaz de funcionar en conjunto con los otros”.
9.
El buen periodista es independiente
En
nuestros días el testimonio de Kapuscinski es concluyente: “Lo
ideal es ser lo más independiente posible, pero la vida está lejos
de ser ideal. El periodista se ve sometido a muchas y distintas
presiones. En general, la conquista de cada pedacito de nuestra
independencia se gana día a día y de que, a pesar de todo, es una
condición necesaria e irremplazable para quien quiera ser un buen
periodista.
10.
El buen periodista mantiene intacta su capacidad de asombro
Esa
capacidad de asombro va estrechamente ligada a la capacidad de
hacerse preguntas, que distingue al buen reportero y que es a la vez
el resultado de un fino sentido para descubrir lo nuevo y de una
sabia y humilde disposición para estar aprendiendo a todas horas, de
toda persona y en todas las circunstancias. Las mejores
investigaciones, los trabajos periodísticos de mayor calidad, son el
resultado de preguntas que mantuvieron activo a un periodista que
finalmente obtuvo una respuesta. Cuando no hay preguntas ni asombro
aparece la rutina profesional. Uno de los grandes peligros de esta
profesión es la rutina, decía Kapuscinski, quien agregaba: “uno
corre el riesgo de estancarse, de quedarse satisfecho… el
periodismo es un acto de creación”. Para no estancarse, para
sacudir la rutina, para seguirle la pista a la realidad que que todos
los días se reinventa, el buen periodista mantiene su capacidad de
asombro tan intacta como sus sueños.
*
El ‘Decálogo del buen periodista’ fue publicado originalmente en
el libro ‘Deontología periodística. Un camino urgente a seguir’
(2015), cuya coordinación general estuvo a cargo de José Luis
Jáquez Balderrama y hace parte de la Colección de Textos
Universitarios de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México).
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FRASES
DEL MAESTRO:
Tomadas
de:
https://puntoseguido.upc.edu.pe/javier-dario-restrepo-cinco-apuntes-sobre-el-buen-periodismo/
¿Crisis
del periodismo o de los periodistas?
Para
Restrepo, existe una crisis del periodista,que puede llegar a
convertirse “en un modo de ver las cosas o de hacerlas”, que
conlleva entonces a una crisis del periodismo.
Ética
periodística y redes sociales
Los
debates en redes sociales pueden alcanzar encendidos adjetivos y
calificaciones infundadas. Además, sirven de difusoras de
contenidos, pero ¿difunden información certera?
“Las
redes sociales son desconfiables en el sentido que la información
que por aquí se divulgue no tiene muy claras las fuentes”, afirma
el maestro.
Él
considera que “la red en sí misma como entidad es la que viene a
hacer la función de fuente. La gente cree porque se imagina que
detrás hay alguien que lo está controlando”.
Contenidos
“a la carta”
“Nosotros
[los periodistas] estamos para brindar el acceso a la realidad y la
realidad no se deja gobernar por una carta”, asegura el maestro
Restrepo. El escritor considera que la posverdad tienen un elemento
endeble y equívoco, que es dejar los hechos de lado y manifestarse a
través de una subjetividad pura
Crisis
financiera de los medios
Sobre
el financiamiento de medios, Javier Darío Restrepo dice que el
periodista debe mantenerse al margen de los resultados gerenciales,
como las ventas, porque sino pierde el sentido de la profesión
misma.
Periodismo
clásico y nuevo periodismo
“Yo
antes no disponía de los medios que dispone hoy un periodista
cualquiera. Cuando yo asumía una investigación yo no podía acudir
a Mr. Google para que me resolviera preguntas”, nos dice con ironía
Restrepo.
3
lecciones de Javier Darío Restrepo
Autor:
Fernando Ramírez. Fuente:
https://www.lapatria.com/opinion/blogs/periodismos/3-lecciones-de-javier-dario-restrepo
Los
que me conocen saben de mi afecto por Javier Darío Restrepo, el
maestro de la ética que falleció en Bogotá. Dos días antes habló
con jóvenes periodistas en el VII Festival Gabo en Medellín, en
conversación con Hernán Restrepo. Lo vi en la distancia y no quise
molestarlo. Partió con su andar cansino, apoyado en su bastón, con
su boina característica de los últimos años.
Tuve
la fortuna de ir a una decena de talleres suyos, de compartir con él
en el Consejo
Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) en
dos momentos, de ser premiado alguna vez por un jurado del que él
formó parte y, como si fuera poco, el año pasado figuré como
editor de un capítulo que escribió para el libro Pistas
para narrar emergencias - periodistas que informan en zonas de
desastres,
de Consejo de Redacción. Y digo que figuré, porque como se lo
confesé luego, no iba a ser yo tan atrevido de sugerirle nada, más
allá de corregir un error de teclado aquí o de una coma atravesada
allá.
Con
las lecciones que me legó podría escribir un libro, y tal vez algún
día lo haga. Mientras tanto, escogí tres enseñanzas que me parecen
principales en la manera de entender la ética en el periodismo como
un asunto que nos conduzca a la excelencia. Por argumentos como estos
es que Javier Darío es un tratadista que citan en el mundo entero.
1.
Periodismo que se adelanta al futuro
Este
fue un dato clave en mi proceso de ser periodista de periódico, hoy
de multimedia. Porque esto tenía que ver con cómo en lugar de
contar lo que sucedió ayer, no nos empeñamos en decir para qué o
cómo afectará ese hecho lo que sigue. Tiene todo que ver con
explicar, con aportar ideas para que no se repita algo negativo, con
generar discusiones que ayuden a mejorar algo que parece
definitivamente malo. Al final se trata de un periodismo útil -de
soluciones también le dicen ahora-, una intención por ir más allá
del mero registro y entregarle a la audiencia más elementos para la
discusión. Él habla de una propuesta de lo posible, de la
esperanza, una preocupación que siempre enarboló. Y qué bien que
el periodismo se permita pensar ese futuro mejor, porque sembrar
esperanza sí que es necesario en estos tiempos de tanto profeta del
desastre. Esto, por supuesto, está atado a la siguiente lección.
2.
No sembrar la sensación de hecatombe
Este
es un importante legado como ya escribí en otro texto en el que hice
referencia a El
zumbido y el moscardón.
Los periodistas tendemos a ver el sucio en el mantel blanco, y esta
es una característica importante para no dejarnos de la ola de
positivismo que abunda desde el mercadeo o el corporativismo. Igual,
debemos reconocer, esta características nos conduce a veces a
mostrar como gravísimas situaciones que pueden apenas ser una
anécdota, cuando las contextualizamos.
Claro
que hay corruptos y por montones, por supuesto que estamos llenos de
líderes que piensan solo en su lucro personal, es evidente que sigue
habiendo cantidad de problemas en nuestro país que muchos
gobernantes prefieren ocultar, pero Colombia es también una fábrica
permanente de talentosos seres humanos que se la juegan por un país
mejor.
Colombianos
que con creatividad, esfuerzo y poder de adaptación son muestra de
tenacidad, de los valores positivos que se esperan de una comunidad.
Hoy en las redes sociales esa sensación de hecatombe tiende a
mostrarse más gravosa, y por este motivo toca estar alerta para
siempre poner las cosas en sus justas dimensiones, y al lado de las
cosas negativas valorar también las positivas. Por fortuna, estas
sobran, lo que nos falta es a nosotros darles la misma importancia y
Javier Darío nos insistía en hacerlo.
3.
Una ética más allá de los códigos
Esta
idea sobre la que trabajó buena parte de su vida, la consolidó
en La
constelación ética,
el libro que presentó el año pasado y en el cual advierte que si
bien los marcos regulatorios ayudan, la verdad es que la ética debe
aplicarse en cada momento. De esa idea suya, he ido construyendo una
propuesta sobre la necesidad de hablar de una ética viva, que se
defienda en los consejos de Redacción, que permee a todos los
integrantes de un medio, para que siempre haya quién la defienda,
que esté en el ADN de esa estructura mediática, que no es cosa
distinta que la sumatoria de sus integrantes.
Sí,
los códigos servirán para estipular unos principios generales, pero
aterrizarlo en el día a día es lo que nos permite entender que no
se trata de sacar el manual como camisa de fuerza, sino que realmente
se defienden ciertas formas de hacer periodismo, con rectitud, con
ética, para simplemente informar mejor, con una búsqueda de la
excelencia, como la utopía, ese camino que Javier Darío nos invita
a caminar en pos del ser ético.
Epílogo. Mi
mayor homenaje a Javier Darío Restrepo será hacer que sus lecciones
sean asimiladas por nuevas generaciones, como mis alumnos de la
cátedra de ética en la Escuela de Comunicación Social y Periodismo
de la Universidad de Manizales, una divertida clase en la que nos
reímos a mares tratando de ponernos serios con los dilemas que
ofrece este oficio cada día. Algo así como aprender riendo.
Desde
que se instaló como Defensor del Lector de El
Tiempo,
Javier Darío demostró que su sapiencia estaba por encima de la
media. Era un hombre de unas características que lo hicieron único,
un idealista que nos supo convencer a muchos, que intentaremos seguir
con su legado, mantener la utopía, que él alcanzó: practicar el
periodismo como deber ser, rumbo a la excelencia.
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Más
reflexiones:
El
legado ético de Javier Darío Restrepo
7
octubre, 2019 Tomado de:
https://piedepagina.mx/el-legado-etico-de-javier-dario-restrepo/
Ante
la violencia
La
guerra contra el narco de Felipe Calderón había sumido al país en
una ola de violencia, ante la que los periodistas no estuvimos
preparados ni profesional, ni ética ni anímicamente. La charla de
Javier Darío abonaba con perlas de sabiduría a ese momento con
palabras que aún hoy no han perdido constancia.
“En
situaciones de conflicto, en que uno tiende a legitimar muchas cosas
porque estoy en peligro, es cuando más necesario se hace un
periodismo de excelencia. Parece una exigencia por sobre toda
consideración, y sin embargo, así es el periodismo”, dijo el
editor ante los periodistas y reporteros que en ese momento eran
asolados por la violencia.
Del
lado de las víctimas
Otra
de sus lecciones fue que cuando el protagonismo de una nota se
tambaleaba entre la víctima o el victimario, lo correcto siempre
será estar de lado de las víctimas, en un ejercicio de
entendimiento y escucha para el resto de la sociedad.
“Esta
afirmación hace fruncir el seño de todos los cultores de la
objetividad. No se trata de una noticia como cualquier otra, sino de
una información de consecuencias, en que las actitudes, los errores,
o una percepción equivocada, pueden tener consecuencias dañinas
para las personas. Esto, desde luego contraría las rutinas de
editores empeñados en montar sus noticieros con un máximo de
noticias en el menor tiempo posible”.
Los
conflictos
“El
periodismo de calidad, no se da en condiciones fáciles, y sin
conflictos, Cuando hay conflictos, el periodista tiene que echar mano
de todos los instrumentos y los valores que hacen el oficio. Cuando
se supera el miedo, entonces se confirman aquellos puntos sobre los
que uno se apoyaba y se confirma ese objetivo al que uno le ha puesto
a la vida, y vale la pena. Y cuando uno responde que vale la pena,
ahí comienza a ser un buen periodismo”.
En
sus dos volúmenes de El
Zumbido y el moscardón,
Restrepo compiló 250 respuestas a consultas sobre ética
periodística. Aquí, algunas de sus enseñanzas.
La
verdad
Para
los periodistas la palabra verdad significa fidelidad a los hechos
sobre los que se informa. Las del periodista son las verdades
humildes de los hechos de cada día. Por eso sus verdades son
provisionales, esto es, penúltimas palabras porque los hechos
evolucionan y sobre ellos siempre habrá algo que agregar. El
periodista, en consecuencia, es alguien que siempre está en
disposición de corregir, agregar o aclarar sus informaciones sobre
los hechos. Heráclito proporciona la imagen más oportuna al
respecto. La historia de cada día es como un río que fluye de modo
que el agua que ves desde el puente pronto es reemplazada por otra.
La
humildad
Quieren
ser excelentes todos los que se han condenado a la insatisfacción
con lo que son y a la pasión por lo que deben llegar a ser. Esa
insatisfacción solo la conoce el humilde; es un saber fuera del
alcance del resignado a la mediocridad de sus logros. El buen
periodista está movido por esa insatisfacción con lo que hace,
porque siempre está convencido de que aún puede hacerlo mejor. Es
el buen consejo que la humildad, a todas horas, le da su conciencia
profesional.
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PROFUNDIZANDO
EN CADA ASPECTO, A PARTIR DE SUS FRASES
Tomado
de:
https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/recursos/las-100-mejores-frases-de-javier-dario-restrepo-sobre-etica-periodistica
Las
frases están categorizadas en 10 grupos, de acuerdo a los temas
formulados por Javier Darío en su ya célebre decálogo
de ética periodística.
1.
El buen periodista es, ante todo, buena persona
• Los
buenos editores comparten sus experiencias, afirman conocimientos y
crean un ambiente propicio para el ejercicio del mejor periodismo,
que es el que se alimenta de entusiasmos, ideas y trabajo en común.
• En
cuanto el periodismo se ejerce como un poder, pierde su esencia y se
convierte en otro más de los poderes que se disputan el control de
la sociedad mediante el uso de la fuerza, del dinero o de las
argucias de los políticos.
• La
redacción en que cada uno trabaja aislado de los demás, en que cada
uno defiende su territorio, nunca podrá hacer periodismo de calidad.
Una redacción así está condenada a la mediocridad.
• En
principio, todo tema es bueno para un buen periodista si su enfoque y
tratamiento no implica la violación de los derechos de las
personas.
• El
mejor periodismo es el que se hace en equipo, con espíritu abierto y
sin las restricciones que crea el espíritu de competencia y de
rivalidad, propio de la empresa comercial.
• El
periodismo que dignifica la profesión es aquel que sirve a la parte
más noble del ser humano y aporta a la vida de la sociedad, que
impulsa cambios y hace mejores a las personas.
• El
periodista no puede considerarse autorizado por razón alguna para
atentar contra el derecho que toda persona tiene (incluidos
funcionarios) al buen nombre y a la fama.
• En
uso de su libertad, ni un ciudadano cualquiera ni un periodista
pueden utilizar los medios de comunicación para agraviar ni para
calumniar.
• Más
que regulación, un código ético traza el perfil ideal del
periodista, o sea, el máximo en excelencia personal y profesional
que se puede llegar a ser.
• El
buen periodismo se distingue por su respeto a las personas, a toda
persona
2.
Siente orgullo por su profesión
• El
buen periodismo, lo sabemos, no lo hacen ni los pasivos ni los
resignados.
• La
práctica de las relaciones públicas, tal como se da en nuestros
países, resulta incompatible con el ejercicio del periodismo.
• Es
un periodismo dañino y de baja calidad el que se hace desde las
trincheras de algún partido o candidato, sin conciencia profesional.
• Un
periodista, en efecto, no es un publicista ni un relacionista
público. Es desaconsejable, por tanto, combinar estas actividades.
• Informar
con honestidad, dando la lucha diaria por la independencia, es la
práctica que distingue a los mejores periodistas,que son los más
dignos y los más honestos.
• El
periodista no busca el poder sino el servicio, y es así como
descubre su vocación: por el entusiasmo y pasión con que se sirve
al público con información de calidad.
• Es
una ilusión esperar que el periodismo pueda convertirse en una
burbuja protectora para el periodista, desde donde se pueda
contemplar el espectáculo de la historia diaria como desde un palco
de primera fila.
• Quien
aspire a ser periodista, lo mismo que quien aspira a ser soldado o
bombero, debe saber que el riesgo es un factor que estará presente
en su ejercicio profesional.
• No
se es periodista para correr riesgos, porque la temeridad no es una
virtud profesional.
• La
amenaza pone a prueba la consistencia profesional del periodista y su
nivel ético
3.
Entiende el sentido de misión del periodismo
• La
naturaleza de la ética periodística está centrada en los valores
del compromiso con la verdad, la independencia y de la
responsabilidad social, que son los altos niveles del mejor
periodismo.
• El
periodismo sirve informando. La información es la expresión
específica del servicio que presta el periodismo.
• Es
deber del periodista proteger a sus lectores o receptores del engaño
del poder.
• El
periodismo indispensable es aquel que abre los ojos y mantiene el
interés sobre el bien común de todos.
• El
periodismo es, por su naturaleza, universal y abierto a toda la
sociedad. Está hecho para proporcionar a todos una información útil
y creíble.
• La
convicción de que se comunica para acercar y acercarse, es la visión
y la misión ética del periodismo.
• El
periodista informa para todos, porque su tema es lo público y su
actitud es la defensa y el fortalecimiento de lo público.
• El
periodista busca influir en el alma de la sociedad mediante el uso de
la información y de la palabra, que son sus instrumentos.
• Toda
información demanda del periodista el ejercicio de su compromiso con
la verdad, de su independencia y de su responsabilidad con la
sociedad.
• Quien
deposita su confianza en el periodista que le informa a diario, no
admite ninguna clase de doble juego.
4.
Es apasionado por la verdad
• Para
el médico lo primero será el valor de la vida, para el abogado el
máximo de los valores es la justicia y para el periodista es su
compromiso con la verdad.
• Para
los periodistas, la palabra verdad significa fidelidad a los hechos
sobre los que se informa. Las del periodista son las verdades
humildes de los hechos de cada día.
• La
verdad del periodista debe ser completa. No responde solamente a lo
que sucede.También debe explorar el porqué, el para qué, el dónde,
el quién, el cómo de los hechos.
• Es
obligación del periodista hacer cuanto esté a su alcance para
obtener una visión exacta de los hechos. En esto consiste su
compromiso con la verdad.
• El
periodista entiende que cada ser humano, cada organización humana,
dispone de fragmentos de verdad que deben completarse con las
partículas que otros poseen.
• Cuando
un periodista, por una mentira o error publicados, ve disminuida su
credibilidad, se le impone la ardua tarea de reconstruirla a partir
de cero.
• Como
el reportero, el columnista de opinión tiene el deber de buscar y
respetar la verdad de los hechos.
• Los
lectores saben que el compromiso del periodista es con la verdad y
que contraría su misión con la sociedad si la altera e impide el
acceso a la realidad de los hechos.
• Las
fotografías no siempre dicen la verdad. A veces dicen verdades a
medias que el periodista debe completar con el pie de foto o enel
texto informativo.
• La
exactitud en su versión del hecho diario es la definición de verdad
en los códigos de ética periodística.
5.
Es autocrítico
• Cuando
a un periodista se le acaban las preguntas, ha entrado en estado de
decadencia profesional.
• El
periodismo comienza a deteriorarse cuando se aparta de las categorías
del servicio, de lo público y de las tareas de información libre.
• Hay
un periodismo prescindible, por el que no vale la pena sacrificar un
árbol, y hay otro periodismo de tal valor y tan imprescindible que
por él vale la pena sacrificar un bosque.
• Los
periodistas tienen el deber de mantener un nivel ético superior al
del promedio de la sociedad, porque son a la vez líderes y
educadores de los ciudadanos.
• El
periodista, en consecuencia, es alguien que siempre está en
disposición de corregir, agregar o aclarar sus informaciones sobre
los hechos.
• Entre
el periodismo insípido de los que no se comprometen con nada y el
periodismo fogoso que se vuelve propaganda, hay un camino medio: el
del periodista que muestra hechos y los hace entender.
• La
rectificación es un deber del medio periodístico y un derecho de
quien recibe información cuando está comprobado el error del
periodista.
• El
periodista obediente y sumiso quedará condenado a convivir con su
mentira y su indignidad.
• Un
periodismo hecho para entretener, despoja a la profesión de
su
dignidad y a la sociedad del derecho a conocer.
• Cuando
el periodista digital impone la lentitud necesaria para la reflexión
sobre los hechos, se le agrega calidad a la información digital.
6.
Elabora y comparte conocimiento
• El
periodista siempre está respondiendo; por eso, a mejores respuestas,
mayor calidad del periodismo que se hace.
• La
ética periodística impone el deber de buscar la excelencia. Mal
puede hablarse de excelencia en trabajos sin ortografía o con una
sintaxis defectuosa.
• Así
como un deber ser del abogado es su conocimiento de los códigos, y
el del médico el diestro manejo de su instrumental, es obligación
elemental del periodista manejar su instrumento de trabajo, que es la
palabra.
• Un
periodismo que se limita a reproducir boletines es mediocre, no le
ofrece garantía alguna al lector y que lo deja indefenso en manos de
las oficinas de prensa, en las que suele hacerse propaganda, pero no
información.
• Un
periodista que cuenta hechos y los documenta puede llegar a tener más
fuerza que editorialistas y columnistas.
• El
periodismo es, ante todo, una actividad de la inteligencia: se trata
de obtener información, de procesarla para convertirla en
conocimiento y de difundirla de modo eficaz.
• Es
cierto que para los periodistas, lo mismo que para cualquier ser
humano, la verdad total es inalcanzable, pero esto no exonera al
periodista de su deber de buscar verdad posible de los hechos.
• El
buen periodismo ha de ser aquel que dignifique al lector; esto es,
que sirva y estimule su inteligencia y no su curiosidad o su morbo.
• Es
una equivocación frecuente la de los editores que seleccionan su
material informativo con el solo criterio de dar gusto a los
lectores.
• El
periodismo que busca solamente gustar y entretener, empequeñece la
profesión, y la vuelve insignificante y prescindible.
7.
Hace un periodismo con objetivo
• El
servicio convierte al periodismo en respuesta a la parte más noble
de los humanos, que es su inteligencia.
• El
papel del periodista al ofrecer información es proteger al receptor
de su mensaje contra los intentos propagandísticos o de alteración
de la información.
• Una
característica del periodismo es su universalidad, es decir, su
permanente disposición de informar para todos, y su renuencia
radical a ser identificado con partidos.
• El
periodismo cumple su función cuando sirve a la sociedad, no cuando
se sirve de ella.
• Si
el terrorista se ha propuesto difundir el miedo, lo del periodista es
crear un ambiente de serenidad.
• Ni
los tuiteros ni los grafiteros ni los blogueros pueden llamarse
periodistas por razón simplemente de esas actividades
comunicativas.
• Es
periodista quien se dedica al procesamiento diario de las
informaciones para servir al lector con los antecedentes, contextos y
proyecciones de los hechos.
• El
buen periodismo es comprometido y comprometedor, digno y
dignificador, no se limita a ser un espectador distante de la
historia de cada día.
• Ningún
avance tecnológico podrá reemplazar al periodista que hace entender
la información, la contextualiza y la convierte en un estímulo para
la participación.
• El
periodista informa para cambiar algo todos los días y para convertir
a sus receptores en conciencia de la historia diaria.
8.
Tiene sentido del Otro
• El
periodista es, ante todo, un servidor público; esa condición es la
que le da dignidad y peso moral a su trabajo, y la que hace del medio
de comunicación una empresa diferente.
• El
periodismo no pretende la vocería oficial de nada ni de nadie, pero
interpreta el interés público, lo defiende, lo promueve y llega a
ser, de hecho y no por ley alguna, la voz de la sociedad.
• El
periodismo tiene la elevada dignidad de su libertad y de no reconocer
otro amo que su lector y, através de él, a la sociedad.
• La
libertad no le extiende al periodista una carta blanca para escribir
o informar lo que quiera, sino lo que debe.
• La
información del periodista es para el receptor; por tanto, tiene en
cuenta las necesidades de este y, desde luego, sus derechos.
• La
conciencia ética comienza a aparecer cuando en nuestra vida aparece
el otro.
• La
verdad periodística no debe hacer daño, por tanto, evita cualquier
ofensa o maltrato.
• Deja
de ser ético todo lo que viola los derechos de las personas. Es
ético, en cambio, lo que preserva esos derechos de los abusos de
quienes ejercen el poder.
• No
importa la distancia, la nacionalidad, la cultura o el régimen
político, cualquier humano puede ser fuente o tema para el
periodista.
• Cuando
el periodista se ubica en el lugar del otro para asumir sus
circunstancias, pone a prueba la consistencia de sus principios
éticos
9.
Es independiente
• El
omnipresente compromiso del periodista con la verdad no se sostiene
si no está apoyado por la independencia, ni tiene razón de existir
si no es una respuesta a la sociedad.
• La
máxima lealtad del periodista se debe al ciudadano. Cuando el
gobierno, la empresa periodística o los anunciantes pretenden el
primer lugar, usurpan un puesto que no es el suyo.
• La
principal legitimidad de los periodistas en el mundo, su principal
capital, sigue siendo la confianza del público.
• El
único amo que respeta el periodista es el receptor de su
información; y el objetivo esencial de su actividad profesional es
ofrecerle la información con la mejor calidad posible.
• Cuando
el periodista se alindera o atrinchera, disminuyen su credibilidad y
sus posibilidades de influencia.
• El
buen periodismo no admite el dinero ni como instrumento ni como
presión.
• Para
prestar un servicio informativo eficaz a los receptores, el
periodista no debe ser ni aparecer como parte del conflicto; por
tanto, debe mantener distancia.
• Aceptar
regalos, títulos honoríficos, favores, privilegios, pone en riesgo
la independencia del periodista, que es una cualidad esencial para
hacer un buen trabajo.
• Nunca
se debe olvidar que la relación periodista-fuente tiene una sola
razón de ser: llegar a la verdad que se le debe al lector.
• La
confianza del público tiende a fortalecerse cuando el periodista
actúa de modo claramente independiente respecto de las personas o
instituciones que lo han contratado.
10.
Mantiene intacta su capacidad de asombro
• El
sensacionalismo llega hasta donde comienza el periodismo
inteligente.Quiero decir que hay un periodismo de inferior calidad
que se limita a dar respuesta a los sentidos de la vista y del oído.
• Para
ser periodista se necesitan una curiosidad inextinguible, una pasión
viva para conocer la verdad,para hacer triunfar la justicia y para
servir a la sociedad.
• Hoy
el periodista no es solo los ojos y oídos de la sociedad. Es su
entendimiento, pues estimula la inteligencia y la voluntad de los
receptores.
• El
periodista que limita su tarea a la que cumple con su cámara digital
un periodista ciudadano, no está prestando el servicio profesional
que se espera.
• Los
trabajos periodísticos de mayor calidad son el resultado de
preguntas que mantuvieron activo a un periodista que finalmente
obtuvo una respuesta.
• El
buen periodismo interpreta, contextualiza, da antecedentes y dirige
la mirada hacia las consecuencias de lo que está sucediendo.
• Cualquier
tarea que puede ser hecha mecánicamente, con técnica de robot, no
es de la esencia de la profesión periodística.
• El
periodista acostumbrado a tareas mecánicas, está lejos de la
esencia de su profesión.
• El
talante ético del periodista obedece a que no se apropia del trabajo
ajeno ni crea la apariencia de haber llevado a cabo un trabajo que no
ejecutó.
• Necesitamos
un periodismo que no se limite a mostrar o a hacer oír, sino que
haga al lector entender y participar de los hechos.