CONSEJOS
LITERARIOS DE NORMAN MAILER
El escritor norteamericano fue uno de los más
reconocidos escritores del siglo XX, muy polémico, con una vida de extremos
acaso más interesante que su misma literatura, conoció el éxito editorial y el
reconocimiento mediático. Además de novelista, fue ensayista y comentarista político.
Dedicó muchas páginas a pensar en el arte de la creación literaria. Recogemos
algunos de sus consejos al respecto
"Tengo una regla, sólo una", afirma por
ejemplo para explicar la determinación necesaria para escribir. "Si te
dices a ti mismo que vas a sentarte mañana en el escritorio, estás mediante esa
declaración pidiéndole ya a tu subconsciente que prepare el material".
Estilo
Por otro lado, lleva tanto tiempo encontrar tu propio
estilo. Se reduce a un conjunto de decisiones sobre qué palabra es valiosa y
cuál no, en cada frase que escribes. Ése es un elemento. Otro es la coherencia
general.
El estilo es carácter. Un estilo bueno no vendrá de un
carácter malo, indisciplinado.
El estilo es también un reflejo de la identidad. Dado
un sentido firme de ti mismo, puedes escribir en una veta coherente. Pero si tu
identidad cambiara, también cambiará tu presencia en tu prosa. Es innecesario
decir que la enfermedad, la tragedia, la frustración enorme, la propia edad
están destinadas a alterar toda noción firme de ti mismo.
Y, desde luego, el tema de uno también afectará las
palabras de uno. Una voz periodística puede meterse en el funcionamiento de
unas cuantas novelas de actualidad.
Es reconfortante sostener que algunos escritores
importantes desarrollan un estilo a partir de evitar sus debilidades mayores.
Hemingway no era capaz de escribir una oración larga, compleja, con buena
arquitectura en la sintaxis. Pero convirtió esa incapacidad en su habilidad
personal de escribir breves frases declarativas o largas oraciones fluidas
conectadas con conjunciones. Faulkner, por el contrario, no era capaz de
escribir con sencillez, pero sus oraciones demasiado opulentas, congestionadas,
producían una atmósfera extraordinaria. A su vez, Henry Miller rara vez podía
contar bien toda una historia. Prefería sus excursiones apartadas de la
historia, y esos apartes son lo que lo hizo excepcional.
Como saben, un buen esquiador rara vez se preocupa por
un camino. Sólo va, confiado en que reaccionará ante los cambios del sendero a
medida que se le presenten. Lo mismo pasa en la escritura. Tienes que tener
confianza en tu técnica. Ésa es la belleza de lograr el tono correcto en el
momento correcto: te permite sentirte como un buen esquiador, tranquilo y
relajado ante la próxima curva inesperada.
Diálogos
Por otro lado, el buen diálogo depende de tu oído.
Tiene que haber algo en cada discurso que se relacione con el anterior. Pero ni
siquiera quiero hablar sobre el diálogo. Cierta gente tiene un material maravilloso,
otros no, pero eso es sólo un aspecto de la escritura, no es el aspecto, y
además, no creo que puedas enseñarlo. La mayoría de los chicos con talento
empiezan con buen diálogo. Se sienten felices de que esté allí y se divierten:
eso puede hacerte arrancar como escritor. Quienes no estén dotados para el
diálogo, es de esperar que tengan el don de la filosofía o del buen lenguaje.
Diferencias
cuento-novela
Un texto narrativo breve tiene tendencia a buscar
climas de permanencia: ocurre un hecho, un hombre es herido en algún sentido
pequeño para siempre. La novela se mueve con la misma naturalidad hacia el
flujo. Ocurre un hecho, un hombre es herido y un mes después está trabajando en
otra cosa. Al cuento le gusta ser clásico. Es más aceptable cuando queda
demostrado un punto fatal. En cambio, la novela es dialéctica. Está más viva
cuando uno puede rastrear los desastres que siguen a la victoria o los giros
sutiles que a veces provienen de una derrota. Una novela puede ser creada a
partir de cuentos sólo si el punto de cada cuento es más interesante e incisivo
de modo sucesivo que el punto que lo precede, cuando el autor de hecho está
cavando en busca de petróleo.
Sobre
el estilo:
El estilo es carácter. Un estilo bueno no vendrá de un
carácter malo o indisciplinado.
El estilo, o sea, la gracia, es lo que todo buen autor
joven busca adquirir (…) El joven autor medio escribe en el estilo de otros
mientras busca el propio, y tiende a buscar palabras más que ritmos. En su
apuro por dominar el mundo, raro es el escritor joven que no es un cretino
consumado.
Me costó aprender lo difícil que es pasar de la
hegemonía de la palabra a la resonancia del ritmo.
Un estilo que no puedo soportar es lo políticamente
correcto retóricamente higiénico.
Lo didáctico, hasta lo insoportable, es un pelmazo.
Cuando escribes en primera persona, ganas en
inmediatez, pero pierdes en penetración.
“El estilo, por supuesto, es lo que todo buen autor
joven busca adquirir. En el acto del amor, su equivalente es la gracia. Todos
lo quieren, pero ¿quién puede encontrarlo trabajando directamente hacia la
meta?
Así que escribe en el estilo de otros mientras busca
el propio y tiende a buscar palabras más que ritmos. En su apuro por dominar el
mundo (raro es el escritor joven que no es un cretino consumado), también tiende
a elegir sus palabras por su precisión, su capacidad de definir, su acción
acrobática. A menudo su estilo cambia de escena a escena, de párrafo a párrafo.
Puede conocer un poco acerca de crear atmósferas, pero la esencia de la buena
escritura es que instala una atmósfera tan intensa como la de una obra teatral
y después la altera, la amplía, la conduce hacia otra atmósfera. Cada frase,
precisa o imprecisa, jactanciosa o modesta, cuida de no meter un dedo
hiperactivo a través del tejido de la atmósfera. Tampoco las frases se vuelven
tan vacías de cualidad personal como para que la prosa se hunda en el suelo de
la página. Es un logro que llega por haber pensado en la vida de uno hasta el
punto en que uno la está viviendo. Todo lo que pasa parece capaz de ofrecer su
propia suma al conocimiento de uno. Uno ha llegado a una filosofía personal o
ha alcanzado incluso esa rara meseta donde está atado a su propia filosofía. En
esa coyuntura, todo lo que uno escribe proviene de la atmósfera fundamental
propia.”
«¿Sabes?, estos chicos están mejor si se atan a un escritor
y empiezan a imitarlo, porque aprenden mucho haciéndolo. Si son buenos en algún
sentido, tarde o temprano se librarán de la influencia. Pero antes tienen que
atarse a alguien.» Eso fue útil.
Los
estímulos y métodos de trabajo:
Acostumbraba a escribir lunes, martes, jueves y
viernes a horas muy determinadas durante la mañana. Por la tarde, por lo común
necesitaba una lata de cerveza para impulsarme. Escribía cinco horas al día, y
escribía mucho.
Puedes obligarte a escribir mucho más de lo que
deseas. Y la escritura no se deteriorará necesariamente. No necesariamente.
La marihuana abre los sentidos y debilita la mente. Al
final, pagas por lo que obtienes. Si consigues algo grande, el coste será equivalente.
Recuerdo a Elia Kazán decir esto un día en el Actors
Studio: “Oigan, siempre estamos hablando sobre el trabajo. Hablamos de él
hipócritamente (…) y entiéndanlo bien: el trabajo es una bendición”.
Temas
sobre los que escribir:
Lo ideal, y cuando envejeces tratas de acercarte a lo
ideal, es escribir solo sobre lo que te interesa.
Es contraproducente pensar: voy a hablar de esto
porque venderá ejemplares. Por lo general, eso no funciona.
Cualquier persona, o tema, estudiado en profundidad
resultará fascinante.
Las
expectativas:
Si estas intentando algo interesante o complejo en
algún sentido, no puedes predecir cuáles serán los resultados de tu trabajo.
Hay cosas que funcionan, hasta que no funcionan.
El
ego y egoísmo del escritor:
En su peor momento, el buen novelista lee las obras de
sus compañeros de mafia con una tensión subyacente: encontrar el fallo,
encontrar dónde el otro tipo mintió.
Un ego razonablemente fiable es crucial para un autor
que trabaja duro, pero un ego que es mucho más poderoso que nuestras
necesidades literarias es una autopista que conduce directo a la mediocridad.
Pensando en Picasso, reconoce Mailer: El egoísmo del
artista a menudo está allí para proteger la parte que es generosa.
Integridad:
El escritor tiene que ser capaz de oír la voz tenue
que le alienta hacia una continuación honesta del trabajo. Eso puede ser
difícil, porque siempre está abierto a la tentación de aprovechar la ventaja
inmediata.
Se requiere mucha integridad literaria para ser duros,
es decir, para ser justos.
La
sorpresa:
Si eres totalmente uno de nosotros, entonces, no eres
muy interesante. Por eso fascinan tanto los disidentes.
Las novelas mejoran mucho cuando descubres algo que no
sabes que sabías.
Darle forma a un personaje más malvado que tú mismo es
pan comido. Pero ¿hacer alguien que es mejor?
Sobre
la lectura
Leer la obra de los buenos escritores es, por
supuesto, un nutriente para desarrollar tu estilo cuando eres joven. Después de
que has llegado, sin embargo, aparece un punto donde perversamente, o por
necesidad, no deseas leer demasiado. Se vuelve imposible mirar cada buena
novela que aparece. Si estás tratando de hacer tu propia escritura, eso te
distrae. Por lo general, te mantienes apartado de la obra de los contemporáneos
durante un año o dos seguidos: esto ahorra mucho tiempo de lectura. Es
asombroso cuántas novelas muy promocionadas desaparecen en dieciocho meses.
Tal vez unos pocos de esos libros son tan buenos como
se dice, y hasta si han desaparecido desde entonces, surgirán otra vez dentro
de diez o veinte años o dentro de un siglo, pero es sensato pasar por alto lo
que se dice de un libro cuando aparece por primera vez. Hay demasiado interés
personal y directo en las opiniones iniciales, y demasiado amiguismo.
El asunto es que los novelistas serios saben lo
suficiente para permanecer fuera del chaparrón que golpea a un libro nuevo.
Cada año, lo merezca el libro o no, cuatro o cinco autores de primeras novelas
tendrán un debut brillante y cuatro o cinco novelistas jóvenes respetables
recibirán el tipo de reseña que «aumenta su reputación como una de las voces
más serias y dedicadas en el viñedo de la literatura».
Negocios
literarios
“Pasas tu vida de trabajo como un escritor y dependes
de eso: tu ingreso, tu espíritu y tu hígado están en estrecha relación con los
Negocios Literarios.” p. 21
Cursos
de escritura
“Puedes incluso llegar a reconocer hasta qué punto un
buen texto de prosa puede enfocar la atención de un público. Si eso te ocurre,
si escribes un texto y en la habitación todos escuchan como si hubiera alimento
para un oído –el de ellos-, entonces, no importará después si oyes una docena
de reacciones separadas, porque al fin tendrás la certeza de que eres un
escritor. Tu trabajo tiene efecto: en algún pequeño sentido, has empezado a
entrar en la vida y la inteligencia de los otros. Entonces, no es probable que
te mantengas apartado de la escritura. De hecho, si obtienes aunque sea un
atisbo de ese tipo de reacción por uno de tus párrafos, descubrirás que debes
tener más párrafos semejantes. Desearás el placer inefable de semejante atención.”
p. 26
“…un cuento leído en voz alta ante un público puede
tener poco en común con su presencia muda sobre la página.” p. 27
“…aprendía a escribir escribiendo.” p. 29
“…comprendió tempranamente, como algunas personas
nunca hacen, que lo indecible era por cierto todo lo que lo salvaría.” p. 34
“…incluso en nuestro caos somos obras de arte
individuales, tal vez incluso deliberadas.” Ibídem
“Es la vida de la que no puedes escapar la que te da
el conocimiento que necesitas para crecer como escritor.” p. 35
“Es probable que lleve veinte años apreciar las
reseñas por lo que son: un rito primitivo.” p. 37
“…podemos percibir todo lo que es bueno y malo acerca
de un personaje pero seguir siendo capaces de sentir que la suma de nosotros
como seres humanos es probablemente un poco más buena que horrenda.” p. 38
“…las torvas filas de aquellos hombres y mujeres
literarios que están obligados a convertirse en profesionales para poder
sobrevivir: una demanda nada fácil, porque insistiría en que uno debe ser capaz
de hacer el trabajo de un buen día en un día malo, y de hecho, ésa es una
insignia de honor que los profesionales decentes tienen derecho a usar.” p. 39
Reseñas,
publicidad y éxito
El autor en una entrevista sobre cómo afrontar reseñas
desfavorables de libros propios: “Confianza profesional. No arrogancia:
confianza profesional. Si no soy, en el sentido literario, más astuto que el
reseñador, estoy en graves problemas. Después de todo, debería saber más sobre
mi libro que lo que sabe él o ella. De ese modo, puedo leer una reseña muy
desfavorable y encogerme de hombros. Eso funciona hasta que no funciona. Si
todas las reseñas son desfavorables, podría sentirse como una catástrofe.” p.
68
“Un hombre pone su su carácter en juego cuando escribe
una novela. Todo lo que en él es perezoso, o meretricio, o poco madurado,
complaciente, temeroso, ambicioso en exceso, o aterrador por la lógica final de
su exploración puede quedar revelado en su libro. Algunos escritores tienen la
habilidad de ocultar sus debilidades, algunos tienen cierto genio para convertir
una debilidad en un manierismo de estilo aceptable. No obstante, ningún
novelista puede escapar del todo de su propio carácter. Tal vez sea ésa la peor
noticia que un escritor joven puede oír.” p. 73
Vida
social, deseos literarios, corrupción literaria
“…estamos familiarizados en exceso con la sensibilidad
de los sensibles y relativamente ignorantes acerca de la astucia de los fuertes
y los estúpidos, un paso apartados —podría ser fatal— de la percepción acertada
e íntima de los procedimientos internos de los establecimientos empresarios,
financieros, gubernamentales, mafiosos y obreros.” p. 75
“Sin importar lo mucho que leamos, tendemos a saber
demasiado poco acerca de cómo funciona el mundo.” Ibídem
“Nuestra incapacidad persistente en abarcar el mundo
es probable que continúe.” Ibídem
Riesgos
“Me gustaría hablar en detalle sobre los riesgos de
escribir, las crueldades que arrancan de la mente y la carne.” p. 82
“Te será difícil encontrar otro campo profesional
donde la crítica sea igual de salvaje.” p. 83
“Escribir es algo espectral. No existe la rutina de
una oficina para mantenerte en marcha, sólo la página en blanco cada mañana, y
nunca sabes de dónde vienen tus palabras, esas palabras divinas.” p. 84
“La escritura despierta demasiada conmoción en la
psiquis de uno como para permitir al autor que se quede feliz y contento.” p.
85
“No es fácil explicar perturbaciones semejantes a la
gente, a menos que escriban. Alguien que nunca ha probado con al ficción
difícilmente entiende rápido que, en el estudio, un escritor a menudo se siente
como Dios. Allí está uno sentado, cómodamente instalado en el juicio sobre las
vidas de otra gente. Sin embargo contemplen a la persona de la silla: él o ella
pueden tener resaca y estar llenos de las pequeñas vergüenzas de lo que fue
hecho el día anterior o hace diez años. Esos relámpagos de antiguos fracasos
esperan como fantasmas en la casa enorme y vacía del ser maduro. A veces los
fantasmas incluso aparecen y piden que los dejen en paz. De modo consciente o
inconsciente, los escritores deben darle forma a una nueva paz con el pasado en
cada día que intentan escribir. Deben alzarse por encima de despreciarse a sí
mismos. Si no pueden, es probable que pierdan la autorización para enjuiciar a
los demás.
"Sin embargo, el escritor que está trabajando
tampoco tolera demasiadas buenas noticias.
Es mejor que no llegues a gustarte a ti mismo demasiado.” p. 86
Estilo
“Es mejor si la escritura de uno está cerca del
material con el que uno está trabajando: una prosa bastante formal para una ocasión,
casual para otra.” p. 92
‘La metáfora revela la verdadera captación de la vida
de un escritor. A tal punto que si no tiene metáfora, aún no has vivido mucho
de la vida.’ Charlie Devlin, p. 92
“Lleva al acto de escribir todo tu oficio, cuidado,
devoción, falta de patrañas y honestidad de sentimiento. Y después escribe sin
mirar por sobre el hombro para ver si viene la policía literaria. Escribe como
si tu vida dependiera de decir lo que sentiste con tanta claridad como puedas,
mientras no pierdes nunca de vista el fenómeno que vas a describir. Si algo te
suena mal, es malo.” p. 94
Vida
real contra vida argumental
“Uno podría plantear que nuestro amor por la trama
—hasta que se vuelve por cierto muy barata— proviene de nuestra necesidad de
encontrar la cadena de causa y efecto que tan a menudo falta en nuestra propia
existencia.” p. 10
“…yo busco encontrar mi libro a medida que avanzo.” p.
103
“…prefiero una historia que se desarrolle a partir de
la escritura.” p. 104
Resistencia
“…vivimos en una relación que guarda las distancias
con nuestro inconsciente. Tiene que ser convencido una y otra vez de que debe
creer en ti.” p. 115
Vivir
en el mundo
“Un buen escritor (…) hace bien en verse a sí mismo
como una persona fuerte, débil, llena de valiente timidez, sensible e
insensible.” p. 130
“¿Cuán sutil, cuán lleno de matices, cuán original es
su sentido de lo siniestro?” (sobre el escritor) p. 131
“En una ocasión Trotsky hizo la observación incisiva
de que el único modo en que puedes distinguir la verdad es mediante una comparación
de las mentiras.” Ibídem
“Las pocas ocasiones en mi vida en que estuve asociado
con el peligro real permanecen conmigo y siguen siendo una fuente de la
escritura. (…) Está allí para servir como una fuente continua mientras no la
agotes mediante un relato directo de lo que sentiste.” p. 131-132
“Mientras escribe, el escritor está reformulando su
personaje. Es un hombre mejor y es peor, una vez que ha terminado un libro.” p.
134
“…un genio es un hombre de talento amplio que ha
tomado muchas buenas decisiones y unas pocas asombrosas.” Ibídem
“La ficción es la única mentira primordial que te está
permitida." p. 136
“…ayuda si tu personaje es un desastre promedio pero
con contrastes asombrosos y elementos excelentes.” Ibídem
Cuerpo
y mente, ego y trabajo
“Escribimos novelas a partir de dos impulsos
primordiales (además de ganarse la vida y el deseo de ser famoso). Uno es
comprendernos mejor a nosotros mismos, y el otro es presentar lo que sabemos de
los demás.” p. 138
“Lleno de corazón, él era también alguien sin corazón:
un oxímoron espléndido. Ése puede ser el epitafio de muchos buenos novelistas.”
p. 140
“En cuanto un marido o una esposa no confían en su
pareja, su vida puede volverse dolorosa, pero es innegablemente más interesante.”
p. 141
“…estamos todos navegando a través de la vida. Ése es
un motivo por el que las buenas novelas tienen una cualidad que las demás
formas de comunicación no ofrecen.” Ibídem
Género,
narcisismo, masturbación
“El narcisista sufre de demasiado diálogo interior.”
p. 144
“…¿no tiene que vivir cada artista en una ceguera
parcial y autoinducida, o nunca podría encontrar un cimiento para su esfuerzo?”
p. 145
“…el narcisismo es una dolencia de los talentosos, las
apuestas no son pequeñas, y las víctimas juegan un juego serio, justo en el
medio de sus guiones.” p. 14
El
inconsciente
“Lo peor que puede decirse sobre el trabajo literario
es que puede reducirse con demasiada facilidad a una autoexpresión que está
demasiado cerca de la excretación psíquica. Idealmente, tienes que llevar salud
a los demás. La riqueza de observación, de percepción, las riquezas de una
actitud filosófica que es hasta cierto punto nueva, las perspectivas en
psicología que el lector no ha tenido antes: todo esto está sobre el costado
desinteresado de la escritura.” p. 152
“A veces, el único modo en que puedes estar seguro de
que estás atraído por un nuevo tema es que sabes tan poco sobre él y, sin
embargo, te arrastra hacia él.” p. 153
“Si te dices a ti mismo que vas a estar ante el
escritorio mañana, con esa declaración le estás pidiendo a tu inconsciente que
prepare el material.” p. 154
“La regla en una cápsula: si no logras presentarte por
la mañana después de que juraste que estarías en tu escritorio cuando te fuiste
a dormir anoche, entonces, andarás dando vueltas con hormigas en el cerebro.
Regla general: la inquietud mental puede medirse por la cantidad de promesas
que no cumples.” p. 155
El
hombre primitivo, arte y ciencia, maldad y juicio
“¿Puede uno llegar tan lejos como para sugerir que
existe un elemento enterrado en muchos escritores de talento que esperan
inconscientemente que su trabajo sirva no sólo a la literatura, sino como actos
de conjuro o propiciación?” p. 160
“…la sentencia de Kierkegaard de que cuando nos
sentimos más santos, podríamos estar trabajando para el demonio.” p. 162
“…la novela (…)
es la forma mejor adaptada a desarrollar nuestra sensibilidad moral, lo cual es
decir nuestra profundidad de comprensión en vez de nuestro apuro por juzgar.”
p. 163
“…tiene que haber algo un poco maníaco en un joven o
una joven que será un escritor excitante.” p. 164
Ataques
a la realidad
"¿Paranoia? Es el centro de la cordura de uno o
el borde de la psicosis de uno. Nunca sabes cuándo está dedicada a tu seguridad
o a tu quiebra definitiva." p. 16
"Nos contamos historias a nosotros mismos para
sacarle un sentido a la vida. La narrativa es tranquilizadora. Hay días en que
la vida es tan absurda que resulta agobiante: nada tiene sentido, pero las
historias aportan orden al absurdo." p. 168
Género
literario
"Escribir es útil para la psiquis si el escritor
descubre algo que no sabía que sabía en el acto mismo de escribir." p. 193
"Ser un escritor puede salvarlo a uno de la
demencia o el cáncer; ser un mal escritor puede llevarlo a uno de golpe al
centro de la plaga." Ibídem
Cine
"La obsesión hiere porque no podemos resolverla y
así estamos perdiendo confianza en nuestra capacidad de calcular el
presente." p. 216
Lo
oculto
"¿Con cuánta frecuencia una maldición puede ser
tan eficaz como una bomba?" p. 241
"...la escritura tiene su propia fuerza oculta.
En el mejor de los casos, nunca sabemos de dónde viene nuestra escritura, o
quién nos la da." p. 245
"Podemos ser robustos ingenieros literarios
llenos de práctica literaria sólida o, del mismo modo, agentes involuntarios de
fuerzas que están más allá de nuestra comprensión." p. 248
"...no es tan deprimente pensar que con todas
nuestras ansiedades, también tenemos la fortuna de que nos alcancen al pasar
unos pocos dones que no nos merecemos." Ibídem
"Los clásicos sufren por su distancia de nuestra chismografía
cotidiana." p. 267
"...hay honor en el horror, y metáfora en lo
espantoso." p. 273
"...no escribimos para recuperar una experiencia;
escribimos para acercarnos todo lo que podemos a ella." p. 278
"Son los tipos que escriben libros
maravillosamente dulces, sin embargo, quienes son los auténticos
monstruos." p. 298
Los
best-sellers
Escribir un bestseller con intención consciente de
hacerlo es, después de todo, un estado mental que no deja de tener puntos de
comparación con el acto de casarse por dinero sólo para descubrir que la ausencia
de amor es más costosa que lo previsto. Cuando un supuesto y modesto escritor
de bestsellers se vuelve lo bastante profesional como para escribir un libro
ganador, él o ella piensa que ha logrado una gran hazaña, al igual que un
hombre desprovisto de amor (y dinero) verá un casamiento pródigo como una unión
espléndida.
Hoy, los grandes cuadros literarios por lo común se
dejan para los novelistas de bestsellers. Tendrán un elemento de cuarenta o
cincuenta personajes, e historias que atraviesan de cincuenta a cien años.
Incluirán varias guerras mundiales, más cambios asombrosos en la svidas de
varias familias. Hacen todo eso para mantener su libro en movimiento. Lo que
caracteriza por lo común a estas novelas es que nada hay en ellas con lo que no
te hayas cruzado antes. La mayoría de los buenos escritores tienden en estos
días a trabajar sobre panoramas más pequeños. Entonces, al menos, tienes la
confianza de que lo que estás haciendo incluye alguna verdad en cuanto ficción.
Eso es razonable, Al menos estás contribuyendo al conocimiento en vez de aumentar
el barro de la cultura.
Es contraproducente pensar: “Voy a poner esto porque
venderá ejemplares”. Por lo común, eso no funciona. Hay una integridad en el
bestsellerato: es el mejor libro que el autor es capaz de escribir en ese
momento. Por eso es un bestseller. Él o ella cree en el libro. Stephen King era
un escritor torpe y repetitivo cuando empezó, pero los lectores de bestsellers
respondieron a su sinceridad. Eso estaba
presente en cada página mal escrita. La popularidad de la mala escritura es
análoga al disfrute de la comida chatarra.
Debo decir que King ha mejorado en estilo desde que
empezó. Es de esperarse que sus lectores también, pero eso no es tan seguro.
Una estrategia de bestseller es seguir agregando
nuevos ingredientes a la historia. ¡Pero, cuidado!. La trama es igual que una
droga. Puede estimular a un novelista hacia hordas de energía creativa, y por
cierto mantendrá a un lector sobre la página, pero tarde o temprano, la trama
presenta su factura, y exigencias graves caen sobre el escritor. El autor que
está sobrecargado de trama a veces se ve obligado a entrar en la mente del
personaje para mantener las cosas claras. Exactamente aquí es donde todo se
empantana. La confianza de un lector en
lo que está leyendo se verá traicionada sutilmente o incluso dilapidada en caso
de que un novelista elija entrar en la mente de un personaje pero falle en
transmitir el don indispensable para que el lector pueda ahora saber más que
antes sobre el personaje. Los monólogos interiores por lo común son rutina e
insisten en contarnos lo que ya sabemos. Casi no existe una calidad garantizada
de la mente. Por supuesto, el daño es limitado, porque las reflexiones internas
de los personajes en la mayoría de los megabestsellers son más o menos lo que
uno esperaba. Los lectores de megabestsellers desean poder leer y leer y leer:
no desean reflexionar sobre ninguna revelación realmente inesperada. La
realidad puede estar más allá afuera, pero ése no es el motivo por el que
estamos leyendo.
La corrección o edición tiende a hacer que los bestsellers se lean como más
semejantes entre sí. Por ejemplo, pocos bestsellers no sufren de una avalancha
de adjetivos. Porque cuando un escirtor no peuede encontrar el matiz de una
experiencia, por lo común la recarga de adjetivos. Eso el dice al lector qué
debe pensar. Esto acompaña una tendencia en las editoriales de poner el énfasis
en el entretenimiento a toda costa. Por supuesto, un cansancio penetrante
podría invadirnos debido al ritmo al cual somos entretenidos.
El mundo editorial de hoy dicta que un editor tiene
que portar libros que hagan dinero… Las editoriales se están deprimiendo por el
futuro de la ficción de buena calidad, y es obvio que los directores
editoriales son los que más determinan ese futuro. Es probable que la
supervivencia dependa de los editores jóvenes. Cuando una novela seria de un
desconocido se publica en estos días, por lo común es porque un joven editor se lo ha tomado a pecho. Por lo general,
el director editorial le sigue la corriente. De hecho, ése es el costado
caritativo del mundo editorial, y seguirá mientras los directores editoriales
mantengan alguna fe en sus editores jóvenes, que, a su vez, logren apegarse a
su coraje.
Los gerentes de librerías pueden preguntarme: “¿Por
qué no escribes un libro corto?”. No necesitan manifestar su motivo. Los dos
sabemos Los libros cortos son libros delgados, y así ocupan menos espacio en
las estanterías. Ergo, las estanterías pueden rendir más ingresos que metro.
Pero, ¿novelas cortas?. Por desgracia, fui influido a edad temprana por Thomas
Mann, quien decía que sólo lo exhaustivo es realmente interesante. Confía en
Mann para hacer de uno un elitista encubierto.
La
Novela: La Gran Prostituta
Un día se encuentra platicando con su amigo-rival Gore
Vidal, otro gran autor estadounidense, acerca de la situación de la novela
moderna.
Comenta Mailer:
“Gore, reconócelo. La novela es como la Gran
Prostituta en nuestra vida. Creemos que nos hemos librado de ella, pasamos a
otras mujeres, nos tomamos el pulso y decidimos que por fin estamos disfrutando
de nosotros mismos, y después damos vuelta en una esquina, y ahí está la
Prostituta sonriéndonos, y estamos atrapados. Sabemos que la Prostituta todavía
nos tiene agarrados”.
"Vidal dejó escapar esa sonrisa torcida de
admiración que se arranca de él cuando algún otro ha acuñado una imagen que
podría encajar en su estilo. “Es cierto —dijo—, la novela es la Gran
Prostituta”.
"Todo novelista que se haya acostado con la
Prostituta (sólo los poetas y los cuentistas tienen una musa) vuelven después
jactándose como un soldado en campaña que sale de una parranda en un
prostíbulo: “Viejo, la hice gemir”, dice el grito del escritor joven. Pero la
Prostituta se ríe después en su cama vacía. “Él fue tan dulce al principio
—declara— pero al final sólo hacía “Pip, pip, pip”.
"Un hombre pone su carácter en juego cuando
escribe una novela. Todo lo que en él es perezoso, o meretricio, o poco
madurado, complaciente, temeroso, ambicioso en exceso, o aterrado por la lógica
final de su exploración puede quedar revelado en su libro. Algunos escritores
tienen la habilidad de ocultar sus debilidades; algunos tienen cierto genio
para convertir una debilidad en un manierismo de estilo aceptable. No obstante,
ningún novelista puede escapar del todo de su propio carácter. Tal vez sea ésa
la peor noticia que un escritor joven puede oír".
"Una nota más sobre la Prostituta. Un amigo,
después de leer los párrafos previos, dijo: “Ése es el título de tu libro: Yo
la hice gemir”. Le aseguré que nunca había tenido un día tan valiente como para
estar dispuesto a usar ese título".
FRASES
“Describe lo que ves mientras incide en la suma de tus
pasiones y tus logros intelectuales. Lleva al acto de escribir todo tu oficio,
cuidado, devoción, falta de patrañas y honestidad de sentimiento. Y después
escribe sin mirar por encima del hombro para ver si viene la policía literaria.
Escribe como si tu vida dependiera de decir lo que sentiste con tanta claridad
como puedas, mientras no pierdes nunca de vista el fenómeno que vas a
describir. Si algo te suena mal, es malo.”
“Siempre me ha
atraído más el realismo que la fantasía”, porque como bien señala, la realidad
puede ser más interesante que cualquier cosa.
“El riesgo
ocupacional más común del escritor es el mal humor”
“aunque suene a obvio, me parece de las prácticas más
difíciles para una persona que quiera escribir bien, y es expresarse con
naturalidad.
“Escribe como
hablas” porque “escribir es una extensión del habla (…) así que escribe con la
soltura con la que podrías hablar”.
“Escribe como si tu vida dependiera de decir lo que
sentiste con tanta claridad como puedas”.
“Además, cuenta con esto: tres de cada cuatro
entrevistadores no habrán leído tu libro. Eso
tiende a llevarlos a hacer preguntas que les cuestan a
ellos el 2% y a ti el 98%. Por ejemplo:
«Hábleme de su libro»
“A estas alturas, soy un poquito cínico respecto del
oficio. Creo que hay una mística natural en la novela que es importante.
Después de todo, uno está tratando de capturar realidad, y eso es
extraordinaria y excepcionalmente difícil. El oficio es meramente una serie de
estaciones intermedias.”
“Uno nunca es más consciente de su vanidad que cuando
está en una gira publicitaria. Eres el centro de atención. Pero hay un precio.
Además, eres un objeto que va a ser manipulado con la mayor eficacia posible.”
“No es aconsejable para un novelista, ¡una vez que
tiene éxito!, vivir en un ambiente de clase alta por demasiado tiempo. Como es
un mundo de reglas rígidas, no puedes ser tú mismo. Si tienes alguna entrée es
porque a ese mundo siempre lo han fascinado los disidentes, al menos hasta el
punto en que se aburren de ti. Entonces estás afuera. Por otro lado, mientras
estás adentro, incluso como disidente, hay ciertas reglas que debes obedecer, y
la primera es ser divertido. Si empiezas a aceptar esas reglas más allá del
punto donde disfrutas siguiendo la corriente como parte del juego, entonces te
estás lastimando a ti mismo.”
“En estos días tener una reseña desfavorable en The
Sunday Times afecta mi billetera. Mi ego, sin embargo, permanece relativamente
intacto. En cambio cuando era más joven solía considerar que una reseña
desfavorable era un insulto personal. El tipo que la había escrito era malo.
Sin embargo, nunca le pegué realmente a un reseñista, cosa que digo con cierta
nostalgia.”
“Un éxito literario de grandes proporciones a menudo
es una cuestión fortuita. Lo que quiero señalar es: no escribas un libro con la
idea de que la gente se va a sentir atraída por el tema (…). La situación está
destinada a ser distinta para cuando la obra esté lista para ser mostrada. No
hay necesidad de calcular. Es un tiro de dados al azar.”
“Como novelista, quiero conocer todos los mundos.
Nunca me cerraría a un tema salvo que me resultara repulsivo por completo.
Aunque uno nunca puede dar por sentada su impermeabilidad a la corrupción,
sigue siendo importante tener cierta idea acerca de cómo funciona el mundo. Lo
que arruina a la mayoría de los escritores de talento es que no tienen
experiencia suficiente, así que sus novelas tienden a desarrollar una cierta
perfección paranoide. (…) Por ejemplo, ¿hasta qué punto la historia que nos
rodea es conspiración, hasta qué punto simples cagadas? Debes conocer el mundo
para tener cierta idea sobre esto.”
“Las cosas que yo defendía han sido derrotadas
rotundamente. La literatura, después de todo, ha sido derribada en la segunda
mitad del siglo xx. Uno puede temer que en otros cien años la novela seria
tenga la misma relación con la gente seria que la obra en verso de cinco actos
tiene hoy. La novela profunda será una curiosidad, a gran distancia de lo que
la gran escritura ofreció una vez. Si preguntan ustedes quién tiene ese tipo de
influencia hoy en Norteamérica, yo diría Madonna.”
“Puedes escribir un libro muy malo, pero si el estilo
es de primer nivel, entonces tienes algo que vivirá: no para siempre, pero sí
por un tiempo decente. Con ejemplos: el estilo es la mitad de una novela.”
"La conclusión es sencilla: no te esfuerces por escribir sobre lo que crees que se convertirá un éxito; las apetencias del público son tan volubles que en el tiempo que tardas en escribir una buena novela, el interés habrá cambiado de foco. Por eso, dado que el ejercicio de la Literatura supone un esfuerzo y un sacrificio tan notable, y el éxito comercial no está asegurado, es preferible centrarse en escribir aquello que nos apasione, aquello que deseemos con toda nuestra fuerza y que nos ayude a soportar el esfuerzo que aguarda por delante."