ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

domingo, 26 de octubre de 2014

DECÁLOGO DEL IMPERFECTO CUENTISTA Felix J. Palma

DECÁLOGO DEL IMPERFECTO CUENTISTA          Felix J. Palma
 


Como todo cuentista que se precie termina componiendo un decálogo, y dado que muchos de quienes visitais esta humilde morada sois también cuentistas o amantes del género, aquí os dejo el mío, que acabo de pergeñar sin el menor ánimo pontificador, tan sólo con el propósito de exponer de forma divertida el puñado de intuiciones que me guía cada vez que abordo un relato. Pese a vuestras discrepancias, espero que os resulte al menos entretenido. Y recordad que también se puede escribir un buen cuento infringiendo cualquier decálogo, especialmente este.


1.- La importancia de la segunda frase. Suele decirse que las dos frases más importantes del relato son la primera y la última. La primera porque, aparte de incitar a la lectura, en ella debe hallarse embotellado el cuento, y la última porque debe volver coherente lo anteriormente expuesto. Pero yo quisiera aprovechar para revindicar el valor de la segunda frase, a la que no se le da importancia pero que en mi opinión es clave, pues establece la manera en la que va a contarse la historia. En la segunda frase está contenido el ritmo de la narración, el tono del narrador y su forma de tratar la historia que va a contarnos.

2.- La importancia del perro. Este punto hace referencia a la economía de elementos que debe caracterizar a todo relato que se precie. Si el protagonista, en un determinado momento de la narración, se desentiende dela acción para comprar un perro, ese perro debe salvarle la vida para ganarse su inclusión en el relato. Por esa misma regla, el árbol genealógico del protagonista será más o menos frondoso en relación con el argumento. El personaje tendrá hermanos, madre, esposa, ex esposa, sobrinos, o abuelos solo si estos le ayudan a sostener la cruz de la trama. Ninguno puede presentarse a cenar con las manos vacías.



3.- El tamaño no importa. De los variados elementos que caracterizan el relato, el menos determinante es su extensión. Un relato debe tener la extensión que necesite, y será relato siempre que tenga osamenta de relato. Si carece de digresiones, subtramas, anécdotas y demás adornos de la novela, será relato aunque tenga 200 páginas, y si carece de las características del microrrelato, es decir, si continua manteniendo su patrón diáfano de presentación, nudo y desenlace, no será un microrrelato aunque tenga una sola línea.

4.- La amenaza del espacio exterior. Un relato debe terminar en sorpresa, no porque sea obligado, sino porque todo cuento debe contar una historia, y toda historia debe estar alumbrada por una mudanza narrativa o conficto. El relato sorprende con el material que nos ha sido dosificado en las páginas que lo componen: la sorpresa nunca debe venir del espacio exterior, ser ajena al relato, debe estar oculta en él como un polizón.

5.- La importancia del final. Un cuento puede tener muchos principios, pero un solo final. Si uno no tiene un final, no debería escribir un relato a menos que sea Hipólito G. Navarro o un genio.

6.- El cuidado de la poda. Un cuento no estará terminado hasta que en la corrección no podamos quitarle nada más. Por otro lado, una poda excesiva puede malograr el relato al robarle parte de sus virtudes.

7.- La importancia del silencio. Por mucho que los personajes hablen, un cuento solo debe tener dialogos si es imprescindible.

8.- La importancia de la mentira. Escribir un relato consiste en engañar, mentir, despistar al lector. En hacerle mirar para otro lado mientras le robamos la cartera.

9.- La importancia de saber convertirse en otro. Uno debe pensárselo muy bien al dar por terminado un relato, porque una vez acabado el cuento debe expresar todo lo que ha querido decir su autor mientras este guarda silencio. Si alguien tiene que explicar un chiste es que lo ha contado mal. Todo autor, en fin, debe metamorfosearse en lector antes de dar por válido un cuento.

10.- La escasa importancia del decálogo. El que un escritor pueda redactar un buen decálogo no implica que pueda escribir un buen cuento, y viceversa.

Tomado de:

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