DECÁLOGO PARA ESCRIBIR LA NOVELA
NEGRA PERFECTA
J.L.Rod
CONSEJO # 1
Despídete de
tu pareja, familia y amigos. "Hasta pronto, muchachos, me esfumo. Voy a
escribir una novela y desaparezco del mundo. Pero volveré". Mándales a
todos este mensaje por el conducto que más rabia te dé. A todos menos a tu
cuñado. No seas imbécil, aprovecha la ocasión para demostrarle de una vez por
todas que no es santo de tu devoción. Cuando te llame para preguntarte por qué
él no ha recibido el aviso de tu próxima desaparición, confiésale que el hecho
de que te bebieras esa botella de Vega Sicilia a solas en tu casa el día de
Nochebuena media hora antes de salir hacia la suya para cenar con tu suegra no
fue una mera casualidad.
CONSEJO # 2
El punto
anterior no incluye a tus gatos o a tu perro. Si tienes un canario, también
vale. No les saques de tu vida como si fueran un cuñado más. Necesitarás
alguien a quien poder abrazarte cuando te entre un llanto desesperado a las
cuatro de la mañana porque el capítulo siete es una auténtica mierda. Y puedo
asegurarte una cosa: tu pareja ya no estará en casa a esas alturas. Te habrá
dejado más o menos cuando estés escribiendo la mitad del capítulo cuatro.
CONSEJO # 3
Date de baja
inmediatamente en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y WhatsApp. Este punto
es importante, porque si aguantas una semana, no volverás a perder el tiempo en
esas tonterías durante el resto de tu vida, y a partir de ese momento volverás
a leer, escribir, cocinar, viajar y escuchar música. Incluso podrás follar de
vez en cuando. Tu pareja (si es que no te ha dejado todavía) te lo agradecerá.
De nada.
CONSEJO # 4
Desconecta
la televisión. Pero hazlo ahora mismo, deja de leer esto inmediatamente y
des-co-nec-ta-la-te-le-vi-sión. ¿Ya has vuelto? Fenomenal, sigamos. Coge este
decálogo y vete al baño. Mírate al espejo. Levanta la mano como si fueras Obama
jurando por sus niños que va a cerrar Guantánamo. Lee esto en alto: "Juro
solemnemente que a partir de este momento no leeré ni un solo periódico ni
escucharé ningún programa de radio ni volveré a ver jamás de los jamases un
solo programa de televisión. Amén". No te va a pasar absolutamente nada,
puedo asegurártelo. Cuando retomes dicho hábito unos cuantos meses después, el
mundo seguirá siendo un infierno del carajo y, al fin y al cabo, con una hora
de tertulia de radio te pondrás rápidamente al día con su rápido repaso diario
de asuntos tremendamente dispares perpetrados a manos de expertos en nada. Si
tienes alguna duda sobre este punto del decálogo, aplíquese lo indicado en el consejo
número tres.
CONSEJO # 5
Ha llegado
el momento de la verdad. Cómprate una Nespresso. Me da igual que no tomes café,
hazme caso. Cómprate una Nespresso y aprovecha la pasta de los gastos de envío
para hacerte con veinte o treinta cajas de Fortissio Lungo. Con esas solo
tendrás para el primer mes, pero así, en el siguiente pedido aprovechas para
hacerlo por teléfono y charlar un par de minutos con la teleoperadora. Te
vendrá bien para mover un poco la comisura de los labios, ya que después del
primer mes encerrado en casa escribiendo sin hablar con nadie, empieza uno a
acartonarse. Cuando cuelgues el teléfono, repite en voz alta el abecedario
cuatro o cinco veces. Las veces pares de atrás hacia adelante y las impares
también. Si no te encasquillas y lo recitas de corrido, todo va bien, todavía
no se te ha ido la olla. Insisto, tira a la basura el té verde, el colacao o
cualquier otra cosa que tengas a bien desayunar habitualmente. Toma solo café y
en grandes cantidades. Si no me haces caso, la segunda noche que te den las
tres de la mañana sin que te salga una puñetera frase decente te acordarás de
mí. Y entonces, no me llames ni me escribas. Te lo avisé.
CONSEJO # 6
Cómprate un
par de cartones de tu marca de tabaco preferida, así te ahorrarás varios viajes
diarios al estanco. ¡Cómo! ¿¡Qué no fumas!? Vamos, no me jodas. ¿Y pretendes
escribir una novela negra? ¡Venga coño! Déjate de tonterías y hazme caso.
Aprovecha tu visita semanal al estanco para intercambiar unas palabras con el
dependiente, será el único ser humano al que verás durante una larga temporada.
Si no se te ocurre nada inteligente que comentarle, dile lo mismo que ponías
antes en el Facebook, se trata tan solo de mantener un mínimo contacto con el
ser humano. Algunas sugerencias: "Jo, es lunes", "Yupi, es
viernes". Si estas propuestas no te convencen y de verdad lo que deseas
fervientemente es hacer el ridículo para llamar la atención, tienes varias
opciones verdaderamente infalibles. "Mucho frío en Soria",
"Mucho calor en Sevilla" o la primera del ranking de cualquier gilipollas
que se precie: "¡Por fin es juernes!". Venga, ya has hecho el ganso
diez minutos. Deja en paz al del estanco, vuélvete a casa y siéntate en el
ordenador a escribir, que llevas siete meses con la novela y vas por el
capítulo doce. Por cierto, se me olvidaba: cómprate también un par de
ceniceros. Los vas a necesitar.
CONSEJO # 7
Han pasado
doce meses. Si has seguido los consejos anteriores no habrás parado de escribir
y escribir. Ha llegado el momento de comprobar si has hecho bien tu trabajo.
Ahí va un test de autocomprobación. Contesta sí o no a las siguientes
preguntas:
¿Tu cara
tiene el mismo moreno cobrizo que Iniesta?
¿Has
engordado doce kilos porque llevas un año comiendo bocatas de mortadela para no
moverte del ordenador?
¿Cuando te
levantas por la mañana toses justo como lo hacía tu abuelo tres meses antes de
espicharla?
¿Ya tienes
tus nuevas gafas de cerca con siete dioptrías más?
Cada
"sí" equivale a un punto. Cada "no", resta dos puntos y
además eres un mentiroso, tú no has escrito una novela negra. Suma los puntos.
Si tienes menos de cuatro, vuelve al punto uno de este decálogo. Si suma más de
cuatro, sería bueno que dejaras la bebida. Si, según tus cuentas, después de
repasarlas varias veces -porque a estas alturas de tu vida tu cerebro no da
para más- te da justo, ni uno más ni uno menos que un cuatro (la cara de tu
retrato), ¡¡Enhorabuena!! Has escrito una novela negra
CONSEJO # 8
Necesitas
contrastar la calidad de tu manuscrito. Alguien que te dé un mínimo feedback de
tu trabajo. Tu madre no vale. No porque sea tu madre, que ya sabemos que te
adora y te va a decir que la novela es una maravilla aunque le mandes algo de
Paul Auster. No, no es por eso. Es que llevas un año sin hablar con ella y como
que queda mal. Ya lo arreglarás en cualquier otro momento, basta con que vayas
a comer un domingo a su casa y le digas que no hay nada como sus croquetas.
Necesitas alguien que te diga la verdad, solo la verdad. Tu mujer tampoco vale.
Te dejó a mitad del capítulo cuatro ¿Te acuerdas? Entonces es cuando decides
llamar a tu mejor amigo para que se la lea.
- ¡Paco!
¿Qué pasa? ¡Ya he acabado la novela!. Confío mucho en tu criterio, me gustaría
que te la leyeras....
- Hombre...
¿cómo estas?... estaba pensando en llamarte... es que... verás... no sé como
decírtelo pero... Verónica lleva siete meses acostándose con Jaime. Sí, Jaime,
nuestro amigo, el del mus, el que está en el paro. Dice que le podía dedicar
tiempo y, ya sabes, es algo realmente importante. ¿Que por qué no te lo he
dicho antes? ¡Coño, si nos mandaste un mensaje a todos diciendo que hasta
pronto muchachos, me esfumo, voy a escribir una novela y desaparezco del mundo,
¿te acuerdas? Oye, te dejo que tengo que entregar unos informes. ¡Suerte con la
novela!".
Joder,
cuelgas el teléfono y llegas a la conclusión de que tu vida se ha ido
verdaderamente a la mierda por esa puta novela. Pero no te arrepientes.
"¡El esfuerzo ha merecido la pena! ¡Que coño, se la voy a mandar a las
editoriales! ¡¡Pero si esto que he escrito es una obra maestra!!"
CONSEJO # 9
Ha pasado
algo de tiempo desde que mandaste el libro a las editoriales. Unos doce meses
más o menos. Se llama elipsis, te lo dijo el mentecato del profesor ese que era
poeta en aquel curso de escritura creativa que hiciste. Sí, coño, el que se
había autoeditado una antología poética que se titulaba Nódulos concéntricos
helicoidales. Aprovechando que ya le has cogido el tranquillo, estás ya con la
segunda novela. Eres feliz como un conejo. Tus gatos y tu perro te miran con
cara rara, aunque no sabes exactamente por qué. Tu vida empieza por fin a
encarrilarse. Has dejado la mortadela, el chóped es mucho más barato y engorda
el doble. Ya te has acostumbrado a tu look de Marilyn Manson, con tu cara
blanca y tu pantalón de chándal negro que usas a diario porque no te vale ni un
vaquero. Y ya tienes el tabaco bastante controlado, has bajado de los tres
cartones semanales a dos y medio. Todo te vuelve de nuevo a sonreír. Solo hay
un problema. No te queda ni un puto duro y las editoriales sencillamente no
contestan, se la trae al pairo. Tienen cubiertas sus ventas editando a
presentadores de televisión que hasta ahora nos habían engañado y que habían
ocultado hasta el último momento que realmente eran la reencarnación del
mismísimo Benito Pérez Galdós. Decides darte algo más de tiempo. Al fin y al
cabo, has escrito un novelón, alguien acabará por contestar, como a Jo March en
Mujercitas.
CONSEJO # 10
El señor
Amazon se ha convertido en tu mejor amigo y pasáis varias horas juntos al día.
Han pasado doce meses más y no te ha contestado ni Dios. Has subido la novela a
Amazon a un euro. Al fin y al cabo, lo que quieres es darte a conocer, el
dinero ya llegará después. Compruebas tu lista de ventas a diario, así como los
comentarios de los lectores. Si ves que ambos parámetros van bien, puede que
estés en el camino del éxito. Aguanta amigo, puede que la cosa salga bien, solo
te faltan dos cosas para garantizarte que vas a dar el pelotazo.
La primera
de ellas, que quince hijos de puta cuelguen tu novela gratis en su web de descargas
ilegales. Esta es una condición indispensable. Si todo el mundo que lee tu
novela ha pagado el puto euro, estás jodido amigo, has llegado al final de tu
carrera literaria. Estás fuera de onda, no eres guay, no eres cool. Estás
muerto.
Si has tenido
suerte y tu libro circula por la red a mansalva de forma gratuita sólo te falta
una segunda condición completamente indispensable para alcanzar el éxito. Que a
los cientos de opiniones de lectores dándote cinco estrellas, diciendo que tu
novela les parece divina de la muerte se sume de vez en cuando un voto de una
estrella de un tipo que dice que tu novela es una mierda, porque le falta una
tilde en la página 43 y el protagonista conduce una Harley. Mi querido amigo
escritor, cuando te pase eso, ten por seguro una cosa: estás dando el pelotazo
literario del año. Cuando otros escritores, envidiosos de tu éxito, se toman el
esfuerzo de poner un comentario para intentar joderte el libro, es que lo estás
haciendo bien. Cuando te pongan diez es que vas a triunfar, puedo asegurártelo.
Créeme, confía en mí.
Y entonces,
cuando te pase eso, apaga tu último cigarro, tira el chóped a la basura, y coge
el teléfono para llamar a tu chica y dile que te perdone, que la quieres mucho
y que Jaime no deja de ser un gilipollas integral, y que además ella lo sabe.
Si te dice que sí, date una buena ducha de una puta vez, que ya va siendo hora,
aféitate esa barba, que no te sienta nada bien y sal a la calle. La vida te
está esperando ahí fuera. Y si tu ex te dice que no, que le gusta Jaime y que
además es un tío estupendo porque adora a su madre, sal a la calle también y
observa la vida para después contarla. Te vendrá bien.
CONSEJO # 11
"Oye,
¿pero esto no era un decálogo?", estarás pensando. Pues sí. Consejo Número
Once. Es que soy un mentiroso. Soy escritor, ¿sabes? Mi trabajo es mentir.
Mentir al lector. Mentirle página tras página para llevarle a un viaje
alucinante, a un mundo nuevo y desconocido para él. Mentirle hasta el final de
la novela para que cuando acabe el libro, lo cierre y piense "¡¡Hostias,
que bueno!!". Esa será tu única recompensa. Imaginar el brillo de los ojos
de tus lectores mientras devoran esas líneas que escribiste aquella noche en la
que estabas aterrorizado porque se te había acabado el tabaco y el café. Si
consigues eso, un día, el menos esperado, te llamarán cuatro o cinco
editoriales para decirte que están como locos con tu novela. Pero esa es otra
historia que ya te contaré. Ahora no importa. Tú ya has triunfado. Lo has
conseguido. Hay miles de personas que te leen. Te ha acompañado la suerte. La
buena, la mala o ninguna de las dos. La suerte de los irlandeses.
@jlrodbooks
J.L. Rod es guionista y escritor.
Autor de La suerte de los irlandeses, la novela negra más vendida en la
Historia de Amazon en España. Ahora en papel en Ediciones B.
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