Pautas para el buen columnista, según Héctor Abad Faciolince
Héctor
Abad Faciolince es un hombre que tiene toda la autoridad para dar
consejos sobre cómo escribir. Las siguientes pautas son
tomadas de una conferencia dada por el escritor en 2006, en la
facultad de comunicación social de la Universidad EAFIT de Medellín,
Colombia. Según el escritor, “la constancia vence lo que la dicha
no alcanza” y es por esa constancia que según él, se atreve a dar
las siguientes pautas:
1.
Estudia y practica: en un curso de periodismo de opinión hay que
escribir al menos dos artículos de 5000 caracteres a la semana, al
principio con un tema asignado y al final del curso con tema libre
para adiestrar la recursividad del alumno. Hay que leer críticamente
todo el artículo y corregir frase por frase y párrafo por párrafo,
por eso un curso de periodismo de opinión no debería tener más de
10 ó 12 estudiantes.
2.
Verifica los datos: averigua por medio de distintas fuentes. La
memoria es traicionera. Cerciórate aunque te sientas seguro de que
Oslo es la capital de Noruega y no de Dinamarca; los enemigos siempre
se van a aprovechar de un error menor aunque este no afecte la
argumentación de la columna.
3.
No seas esclavo de la actualidad. Siempre habrá temas del día que
son ineludibles como un magnicidio o el atentado terrorista que
derriba unas torres, pero el columnista toda la vida no puede
‘chuparle rueda’ a los medios. Hay que tener una agenda personal,
un itinerario propio de intereses que irán de acuerdo con nuestros
humores, vivencias, lecturas e inclinaciones; si uno tiene alguna
curiosidad vital que no se limite a un solo campo del saber, esto le
dará variedad a la columna. En los temas que no son de actualidad,
hay que escribirlos pensando en un lector de hace cincuenta años o
de dentro de un siglo; ¿logras que también ese tipo de lector
mantenga el interés? Es muy aburrido cuando el escritor se siente
predecible. Cuando se abra la revista o al entrar a internet, el
lector debe sentir una especie de ansiedad, ¿de qué nos irá a
hablar hoy? ¿confirmará lo que pienso o me moverá el piso? No
puede ser que piense: seguro que va a hablar bien de Uribe, o mal.
Hay que romper las expectativas o la pereza mental del lector, pero
no se puede hacer trampa, ni escoger lo insólito por lo insólito;
las caries de las muelas de las tortugas es un tema muy raro pero de
interés para pocos dentistas.
4.
No te resistas ni te fuerces. Uno no es el mismo cada día, y ni
siquiera le mismo por la mañana que por la noche. Hay que aceptar e
incluso aprovechar los cambios de humor: el buen genio puede producir
un artículo fresco y liviano; si estás atormentado, una columna
tenebrosa de vez en cuando no está mal; o si estás indignado o
iracundo; no vale la pena pelear con lo que uno siente que es en
determinado momento, sino sacarle partido a todos los estados de
ánimo.
5.
Hay que parar oreja. Oír lo que dicen y cómo lo dicen los demás.
El propio cerebro y las propias palabras son muy poca cosa. Una buena
frase o una ocurrencia original puede estar en la boca de cualquiera.
Leer a los grandes escritores y a los buenos comentaristas es muy
conveniente, pero también oír lo que dice la vecina de abajo.
6.
Salvo por alguna demostrada obra de beneficencia, NO escribas nada
gratis. así sea una cantidad simbólica, el oficio de escribir
artículos es un oficio intelectual serio que se debe pagar. Cobra
aunque te sobre la plata y no te haga falta el pago. No lo harás por
ti sino por otros que quieren vivir de saber opinar y de saber
escribir y argumentar. Ten en cuenta, eso sí, que el pago más
importante es otro, el que te dan tus lectores. Sólo tienes dos
cosas: tu nombre y tus lectores, pues ellos serán los que irán a
buscarte a otro medio en caso de que te echen del primero. No hay
pago igual al recuerdo que tiene un lector de una columna que
escribiste hace diez años, ese es el otro pago.
7.
Todo artículo debe ser un ensayo breve. Se pueden hacer acotaciones
al margen, pero en general, un buen artículo tiene que tener un solo
tema. No se puede picotear aquí y allá porque la columna se
dispersa y el lector se pierde. Hay que aprender dos cosas: a
sintetizar ideas, a condensarlas en el número de caracteres
asignados, o a repetir lo mismo con variaciones si ya todo está
dicho en el primer párrafo, de esas variaciones alrededor de lo
mismo puede salir sin que uno lo sepa, la verdadera novedad del
artículo.
8.
No trates a tus lectores como bobos ni como genios. Explica, pero no
demasiado; insinúa a veces, en lugar de decirlo todo, pero no te
pases de sutil porque la gente que lee periódicos no tiene la misma
actitud mental de quien está frente a un libro de Hegel. Haz que el
lector se concentre pero no que se rompa los sesos.
9.
Hoy en día los lectores opinan sobre tus opiniones. como en todos
los casos de la vida, ante un ataque injusto o ante una agresión
personal, lo mejor es morderse un rato la lengua. No respondas al
primer impulso ni con lo primero que se te venga a la cabeza, que
casi siempre es fruto de la rabia y no de la reflexión. No seas
hipersensible, si escogiste el oficio de exponer tus ideas en
público, no todo el mundo podrá estar de acuerdo contigo. Trata de
que te crezca un callo en el esternón, para que no te creas ni los
halagos desmedidos que te dicen, ni las críticas agrias que te
lanzan. Recuerda este aforismo de Lichtenberg: “En la vida me han
hecho tantos elogios inmerecidos que bien me puedo aguantar una
crítica inmerecida”.
10.
No almuerces con políticos ni con poderosos, salvo que sean amigos
íntimos de juventud. Apártate de los encumbrados si quieres
mantener la independencia. Decía un gran periodista italiano que la
corrupción empieza por la mesa, aceptar regalos y favores de los que
tienen el poder y la plata es lo mismo que dejarse poner un bozal; el
peor bozal es el miedo de decir lo que de verdad piensas, sólo si te
van a matar por eso, te puedes permitir la cobardía de no decir
algo. Si el tema vale la pena, si tus hijos están grandes y ya no
estás tan apegado a la vida, hazte matar.
11.
Perdónate los errores y las columnas fallidas. No tengas la vanidad
de creer que todo lo que sale de tu caletre está bien. Sé
autocrítico pero no te hundas en la paralizante inseguridad del
titubeo perpetuo. No se puede ser impúdico, publicar todo lo que se
nos ocurre, pero tampoco te puedes enfermar de silencio por miedo a
equivocarte.
12.
Tener una columna muy leída da un cierto poder. Hay que usar ese
poder con prudencia, uno se puede ensañar ni aprovecharse de él.
Trata de vez en cuando de ponerte en los zapatos de los demás, no
los juzgues como si fueras un dios justiciero e infalible. Considera
que a veces tú mismo en esas circunstancias, podrías haber actuado
de manera similar. Tratar de entender los motivos ajenos, es un acto
de generosidad, pero si tienes que atacar, ataca sin miedo y sin
cálculo. Olvídate de la propia conveniencia, lo único que te
conviene es el respeto de los lectores; si pierdes el puesto por lo
que publicas pero has cuidado tu nombre, encontraras otro sitio donde
decir lo que piensas.
- Estudia el tema, piénsalo, lee sobre él, investiga; pon en cada párrafo, ordenadamente, una argumentación. Contesta de una vez las objeciones de tus enemigos o las que creas que se le pueden ocurrir al lector mientras lee. Usa con medida los ejemplos, las ironías, las citas y el humor. Trata de ser claro y no te adornes inútilmente. Es un artículo, no es un poema. No recurras nunca o casi nunca al argumento de autoridad ni al ataque personal; básate más en hechos que en ideas. No derribes a la fuerza puertas que están abiertas. Trata de ser profundo pero también a meno. Después de una dosis de teoría abstracta, regresa a la tierra. Escribe platos fuertes pero no te olvides también de los postres. Es bueno para los lectores, pero también para ti. Diviértete en lo que haces, si te aburres se nota. Si esto no te entretiene, dedícate a otra cosa.
Artículo
recopilado por: Santiago
Molina Roldán
Ver conferencia en:
http://www.youtube.com/watch?v=n_TXhOcoI_U
Otras frases de Héctor Abad:
- "Lo que yo hago me resulta muy paradójico: soy una persona sin memoria que escribe de memoria cosas que cree recordar".
- "Tengo cada vez más la impresión de que la gente vive en un mundo fantástico que disfraza de memoria fidedigna y real. Memoria es lo que tienen las computadoras: lo nuestro es una sucia e imperfecta imitación de la memoria verdadera. La memoria humana es una máquina de la distorsión".
- "El escritor no tiene un único objetivo, o tal vez sí: escribir bien, contar bien, hacer que los lectores lleguen, olvidados de sí, hasta el final. Cuando uno consigue que las palabras tengan casi tanto peso como la realidad, cuando un beso leído sea casi como un beso dado, tal vez eso sea un indicio de que lo estamos haciendo bien".
- "Escribo libros como los arquitectos diseñan casas. Tal vez la diferencia está en que los arquitectos lo hacen para vivir. Yo escribiría aunque nadie me pagara por escribir. ¿Será esa la parte sacerdotal de la escritura?".
- "La utilidad de la literatura, para mí, es que paso horas leyendo, y esas horas me han hecho muy feliz. Si consigo lo mismo con algún lector, alguna vez, habré cumplido con mi tarea".
- "Uno no sabe nunca bien si lo que escribe vale la pena o no, pero yo no sirvo para otra cosa".
- "Creo que hay dos tipos de artistas: los que hacen toda la vida variaciones sobre una misma obra, y los que en cada período de su vida se enfrentan con problemas distintos y tratan de meterse por un nuevo camino".
- "La palabra es un vehículo, quizá el mejor, del pensamiento. Si la palabra consigue expresar ideas de justicia y tolerancia, y atraer hacia esas ideas a algunas personas, entonces hay un trabajo de persuasión que tiene efectos positivos. Escribir bien, explicar bien las ventajas de ciertas ideas sobre otras, es un trabajo "palabrero" con efectos reales".
- "Internet es la Biblioteca de Babel, de Borges, trasplantada de la fantasía a la realidad: ahí están todas las maravillas y todas las aberraciones. Lo más exaltante y lo más denigrante, tanto desde el punto de vista humano, como del lenguaje".
- "Mis planes son ya los mismos de siempre: leer, escribir, comentar el presente, encontrar las palabras para contar bien las cosas y tratar de no volverme un fanático en ningún sentido".
Tomadas de:
http://trabalibros.com/escritores/i/16962/56/hector-abad-faciolince
Otras frases de Héctor Abad:
- "Lo que yo hago me resulta muy paradójico: soy una persona sin memoria que escribe de memoria cosas que cree recordar".
- "Tengo cada vez más la impresión de que la gente vive en un mundo fantástico que disfraza de memoria fidedigna y real. Memoria es lo que tienen las computadoras: lo nuestro es una sucia e imperfecta imitación de la memoria verdadera. La memoria humana es una máquina de la distorsión".
- "El escritor no tiene un único objetivo, o tal vez sí: escribir bien, contar bien, hacer que los lectores lleguen, olvidados de sí, hasta el final. Cuando uno consigue que las palabras tengan casi tanto peso como la realidad, cuando un beso leído sea casi como un beso dado, tal vez eso sea un indicio de que lo estamos haciendo bien".
- "Escribo libros como los arquitectos diseñan casas. Tal vez la diferencia está en que los arquitectos lo hacen para vivir. Yo escribiría aunque nadie me pagara por escribir. ¿Será esa la parte sacerdotal de la escritura?".
- "La utilidad de la literatura, para mí, es que paso horas leyendo, y esas horas me han hecho muy feliz. Si consigo lo mismo con algún lector, alguna vez, habré cumplido con mi tarea".
- "Uno no sabe nunca bien si lo que escribe vale la pena o no, pero yo no sirvo para otra cosa".
- "Creo que hay dos tipos de artistas: los que hacen toda la vida variaciones sobre una misma obra, y los que en cada período de su vida se enfrentan con problemas distintos y tratan de meterse por un nuevo camino".
- "La palabra es un vehículo, quizá el mejor, del pensamiento. Si la palabra consigue expresar ideas de justicia y tolerancia, y atraer hacia esas ideas a algunas personas, entonces hay un trabajo de persuasión que tiene efectos positivos. Escribir bien, explicar bien las ventajas de ciertas ideas sobre otras, es un trabajo "palabrero" con efectos reales".
- "Internet es la Biblioteca de Babel, de Borges, trasplantada de la fantasía a la realidad: ahí están todas las maravillas y todas las aberraciones. Lo más exaltante y lo más denigrante, tanto desde el punto de vista humano, como del lenguaje".
- "Mis planes son ya los mismos de siempre: leer, escribir, comentar el presente, encontrar las palabras para contar bien las cosas y tratar de no volverme un fanático en ningún sentido".
Tomadas de:
http://trabalibros.com/escritores/i/16962/56/hector-abad-faciolince
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