Cómo
escribir diálogos: 10 claves para escribir diálogos eficaces
Después de las entradas sobre las diferentes formas de
diálogo y las funciones que tienen en la historia, por fin la tercera entrega
de este tema para hablar de las claves para escribir un buen diálogo.
Si escuchamos una conversación real e intentamos llevarla
al papel, en seguida nos damos cuenta de que ese diálogo no funciona a nivel
narrativo. Las conversaciones reales están llenas de interrupciones, frases sin
terminar e incoherencias. La clave está en mantener esa verosimilitud de una
conversación real, aunque sin tantos tropiezos. Pero, ¿cómo lo hacemos?
1.
Conoce a tu personaje
Es fundamental para ponerle voz a un personaje saber
todo lo posible sobre él. Su personalidad, procedencia, edad, educación,
profesión, época en la que vive… Son datos que nos darán las pistas necesarias
para entender cómo ha de hablar.
Eso sí, ojo con los dialectos o defectos en la dicción
de los personajes, porque puede cansar al lector encontrarse páginas llenas de
frases mal escritas o difíciles de descifrar.
2.
Interpreta su papel
Cuando tengas que dialogar, intenta ponerte en la piel
de los personajes, interpretar su actuación. Hazlo en voz alta, no te cortes
(ése es el motivo por el que, desde hace años, sólo puedo escribir en la
intimidad).
Si te conviertes en el actor de tus propias obras y
las interpretas mientras escribes, no sólo te resultará más sencillo crear
diálogos que funcionan, sino que incluso descubrirás los gestos y las acciones
que el diálogo te está pidiendo.
3.
Dinamismo
Utiliza, en general, frases cortas, omite los verbos
en algún caso, sé conciso, dinámico, no pierdas el ritmo y el diálogo fluirá
mejor. Esto no quiere decir que no puedas añadir intervenciones de diálogo más
largas o complejas, pero mejor que no sea la tónica habitual.
Tomemos como ejemplo un fragmento del diálogo que os
puse en el post anterior sobre los diálogos.
—No se asuste.
—¡No estoy asustado!
—Sí, lo estás.
—Muy bien, estoy asustado, ¿qué otra cosa puedo hacer?
—Nada más que venir conmigo y pasarlo bien. La Galaxia
es un sitio muy divertido. Necesitarás este pez en la oreja.
4.
No expliques, avanza
No uses los diálogos para explicar lo que debería
haberse entendido con la acción. El malo que expone su plan diabólico al héroe
punto por punto sólo funciona en las parodias. Si tienes que explicar toda la
historia a un lector al final para que se entienda, puede que tengas que
revisarlo.
Tampoco uses el diálogo para decir cosas que todos los
personajes del diálogo ya conocen o que nadie ha preguntado. Plantéate siempre
si la frase que se pronuncia en cada diálogo tiene sentido, si alguien podría
realmente pronunciarla.
Como ejemplo, tomando un fragmento del diálogo de
Douglas Adams, está claro que no es lo mismo esto…:
—Lamentablemente, me he quedado en la tierra por mucho
más tiempo del que pretendía —dijo Ford—. Fui por una semana y me quedé quince
años. Hasta allí me llevó un pesado, uno de esos niños ricos sin nada que hacer
y que van por ahí, buscando planetas que aún no hayan hecho contacto
interestelar para anunciarles su llegada. Primero buscan un lugar aislado donde
no haya mucha gente, aterrizan junto a algún pobrecillo inocente a quien nadie
va a creer jamás, y luego se pavonean delante de él llevando unas estúpidas
antenas en la cabeza y haciendo ¡bip!, ¡bip!, ¡bip! Realmente es algo muy
infantil.
… que esto otro:
—Lamentablemente, me he quedado en la tierra por mucho
más tiempo del que pretendía —dijo Ford—. Fui por una semana y me quedé quince
años.
—Pero, ¿cómo fuiste a parar allí?
—Fácil, me llevó un pesado.
—¿Un pesado?
—Sí.
—¿Y qué es…?
—¿Un pesado? Los pesados suelen ser niños ricos sin
nada que hacer. Van por ahí, buscando planetas que aún no hayan hecho contacto
interestelar y les anuncian su llegada.
—¿Les anuncian su llegada? —Arthur empezó a sospechar
que Ford disfrutaba haciéndole la vida imposible.
—Sí —contestó Ford—, les anuncian su llegada. Buscan
un lugar aislado donde no haya mucha gente, aterrizan junto a algún pobrecillo
inocente a quien nadie va a creer jamás, y luego se pavonean delante de él
llevando unas estúpidas antenas en la cabeza y haciendo ¡bip!, ¡bip!, ¡bip! Realmente
es algo muy infantil.
5.
Interrumpe de vez en cuando
También tomando como ejemplo el diálogo anterior, una
buena forma de hacer verosímil el diálogo y darle ritmo es a través de las
interrupciones. Añade cortes, preguntas y comentarios para hacer la
conversación más fluida.
6.
Enfádalos, hazlos dudar
Los personajes tienen que vivir a través del diálogo,
mostrar sus estados de ánimo, cambiar de opinión, estar alegres, dudar,
enfadarse o mosquearse. De nuevo, interpreta y fíjate en cómo ha de decirlo, en
cómo se siente el personaje cuando pronuncia esa frase. Así descubrirás qué
palabras debe emplear y cómo las dirá.
7.
Haz que importe
Como cualquier otro elemento de la narrativa, cuando
hay un diálogo debería ser porque es la mejor forma de contar ese fragmento,
porque tiene que haberlo. Así que, si escribes un diálogo, intenta que sea por
algo, porque haga evolucionar la historia, porque al menos uno de los
personajes cambie de estado de ánimo, porque pasarán cosas mientras hablan.
En el diálogo de Douglas Adams del ejemplo del post
anterior, Arthur pasa por distintos estados de ánimo. Primero está en shock, no
acaba de asimilar que la Tierra haya desaparecido. Se enfada luego, se asusta
y, finalmente, se resigna.
8.
Rómpelo con acción
No olvides que, mientras hablamos, no solemos estarnos
quietos. Mientras hablamos, también pasan cosas y detener en ocasiones el
diálogo para explicar lo que ocurre también aporta realismo a la escena, además
de que nos ayuda a hacerla avanzar.
9.
No te pases con los “dijo”
Este tipo de acotaciones han de hacerse notar lo menos
posible. Sobre este punto escribí hace tiempo un post llamado el narrador en
los diálogos, donde explico más detalladamente cómo usar las acotaciones
mientras hablan los personajes.
10.
Lee
Como en todas las técnicas narrativas, la mejor forma
de aprender es escribiendo y leyendo. Fijarse en como lo hacen los maestros es
fundamental para mejorar nuestra escritura.
Cuando leas una novela o un relato y encuentres un
diálogo que funcione bien, subráyalo, fotocópialo, anótalo o márcalo de alguna
manera. Luego vuelve sobre él y desmenúzalo hasta que entiendas su mecanismo.
Pocas cosas te ayudarán más que ésta.
Más sobre el arte del diálogo, en el mismo portal:
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