ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

martes, 28 de mayo de 2019

Trece sugerencias de Alonso Cueto para escritores





Trece sugerencias de Alonso Cueto para escritores


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Tomado de: http://www.leeporgusto.com/trece-sugerencias-de-alonso-cueto-para-escritores/?fbclid=IwAR0yOLKDy2M6VJ0ClM2yALueRH4UnxDP4v1OK4Cs0VMv7kctyPLwm6T-4dc
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Las convicciones son fruto de la experiencia y por ello Alonso Cueto ha hecho bien en resumirlas en un libro del cual extraemos y compartimos el siguiente colofón. Estas son recomendaciones para escritores que empiezan su recorrido por el incierto y apasionante oficio de la escritura.



Del libro La piel de un escritor. Contar, leer y escribir historias (Fondo de Cultura Económica, 2014) extraemos estos consejos del escritor Alonso Cueto dirigidos a escritores, aunque si partimos de la premisa de que todo escritor es ante todo un lector, bien podríamos decir que esta también es una guía para lectores.

1. La literatura es una cuestión de oído. Lee lo que has escrito en voz alta. Repítelo y corrige los tropiezos del ritmo hasta que “suene bien”. Por “sonar bien” se entiende una relación fluida entre el sonido y el sentido. La literatura, como la música, ocurre en el tiempo. No hay mejor prueba que la voz.
2. La literatura también es una cuestión de mirada. Un escritor debe poder “ver” a sus personajes, gracias a una descripción viva de un detalle físico. Puede cambiar el lente de sus frases para descubrir una luz oculta en sus ojos así como para poder describir el panorama de una plaza o una calle. El lenguaje es un sistema de observación que va graduándose a lo largo de una narración.
3. Parafraseando una frase de Strunk and White, narrar tiene que ver con lo específico, lo particular y lo singular, no con lo abstracto, lo vago y lo general. Estas últimas categorías son de pensadores y científicos, no de escritores. La frase “acaban de matar a Pedro” es más fuerte que “La muerte de un hombre es una tragedia”. Hay que tratar de ser lo más concreto posible. Si escribes que Lucía se subió a su vehículo, dices muy poco. Si escribes que se subió a su automóvil, dices un poco más. Pero si escribes que se subió a su Peugeot azul, estás definiendo una parte de su vida. En ese sentido, los detalles son el dios de la historia. Cuando Anna Karenina ve llegar a su marido a la estación después de haber caído fulminada de amor por Vronski, Tolstoi nos dice que sus orejas le parecieron demasiado grandes. Solo así sabemos que ha dejado de amarlo.
4. Todos los hechos de una narración tienen que ser inesperados pero lógicos. Cada nuevo incidente tiene que partir del anterior pero pasar a un estado nuevo. El incidente es una herramienta al servicio de la construcción de un personaje, un objetivo supremo.
LaPieldeUnescritorpost15. Decidir cuánto tiempo se le dedica a cada episodio es un asunto de intuición, de acuerdo a su grado de importancia y su posición en el relato. La cantidad de información que se procesa a lo largo de una historia debe merecer mayor o menor tiempo, de acuerdo a la relevancia que se le quiera dar. En El agente secreto, Joseph Conrad narra en una página el asesinato de Verloc, que ocurre en el instante en el que su esposa le asesta una cuchillada. Por otro lado, un tiempo real largo puede merecer solo una frase: “Pasaron algunos años”. Una novela o un relato es un vehículo temporal que cambia de velocidad constantemente, creando sus propios tiempos.
6. Nunca pienses que escribes para nadie, ni siquiera para un lector imaginario. Escribes para ti mismo. Lo demás son consignas.
7. Es importantísimo conocer a tus personajes como si estuvieran dentro de ti. Debes saber a qué hora les gusta levantarse, qué han soñado, qué toman de desayuno, qué música los hace bailar, cuáles son sus pensamientos ocultos. Sus manías en el vestido, en la forma de comer, sus terrones ocultos, sus frustraciones y anhelos de los cuales ellos mismos pueden no ser conscientes también son parte de la materia prima de un personaje. Esto no significa que necesariamente vas a incluir todos esos detalles en la narración. Pero debes saberlos para conocer bien a los personajes. Toma tiempo conocerlos. Mientras escribes, son más importantes que los amigos y familiares, aunque alguno de estos pueda haberte inspirado. El personaje termina reflejando un aspecto de la intimidad de un escritor, que lo asume como propio. Lo más importante es entenderlos desde dentro.
8. Busca las historias que más te obsesionen. Escucha con atención las historias que te cuentan. Recuerda las historias de la Biblia o de los cuentos infantiles y trata de adaptarlas a tu vida para contarlas otra vez. Recuerda tus propias historias. Tu infancia es una caverna llena de memorias íntimas, entrañables, desgarradas en las que tienes que internarte. Estamos rodeados de historias. Pero solo son un punto de partida. Lo importante es lo que hagas con ellas.
9. Mira a la gente a tu alrededor. Los relatos de cada persona están escritos en su ropa, en sus gestos, en sus palabras. Los paraderos, los restaurantes, las colas de los bancos son buenos lugares de observación. No puedes dejar de observar.
10. Lee a los grandes autores pero también a los malos que te gusten y que tengan algo que enseñarte. Una vez que te enseñen algo, trata de olvidarlos. Nunca leas por obligación, siempre por placer. A veces se puede aprender más de un autor que cuenta una historia sin pretensiones artísticas que de un “artista consumado”. Si descubres algunos errores en sus frases o en su historia, imagina lo que habrías hecho en su lugar.
11. Piensa siempre que el crítico literario, salvo casos excepcionales, es solo un lector más. Solo hay un puñado de ellos que valen la pena, y lo puedes saber si en sus textos te han dicho algo interesante que no tiene que ver directamente con los libros que te comentan.
12. Escribir es urgente. Una señal de ello es que nadie te pide que escribas. Nunca dejes de escribir. Nunca dejes de pensar en historias. Nunca fantasees con lo que vas a ganar o a perder escribiendo. Ese no es el problema. No hay problema. Escribe todo el tiempo, aun cuando no estés frente a un papel o a una pantalla. Si ya has vivido lo suficiente, busca la soledad y el silencio. No importa lo que digan. Casi todos los otros seres humanos son potenciales enemigos del trabajo de un escritor. Los aliados escasean. Asegúrate de que tu cónyuge sea uno. De lo contrario, sepárate cuanto antes.
13. Nunca olvides que escribir es romper todos los diques: abandonarse, perderse, olvidarse.

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