Decálogo del ensayista investigador-literario
Mario
Morenza
1.No
plagiarás. Puedes engañar todas las veces a la mitad de los
lectores, o a todos los lectores la mitad de las veces. Nunca, a
todos los lectores todas las veces.
2.Se
claro, sencillo y profundo en tu prosa. Si esa vecina que se molesta
por el volumen de la música cada vez que organizas fiestas es capaz
de entender tus argumentos, significa que has llegado a dominar tu
tema de investigación.
3.La
investigación en la literatura se lleva en el corazón para
desvelarte noches y noches por ella, no en los labios para presumir
en Facebook de los congresos a los que has asistido como ponente o
de los artículos que has publicado en revistas arbitradas, además
de esas alucinantes asociaciones de literatura comparada.
4.Antes
de elegir un objeto de estudio hazte la siguiente pregunta: ¿estaré
dispuesto a pasar al menos seis meses en esta investigación, como
bien lo dice Umberto Eco en ¿Cómo hacer una
tesis? Si la respuesta es negativa, no lo
hagas, simplemente olvídala y dedícate a otra cosa. Si es
afirmativa, adelante, siéntate a tu mesa, enciende tu máquina,
abre un nuevo documento Word y empieza a escribir así sean
garabatos y frases inconexas. Si nada llega a tu mente, entretente
con Buscaminas. A veces encontrar las palabras es como este
videojueguito: hay unas que funcionan y otras dinamitan el texto.
5.El
autor o los autores que has elegido estudiar son tus dioses. A ellos
debes honor y reverencia. Tu tesis, por lo tanto, debe estar bien
escrita, un error equivaldría a un sacrilegio, una referencia
inexacta, a una variante del pecado.
6.Tener
siempre presente las palabras del crítico y narrador venezolano
Carlos Sandoval: “En literatura cualquier tema es susceptible de
estudio”. Así que no temas a desarrollar ese objetivo que tienes
en mente por muy volado que parezca.
7.No
es una recomendación, es un deber irrevocable, pleno como la luna
llena, que antes de emprender la escritura de una tesis realices la
lectura de al menos el 98.5% de la obra del autor a estudiar, así
solo analicemos una de sus obras.
8.Ten
fe en tu labor de investigación literaria. Aunque a veces es
saludable, como diría Augusto Monterroso, dudar en lo que crees y
creer en lo que dudas. Toda investigación nace, de hecho, de una
duda, de un vacío, de alguna oscuridad que nos perturba.
9.En
tus manos no tienes la verdad, pero sí tienes la posibilidad de
alcanzar una de las miles de verdades que pueden surgir de una
investigación. Mi poca experiencia en los estudios literarios ha
sido suficiente para saber que nadie en literatura es portador de la
última palabra. Pocas o ninguna pudieran jactarse como lecturas
definitivas. Las épocas y los hombres cambian sus ideas,
rejuvenecen cada tanto tiempo su percepción del mundo, pues éste
también es un ente inconstante. Siempre he tomado esta frase de un
científico alemán como mi única verdad: “La única ley en el
universo que no cambia es aquella que dice que todo cambia”.
10.Hay
dos formas de aprender: con lo que te emociona o conmociona. Para
enseñar son las mismas. Nuestro ensayo, nuestro trabajo de
investigación, de alguna manera para transmitir lo que hemos
descubierto, debe emocionar, conmover a sus lectores, seguramente
futuros ensayistas si no es que ya lo son. Nuestro trabajo es de
creación, hasta podemos decir que es poesía, una extraña poesía
en prosa con citas APA. Pero acaso, ¿la poesía y la física no
tienen un mismo objetivo general en común? Descubrir los misterios
del universo.
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