ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

martes, 24 de febrero de 2015

MAS DE 100 CONSEJOS LITERARIOS Gabriella Campbell

MAS DE 100 CONSEJOS LITERARIOS Gabriella Campbell

Tomados de:

CONSEJOS DE FORMA):

1. Elimina palabras innecesarias, las palabras “ligeras” que no te llevan a ninguna parte. Como dijo Mark Twain: “Escribe maldito cada vez que estés dispuesto a escribir muy; el editor lo eliminará y la escritura será como debe ser”. Además,

2. Evita la repetición de conectores: sin embargo, es decir, en cuanto que, esto es…

3. La puntuación es fundamental, marca el ritmo del texto. Asegúrate de usarla bien. El punto y coma existe. Y los dos puntos. Y las comas a veces no se utilizan como crees que deben utilizarse.

4. Ojo con la concordancia. De número y género. Para dudas, Fundéu y la RAE son tus amigos. Y Wordreference es como ese colega de trabajo que está en las mismas que tú, pero que a veces te resuelve las dudas.

5. En general, debes estudiar y conocer tu herramienta principal de trabajo, que es el lenguaje. Aprende ortografía, aprende gramática, aprende sintaxis, aprende retórica. Toda la que puedas.

6. No te pases con los gerundios; no te pases con los adverbios terminados en –mente. Enlentecen y abigarran el texto. Del mismo modo,

7. No te pases con las subordinadas. Y no las hagas demasiado largas, ni metas que a tutiplén. Y por favor,

8. No te pases con los adjetivos. Si analizas tus textos, te darás cuenta de la gran cantidad de adjetivos que has usado que en realidad no aportan gran cosa.

9. En los diálogos, no te limites a identificar al hablante mediante el verbo de habla. Puedes meter incisos con lo que están haciendo, pequeñas descripciones sobre su indumentaria, etc. No tengas miedo de experimentar. Solo tienes que leer los diálogos luego en voz alta para ver si suenan bien.

10. Y evita los verbos de habla que no sean básicos (decir, preguntar). Que en cada intervención haya verbos como barbotar, especificar, inquirir, acusar… desconcentra al lector y le resta naturalidad a la comunicación entre tus personajes.

11. No utilices palabras rimbombantes. Como dijo Franzen: “los verbos interesantes rara vez son interesantes”. En resumen,

12. Haz que suene natural. Como dijo Elmore Leonard: “Si al leerlo suena a algo escrito, reescríbelo”.

13. Como ya hemos dicho con los diálogos, lee en voz alta tu texto. Así comprobarás si suena natural, entenderás mejor el ritmo de lo escrito. Y evitarás las rimas internas, para que tu escritura fluya de manera creíble y no se te cuelen pareados terribles (y otras cosas que riman con creíble).

14. Recorta sin piedad. En tu texto y en tu vida, para hacerle sitio a la buena escritura. Ya lo decía Susan Sontag: “Hay mucho que hay que entregar o que te quitarán si quieres escribir una obra”.

15. Evita la decoración innecesaria. Lo dijo Hemingway: “La prosa es arquitectura, no decoración de interiores”. Una buena forma de conseguirlo es la siguiente:

16.Relee tu frase y elimina todas las palabras que no aporten nada. Las que no sean necesarias. Como decía Vonnegut, todos los párrafos deben decirnos algo sobre el personaje o sobre lo que está ocurriendo. Lo demás acaba siendo accesorio.

17. No cuentes, muestra. Chéjov dijo: “No me digas que brilla la luna; muéstrame un destello de luz sobre cristales rotos”.

18. Como decía Orwell, “nunca uses una metáfora o expresión que estés acostumbrado a ver impreso”. En definitiva, no uses expresiones socorridas y habituales. También dice:

19. Nunca uses la voz pasiva si puedes usar la activa. Esto le proporciona mayor fluidez y sencillez al texto.

20. En caso de duda, el orden lógico de la oración suele ser el más eficiente (sujeto+verbo+predicado). Y para los adjetivos también (¡no los pongas siempre delante del sustantivo!).

21. En general, utiliza palabras cortas, frases cortas y párrafos cortos. Así, cuando metas una palabra larga, una frase larga o un párrafo largo, será extraordinario y recibirá la atención que merece. Intenta utilizar tiempos verbales simples. Un “ella llegó” suele quedar mejor que un “ella había llegado”.

22. Utiliza la palabra precisa. ¿Por qué decir “atravesó el umbral de la puerta para entrar en la habitación” (sic) cuando puedes decir “cruzó la puerta” o incluso “entró”? Si hay una sola palabra que puede sustituir a tres palabras, suele ser la palabra adecuada. Para esto es útil…

23. Aprender palabras nuevas. Visita el diccionario de vez en cuando. A mí me gusta utilizar generadores aleatorios de palabras, aunque todavía no he encontrado uno en español que me convenza del todo.

24. Elimina unos cuantos signos de exclamación. Decía Scott Fitzgerald que los signos de exclamación eran como reírte de tus propios chistes. Y queda mucho mejor en un diálogo que nos demos cuenta de la desazón de un personaje por su lenguaje corporal que por esos ocho signos de exclamación que toman al lector por tonto.

25. Aprende a utilizar los puntos suspensivos. No, no sirven para todo.

26. No abuses de la metáfora. Ni de los símiles. Que destaquen porque son escasos en un texto sencillo. Que destaquen porque tienen sentido (¡coherencia!), no solo porque suenen bien, y porque nadie los ha usado antes.

27. No solo percibimos con la vista. También con el oído, el tacto, el olfato… Usa estos sentidos en tu escritura, pero por favor no los uses siempre, ni todos a la vez.

28. Utiliza el lenguaje adecuado para tu público. Los tecnicismos, por ejemplo, no son ideales si no estás escribiendo para un público especializado.

29. Piensa en cómo sobrevivirá tu lenguaje al paso del tiempo. Utilizar palabras coloquiales actuales puede ayudarte a darle realismo a un diálogo, pero también puede hacer que tu texto se quede obsoleto en muy poco tiempo. Del mismo modo, no siempre es conveniente referirse a temas exclusivos de la actualidad o a memes efímeros.

30. Un conejo de corrección: ten cuidado con ciertas palabras que el procesador de textos no te va a identificar como errores.

CONSEJOS DE CONTENIDO

31. No te repitas. Ya sea en forma o contenido, no aburras a tus lectores. Si puedes decir algo una sola vez, hazlo.

32. Cuenta aquello que solo tú puedes contar. Neil Gaiman dice: “(…) siempre habrá mejores escritores que tú y siempre habrá escritores más listos que tú. Siempre habrá personas a las que se les dé mejor esto o lo otro, pero solo tú eres tú”.

33. Dale al lector por lo menos un personaje por el que apostar. Esto lo decía Kurt Vonnegut. Haz que tu lector empatice por lo menos con un personaje, que se involucre con este, que le importe lo que le pase. Y Vonnegut también dijo que:

34. Todos los personajes deben querer algo, aunque solo sea un vaso de agua. El deseo, en todas sus formas, es un motor poderoso.

35. Sé un sádico. Haz que a tus personajes les pasen cosas terribles. Es en su lucha donde el lector encontrará su entretenimiento.

36. No te guardes las mejores ideas. No reserves tu inspiración para más adelante. Como dijo Annie Dillard: “Gástalo todo, dispáralo, juégatelo, piérdelo todo, ahora, siempre. No te guardes lo que parece bueno para más adelante. Ya vendrán más cosas para más adelante, cosas mejores”.

37. Una vez terminado el primer borrador, elimina un 10%. Esto lo dice Stephen King, pero hay escritores que hablan incluso de eliminar un 30%.

38. No escribas las partes que la gente tiende a saltarse. Recuerdo que en el colegio me decían que Pío Baroja describía en pinceladas porque decía que las descripciones lo aburrían. Esto no quiere decir que solo tienes que escribir acción y diálogos, pero sí que te plantees si ese párrafo descriptivo de ochocientas palabras es realmente necesario.

39. Si escribes ficción, la verosimilitud es imprescindible. Tom Wolfe decía que el problema que tenía la ficción era que tenía que ser plausible, algo que no ocurre con la no ficción.

40. Y por esto, la coherencia es fundamental. Hasta en los detalles más pequeños. Si un niño lleva una gorra roja, no puede ser azul en el capítulo siguiente, por lo menos no sin una explicación satisfactoria.

41. Cuidado con las escenas o personajes a los que les coges especial cariño. Puede que te estén engañando, que no veas sus defectos por ese amor de padre. Como dice King, mata a tus queridos.

42. Dice Joyce Carol Oates que la técnica es importante, pero es el contenido el que permanece en la mente del lector. Obsesiónate con la forma, pero no demasiado. Crea una historia digna de recordarse.

43. Para Oscar Wilde, el arte está por encima de la moralidad: “No existen los libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o mal escritos. Eso es todo”.

44. Haz llorar. Haz reír. No tienes que hacer las dos cosas, pero eso también es posible.

45. Evita los tópicos, los clichés, aquello que has visto ya mil veces en todas partes.

46. Entrégalo todo en la primera línea. Sangra en esa primera línea. Esa es la que va a obligar al lector a seguir leyendo.

48. Frank Herbert decía que en realidad el final no existe. La historia termina donde tú decides parar. O, como dicen algunos escritores, un libro no está terminado hasta que se publica.

CONSEJOS DE PRODUCTIVIDAD Y APRENDIZAJE

49. Lee. Mucho.

50. Lee de todo. Hasta los géneros y temas más insospechados pueden ayudarte, inspirarte, enseñarte. Eso sí,

51. Lee a los grandes. Aprenderás de los maestros, de aquellos a los que quieres emular. De los malos solo se te contagiarán los errores y meteduras de pata. Y si te empeñas en leer a los malos, anota todo lo que hacen mal para evitarlo.

52. Lee a los grandes justo antes de escribir. La inspiración te acompañará, y aplicarás, sin saberlo siquiera, mucha de la habilidad de los grandes.

53. Escribe todos los días. Aunque sea solo media hora, escribe. Y es que…

54. Si tú apareces todos los días, después de un tiempo tu musa aparecerá también (Isabel Allende). La persistencia es fundamental porque, como dice Octavia Butler:

55. “No se empieza escribiendo bien. Empiezas escribiendo mierda, pensando que es bueno, y luego poco a poco vas mejorando. Por eso siempre digo que una de las virtudes más valiosas es la persistencia”. Para ello tienes que…

56. Escribir muchísimo. Cumple con tus 10000 horas bien hechas. Además, es la única forma de aprender a enfrentarse al rechazo.

57. Escribe según tu programa, no según tu estado de ánimo (Henry Miller). Del mismo modo, como decía Walter Benjamin:

58. No dejes de escribir porque te hayas quedado sin ideas. Con la disciplina, estas vendrán tarde o temprano. Pero escribe mientras.

59. Escribe una cosa a la vez, hasta que la termines. Esto también lo decía Henry Miller, y sin duda está destinado a aquellos escritores que se distraen con mil proyectos sin terminar ninguno. El enfoque es importante, aunque personalmente encuentro que llevar dos al mismo tiempo me ayuda a no odiar demasiado al primero.

60. Cuídate. Duerme suficiente. Tienes que estar en condiciones óptimas.

61. Café para disciplina, cerveza para creatividad.

62. Ten otras aficiones secundarias y creativas. Pinta, compón música, actúa. La creatividad es interdisciplinar y lo que aprendes de una disciplina acaba ayudando con tu progreso en otra.

63. Deja de escribir cuando todavía estás inspirado, cuando sabes qué va a pasar a continuación. Eso hará que comenzar de nuevo al día siguiente sea mucho más fácil (este consejo es de Hemingway).

64. Copia textos de los grandes, a mano. Aprenderás de manera indirecta las mejores formas de escribir. Y la conexión entre mano, vista y cerebro es diferente cuando escribes que cuando tecleas, así que dedica un tiempo a lo manuscrito.

65. Guarda, guarda tus textos. No solo en el ordenador, sino en un pendrive o un disco duro externo. Pocas cosas tan catastróficas hay como perder una novela por un fallo informático.

66. Exhíbete, sangra. Lo dijo Hemingway: “Escribir no es complicado. Te sientas delante de la máquina de escribir y sangras”.

67. Tiene que ser difícil, tiene que doler. Dijo Bukowski: “No escribas una novela si no duele como una caca caliente al salir”.

68. Utiliza tus propias experiencias, transforma la realidad: “Aspira experiencia, espira poesía” (Muriel Rukeyser). Para esto hay que…

69. Salir a la calle. Tendrás que vivir un poco, fijarte en cómo actúan las personas, cómo hablan, para llevarlo correctamente al papel.

70. Anota lo que te gusta de otros y úsalo. Con esto no me refiero al plagio, sino a utilizar semillas ajenas para crear lo tuyo. Como decía T. S. Eliot, “los poetas inmaduros imitan, los poetas maduros roban”.

71. Anótalo todo, en general. Las ideas se olvidan.

72. Y aprende de otros. Habla con otros escritores. Habla con tus lectores. Sobre todo habla con escritores que son mucho mejores que tú. No dejes que la envidia o la vanidad te lo impidan.

73. Cuenta historias, y escucha las historias que te cuentan (John Green).

74. Escribe como si tuvieras un plazo de entrega inmediato, como si tuvieras que convencer a alguien de algo en solo 500 palabras. Escribe esas 500 palabras.

75. Escribe el libro que te gustaría leer. Como dice Toni Morrisson, si hay un libro que quieres leer pero todavía no se ha escrito, entonces debes escribirlo tú.

76. Cuando llame la musa, aprovéchala todo lo que puedas. Dijo Saul Bellow que nunca tienes que cambiar aquello que tuviste que levantarte a escribir en mitad de la noche.

77. No pienses en el final. Como dijo Steinbeck, “abandona la idea de que terminarás algún día. Pierde la cuenta de esas 400 páginas y concéntrate solo en una página por día, eso ayuda. Así, cuando al fin se termina, te sorprenderás”.

78. Escribe para un solo lector. No pienses en el público. Escribe para una sola persona.

79. Protege el tiempo y el espacio en el que escribes. Como dice Zadie Smith: “Aleja a los demás de ese espacio, incluso a la gente que más te importa”.

80. Reescribe tus frases. Dijo Joan Didion: “Reescribo mis propias frases de forma constante. Todos los días vuelvo a la primera página y simplemente reescribo lo que ya tengo. Me marca un ritmo”. Pero recuerda que no puedes reescribir para siempre. Y es muy importante lo siguiente:

81. No edites mientras escribes. La escritura y la edición/corrección son dos procesos diferentes que utilizan zonas diferentes del cerebro. Hacer ambas cosas a la vez te paralizará y te impedirá avanzar.

82. El perfeccionismo no sirve de nada. Acabarás reescribiendo siempre, hasta el punto de que no publicarás nunca. Y para progresar hay que mostrar el trabajo realizado.

83. Al principio, trata la escritura como un hobby. Asegúrate de tener un trabajo principal. Pero tienes que escribir una página al día, dice John Grisham. Si no estás escribiendo una página al día nunca va a ocurrir nada.

84. El dinero no debe ser tu objetivo. O por lo menos eso decía Maya Angelou: “Persigue las cosas que te encanta hacer y luego hazlas tan bien que la gente no pueda quitarte los ojos de encima”. Por otro lado, también es útil lo que dice Mark Twain:

85. “Escribe gratis hasta que alguien te ofrezca dinero por ello; si nadie te ofrece nada al cabo de tres años, mejor que te dediques a cortar madera”.

86. Haz ejercicio. No solo para liberar tu mente de tal forma que se te ocurran las mejores ideas, sino para contrarrestar esas horas interminables que pasas sentado frente al ordenador. No conozco a un escritor que no tenga problemas de espalda.

87. Desconecta. G. R. R. Martin trabaja con un procesador de texto básico y usa un ordenador sin conexión a internet, y Franzen dijo que dudaba de que alguien con conexión en su lugar de trabajo estuviera escribiendo ficción de la buena.

88. No te cortes al principio. Suelta todo lo que quieras en ese primer borrador. Como dijo Hemingway, el primer borrador siempre es mierda.

89. Prepárate para la crítica. Dijo Harper Lee: “Aconsejo a cualquiera que quiera ser escritor que antes de desarrollar su talento desarrolle un pellejo duro”. Ten en cuenta también que:

90. La crítica es una herramienta, no un castigo. Este es muuuy difícil, lo sé. Pero si descontamos a los trols o a la crítica destructiva (esta se reconoce enseguida: es muy subjetiva y tiende a recurrir a los ataques ad hominem, confundiendo al autor con el texto), la lectura e interpretación de otros puede proporcionarnos información valiosísima sobre nuestro trabajo. Eso sí, personalmente aconsejo solo leer unas cuantas opiniones, o realizar esquemas con lo que se repite (bueno y malo) en todas las opiniones. Leer demasiadas opiniones es confuso, porque…

91. Puedes complacer a algunas personas parte del tiempo, pero nunca podrás complacer a todas las personas todo el tiempo. Acéptalo. Es liberador. De cualquier forma,

92. Ama a tus lectores de prueba (pero no sexualmente). Como dice Margaret Atwood, “(…) pídele a uno o dos amigos lectores que le echen una ojeada a tu libro antes de enviarlo a un editor. Este amigo no debe ser alguien con quien tengas una relación romántica, a no ser que quieras finalizarla.

93. Enseña, comparte. Y esto lo dijo la humorista Tina Fey: “Tienes que dejarle a la gente ver lo que escribiste”. Sí, a pesar de la posibilidad, muy alta, de rechazo.

94. Arriésgate. Escribe también sobre lo tabú, sobre aquello que está soterrado pero de lo que nadie habla. Que te tiemble la mano al escribir. Que te tiemble más al entregarlo a los demás.

95. Escribe de lo que sepas. Escribe sobre aquello que te apasiona, aquello que puedes compartir.

96. Escribe de lo que no sepas. Adéntrate en terrenos desconocidos, oblígate a aprender escribiendo en géneros que nunca has probado, documéntate sobre asuntos que nunca habrías considerado.

97. Si escribes novela, es muy útil tener un esquema previo, una idea de hacia dónde vas. Hay mil estrategias para planificar novelas, pero…

98. No te dejes arrastrar por un exceso de planificación. Lo importante es escribir.

99. El mejor momento para promocionar tu novela es tres años antes de que se publique. Esto lo dijo el especialista en mercadotecnia Seth Godin, que añade: “Tres años para hacerte una reputación, crear un blog, obtener seguimiento y credibilidad y hacerte con todos los contactos que necesitarás más adelante”.

100. No te asustes (don’t panic!). Me encanta lo que dice al respecto Sarah Waters: “A mitad de la escritura de una novela experimento de forma regular momentos de terror absoluto, mientras contemplo en la pantalla la porquería que he escrito; veo a través de ella, en rápida sucesión, las malas reseñas, la vergüenza de mis amigos, mi carrera fracasada, los ingresos que menguan, la casa desahuciada, el divorcio… Si sigo trabajando de forma obstinada a pesar de estas crisis, consigo llegar al final. A veces me ayuda dejar mi escritorio un rato. Si hablo de ello con otra persona a veces consigo recorder lo que estaba intentando conseguir antes de quedarme atascada. Dar un paseo largo casi siempre me hace pensar en mi manuscrito de una forma nueva. Y si todo lo demás falla, siempre está san Francisco de Sales, el patrón de los escritores, que me ha ayudado en más de una crisis. Y si quieres ampliar tus posibilidades, siempre puedes suplicarle también a Calíope, la musa de la épica”.

101. Busca y paga a un buen editor (Seth Godin). Con esto Seth no se refiere a una editorial, sino a alguien (corrector de estilo, editor a secas, etc.) que pueda ver tu texto con objetividad y transformarlo en algo legible. Lo de pagar debería ser obvio.

102. Como decía Beckett: fracasa. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor. Aprendemos de nuestros errores.

103. Ten claro por qué escribes. Italo Calvino dijo: “Lo que importa no es si lo amas u odias, solo que tengas muy claro cuál es tu posición respecto a la escritura”.

104. Haz que escribir sea siempre tu prioridad. Como decía Henry Miller: “Primero y siempre: escribe. La pintura, la música, los amigos, el cine… todo esto viene después.

Y, por último, nos quedamos con este consejo de Lev Grossman:

105. “No te tomes los consejos de la gente demasiado en serio”.

 Pero tras mucho leer e investigar al respecto, veo que hay una opinión que se repite entre expertos. El único consejo indispensable para que crezcas como escritor es el siguiente:


Empieza un proyecto. Un relato, un poema, una novela. Y termínalo. Y empieza otro.

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