CAMILO JOSÉ CELA Y SUS PENSAMIENTOS SOBRE CREACIÓN LITERARIA
“Para escribir sólo hay que tener algo que decir.”
“En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos
duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.”
"La literatura es una carrera de antorchas. En cada
generación se lleva el testigo hasta donde se puede y ahí se le entrega al
escritor de la etapa siguiente".
“El humor es la gran coraza con la que uno se defiende en
este valle de lágrimas”.
“La libertad es una sensación. A veces puede alcanzarse
encerrado en una jaula, como un pájaro”.
“No usemos la lengua para la guerra, y menos para la guerra
de las lenguas, sino para la paz, y sobre todo para la paz entre las lenguas.
De la defensa de la lengua, de todas las lenguas, sale su fortaleza, y en su
cultivo literario y siempre progresivo se fundamenta su auge y su elástica y
elegante vigencia.”
“Mienten los que quieren disfrazar la vida con la máscara
loca de la literatura.”
“En los triunfos anida siempre el cauteloso germen de la
derrota.”
“La inspiración es trabajar una buena porción de horas.”
"A siete años de un suceso, el suceso ya es otro."
"Yo soy, como buen español, pedorro domiciliario."
"La más noble función de un escritor es dar testimonio,
como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado
vivir."
"La muerte es de una vulgaridad absoluta; todos los
nacidos terminan pasando por ella."
"La muerte es dulce; pero su antesala, cruel."
"La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a
las mujeres todas, sin olvidarse de uno solo -¡Dios, qué fatal memoria!-, y los
que por ahora vamos librando, saltando de bache en bache como mariposas o
gacelas, jamás llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel
designio."
"El que resiste, gana."
"La mayor habilidad que tengo es la de absorción de
litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal, [...] si quieren pídeme
una palangana y lo demuestro [...] esto lo hace muy poca gente."
"Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad
es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una."
“Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y
quienes la padecen.”
Fragmentos de entrevista con Camilo José Cela.
Por Manuel Llorente, (El
Mundo, España)
"Yo nunca he tenido miedo al riesgo»
-(..) si la novela es un reflejo de la vida, la vida tampoco
tiene argumento. Hasta el más viejo en el lecho de muerte sigue haciendo
proyectos para un futuro que no va a llegar nunca. Las novelas del XIX, con su
planteamiento, nudo y desenlace, seguían magistralmente un guión impuesto. Ahí
están grandes novelistas como Galdós o Baroja, sin hablar de los extranjeros.
Entonces se daba todo digerido al lector, pero hoy la novela debe exigirle un
esfuerzo, una colaboración, lo cual es más difícil para el autor, claro. Ya no
debe limitarse a seguir un camino. Si se le escapa el matiz de un personaje o
un momento determinado del tempo de la novela, está perdido."
- Pero buena parte de la narrativa más joven está volviendo
a la novela lineal, a los planteamientos tradicionales.
-Seguir haciendo novelas al modo del XIX no tiene sentido,
se acaban cayendo por su propio peso, a menos que el autor se contente
simplemente con cubrir el expediente, pero estoy hablando de literatura de
calidad, no de seudoliteratura. A mí me solía decir Picasso: «el único interés
es el comienzo, porque después del comienzo empieza el fin». Y tenía razón.
Todo lo que no sea arriesgarse y abrir nuevos cauces es perder el tiempo. Yo
nunca he tenido miedo al riesgo. Escribí Oficio de tinieblas 5 y creí que no
iba a tener más de cinco o seis lectores, pero ya se han hecho varias
ediciones. La técnica en mis novelas es diferente siempre. Desde luego que es
mucho más fácil seguir un guión. Pero por ese camino sólo se pueden hacer
subnovelas, obras de género sin interés. Además, las aguas en una actividad tan
cruel y dramática como la literatura siempre vuelven a su cauce, siempre se
acaba redescubriendo al autor arriesgado, genuino, aunque haya estado olvidado
durante mucho tiempo por el efecto de las modas pasajeras.
- Con los que no está de acuerdo es con aquellos que creen
que la novela como género está agotada porque todo ha sido inventado ya.
- Eso es mentira. ¿Quién puede dar una definición de novela?
Yo cuando era un muchacho empecé a coleccionar definiciones de novela y llegué
a tener más de trescientas, pero me di cuenta de que no servía para nada porque
si el Ulises de Joyce respondía a las premisas de una definición, sobraba El
decamerón, de Bocaccio, y lo mismo pasaba con otras obras geniales.
- Usted sabe cuándo empieza pero nunca cuando va a terminar
la novela ni qué giro le va a dar, ¿no? ¿Cada día es una sorpresa?
-Sin duda. Yo sé más o menos hacia dónde tiendo a ir. Sigo
una intuición, una vaga meta, y después llego como puedo. Siempre he dicho que
uno parte de un punto de realidad y después eso tiene que pasar por la cabeza y
salir por la mano derecha. Es todo un largo proceso en el que hay días feroces,
de gran productividad, y otros terribles en los que no me salen más de tres
líneas después de estar sentado delante de la mesa seis u ocho horas. Pero para
ser escritor hay que tener una gran moral o, de lo contrario, cambiar de
oficio. Hace falta presencia de ánimo y también mucha salud física, porque un
magnífico poema puede componerse con muy pocas palabras, pero en la novela hay
que escribir constantemente, a lo largo.
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