ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

martes, 27 de enero de 2015

Algunos consejos de grandes escritores para escribir cuentos

Algunos consejos de grandes escritores para escribir cuentos

Tomado de:
http://www.corriente-alterna.net/index.php/literatura/articuloslit/729-algunos-consejos-de-grandes-escritores-para-escribir-cuentos

En corriente Alterna recopilamos algunos consejos de renombrados escritores internacionales para que los jóvenes tomen en cuenta a la hora de redactar sus historias. Claro, no son reglas para seguir al pie de la letra, simplemente son una guía para conocer cómo lograron los grandes sus narraciones.

Por ejemplo Edgar Allan Poe, escritor norteamericano reconocido por sus relatos de misterio y horror, señalaba que la primera de todas las consideraciones que debe tener un escritor antes de escribir, es el efecto que pretende causar, sin perder de vista la originalidad.

Luego de eso, explicaba, hay que meditar sobre la mejor forma de llegar a ese impacto que se pretende, ya sea con un tono más serio o por el contrario con un estilo más fresco y con lenguaje menos estilizado. Finalmente aconsejaba empezar los cuentos con el clímax de la historia es decir con la acción ya desarrollada y a punto de definirse todo el misterio.

Por otro lado, el autor argentino Jorge Luis Borges, consideraba muy a manera personal, que un escritor debía evitar las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos; por ejemplo, describir el odio de Don Juan hacia las mujeres.

También aconsejaba, desde su punto de vista, evitar el uso de parejas de personajes contradictorios como Sherlock Holmes y Watson, o la costumbre de algunos escritores de caracterizar personajes por sus manías, como lo hacía Charles Dickens.

Otro autor, esta vez el peruano Mario Vargas-Llosa, afirma que si un escritor, a la hora de contar una historia no se impone ciertos límites (si no se resigna a esconder ciertos datos) la historia no tendría principio ni fin. Por eso es necesario desde un comienzo organizar todo los sucesos que ocurrirán y saber hasta dónde irán.

Además señala que lo realmente importante es saber que en toda historia hay un punto de vista espacial, otro temporal y otro de nivel de realidad. Y que aunque muchas veces no sea muy notorio, los tres son esencialmente autónomos, en otras palabras, diferentes uno del otro.

Hace muchos años Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura en 1954, afirmó que para escribir historias, se debían usar frases breves y comenzar siempre los relatos con una oración corta que fuera siempre positiva; también decía que el escritor debía trabajar todo el día hasta que estuviera cansado y luego empezar de nuevo su labor al día siguiente.

Otros Consejos de cientos de escritores diferentes, son los que siguen:


—«No te sientes en mitad del bosque. Si te pierdes en la trama o no sabes cómo seguir, vuelve sobre tus pasos». «Rezar puede funcionar. O leer a otro. O tratar de visualizar el Santo Grial que es la imagen de tu libro publicado». Margaret Atwood

—«No pongas una foto de tu autor favorito en tu mesa. Sobre todo si es un suicida». «Ponle un nombre a tu trabajo lo antes posible. Tienes que poseerlo, verlo. Dickens sabía que Casa desolada se iba a llamar Casa desolada antes incluso de empezar a escribir». Roddy Doyle

—«Termina tu jornada de escritura cuando todavía tengas ganas de seguir escribiendo». «Relee, vuelve a escribir, relee, vuelve a escribir. Si sigue sin funcionar, tíralo. Es sano y no debes sentir mala conciencia por los cadáveres de poemas y páginas que lo tenían todo excepto la vida que necesitaban.» «Apréndete poemas de memoria». «Con frecuencia, un problema en un párrafo se arregla solo después de un largo paseo». Helen Dunmore

—«Los primeros 12 años son los peores». «La mejor forma de escribir un libro es escribirlo. Un bolígrafo es útil, un ordenador también vale, pero sigue llenando la página en blanco de palabras». «Sólo los malos escritores creen que su trabajo es realmente bueno». «Describir es muy difícil. Recuerda que cualquier descripción es una opinión sobre el mundo. Busca un lugar desde el que mirar». «Diviértete». Anne Enright

—«Cásate con alquien que te quiera y que piense que ser escritor es una buena idea». «No leas las críticas». «No bebas y escribas a la vez». «No mandes cartas a tu editor (a nadie le importa)». Richard Ford

—«Escribe en tercera persona a no ser que hayas encontrado una voz en primera persona realmente especial». «Cuando la información es gratis y universalmente accesible, una gran investigación para una novela se devalúa como la propia novela». «Tienes que amar antes de poder ser despiadado». Jonathan Franzen

—«Escribe». «Pon una palabra y luego otra. Busca la palabra adecuada. Escríbela». «Arréglalo. Pero recuerda que tarde o temprano, antes de que alcance la perfección, tendrás que dejarlo ir y seguir adelante para escribir tu próxima obra. La perfección es como tratar de alcanzar el horizonte. Sigue adelante». «Recuerda: cuando la gente te dice que algo es incorrecto o no funciona para ellos, casi siempre tienen razón. Cuando te dicen con exactitud lo que creen que es incorrecto y cómo arreglarlo, casi siempre están equivocados». «La principal regla para escribir es que, si lo haces con la suficiente seguridad y confianza, puedes hacer lo que quieras. Esto podría ser una regla para la vida tanto como para escribir, pero es definitivamente cierto para escribir». Neil Gaiman

—«Escribe sólo cuando tengas algo que decir». David Hare.

—«Aumenta tu capacidad lingüística. Las palabras son la materia prima de tu oficio. Cuanto más grande sea tu vocabulario, más eficaz será tu escritura». «No te limites a planear escribir: escribe. Sólo escribiendo, no soñando con escribir, desarrollamos un estilo propio». PD James

—«No trates de escribir para un lector ideal. Seguro que existe, pero está leyendo a otro». «Sé tú propio editor / crítico. Cercano, pero implacable». Joyce Carol Oates

—«Lee mucho». «Escribe mucho». «Aprende a ser autocrítico». «No te rindas». «Encuentra una historia que merezca la pena contar». «Ten suerte». «Mantén tu suerte». Ian Rankin

—«Lleva siempre una libreta contigo. Y quiero decir siempre. La memoria a corto plazo solo retiene información durante tres minutos: a no ser que lo plasmes en papel, perderás una idea para siempre.» Will Self

—«Trata de leer tu trabajo como lo haría un extraño, mejor dicho, como lo haría un enemigo». «No trates de hacer romántica tu vocación. Puedes o no puedes escribir buenas frases. No hay una forma de vida de escritor. Lo que importa es lo que dejas en la página». «Trabaja en un ordenador que no esté conectado a Internet». «Evita los clichés, los grupos, las bandas». «No confundas honores con logros». Zadie Smith

—«Termina todo lo que empieces». «No vayas a Londres». «No vayas a ningún otro lugar». Colm Tóibín

—«Enfréntate a la escritura como un trabajo. Sé disciplinado. Muchos escritores se lo toman muy en serio. Graham Greene escribía 500 palabras cada día. Mi mínimo es 1.000 palabras, lo que a veces es fácil, aunque otras es tan difícil como cagar un ladrillo, pero me obligo a quedarme en mi mesa hasta que lo consigo. Muchas veces estas 1.000 palabras son basura, pero es más fácil volver sobre ellas y mejorarlas». «El ritmo es esencial. No es suficiente con escribir bien. Estudiantes de escritura pueden elaborar una página de magnífica prosa, pero a veces carecen de la habilidad para arrastrar al lector al largo viaje que representa una novela». «No entres en pánico». «El talento triunfa sobre todo esto. Si realmente eres un gran escritor no necesitas aplicar ninguna de estas reglas». Sarah Waters

—«Escribe para ti mismo, recogido, asombrado». Kerouac

—«Considero que hay tres pasos: el primero de ellos es crear el personaje, el segundo crear el ambiente donde ese personaje se va a mover y el tercero es cómo va a hablar ese personaje, cómo se va a expresar. Esos tres puntos de apoyo son todo lo que se requiere para contar una historia...uno de los principios de la creación literaria es la invención, la imaginación. Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es mentira; pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación...Cuando yo empiezo a escribir no creo en la inspiración, jamás he creído en la inspiración, el asunto de escribir es un asunto de trabajo; ponerse a escribir a ver qué sale y llenar páginas y páginas, para que de pronto aparezca una palabra que nos dé la clave de lo que hay que hacer, de lo que va a ser aquello. A veces resulta que escribo cinco, seis o diez páginas y no aparece el personaje que yo quería que apareciera, aquél personaje vivo que tiene que moverse por sí mismo. De pronto, aparece y surge, uno lo va siguiendo, uno va tras él. En la medida en que el personaje adquiere vida, uno puede, por caminos que uno desconoce pero que, estando vivo, lo conducen a uno a una realidad, o a una irrealidad, si se quiere. Al mismo tiempo, se logra crear lo que se puede decir, lo que, al final, parece que sucedió, o pudo haber sucedido, o pudo suceder pero nunca ha sucedido. Entonces, creo yo que en esta cuestión de la creación es fundamental pensar qué sabe uno, qué mentiras va a decir; pensar que si uno entra en la verdad, en la realidad de las cosas conocidas, en lo que uno ha visto o ha oído, está haciendo historia, reportaje.». Juan Rulfo

—«El cuento es antiguo, breve y feliz. Forma sintética y esencial cuyo protagonista es el argumento, el cuento no se distrae mucho con la creación de personajes, como la novela. Leo cuentos desde muy temprano, como todo el mundo, y los sigo leyendo ahora, cuando ya es muy tarde. Como los cuentos infantiles son o fábulas o narraciones ingeniosas, me volví alérgico a la moraleja y adicto a los finales cerrados y las soluciones brillantes. Luego, mis alumnos me enseñaron a apreciar también los finales abiertos. Hoy, casi puedo decir que soy digno de sujetos de la calaña de Carver o Chejov. Con todo, sigo pensando que el lector se merece un final (un final cerrado, quiero decir).» Julio César Londoño

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