ANTOLOGIA DE DECALOGOS LITERARIOS

"Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".

Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

Lo que comenzó como un divertimento, pasó a ser una disciplina que permite enriquecer la teoría de la creación literaria, en la voz de los maestros. La idea original parte de la página www.emiliorestrepo.blogspot.com
Comentarios y aportes, favor remitirlos a emiliorestrepo@gmail.com

domingo, 29 de septiembre de 2024

¿Por qué escribir libros para niños?Isaac Bashevis Singer 10 razones



¿Por qué escribir libros para niños?Isaac Bashevis Singer 





Tomado de: https://elcarritorojo.com/2020/07/05/por-que-escribir-para-ninos/#_ftn1

En 1978, el escritor judío Isaac Bashevis Singer cerró su discurso del banquete, luego de recibir el Premio Nobel de Literatura, con este decálogo:

“Hay quinientas razones sobre por qué empecé a escribir para niños, pero para ahorrar tiempo mencionaré sólo diez”, dice Isaac Bashevis Singer, autor de obras para niños y para adultos. Estas diez razones son:

Número 1) Los niños leen libros, no reseñas. Les importan un pepino las críticas. 

Número 2) Los niños no leen para encontrar su identidad. 

Número 3) No leen para liberarse de la culpa, para saciar la sed de rebelión o para deshacerse de la alienación. 

Número 4) No les sirve la psicología. 

Número 5) Detestan la sociología. 

Número 6) No tratan de entender a Kafka o Finnegans Wake. 

Número 7) Siguen creyendo en Dios, en la familia, en los ángeles, en demonios, brujas, duendes, en la lógica, en la claridad, en la puntuación y otras cosas obsoletas. 

Número 8) Aman las historias interesantes, no los comentarios, guías o notas a pie de página. 

Número 9) Si un libro es aburrido, bostezan abiertamente, sin ninguna vergüenza o miedo a la autoridad. 

Número 10) No esperan que su querido autor redima a la humanidad. Jóvenes como son, saben que no está en su poder. Sólo los adultos tienen ilusiones tan infantiles. [1]

El decálogo de Isaac Bashevis Singer evoca una forma de leer (y también una forma de escribir) que yo calificaría como inocente. Es decir, pareciera que el autor de Satán en Goray sólo escribe por el placer de escribir, así como los niños leen por el placer de leer: sin reseñas, sin notas a pie de página y sin buscar otra cosa que una historia verdaderamente entrañable que los mantenga soñando despiertos. Escribir y leer sólo por el placer de hacerlo es una forma de libertad y también una forma de felicidad, una “felicidad desesperada”, como dice el filósofo André Comte-Sponville.

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Isaac Bashevis Singer (Radzymin, Polonia, 1904 – Surfside, Estados Unidos, 1991), hijo y nieto de rabinos, vivió en el barrio judío de Varsovia hasta 1935, cuando emigró a Estados Unidos. Su obra, sin embargo, tuvo siempre Polonia como horizonte: el tema recurrente en las novelas y cuentos de Singer es la vida en su país natal en diferentes períodos históricos, con particular atención a la vida cotidiana de las comunidades judías. Galardonado con el National Book Award en 1974 y el Premio Nobel en 1978, es autor de las novelas Satán en Goray (1935), La familia Moskat (1950), En el tribunal de mi padre (1966), La casa de Jampol (1967) y Los herederos (1969), entre otras, así como de los libros de relatos Gimpel el tonto (1957) y Un día placentero (1973). En esta editorial han aparecido el relato La destrucción de Kreshev (2007), las novelas El seductor (2022) y Keyle la Pelirroja (2023).

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