¿Por qué escribir libros para niños?Isaac Bashevis Singer
Tomado de: https://elcarritorojo.com/2020/07/05/por-que-escribir-para-ninos/#_ftn1
En 1978, el escritor judío Isaac Bashevis Singer cerró su discurso del banquete, luego de recibir el Premio Nobel de Literatura, con este decálogo:
“Hay quinientas razones sobre por qué empecé a escribir para niños, pero para ahorrar tiempo mencionaré sólo diez”, dice Isaac Bashevis Singer, autor de obras para niños y para adultos. Estas diez razones son:
Número 1) Los niños leen libros, no reseñas. Les importan un pepino las críticas.
Número 2) Los niños no leen para encontrar su identidad.
Número 3) No leen para liberarse de la culpa, para saciar la sed de rebelión o para deshacerse de la alienación.
Número 4) No les sirve la psicología.
Número 5) Detestan la sociología.
Número 6) No tratan de entender a Kafka o Finnegans Wake.
Número 7) Siguen creyendo en Dios, en la familia, en los ángeles, en demonios, brujas, duendes, en la lógica, en la claridad, en la puntuación y otras cosas obsoletas.
Número 8) Aman las historias interesantes, no los comentarios, guías o notas a pie de página.
Número 9) Si un libro es aburrido, bostezan abiertamente, sin ninguna vergüenza o miedo a la autoridad.
Número 10) No esperan que su querido autor redima a la humanidad. Jóvenes como son, saben que no está en su poder. Sólo los adultos tienen ilusiones tan infantiles. [1]
El decálogo de Isaac Bashevis Singer evoca una forma de leer (y también una forma de escribir) que yo calificaría como inocente. Es decir, pareciera que el autor de Satán en Goray sólo escribe por el placer de escribir, así como los niños leen por el placer de leer: sin reseñas, sin notas a pie de página y sin buscar otra cosa que una historia verdaderamente entrañable que los mantenga soñando despiertos. Escribir y leer sólo por el placer de hacerlo es una forma de libertad y también una forma de felicidad, una “felicidad desesperada”, como dice el filósofo André Comte-Sponville.
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Isaac Bashevis Singer (Radzymin, Polonia, 1904 – Surfside, Estados Unidos, 1991), hijo y nieto de rabinos, vivió en el barrio judío de Varsovia hasta 1935, cuando emigró a Estados Unidos. Su obra, sin embargo, tuvo siempre Polonia como horizonte: el tema recurrente en las novelas y cuentos de Singer es la vida en su país natal en diferentes períodos históricos, con particular atención a la vida cotidiana de las comunidades judías. Galardonado con el National Book Award en 1974 y el Premio Nobel en 1978, es autor de las novelas Satán en Goray (1935), La familia Moskat (1950), En el tribunal de mi padre (1966), La casa de Jampol (1967) y Los herederos (1969), entre otras, así como de los libros de relatos Gimpel el tonto (1957) y Un día placentero (1973). En esta editorial han aparecido el relato La destrucción de Kreshev (2007), las novelas El seductor (2022) y Keyle la Pelirroja (2023).