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miércoles, 21 de febrero de 2018

En busca de la escritura creativa Enrique Posada Restrepo


El ingeniero Enrique Posada Restrepo se ha destacado en su profesión, en la docencia, como guía de procesos de superación personal y en los últimos años en la literatura (además de pintor, compositor y cantante aficionado). Le interesa mucho el tema del emprendimiento personal y empresarial y la creación intelectual, entre ellas la escritura creativa. Por una invitación personal, nos compartió su método, condensado a manera de decálogo, el cual compartimos con mucho gusto con los lectores del blog. Los invito a leerlo, a pensarlo, a disfrutarlo y, en lo posible,  a sacarle jugo.

En busca de la escritura creativa
Enrique Posada Restrepo

Elaborar un decálogo es una buena forma de sintetizar asuntos que en realidad tienen muchos aspectos. De alguna manera al hacerlo las personas destilamos las complejas realidades interiores y las presentamos como esencias para ser apreciadas y degustadas. Así que asumamos el reto de proponer un decálogo de consejos literarios, propuesto en buena hora por Emilio Alberto Restrepo Baena. Pienso que a mí mismo me va a servir de guía para continuar en este camino de la escritura creativa y valiosa.

1.      Despertando la intuición como base de la escritura
Defino la intuición como la capacidad que tenemos las personas de responder a preguntas sobre las cuales no tenemos una respuesta clara, es decir, la capacidad de aproximación que tenemos a lo desconocido, dando respuestas a las preguntas que se nos ocurran. Se pregunta el escritor: ¿Sobre qué escribo? ¿Cómo desarrollo tal idea o concepto? ¿Qué es valioso? ¿Qué es creativo?




Imagen simbólica del diálogo intuitivo: el ser pensante e inquieto (aspecto masculino) dialoga con su ser intuitivo y creativo (aspecto femenino) para aproximarse a las esencias literarias. En medio de ese diálogo, florece la creatividad y se facilita el flujo de las palabras que vale la pena escribir.


Ante este tipo de preguntas, el escritor inquieto, puede explorar las aproximaciones intuitivas y dirigirlas hacia la creación literaria y ello ocurre cuando se atreve a dar una respuesta. ¿Cuál puede ser la fuente de las respuestas? Todo es fuente, todo objeto es tema potencial. Pienso que somos seres muy conectados con la naturaleza y con los demás, en la medida en que sintamos tales identificaciones y conexiones. Tales conexiones salen de nuestra propia naturaleza de seres vivos, de seres dotados de todo tipo de órganos, sistemas y sensaciones. Tales conexiones hacen parte de nuestra intimidad, de nuestra luz interior, de nuestro ser fundamental. Incluyen también conceptos e ideas; experiencias y sueños; deseos y frustraciones; consciencia e inconsciencia. Eso está presente en el ser mismo, y cuando recurrimos a la intención, nos conectamos de maneras misteriosas con ese ser y él tiene una oportunidad para manifestarse. Recurrir con confianza y con continuidad, lubrica y agiliza esos contactos.

Yo tengo un método para explorar la intuición y escuchar sus sugerencias creativas, que es el siguiente:

         Se plantea una pregunta.
         Se coloca la pregunta en el centro de una hoja blanca, en lo posible acompañada de un esquema o dibujo simbólico relacionado con la pregunta.
         El escritor observador, anota una primera respuesta en la hoja blanca, por medio de un esquema, un dibujo, acompañado de una frase
         Luego se repite a sí mismo la pregunta y anota una segunda respuesta, en forma similar a como anotó la primera.
         Continúa hasta llenar la hoja blanca de respuestas o hasta encontrar una respuesta que lo llene de curiosidad, de satisfacción, de emociones positivas hacia el deseo de escribir creativamente.
         Terminado lo anterior, se toman decisiones para orientar y enfrentar las realidades prácticas de escribir los textos.

Hacerse las preguntas intuitivas varias veces, al menos tres veces, y anotar todas las respuestas, es importante. La insistencia y la persistencia van a ayudar. Consisten en darse cuenta de que estos procesos intuitivos son de naturaleza recurrente, de tal manera que se van puliendo con la práctica y con las oportunidades que nos demos para lograr lo que se desea.

Como escritores, vale la pena mantener un cuaderno con hojas blancas en las cuales vamos desarrollando estos procesos de búsqueda. Vamos a experimentar una novedosa capacidad de enfrentar temas y vamos a sentir experiencias de sabiduría, impulsos creativos. Teniendo la costumbre de apreciarlos y anotarlos en nuestro cuaderno de la intuición, vamos a desarrollar todavía más esta virtud.

2.      Exploraciones del sentir
Las personas tenemos distintas posibilidades de vivir la vida siendo una de ellas disfrutar de la libertad para escoger y tomas decisiones. Es fundamental para un escritor utilizar el poder de la escogencia. Escoger es algo que se puede hacer en todo instante. El inicio de la escogencia es la definición. Se define con palabras. Así se inicia, en cualquier instante, el nacimiento de la escritura creativa.
Para definir nos hacemos una pregunta sobre un objeto cualquiera ¿Cómo lo defino; cómo lo quiero definir; cómo lo debiera definir; cómo me conviene definirlo? Al definir se establecen límites y se crean limitaciones. Al definir adoptamos un punto de vista.




El escritor puede convertirse en un observador gustoso que ve en todas las cosas fuentes de iluminación creativa


Yo veo un árbol. ¿Cómo lo defino? Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea madera para un mueble, o leña para el fuego, o modelo para un dibujo o tema para un poema o descanso para mis ojos. Yo veo a mi hijo. ¿Cómo lo defino?  Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea mi amigo, o mi modelo, o tema para un poema o alegría para mis ojos o tristeza para mis días. Yo me veo a mi mismo ¿Cómo me defino?  Puede ser que me defina significativamente, puede ser que decida no definirme, puede que piense que soy un maestro, un buen amigo, un modelo para otros, o una brizna que lleva el viento a lugares indefinidos, el mejor de los esposos o el más feliz de los hombres. Yo veo a los grupos con los cuales me relaciono. ¿Cómo los defino? Puede que los defina como mis amigos para siempre, pase lo que pase, como mis compañeros de jornada, como los que oyen y leen mis cuentos y a los que escucho con amor y atención. O de pronto me quedo corto en las definiciones o simplemente no me atrevo a definir. Este es un gran poder, el poder de definir. El escritor lo puede convertir en el poder de escoger los temas como asuntos de escritura que vale la pena explorar.

Para ampliar el poder de sus definiciones, el escritor puede jugar con puntos de vista. En este juego, que es maravillosa fuente de oportunidades, se va cambiando de puntos de vista y en cada punto de vista se ensayan definiciones. Este juego lo podemos convertir en un juego del sentir, cuando uno se siente como si fuera alguien diferente y desde allí ensaya definiciones para los temas y los asuntos. Yo siento lo que siente mi padre y desde allí defino. Yo siento lo que siente mi madre, y desde allí defino. Yo siento lo que siente el otro y desde allí defino. Yo siento lo que siente una montaña, y desde allí defino. Yo siento lo que siente un niño, o un jefe, o una esposa, o una flor y desde todos estos puntos de vista voy creando definiciones.

Estas posibilidades se van abriendo y la imaginación, la intuición y la creatividad se van estimulando. Ese es poder creativo que yo tengo. El poder de definir sin límites. El poder del sentir. Este poder me hace testigo de la maravilla vital que me rodea.  Y que puedo convertir en textos literarios creativos o en ensayos valiosos.

3.      Aplicación de la regla de tres
Se me ocurre proponer un juego creativo basado en lo que he denominado la regla de tres, suponiendo que en el proceso de crear aparecen en general tres aspectos a tener en cuenta y que la regla de tres (algo que aprendimos en las matemáticas), trae a nuestras memorias la idea de un truco mágico para resolver los problemas. Por ello quiero aprovechar esa idea mágica que tenemos asociada con la regla de tres con el fin de desatar procesos de escritura creativa. La clave de este trabajo es una cierta insistencia, que denomino la regla de tres y que ilustro en el siguiente gráfico.




Asumir el proceso creativo varias veces, al menos tres veces, apreciando y utilizando las diversas iluminaciones y resultado que aparezcan, puliendo y perfeccionando, también varias veces, al menos tres veces


Un aspecto que surge de inmediato es advertir en la intención creativa y en el correspondiente resultado, el texto escrito, la presencia de tres aspectos: tener un deseo, imaginarse una idea y volverla real. Este es un juego recurrente en el cual la palabra conecta el deseo con la realidad, siendo la idea una mediación.

Otro aspecto se desprende de los tres elementos gramaticales (sujeto, el verbo y los complementos) que son las tres columnas que fundamentan las expresiones habladas y escritas. Son elementos que introducen efectividad y orden en la intención creativa, dando lugar a frases ordenadas, claras, agradables, creativas, estimulantes. El sujeto en las frases es el originador, el que indica aspectos intencionales, evidencias de  responsabilidad y de autoridad. Los deseos de los sujetos se manifiestan como actividades por medio de los verbos, debidamente conjugados, que describen los flujos que unen sujetos y deseos, a través de conversiones entre intenciones y palabras; entre energías sutiles y manifestaciones reales materiales. Surgen los complementos de las frases como estructuraciones que organizan las circunstancias, los ambientes y los personajes que reciben las acciones. Escribir es aproximarse descriptivamente a escenas gramaticales en las cuales el sujeto es el yo creador; el verbo es el yo en actividad y los complementos son las circunstancias de la acción y de las relaciones entre sujeto y verbo.

Un tercer aspecto de la regla de tres, es visualizar la existencia de tres niveles en el lenguaje de los textos: el de la idea, el de la propuesta, el de la realidad. En este sentido la creación deliberada de los textos se basa en el manejo del lenguaje para centrar la atención en la intención deseada y manejar deliberadamente las intenciones desalineadas y perturbadoras, conectando ideas e intenciones con realidades, mediante tramas, historias, discusiones, ensayos. Inclusive mediante las palabras sutiles del poema.

Un aspecto final del juego de la regla de tres se relaciona con tres modos de aproximarse al conocimiento de la cosa observada, del asunto descrito, de la historia contada: Lo que se ve; lo que no se ve; lo que surge o podría ser. En el primer modo son protagonistas los sentidos y las descripciones, los detalles y las observaciones. En el segundo modo aparecen la pregunta, la exploración, la búsqueda, el descubrimiento, lo oculto y lo sorprendente; el diálogo y el descubrimiento. En el tercer modo se da lugar a la creatividad, a la propuesta, a lo inesperado, al cambio, a la sorpresa, a la astucia. La unión de los tres modos va generando el texto, que fluye vivo, con ganas de que lo escriban y con gusto de ser leído.

4.      Sentirse parte de una red, de una comunidad de escritores  
Pienso que es valioso que los escritores se sientan parte de un conjunto que denominaría con el nombre de red. Una red es un conjunto de uniones entre elementos que le confiere un carácter especial a dichos elementos. La red genera la unión. La unión genera la fuerza y aumenta la capacidad de los elementos individuales, que unidos en red son especialmente potentes. La red genera el movimiento colectivo e interdependiente de los elementos. Este movimiento colectivo es impredecible y sorprendente y genera una mezcla de impulsos a la vez desbordantes y prudentes. Es un movimiento que tiene en cuenta al otro y que sincroniza los anhelos colectivos. La red genera el sentir. Cuando se está en red, se siente lo que el otro está sintiendo, ya que lo que el otro siente se convierte en vibración de las conexiones de la red y toca a los elementos así unidos.

La red genera estados de alerta. La conciencia individual y los estados de atención de los elementos despiertan a los elementos que estén dormidos o inconscientes. Esto aligera la evolución colectiva e individual.

Como escritor, siento que mis impulsos son participativos y colectivos. La red crea un lenguaje común y se van amortiguando los efectos de las etiquetas que separan, que ofenden, que dividen y paralizan y se crea un lenguaje más armónico y más cariñoso que estimula el aprecio colectivo y el bienestar individual. 

El miedo a escribir desfavorece los atrevimientos creativos. Exponerse tiene implicaciones y puede generar temor, especialmente el miedo a la crítica. Me parece intrigante la posibilidad de que haciendo parte de una red bien conformada, que está animada por la amistad y un sentido comunitario, se pueda facilitar el eliminar los miedos, cuando se haga parte de una comunidad de elementos unidos, en actitud de brazos extendidos, sintiendo como en un saludo constante la esencia del otro, experimentando lo que dicen los demás como oportunidades que trascienden la mera crítica.




Aunque escribir es en buena parte una tarea individual, vale la pena experimentar conexiones y saberse parte de una red

Pueden aparecer en el escritor los cansancios, los dolores y los sufrimientos, llegando al punto del desgaste creativo, atrapando la atención, cesando la escritura y la producción de textos ¿Podría la unión suministrar alivios para los miembros cansados y contribuir al renacer de la energía y de las intenciones creativas? ¿Puede siquiera imaginarse que los escritores pueden formar una red, en un ambiente que puede ser mucha crítica, inclusive de competencia egoísta? Pienso que sí y que cada escritor ha sentido la influencia benéfica de algún mentor, de alguna escuela, de algún grupo. Yo encuentro esto en la red que he creado con tantos escritores que están vivos en mis lecturas, derramando influencias, ejemplo, ánimos y esperanzas. No se trata de continuar con esto en una repetición quizás inútil del pasado. En realidad, estando en red fluyen información y conocimiento, y se estimula el pensamiento creativo, en la medida en que tal red sea inteligente, aportando la sensación de que son múltiples los caminos y múltiples las lecciones que se van aprendiendo. Una red de conexiones entre elementos permite interpolar, extrapolar, proyectar, concluir y construir un mundo nuevo. Cuando las conexiones funcionan a modo de red imaginativa, se sienten cercanías que estimulan imágenes y nuevos significados. Cuando la red es creativa, se experimentan atrevimientos, nuevas visiones valiosas y nuevas realidades. Se facilitan los proyectos y las ideas. Una red de este tipo aporta capacidades de observación y de aprecio.

Todo esto es el sentido de una red idealizada ¿Valen la pena las redes sociales, como redes de los amigos que pueden buscar objetivos comunes y valiosos? Pienso que sí y que nuestro nivel de conciencia colectiva se puede despertar todavía más en esta forma, aprovechando los recursos existentes, para lograr un mundo mejor y más pleno de amistad, de belleza, de palabras y de textos de calidad, de literatura que se comparte y que vale la pena leer.

5.      Experimentar pausas creativas, como una invitación a la expansión
Experimentar estados especiales del ser personal, en los cuales la mente se quede quieta, en actitud de observación tranquila, en conciencia despierta que se acerca al potencial y a la auto-referencia; salir con frecuencia regular de las agitaciones de la actividad, permite experimentar sentimientos internos de creatividad y de expansión. Pienso que gozar de estas experiencias constituye un bálsamo energético y creativo para el escritor. La práctica frecuente de la meditación, el hacer paseos y caminatas por jardines y por senderos, el escuchar música de calidad con los ojos cerrados, el pasar algunos momentos con niños y con ancianos, el visitar un museo y deleitarse, el acostarse a observar las estrellas o las nubes en el cielo, son algunas de las variadas formas en que las personas pueden entrar en contacto con su potencial interior, fuente última de toda palabra que se escribe.

Se da lugar así a la contemplación, a mayor consciencia de la zona en que vivimos del espacio que ocupamos, de las cosas en que pensamos, de lo que decimos, de la gente, de los personajes, de las circunstancias.  Es decir, de la materia prima de la escritura. En tales quietudes, aparece el ser íntimo, poniendo la mano en nuestros hombros y susurrando: Contempla todo lo que existe.

En tales estados podemos levantar la mirada, abrí los oídos, extender las manos, mover las alas y emprender el vuelo hacia zonas inventadas. Sembrando las semillas de textos poderosos, que incipientes, aparecen como manifestaciones de la nada, que, repitiéndose, van creciendo y adquiriendo vida.

Tales estados son pausas. El escritor, cargado de energía, luego de haber estado expandido y de gozar de fugaces instantes de quietud, vuelve hacia el agitado movimiento de sus horas normales y regresa a su escritura. Repitiéndose con frecuencia entre la pausa y la actividad, experimenta las variadas tonalidades de su yo, el que se aquieta y el que se mueve. El que escribe y el que crea.

Dichas todas estas cosas, quiero proponer otras cinco ideas simples y sencillas de experimentar, que pueden contribuir a experimentar las alegrías de escribir, en busca de la escritura creativa.

6.      Poner atención en las intenciones, sintiendo que son reales las fortalezas personales y acercarse a las debilidades, haciendo de ellas pequeñas obras de teatro.

7.      Escribir frecuentemente y compartir lo que se escribe.

8.      Ir a cine, disfrutar de cada película y escribir cortos ensayos literarios, totalmente personales, sobre alguna película, al menos una vez a la semana.

9.      Leer grandes obras, apreciar sus honduras, aprender de ellas y reflexionar.

10.  Desarrollar proyectos de escritura creativa y convertirlos en libros que se publican y que se comparten.


martes, 13 de febrero de 2018

CÓMO ESCRIBIR UNA NOVELA CORTA

CÓMO ESCRIBIR UNA NOVELA CORTA


Una novela corta, también conocida como “nouvelle”, suele tener entre 20 000 y 40 000 palabras. Está diseñada para leerse en un par de sesiones cortas, sumergiendo al lector durante un corto periodo de tiempo. Es posible que desees escribir una novela corta para un divertimento o como un desafío de escritura. Si es así, comienza con una lluvia de ideas. Luego, escribe la novela con una descripción sólida y detalles vívidos para que el lector se sumerja en la historia.

Parte I
Hacer una lluvia de ideas para la novela corta
1
Enfócate en un personaje principal o narrador que sea atractivo. Las novelas cortas son mejores cuando se centran en un narrador y sus interacciones con otros personajes. Crea un narrador que tenga una voz o estilo único. Haz que el narrador sea peculiar y específico. De esta forma, podrá transportar al lector al mundo donde se desarrolla la historia en un corto periodo de tiempo.
Por ejemplo, puedes hacer que el narrador sea un adolescente con una discapacidad y sea considerado como marginal en su pequeña ciudad.
2
Utiliza un escenario como inspiración para la novela corta. El escenario puede ser otro buen punto de partida para una novela corta. Escoge uno del que tengas mucho que decir y por el que tengas curiosidad. Elige un escenario que sea nuevo o atractivo para el lector. Luego, estructura la novela entorno a él.
Por ejemplo, puedes escribir una novela corta ambientada en una isla caribeña durante un levantamiento político, o utilizar tu vecindario como el escenario principal en la novela y, de esa forma, estructurar a los personajes y el conflicto en torno a ese ambiente.
3
Toma una historia corta existente y conviértela en una novela. Si tienes algunas cuantas historias cortas que has estado intentando expandir, trata de convertir alguna en una novela corta. Elige una historia corta que sientas que puede ser más larga o más completa. Trata de usar el mismo conflicto, escenario y personajes para la novela.
Por ejemplo, quizás tienes una historia corta sobre un muchacho perdido en una pequeña ciudad que piensas que podría ampliarse en una novela corta.
4
Lee ejemplos de novelas cortas. Para tener una mejor idea de cómo escribir una novela corta, lee ejemplos que se consideren exitosos o bien hechos. Puedes leer novelas cortas como:
El corazón de las tinieblas
Crónica de una muerte anunciada
El guardián entre el centeno
El túnel
Pedro Páramo
La metamorfosis
Aura
El extranjero

Parte II
Redactar la novela corta
1
Comienza en la escena. Comienza con la acción y la escena para que tu lector quede atrapado de inmediato. Concéntrate en una escena que involucre a tu narrador o personaje principal. Empieza con una escena que le dará al lector una idea de la voz narrativa y del estilo del resto de la novela.
Por ejemplo, puedes comenzar con una escena que involucre al personaje principal y a su madre. De esta forma, la relación entre el personaje principal y su madre podrá desarrollarse en el resto de la novela.
2
Crea un conflicto central. Una novela corta debe centrarse solamente en un conflicto o situación que involucre a tu personaje principal. Esto evitará que la novela crezca hasta convertirse en una narración más larga y hará que sea más fácil para ti mantenerte enfocado mientras escribes. Crea un conflicto central en la novela y parte desde allí.
Trata de resumir la trama o el conflicto central de la novela en una sola oración. Si puedes hacerlo, el conflicto o la trama será lo suficiente clara para la novela corta.
Por ejemplo, puedes crear un conflicto central como “El adolescente José Pérez lucha por librarse de su madre religiosa y lidia con el hecho de ser una marginada social en una pequeña ciudad al sur del país”.
3
Incluye un número limitado de personajes y escenarios. Solo ten uno o cuatro personajes como máximo en tu novela corta. Esto te ayudará a evitar sentirte abrumado por haber demasiadas personas en una obra muy corta. Puedes enfocarte en uno o dos personajes principales, y en uno o dos personajes secundarios.
También debes limitar tus escenarios para que el lector pueda estar inmerso en la novela. Por ejemplo, puedes tener un escenario principal, como la pequeña ciudad donde vive el narrador. Luego, también puedes tener un escenario secundario, como el campamento de verano en el bosque al que esa persona va por un mes.
4
Utiliza la repetición y el ritmo. Una novela corta debe avanzar rápidamente para mantener al lector inmerso. Repite temas e ideas claves a lo largo de la novela. Incluye escenas o momentos recurrentes para que se sienta que tiene un buen ritmo.
Por ejemplo, tal vez tu narrador va al médico de forma recurrente como parte de la estructura de la novela. o quizás tu personaje principal traza el movimiento de una estrella en el cielo a lo largo de la historia para unificar todo.
5
Crea un final impactante. Una novela corta se presta para un final con un golpe emocional. Sorprende a tu lector con un buen giro al final. Establece las expectativas del lector y luego derríbalas. Haz que el final sea sorprendente e inesperado ya que esto dejará al lector satisfecho cuando termine la novela.
Por ejemplo, puedes tener un final satisfactorio donde el personaje de la madre acepte al personaje principal por cómo es, a pesar de sus creencias religiosas.

Parte III
Perfeccionar una novela corta
1
Lee la novela en voz alta. Una vez que hayas terminado un borrador de tu novela corta, léela en voz alta de principio a fin. Observa cómo suenan las frases de esta manera. Presta atención al ritmo de la novela y asegúrate de que cada capítulo o transición de sección se realice sin problemas entre sí.
Leer la novela en voz alta también te ayudará a detectar los errores de ortografía, gramática o puntuación.
2
Muéstrale la novela a alguien más. Pídeles a tus amigos, compañeros y familiares que lean la novela. Elige personas en las que confíes y respetes para que lean tu obra. Mantente abierto a los comentarios constructivos y escucha lo que tengan que decir acerca de la novela.
Pregúntales a tus lectores si la novela les parece atractiva y entretenida. Haz preguntas sobre el ritmo, la caracterización y la descripción en la novela.
También puedes unirte a un grupo de escritura, o crear tu propio grupo y hacer que su taller sea sobre tu proyecto de novela.
3
Revisa la longitud y la claridad de la novela. Una vez que hayas recibido comentarios sobre la novela, revísala para que tenga entre 20 000 y 40 000 palabras. Corta cualquier escena que sea demasiado larga o innecesaria, aclara cualquier oración o sección confusa para el lector, y pule la novela para obtener la mejor versión.
Después de haber revisado la novela, decide si te gustaría publicarla para poder compartirla con una amplia audiencia.

Otros TIPS:

Planificar y planificar
Muchos escritores piensan que debido a su extensión, las novelas cortas son algo que pueden sentarse y escribir. Este no es el caso. Al igual que con su prima (la novela larga) la corta necesita ser planificada de antemano ... La planificación anticipada utilizando cualquier estímulo puede marcar la diferencia entre una novela corta y una simple anecdota.

Describe tu novela en una oración
Las novelas cortas tienen tramas simples y personajes mínimos (pero no simplotes ni desechables. Se refiere a la “economía” no a la futilidad). Los aspectos clave de una novela corta son su trama simple y pocos personajes centrales. Si la trama no puede describirse en una oración, la idea puede ser más apropiada para una novela que para una novela corta.

 Comience con el conflicto
Crear un conflicto en las primeras páginas de una novela atraerá al lector y lo alentará a continuar leyendo. Esto podría ser cualquier cosa, desde una batalla de vida o muerte conta un objetivo o algo que se ha perdido y que hay que encontrarlo a toda costa. Cree un conflicto que el personaje debe enfrentar desde el principio y el lector se sentirá atraído a descubrir cómo se resuelve este conflicto, si es que lo hace.

Considere escribir en primera persona
Es importante crear una conexión instantánea entre el personaje principal en la novela y el lector. Esto alentará aún más al lector a seguir leyendo mientras desarrollan una relación de empatía con el héroe o la heroína: esto es mucho más fácil de lograr a través del punto de vista de primera persona que de la tercera.

Minimice el número de personajes y la configuración de las descripciones
Incorporar una gran cantidad de características de los personajes no permitiría un gran desarrollo, por la menor cantidad de palabras que exige una novela corta. Trate de usar unos pocos caracteres que se necesiten para crear personalidades completas. Lo mismo puede decirse de la configuración, ya que no hay suficientes palabras para escribir largas descripciones detalladas de la trama o los ambientes. Se deben usar configuraciones simples para un mayor efecto dentro de una novela corta.

Evite demasiadas (o cualquier) subtramas
Las novelas cortas tienden a circular alrededor de una trama clave y muy raramente tienen más de una subtrama. No hay tiempo suficiente para concluir una gran cantidad de historias más pequeñas; un evento, un problema, debe ser el centro de la atención de la novela.

Aumenta el ritmo
En una novela, el escritor tiene tiempo para arrastrar eventos, describir detalles más pequeños y centrarse en secciones menos importantes de la narración. Esto no es posible en una novela corta. Para mantener el formato y atrapar al  lector, el ritmo debe ser rápido. Largas y prolongadas escenas empujarán la novela corta hacia el estado de novela tradicional.

Mantenlo fluido
Debido a su longitud, las novelas pueden darse el lujo de tener paradas y comienzos en forma de partes, actas o capítulos, con brechas de tiempo, cambios de perspectiva o aumentos y caídas de la tensión dramática. Debido a su longitud, las novelas cortas no pueden permitirse hacer esto, por lo que es vital mantener un hilo de historia central fuerte y mantenerlo fluido.

Revisar, revisar, revisar
No se puede esperar que nadie arroje en una primera instancia una novela excelente, especialmente si el escritor no ha publicado nada de antemano. Esto no es común. La probabilidad es que puede haber un exceso de descripción inútil y caracteres muchas veces sin sentido. La revisión permitirá recortar los elementos redundantes, dejando una novela más concisa y optimizada.

Relájate y diviértete!

Escribir no tiene que ser estresante. A menudo es algo que muchos eligen hacer por placer. Una nouvelle es mucho más corta que una novela, pero no por ello requiere mucho menos trabajo ni tampoco, mucha menos revisión. Debe entretener tanto al escritor como al lector para cumplir su objetivo. A menudo puede ser un gran punto de partida para los escritores que experimentan con las formas más largas de ficción.

Temas para escribir una novela - Alejandro Quintana

El profesor Alejandro Quintana recoge en su blog consejos y técnicas literarias para los interesados en escritura creativa. En esta entrada recopila los que considera los temas fundamentales con los cuales se basan las historias de ficción. 
Según él, nada se sale de ahí: 

http://oficiodeescritor.com/temas-para-escribir-una-novela/

Temas para escribir una novela

Pero hazte a la idea que desde la Ilíada y la Odisea hasta nuestros días, los ocho o nueve grandes temas de la humanidad se han tratado ya desde casi todos los ángulos posibles:
  • La búsqueda (de amor, de felicidad, de poder, de fama…)
  • La redención (de la culpa, del crimen, del pecado…)
  • Las calamidades (guerra, hambre, desastres, enfermedad…)
  • La realización existencial (el autoconocimiento, el sentido de la vida, la existencia de Dios…)
  • La supervivencia (muerte, cautividad, venganza…)
  • Los sentimientos (amor, odio, soledad, ausencia…)
  • Las relaciones (amistad, familia, nación…)
  • La posición (éxito, fracaso, ascensión o descenso social…)
Habrá algunas más, pero lo cierto es que los seres humanos llevamos miles de años dándole vueltas a los mismos asuntos.
Si estás buscando temas para escribir una novela, debes saber que ya está todo dicho desde hace tiempo.
Incluso, si estás pensando en escribir una trama original, necesitas saber que también se han explotado a fondo multitud de enfoques.

20 tramas maestras de todos los tiempos

Según el autor y guionista Ronald Tobias —20 Master Plots: And How to Build Them—, las tramas de todas las historias se pueden clasificar en 20 tipos:
1) BÚSQUEDA: involucra a los personajes en la búsqueda de personas, objetos o lugares… o bienes intangibles como la juventud eterna, el amor perfecto, etc.
2) AVENTURA: muy parecida a la anterior, con la diferencia que la historia se centra más en las tribulaciones del viaje que en el objetivo del mismo. Vaya, que lo importante es el viaje y no el destino.
3) PERSECUCIÓN: como la misma palabra indica, se persigue a alguien por algún motivo —por venganza, para interrogarle, para devolver o exigir una deuda…
4) RESCATE: un protagonista intenta librar a una víctima de las garras de un antagonista.
5) ESCAPE: uno o varios personajes escapan de una situación o lugar en el que están a la fuerza. No hay que confundirla con las tramas de maduración o descubrimiento.
6) VENGANZA: cunado uno o más personajes buscan resarcirse de daños que les han causado otros, ya sean reales o figurados.
7) EL ENIGMA: se intenta desentrañar el significado de algo, resolviendo un misterio a base de encontrar pistas y claves ocultas.
8) RIVALIDAD: un protagonista compite con un rival por alcanzar primero un lugar, objeto o meta simbólica.
9) EL DESVALIDO: muy parecida a la anterior, con la diferencia de que el protagonista se halla en una clara desventaja al estar en inferioridad de condiciones o medios frente al rival.
10) TENTACIÓN: un personaje se ve abocado a cometer actos en contra de su moral, convicciones, ideales, etc.
11) METAMORFOSIS: la condición física del protagonista cambia de una forma a otra, lo cual suele ser una manifestación simbólica de cambios en su interior.
12) TRANSFORMACIÓN: se refleja el cambio interior o la evolución —o involución— de uno o más personajes que pasan por diferentes etapas en su vida.
13) MADURACIÓN: historias de transición que muestran más que un cambio de estado interior, el paso de una etapa de la vida a otra: de niña a mujer, de joven a maduro, etc.
14) AMOR: los personajes necesitan superar obstáculos para poder consumar y vivir con plenitud el —verdadero— amor.
15) AMOR PROHIBIDO: muy similar al anterior, pero con el añadido de que los obstáculos a superar parecen insalvables, como tabús, diferencia de clases o enemistades. Los personajes suelen pagar un alto precio por atreverse a vivir su historia amorosa.
16) SACRIFICIO: historias que ponen a los personajes en la disyuntiva de hacer un gran sacrificio por un bien mayor, como salvar a la humanidad, actos de bondad o ser leales a un ideal.
17) DESCUBRIMIENTO: el personaje protagonista descubre algo importante de sí mismo y supera una dificultad. Solo entonces puede evolucionar y comprender o disfrutar mejor la vida.
18) EL PRECIO DEL EXCESO: el personaje central cae en desgracia por culpa de un comportamiento impropio o una decisión desafortunada y se ve obligado a afrontar las consecuencias.
19) ASCENSO: un giro de la fortuna o bien un rasgo personal, hace que el personaje protagonista alcance el éxito y la ascensión social.
20) DESCENSO: igual que el anterior pero, en este caso, se cae en la miseria y el descenso social.
Como es natural, muchas de estas tramas se combinan para crear argumentos más complejos. Es muy habitual, por ejemplo, que una trama de descenso se combine con una de ascenso y todas las variables que se te puedan ocurrir.

Todo se puede reducir a lo mismo

Y, en realidad, todo esto son variaciones de los 2 temas únicos que el ser humano es capaz de tratar. Ni uno más, ni uno menos:
1. El individuo en lucha consigo mismo  
2. El individuo en lucha contra el mundo.

En definitiva, lo que hace grandes a las mismas historias de siempre es la forma de explicarlas. Es la visión única e irrepetible del escritor que las expone. Por ello,

si vas a contar algo ¡hazlo de forma EXTRAORDINARIA!

viernes, 9 de febrero de 2018

Inspiración exprés para escritores Camilo Jiménez

Inspiración exprés para escritores
Autor: Camilo Jiménez
mayo 29, 2017



1.     ATAJOS. Si usted sueña con ser escritor y está buscando inspiración rápida, trucos para escribir mejor o fórmulas para llegar pronto al éxito, cambie de sueño. En la escritura no hay atajos. O sí, pero si los toma el resultado se nota. Por ejemplo, en la prosa tibia de esas novelitas famélicas que publican las personas que reemplazaron el esfuerzo de leer mucho, bien y durante mucho tiempo por un curso de “escritura creativa”. No estoy diciendo que estos cursos no sirvan: digo que no ahorran ningún trabajo. Digo que una maestría en Escritura Creativa no lo va a convertir en escritor aunque la haga en Columbia, o en Colombia a diez millones de pesos el semestre. Digo que un taller o curso de escritura creativa no lo va a convertir en escritor aunque el maestro sea un premio Nobel. El trabajo tiene que hacerlo usted y nadie más que usted. Solo. Despacio. Palabra a palabra, frase a frase, párrafo a párrafo.

2.     EL OFICIO. El problema de pronto está en la palabra exprés. Repito, en la escritura no hay atajos. Hay que leer mucho y muy bien, a fondo. Hay que levantar de tanto en tanto la cabeza del libro y hacer preguntas, comentarios, en fin: construir la literatura a medida que se lee. Hay que estar solo. Hay que quedarse en casa. Quizá haya que soñar no con ser escritor, sino con escribir. Porque el trabajo no es tan agradable y glamoroso como muchas personas piensan que es. El trabajo de un escritor no es dar charlas ni firmar libros: es estar en su casa escribiendo y leyendo. Antes de firmar ejemplares de su libro en una feria del libro, tiene que escribir el libro. Y que se lo publiquen. Y que lo lea alguien diferente a su novia y a sus tres compadres de la universidad. Y que lo inviten a la feria. Etcétera.

3.     CONSTANCIA. Con poquísimas excepciones que confirman la regla, nunca termina valiendo la pena nada de lo que publican los escritores de café o los que van de feria en feria repitiendo como loros lo mucho que les cuesta escribir. No es casualidad que los mejores escritores vivos de Colombia —Tomás González, Darío Jaramillo Agudelo, Juan Gabriel Vásquez— sean escasos, esquivos. Mientras los demás están en un conversatorio en Cúcuta o dictando un taller de escritura creativa en Chapinero, ellos están en su casa escribiendo y leyendo.

4.     INSPIRACIÓN VS TRANSPIRACIÓN. Ahora concentrémonos en la palabra inspiración. ¿Dónde encuentran inspiración los escritores? En la vida. Un escritor, un verdadero escritor, siempre está escribiendo aunque no escriba. Si no le obsesiona, déjelo, porque nunca va a ser lo suficientemente bueno. Así de simple. Funciona con la escritura y en general con todo. Si no está obsesionado con lo que hace nunca le va a invertir el tiempo suficiente para que su trabajo destaque sobre el de los demás. Porque cualquier cosa que valga la pena requiere de tiempo, y en la escritura esto sí que es cierto. Si quiere escribir, prepárese para estar sentado todos los días de su vida durante horas en su mesa de trabajo. Prepárese para escribir y reescribir y volver a escribir y volver a reescribir. Para leer despacio y con mucho cuidado, con cuaderno y lápiz al lado, descifrando lo que los libros quieren decir, desbaratando lo que los buenos escritores hicieron en sus historias para saber cómo lo hicieron.

5.     LOS CLÁSICOS. Unos pocos libros se siguen leyendo décadas después de haberse publicado. Son los que algunas personas llaman clásicos. Si usted aspira a que su libro se lea dentro de unos años, convendría que leyera algunos de estos libros e intentara identificar por qué se siguen leyendo, qué tienen esos libros para que treinta, cincuenta o cien años después de haberse publicado sigan diciéndoles cosas a algunas personas, aunque el mundo haya cambiado tanto.

6.     INFLUENCIAS. Lea con atención estos libros. Le regalo aquí una lista rápida, una lista exprés de libros que debería leer con juicio cualquier persona que quiera escribir cosas de algún valor: El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas; Rojo y negro, de Stendhal; Moby Dick, de Herman Melville; David Copperfield, de Charles Dickens; Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe; La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson; Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski; Ana Karenina, de León Tolstoi; Cumbres borrascosas, de Emily Bronte; Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Madame Bovary, de Gustave Flaubert; Los miserables, de Victor Hugo; La feria de las vanidades, de William Makepeace Thackeray. Eso para no salirme del siglo XIX y de las principales lenguas en que se publicó literatura durante ese siglo. Si quiere hacer la tarea bien hecha tendría que mirar también a Europa Oriental y el Lejano Oriente, América Latina, el siglo XX… Conocer la tradición literaria es la mínima cortesía que usted debe mostrar si quiere participar en la conversación.

7.     RECURSOS Y CONSEJOS. Algunos escritores han compartido sus experiencias en el oficio a través de entrevistas, memorias y artículos varios. Leer algunas de estas experiencias también puede ser inspirador. La serie de entrevistas titulada “Art of Fiction” que publica The Paris Review desde hace más de cincuenta años es una mina casi inagotable de ideas y técnicas de trabajo de grandes escritores. Hay también miles de páginas dedicadas a publicar recursos para escritores: puede que esto no sea inspiración propiamente dicha, pero puede servirle para saber qué hacer en determinados puntos del proceso.

8.     LA INCERTIDUMBRE CON EL PRODUCTO. Porque se trata de un proceso. Un proceso largo, tortuoso, difícil, solitario. Y ni aún así, ni incluso invirtiendo horas y horas todos los días y estudiando las obras de los grandes escritores y viviendo y respirando su obsesión por escribir tiene garantía de éxito. Cuesta el mismo esfuerzo, el mismo tiempo, escribir una novela que tenga éxito y una que no lo tenga. Usted se puede pasar seis años escribiendo una novela, y puede que cuando salga publicada nadie la comente ni la recomiende ni la rechace, puede que no venda más que un par de decenas de ejemplares. Así de espeluznante es la profesión que escogió.


9.     LA CONCLUSIÓN. Lo que quisiera dejar claro, en últimas, es que no hay algo así como “inspiración exprés para escritores”. Si quiere escribir algo que valga la pena, que se lea más allá de su círculo de amigos y al menos un par de años después de que salga publicado, tiene que trabajar mucho y solo, y estar bien preparado para los desengaños. No hay nada más que pueda hacer.