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miércoles, 21 de febrero de 2018

En busca de la escritura creativa Enrique Posada Restrepo


El ingeniero Enrique Posada Restrepo se ha destacado en su profesión, en la docencia, como guía de procesos de superación personal y en los últimos años en la literatura (además de pintor, compositor y cantante aficionado). Le interesa mucho el tema del emprendimiento personal y empresarial y la creación intelectual, entre ellas la escritura creativa. Por una invitación personal, nos compartió su método, condensado a manera de decálogo, el cual compartimos con mucho gusto con los lectores del blog. Los invito a leerlo, a pensarlo, a disfrutarlo y, en lo posible,  a sacarle jugo.

En busca de la escritura creativa
Enrique Posada Restrepo

Elaborar un decálogo es una buena forma de sintetizar asuntos que en realidad tienen muchos aspectos. De alguna manera al hacerlo las personas destilamos las complejas realidades interiores y las presentamos como esencias para ser apreciadas y degustadas. Así que asumamos el reto de proponer un decálogo de consejos literarios, propuesto en buena hora por Emilio Alberto Restrepo Baena. Pienso que a mí mismo me va a servir de guía para continuar en este camino de la escritura creativa y valiosa.

1.      Despertando la intuición como base de la escritura
Defino la intuición como la capacidad que tenemos las personas de responder a preguntas sobre las cuales no tenemos una respuesta clara, es decir, la capacidad de aproximación que tenemos a lo desconocido, dando respuestas a las preguntas que se nos ocurran. Se pregunta el escritor: ¿Sobre qué escribo? ¿Cómo desarrollo tal idea o concepto? ¿Qué es valioso? ¿Qué es creativo?




Imagen simbólica del diálogo intuitivo: el ser pensante e inquieto (aspecto masculino) dialoga con su ser intuitivo y creativo (aspecto femenino) para aproximarse a las esencias literarias. En medio de ese diálogo, florece la creatividad y se facilita el flujo de las palabras que vale la pena escribir.


Ante este tipo de preguntas, el escritor inquieto, puede explorar las aproximaciones intuitivas y dirigirlas hacia la creación literaria y ello ocurre cuando se atreve a dar una respuesta. ¿Cuál puede ser la fuente de las respuestas? Todo es fuente, todo objeto es tema potencial. Pienso que somos seres muy conectados con la naturaleza y con los demás, en la medida en que sintamos tales identificaciones y conexiones. Tales conexiones salen de nuestra propia naturaleza de seres vivos, de seres dotados de todo tipo de órganos, sistemas y sensaciones. Tales conexiones hacen parte de nuestra intimidad, de nuestra luz interior, de nuestro ser fundamental. Incluyen también conceptos e ideas; experiencias y sueños; deseos y frustraciones; consciencia e inconsciencia. Eso está presente en el ser mismo, y cuando recurrimos a la intención, nos conectamos de maneras misteriosas con ese ser y él tiene una oportunidad para manifestarse. Recurrir con confianza y con continuidad, lubrica y agiliza esos contactos.

Yo tengo un método para explorar la intuición y escuchar sus sugerencias creativas, que es el siguiente:

         Se plantea una pregunta.
         Se coloca la pregunta en el centro de una hoja blanca, en lo posible acompañada de un esquema o dibujo simbólico relacionado con la pregunta.
         El escritor observador, anota una primera respuesta en la hoja blanca, por medio de un esquema, un dibujo, acompañado de una frase
         Luego se repite a sí mismo la pregunta y anota una segunda respuesta, en forma similar a como anotó la primera.
         Continúa hasta llenar la hoja blanca de respuestas o hasta encontrar una respuesta que lo llene de curiosidad, de satisfacción, de emociones positivas hacia el deseo de escribir creativamente.
         Terminado lo anterior, se toman decisiones para orientar y enfrentar las realidades prácticas de escribir los textos.

Hacerse las preguntas intuitivas varias veces, al menos tres veces, y anotar todas las respuestas, es importante. La insistencia y la persistencia van a ayudar. Consisten en darse cuenta de que estos procesos intuitivos son de naturaleza recurrente, de tal manera que se van puliendo con la práctica y con las oportunidades que nos demos para lograr lo que se desea.

Como escritores, vale la pena mantener un cuaderno con hojas blancas en las cuales vamos desarrollando estos procesos de búsqueda. Vamos a experimentar una novedosa capacidad de enfrentar temas y vamos a sentir experiencias de sabiduría, impulsos creativos. Teniendo la costumbre de apreciarlos y anotarlos en nuestro cuaderno de la intuición, vamos a desarrollar todavía más esta virtud.

2.      Exploraciones del sentir
Las personas tenemos distintas posibilidades de vivir la vida siendo una de ellas disfrutar de la libertad para escoger y tomas decisiones. Es fundamental para un escritor utilizar el poder de la escogencia. Escoger es algo que se puede hacer en todo instante. El inicio de la escogencia es la definición. Se define con palabras. Así se inicia, en cualquier instante, el nacimiento de la escritura creativa.
Para definir nos hacemos una pregunta sobre un objeto cualquiera ¿Cómo lo defino; cómo lo quiero definir; cómo lo debiera definir; cómo me conviene definirlo? Al definir se establecen límites y se crean limitaciones. Al definir adoptamos un punto de vista.




El escritor puede convertirse en un observador gustoso que ve en todas las cosas fuentes de iluminación creativa


Yo veo un árbol. ¿Cómo lo defino? Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea madera para un mueble, o leña para el fuego, o modelo para un dibujo o tema para un poema o descanso para mis ojos. Yo veo a mi hijo. ¿Cómo lo defino?  Puede ser que lo defina significativamente, puede ser que decida no definirlo, puede ser mi maestro, puede que sea mi amigo, o mi modelo, o tema para un poema o alegría para mis ojos o tristeza para mis días. Yo me veo a mi mismo ¿Cómo me defino?  Puede ser que me defina significativamente, puede ser que decida no definirme, puede que piense que soy un maestro, un buen amigo, un modelo para otros, o una brizna que lleva el viento a lugares indefinidos, el mejor de los esposos o el más feliz de los hombres. Yo veo a los grupos con los cuales me relaciono. ¿Cómo los defino? Puede que los defina como mis amigos para siempre, pase lo que pase, como mis compañeros de jornada, como los que oyen y leen mis cuentos y a los que escucho con amor y atención. O de pronto me quedo corto en las definiciones o simplemente no me atrevo a definir. Este es un gran poder, el poder de definir. El escritor lo puede convertir en el poder de escoger los temas como asuntos de escritura que vale la pena explorar.

Para ampliar el poder de sus definiciones, el escritor puede jugar con puntos de vista. En este juego, que es maravillosa fuente de oportunidades, se va cambiando de puntos de vista y en cada punto de vista se ensayan definiciones. Este juego lo podemos convertir en un juego del sentir, cuando uno se siente como si fuera alguien diferente y desde allí ensaya definiciones para los temas y los asuntos. Yo siento lo que siente mi padre y desde allí defino. Yo siento lo que siente mi madre, y desde allí defino. Yo siento lo que siente el otro y desde allí defino. Yo siento lo que siente una montaña, y desde allí defino. Yo siento lo que siente un niño, o un jefe, o una esposa, o una flor y desde todos estos puntos de vista voy creando definiciones.

Estas posibilidades se van abriendo y la imaginación, la intuición y la creatividad se van estimulando. Ese es poder creativo que yo tengo. El poder de definir sin límites. El poder del sentir. Este poder me hace testigo de la maravilla vital que me rodea.  Y que puedo convertir en textos literarios creativos o en ensayos valiosos.

3.      Aplicación de la regla de tres
Se me ocurre proponer un juego creativo basado en lo que he denominado la regla de tres, suponiendo que en el proceso de crear aparecen en general tres aspectos a tener en cuenta y que la regla de tres (algo que aprendimos en las matemáticas), trae a nuestras memorias la idea de un truco mágico para resolver los problemas. Por ello quiero aprovechar esa idea mágica que tenemos asociada con la regla de tres con el fin de desatar procesos de escritura creativa. La clave de este trabajo es una cierta insistencia, que denomino la regla de tres y que ilustro en el siguiente gráfico.




Asumir el proceso creativo varias veces, al menos tres veces, apreciando y utilizando las diversas iluminaciones y resultado que aparezcan, puliendo y perfeccionando, también varias veces, al menos tres veces


Un aspecto que surge de inmediato es advertir en la intención creativa y en el correspondiente resultado, el texto escrito, la presencia de tres aspectos: tener un deseo, imaginarse una idea y volverla real. Este es un juego recurrente en el cual la palabra conecta el deseo con la realidad, siendo la idea una mediación.

Otro aspecto se desprende de los tres elementos gramaticales (sujeto, el verbo y los complementos) que son las tres columnas que fundamentan las expresiones habladas y escritas. Son elementos que introducen efectividad y orden en la intención creativa, dando lugar a frases ordenadas, claras, agradables, creativas, estimulantes. El sujeto en las frases es el originador, el que indica aspectos intencionales, evidencias de  responsabilidad y de autoridad. Los deseos de los sujetos se manifiestan como actividades por medio de los verbos, debidamente conjugados, que describen los flujos que unen sujetos y deseos, a través de conversiones entre intenciones y palabras; entre energías sutiles y manifestaciones reales materiales. Surgen los complementos de las frases como estructuraciones que organizan las circunstancias, los ambientes y los personajes que reciben las acciones. Escribir es aproximarse descriptivamente a escenas gramaticales en las cuales el sujeto es el yo creador; el verbo es el yo en actividad y los complementos son las circunstancias de la acción y de las relaciones entre sujeto y verbo.

Un tercer aspecto de la regla de tres, es visualizar la existencia de tres niveles en el lenguaje de los textos: el de la idea, el de la propuesta, el de la realidad. En este sentido la creación deliberada de los textos se basa en el manejo del lenguaje para centrar la atención en la intención deseada y manejar deliberadamente las intenciones desalineadas y perturbadoras, conectando ideas e intenciones con realidades, mediante tramas, historias, discusiones, ensayos. Inclusive mediante las palabras sutiles del poema.

Un aspecto final del juego de la regla de tres se relaciona con tres modos de aproximarse al conocimiento de la cosa observada, del asunto descrito, de la historia contada: Lo que se ve; lo que no se ve; lo que surge o podría ser. En el primer modo son protagonistas los sentidos y las descripciones, los detalles y las observaciones. En el segundo modo aparecen la pregunta, la exploración, la búsqueda, el descubrimiento, lo oculto y lo sorprendente; el diálogo y el descubrimiento. En el tercer modo se da lugar a la creatividad, a la propuesta, a lo inesperado, al cambio, a la sorpresa, a la astucia. La unión de los tres modos va generando el texto, que fluye vivo, con ganas de que lo escriban y con gusto de ser leído.

4.      Sentirse parte de una red, de una comunidad de escritores  
Pienso que es valioso que los escritores se sientan parte de un conjunto que denominaría con el nombre de red. Una red es un conjunto de uniones entre elementos que le confiere un carácter especial a dichos elementos. La red genera la unión. La unión genera la fuerza y aumenta la capacidad de los elementos individuales, que unidos en red son especialmente potentes. La red genera el movimiento colectivo e interdependiente de los elementos. Este movimiento colectivo es impredecible y sorprendente y genera una mezcla de impulsos a la vez desbordantes y prudentes. Es un movimiento que tiene en cuenta al otro y que sincroniza los anhelos colectivos. La red genera el sentir. Cuando se está en red, se siente lo que el otro está sintiendo, ya que lo que el otro siente se convierte en vibración de las conexiones de la red y toca a los elementos así unidos.

La red genera estados de alerta. La conciencia individual y los estados de atención de los elementos despiertan a los elementos que estén dormidos o inconscientes. Esto aligera la evolución colectiva e individual.

Como escritor, siento que mis impulsos son participativos y colectivos. La red crea un lenguaje común y se van amortiguando los efectos de las etiquetas que separan, que ofenden, que dividen y paralizan y se crea un lenguaje más armónico y más cariñoso que estimula el aprecio colectivo y el bienestar individual. 

El miedo a escribir desfavorece los atrevimientos creativos. Exponerse tiene implicaciones y puede generar temor, especialmente el miedo a la crítica. Me parece intrigante la posibilidad de que haciendo parte de una red bien conformada, que está animada por la amistad y un sentido comunitario, se pueda facilitar el eliminar los miedos, cuando se haga parte de una comunidad de elementos unidos, en actitud de brazos extendidos, sintiendo como en un saludo constante la esencia del otro, experimentando lo que dicen los demás como oportunidades que trascienden la mera crítica.




Aunque escribir es en buena parte una tarea individual, vale la pena experimentar conexiones y saberse parte de una red

Pueden aparecer en el escritor los cansancios, los dolores y los sufrimientos, llegando al punto del desgaste creativo, atrapando la atención, cesando la escritura y la producción de textos ¿Podría la unión suministrar alivios para los miembros cansados y contribuir al renacer de la energía y de las intenciones creativas? ¿Puede siquiera imaginarse que los escritores pueden formar una red, en un ambiente que puede ser mucha crítica, inclusive de competencia egoísta? Pienso que sí y que cada escritor ha sentido la influencia benéfica de algún mentor, de alguna escuela, de algún grupo. Yo encuentro esto en la red que he creado con tantos escritores que están vivos en mis lecturas, derramando influencias, ejemplo, ánimos y esperanzas. No se trata de continuar con esto en una repetición quizás inútil del pasado. En realidad, estando en red fluyen información y conocimiento, y se estimula el pensamiento creativo, en la medida en que tal red sea inteligente, aportando la sensación de que son múltiples los caminos y múltiples las lecciones que se van aprendiendo. Una red de conexiones entre elementos permite interpolar, extrapolar, proyectar, concluir y construir un mundo nuevo. Cuando las conexiones funcionan a modo de red imaginativa, se sienten cercanías que estimulan imágenes y nuevos significados. Cuando la red es creativa, se experimentan atrevimientos, nuevas visiones valiosas y nuevas realidades. Se facilitan los proyectos y las ideas. Una red de este tipo aporta capacidades de observación y de aprecio.

Todo esto es el sentido de una red idealizada ¿Valen la pena las redes sociales, como redes de los amigos que pueden buscar objetivos comunes y valiosos? Pienso que sí y que nuestro nivel de conciencia colectiva se puede despertar todavía más en esta forma, aprovechando los recursos existentes, para lograr un mundo mejor y más pleno de amistad, de belleza, de palabras y de textos de calidad, de literatura que se comparte y que vale la pena leer.

5.      Experimentar pausas creativas, como una invitación a la expansión
Experimentar estados especiales del ser personal, en los cuales la mente se quede quieta, en actitud de observación tranquila, en conciencia despierta que se acerca al potencial y a la auto-referencia; salir con frecuencia regular de las agitaciones de la actividad, permite experimentar sentimientos internos de creatividad y de expansión. Pienso que gozar de estas experiencias constituye un bálsamo energético y creativo para el escritor. La práctica frecuente de la meditación, el hacer paseos y caminatas por jardines y por senderos, el escuchar música de calidad con los ojos cerrados, el pasar algunos momentos con niños y con ancianos, el visitar un museo y deleitarse, el acostarse a observar las estrellas o las nubes en el cielo, son algunas de las variadas formas en que las personas pueden entrar en contacto con su potencial interior, fuente última de toda palabra que se escribe.

Se da lugar así a la contemplación, a mayor consciencia de la zona en que vivimos del espacio que ocupamos, de las cosas en que pensamos, de lo que decimos, de la gente, de los personajes, de las circunstancias.  Es decir, de la materia prima de la escritura. En tales quietudes, aparece el ser íntimo, poniendo la mano en nuestros hombros y susurrando: Contempla todo lo que existe.

En tales estados podemos levantar la mirada, abrí los oídos, extender las manos, mover las alas y emprender el vuelo hacia zonas inventadas. Sembrando las semillas de textos poderosos, que incipientes, aparecen como manifestaciones de la nada, que, repitiéndose, van creciendo y adquiriendo vida.

Tales estados son pausas. El escritor, cargado de energía, luego de haber estado expandido y de gozar de fugaces instantes de quietud, vuelve hacia el agitado movimiento de sus horas normales y regresa a su escritura. Repitiéndose con frecuencia entre la pausa y la actividad, experimenta las variadas tonalidades de su yo, el que se aquieta y el que se mueve. El que escribe y el que crea.

Dichas todas estas cosas, quiero proponer otras cinco ideas simples y sencillas de experimentar, que pueden contribuir a experimentar las alegrías de escribir, en busca de la escritura creativa.

6.      Poner atención en las intenciones, sintiendo que son reales las fortalezas personales y acercarse a las debilidades, haciendo de ellas pequeñas obras de teatro.

7.      Escribir frecuentemente y compartir lo que se escribe.

8.      Ir a cine, disfrutar de cada película y escribir cortos ensayos literarios, totalmente personales, sobre alguna película, al menos una vez a la semana.

9.      Leer grandes obras, apreciar sus honduras, aprender de ellas y reflexionar.

10.  Desarrollar proyectos de escritura creativa y convertirlos en libros que se publican y que se comparten.


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