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martes, 27 de enero de 2015

Decálogo de Jaime Jaramillo Escobar

El decálogo de Jaime Jaramillo Escobar
(y un puñado de frases muy suyas)






















Recopilado por Camilo Jimenez en:

Hace un par de meses le expresaba mi entusiasmo sobre este libro (Método fácil y rápido para ser poeta) a Mario Jursich, director de El Malpensante. Seguramente Mario ya se traía entre manos la edición especial de la revista sobre decálogos, que está genial, y me preguntó si era posible extraer una suerte de decálogo para escritores a partir de citas de este libro. Hice el ejercicio y aquí está el resultado. Estoy seguro de que Jaime Jaramillo, de habérselo pedido a él, no hubiera compuesto un decálogo de diez puntos. Ni siquiera hubiera hecho un decálogo como mandan los decálogos para hacer decálogos.


“El escritor es ante todo un lector que escribe. Por eso el escritor debe guardar una serena humildad ante la gran literatura de todos los tiempos. Los grandes escritores se nos presentan con una modestia encantadora. Empezar con orgullo vano conduce a fracaso seguro” (t. 2, p. 112)

“No existe amigo sin diálogo. Dialogue con sus libros, discuta con ellos, vuelva a sus páginas. Que su biblioteca sea viva. Que todo sea vivo a su alrededor. Hay personas que andan muertas. Y no son fantasmas. Son personas casadas” (t. 2, p. 23)

“No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas pueden hacerlo. Para eso existen normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y sólo está al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar sólo requiere una gramática y el conocimiento de lo que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía, originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado” (t. 1, p. 98)

“Quien se sienta a escribir es porque tiene algo qué decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito. Reflexionar. Ése es el secreto” (t. 1, p. 105)

“El estilo sirve hasta para disimular la falta de ideas. Al comienzo no importa mucho lo que se escriba, sino cómo se escribe. El escritor, como cualquier otro artista, y al igual que la Naturaleza, procede por ensayos. No se llega a tener un estilo antes de haberse formado una personalidad. La edad para tener personalidad depende de cada quién. Algunos no la adquieren nunca. El escritor sin personalidad no existe, pues carecería de autoridad, de poder de convicción, sería débil y amorfo, sin magnetismo y sin atracción. (t. 1, p. 101)

“El autor es responsable de todas las palabras que escribe. En consecuencia, deben ser medidas y pesadas, una por una” (t. 2, p. 53)

“Lo que más me ha enseñado a escribir poesía no es la poesía, demasiado manoseada, sino la prosa y la publicidad. La publicidad enseña precisión, oportunidad, claridad, iluminación y destaque, astucia, poder de convicción y, sobre todo, calcular la reacción del lector” (t. 2, p. 234)

“El personaje más importante de una obra es el lector” (t. 2, p. 100)

“El buen escritor se impone, no titubea” (t. 1, p. 203)

“Algunos prosistas se apartan bruscamente de la poesía. Consiguen una prosa áspera, mecánica, sin gracia. No hay buena prosa sin el auxilio de la poesía. Es más: la mayor parte de la peor ‘poesía’ que se ha escrito está en verso” (t. 1, p. 18)

“Un poeta es mejor mientras más sentidos tenga. Por lo común se tienen cinco y sobran dos. Pero el poeta no se contenta con cinco. Desarrolla el sexto sentido (de orientación, debido a la magnetita), así como los otros sentidos: el de observación, el sentido común, el sin sentido y el sentido de la realidad. También el de la irrealidad, y el de la poesía, y el del absurdo, y el de percepción extrasensorial, y el mágico y el de los sueños. Y el de la velocidad tanto como el de la quietud. Es decir, que está conectado con el Universo como una neurona por muchos puntos de contacto que le transmiten información de proceso y de intercambio” (t. 1, p. 44)

“Los escritores incultos son muy aficionados a emplear epígrafes y citas para aparentar que saben mucho […] el cuento es un género que no resiste el epígrafe” (t. 1, p. 221)

“Para el escritor que empieza debe ser fácil escribir. Si le resulta difícil, mala señal. Señal de que debe dedicarse a otra cosa. Para el escritor profesional debe ser muy difícil escribir. Si le resulta fácil, mala señal. Señal de descuido” (t. 2, p. 100)

“La única escuela que existe es la escuela elemental o primaria, donde se aprende de verdad, no por boca de los maestros, sino en el patio de recreo” (t. 2, p. 241)

 “El buen poeta sólo tiene que escribir; pero el mal poeta tiene doble trabajo: escribir y promocionar su baratija” (t. 2, p. 111)

Y hay más:

El primero es que la poesía es más una forma de ver, de pensar, que de escribir: “escribirla es un resultado, primero hay que vivirla”

 “El poema puede ser una forma vacía de contenido poético”

“En la Grecia antigua se escribía en verso para atraer la atención, y ahora se escribe en verso para ahuyentar la atención”

 “La poesía no es literatura sino que es solamente el alma de la literatura. Es decir, que el escritor que quiera poner alma en su obra, debe necesariamente acudir a la poesía”.

 “Toda la poesía escrita en verso libre se debe considerar como prosa. Sólo se llama verso con propiedad el que se sujeta a medida, y lo demás es prosa”.

 “Desechar, olvidar el trabajo de los siglos, pereza, eso se llamó libertad”.

“Lo experimental es efímero, perdura lo clásico”. 

 “Después de trajinar por el experimentalismo, los escritores vuelven a la claridad y al clasicismo, que es siempre el último de los ismos y el único que sobrevive a las fugaces modas y escuelas. ‘Ser clásico es ser actual’, se ha dicho con propiedad. Todo escritor serio es siempre un clásico”.

 “Nadie más anticuado que un joven. Es una de las paradojas de la vida”. 

 “Para todos los poetas hay demasiada niebla, llueve mucho, y una inmensa tristeza los embarga, según sus propias palabras”.

“El buen poeta sólo tiene que escribir; pero el mal poeta tiene doble trabajo: escribir y promocionar su baratija”.  

“El poema que casi acierta es un desacierto, el que casi es bueno es casi malo, el que tal vez viene nunca llega”.

“Quienes rechazan el humor en la literatura lo excluyen de su vida. Son los adustos, amargados, rencorosos, solemnes y aburridos. La risa empaña la trascendencia que algunos poetas a sí mismos se dan”.

 “El escritor pobre suele ser también un pobre escritor”
“Hay dos poesías: la poesía y la otra”

“El corrector gramatical automático no es para escritores; es para secretarias”

“No soy amigo de conferencias; nunca voy a una conferencia dictada por mí”

“He huído de la poesía toda la vida, y no la he podido alcanzar”

“A las personas a las que nos gusta hacer el ridículo en público, es evidente que la poesía nos sirve de maravilla para un recital”.

Tomado de: "Método fácil y rápido para ser poeta". Este libro recoge ensayos escritos a partir de los talleres que el autor imparte.




Del mismo libro citado, destacamos los siguientes apuntes, todos dignos de ser degustados, masticados, regurgitados. Se cita la página del archivo en pdf  ( https://bibliotecadigital.udea.edu.co/server/api/core/bitstreams/4956246e-6643-405f-a11e-f46864f8d428/content)    y del libro impreso de EAFIT:
















































“No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas pueden hacerlo. Para eso existen normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y sólo está al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar sólo requiere una gramática y el conocimiento de lo que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía, originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado” (t. 1, p. 40, 88 libro)

“Quien se sienta a escribir es porque tiene algo qué decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito. Reflexionar. Ése es el secreto” (t. 1, p. 43 94 libro)

“El estilo sirve hasta para disimular la falta de ideas. Al comienzo no importa mucho lo que se escriba, sino cómo se escribe. El escritor, como cualquier otro artista, y al igual que la Naturaleza, procede por ensayos. No se llega a tener un estilo antes de haberse formado una personalidad. La edad para tener personalidad depende de cada quién. Algunos no la adquieren nunca. El escritor sin personalidad no existe, pues carecería de autoridad, de poder de convicción, sería débil y amorfo, sin magnetismo y sin atracción. (t. 1, p. 41, 91 libro)

“El buen escritor se impone, no titubea” (t. 1, p. 203)

“Algunos prosistas se apartan bruscamente de la poesía. Consiguen una prosa áspera, mecánica, sin gracia. No hay buena prosa sin el auxilio de la poesía. Es más: la mayor parte de la peor ‘poesía’ que se ha escrito está en verso” (t. 1, p. 5, 19 libro)

“Un poeta es mejor mientras más sentidos tenga. Por lo común se tienen cinco y sobran dos. Pero el poeta no se contenta con cinco. Desarrolla el sexto sentido (de orientación, debido a la magnetita), así como los otros sentidos: el de observación, el sentido común, el sin sentido y el sentido de la realidad. También el de la irrealidad, y el de la poesía, y el del absurdo, y el de percepción extrasensorial, y el mágico y el de los sueños. Y el de la velocidad tanto como el de la quietud. Es decir, que está conectado con el Universo como una neurona por muchos puntos de contacto que le transmiten información de proceso y de intercambio” (t. 1, p. 16, 40 libro)

TOMA DE APUNTES A PARTIR DE LA LECTURA DEL MANUAL 

La poesía como canto y expresión auténtica: Jaramillo define la poesía como un "canto" que surge de la fuerza expresiva, donde todas las palabras, arbitrariedades y caprichos tienen cabida si transmiten autenticidad y emoción. La poesía no se limita a formas rígidas, sino que busca una voz propia que conecte con el lector.

Diferencia entre redactar y escribir: Redactar es un acto técnico que sigue normas y puede ser aprendido por muchos, mientras que escribir poesía requiere una sensibilidad especial, reservada para una minoría. La poesía no se aprende solo con técnica, sino con una percepción profunda y un trabajo constante.

La importancia de la sensibilidad poética: El poeta debe cultivar una mirada mística y sensible, no necesariamente religiosa, que le permita captar el misterio y la belleza del mundo. Esta sensibilidad es la base de la creación poética y se desarrolla a través de la introspección y el ocio.

El tiempo como el mejor taller de poesía: Jaramillo enfatiza que el tiempo, la experiencia y la autocrítica son esenciales para perfeccionar el oficio poético. La práctica constante y la lectura rigurosa de los propios textos son fundamentales para mejorar.

La poesía como revelación frente a la censura: El poeta debe escribir sobre temas prohibidos o restringidos por la sociedad (amor, muerte, política, infancia) con claridad y contundencia, desafiando las convenciones. La poesía no oculta, sino que descubre verdades.

La autenticidad sobre la forma: Aunque la métrica y la rima son herramientas útiles, Jaramillo prioriza el contenido y la voz propia sobre las estructuras formales. Un poema debe tener algo que decir y generar un efecto emocional en el lector.

El poeta como un ser diferente: Ser poeta implica una vocación que surge de un "dolor en las costillas", una sensación de ser distinto a los demás. Este aislamiento y conexión con la propia sensibilidad lleva al poeta a crear mundos únicos.

La influencia de la prosa y la publicidad: Jaramillo destaca que la prosa y la publicidad enseñan al poeta precisión, claridad y la capacidad de captar la atención del lector. Estas disciplinas ayudan a estructurar temas y a comunicar con efectividad.

La lectura crítica y autocrítica: Para escribir un buen poema, es crucial leer los propios textos con ojo crítico, como si fueran de un adversario. Esto permite pulir el estilo y garantizar que el poema sea interesante y bien redactado.

El efecto emocional como objetivo: El propósito de la poesía es transmitir sentimientos que resuenen en el lector, creando una conexión profunda. El poeta debe buscar un impacto emocional, más allá de las formas o las reglas establecidas.

Estas ideas reflejan el enfoque práctico, irónico y profundamente humano de Jaramillo hacia la poesía, basado en su experiencia como coordinador de talleres y su trayectoria como poeta nadaísta. Aunque el libro no ofrece un "método" tradicional, su riqueza radica en su capacidad para inspirar autenticidad y reflexión en el proceso creativo.



Decálogo poético de Jaime Jaramillo Escobar (X-504)

1.La poesía no se enseña, se descubre.

2.El acto poético no obedece a fórmulas académicas. Es una forma de ver el mundo con intensidad y asombro. No hay reglas absolutas.

3.Escribe con libertad absoluta. No le rindas culto a ninguna norma gramatical, métrica o ideológica. La única autoridad válida es tu voz interior.

4.El poeta no es un decorador del lenguaje.La poesía no es para embellecer lo obvio ni maquillar lo que ya está muerto. El poeta debe inquietar, provocar, incomodar.

5.La poesía está en todas partes. No solo en los temas elevados o “trascendentes”. Un retrete, una conversación callejera o un olor vulgar pueden ser materia poética si el poeta sabe mirar.

6.El poema no se escribe: se pesca.El poeta es como un cazador de imágenes que atrapa lo invisible del mundo. La inspiración llega si estás atento, abierto, despierto.

7.No temas lo incorrecto, lo sucio o lo marginal. La moral convencional es enemiga de la poesía. Usa cualquier palabra, cualquier imagen, sin miedo al escándalo.

8.Desconfía del prestigio literario. El poeta auténtico no busca premios, diplomas ni elogios. La poesía no es una carrera de reconocimiento, sino de intensidad vital.

9.Haz de la poesía un arte peligroso. El poema debe ser un acto de resistencia, de insurrección contra lo establecido. La poesía debe desafiar, incluso arriesgar la vida del poeta.

10. Lee, pero no imites. Conoce a los grandes poetas, pero no los copies. Inspírate en ellos para descubrir tu propia voz, no para repetir fórmulas ajenas.


RECOMENDACIONES DEL MAESTRO:

La poesía es acción, no ornamento. No sirve de nada escribir versos bonitos si no transforman tu percepción o la de quien los lee. Un poema debe ser una explosión.

La poesía es canto y expresión auténtica: La poesía no es solo escritura, sino un acto de fuerza expresiva que surge de una mirada poética única, capaz de transformar cualquier palabra o capricho en materia poética.

El tiempo es el mejor taller: La práctica poética se perfecciona con el tiempo, a través de la lectura crítica y autocrítica rigurosa, como si el poema fuera escrito por el peor enemigo.

Escribir no es solo redactar: Redactar sigue normas técnicas accesibles a muchos, pero escribir poesía requiere una voz propia, sensibilidad y un dolor íntimo que distingue al poeta.

La autenticidad es clave: El poeta debe decir algo propio, con una voz que, aunque nutrida por otros, resuene como única y genuina.

Evitar las prohibiciones rígidas: Aunque Jaramillo enumera restricciones (no escribir sobre amor, muerte o política), estas son irónicas; el poeta debe explorar libremente, desafiando las censuras sociales.

La poesía exige sacrificio: Ser poeta implica un camino de soledad, ocio y sensibilidad, donde el poeta se aparta de la masa para crear mundos de fantasía.

Aprender de la prosa y la publicidad: La precisión, claridad y capacidad de enganchar al lector, propias de la publicidad, y la estructura de la prosa enriquecen la poesía.

El poema debe impactar al lector: Un poema debe ser interesante, bien redactado y capaz de conectar con el lector, llevándolo a un "lugar encantado".

La libertad es esencial: El poeta debe resistir los poderes que limitan la libertad de expresión, ya que el pensamiento libre es enemigo de las estructuras dominantes.

La ironía como herramienta: Con un tono lúcido e irónico, el poeta no debe tomarse demasiado en serio, reconociendo que “no está en pleno uso de sus facultades normales”.






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