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jueves, 23 de octubre de 2014

Decálogo para una nueva crítica literaria

Decálogo para una nueva crítica literaria
                            Extraído de La luz nueva . Vicente Luis Mora
1. Lectura completa, no lineal, comprensiva y sistemática del libro.

2. Información previa sobre asuntos literarios, conocimiento de otras tradiciones, y estudio complementario sobre el autor cuya obra puntualmente se analiza, para hacer la debida contextualización de la obra, dentro de la trayectoria del autor y su entorno cultural. La formación cultural del crítico deberá ser amplia, no limitada a la literatura, y el crítico intentará informarse, en la medida de sus posibilidades, de aquellas epistemes no literarias que parezcan ineludibles para entender la obra.

3. La crítica deberá ser capaz de ver el libro reseñado como un todo, y extraer contradicciones, consecuencias no sospechadas y correspondencias de la obra analizada.

4. Tiempo: la tarea crítica necesitará un tiempo de reflexión, que dependerá del crítico y de la situación personal del crítico.

5. Oposición (más activa o radical cuanto más activo ideológicamente sea el crítico) a un panorama literario regido por el mercado como único criterio válido o criterio más importante. Esta oposición puede hacerse ensalzando las propuestas basadas en criterios opuestos al mercantil, o de modos más directos: desvelando operaciones mediáticas, haciendo reseñas negativas, sosteniendo denuncias puntuales, o buscando los poderes fácticos escondidos tras ciertas inercias culturales.

6. Conciencia de la crítica como literatura primaria, no secundaria: debe intentarse la ejecución de una crítica que, siendo eficaz, no descuide su valor como obra de arte, en cuanto ejercicio escrito de pensamiento articulado.

7. Valoración: el crítico debe valorar, ineludiblemente, el interés de la obra analizada, evitando juicios puramente descriptivos.

8. La crítica no debe constituirse con criterios antidemocráticos: evitará su constitución en poder de facto permitiendo la posibilidad de que el autor analizado o los lectores tengan la posibilidad de contestar al análisis y de criticar al crítico.

9. Toda crítica tiene una ineludible parte subjetiva (el gusto personal del crítico), que debe ser la menor de la reseña y estar objetiva y lógicamente articulada en el análisis general.


10. Para la crítica que no ocupa el «centro» de influencia no repita, periféricamente,  los errores de la crítica institucional,  mediática u oficialista, no deberá repetir sus estructuras ni su tentación de convertirse ella misma en poder antidemocrático. Si la crítica no central no encuentra canales para regenerar la central sin «contaminarse», deberá permanecer en la periferia, o crear canales alternativos que amplíen el centro.

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