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jueves, 23 de octubre de 2014

DECALOGO ARBITRARIO PARA ASPIRANTES A ESCRITORES- Emilio Alberto Restrepo

DECÁLOGO ARBITRARIO PARA ASPIRANTES A ESCRITORES





      


     







A raíz de una conversación que sostuvimos, motivada por la publicación de la colección de decálogos y consejos de escritores que a manera de listas  he venido guardando con los años y    recopilada en mi blog, 


y luego, por asuntos de organización, consolidada en:

http://decalogosliterarios.blogspot.com/

algunos muchachos me lanzaron la inquietud: ¿Qué tan valiosos eran los famosos decálogos para escritores, hasta dónde servían, qué tan válido era apegarse a ellos como si se trataran de unas "tablas de la ley"?Estábamos con  unos estudiantes en la Parada Literaria Juvenil que se realizó en Medellín, algunos eran de bachillerato, otros universitarios, había alguno que otro veterano matando el tiempo mientras cumplía una cita. Pero el reto, al mismo tiempo conclusión,  fue claro: cada cual debía regirse por sus propias normas, cada uno debía decantar su propio código, cada cual tenía que reinventarse a sí mismo, total, nadie iba a responder por uno. Entonces nos pusimos el ejercicio de diseñar cada uno su propio "manual de instrucciones", su propia lista y para efectos metodológicos, se sugerían 10 puntos, para asuntos de orden y concisión. Acá cumplo con mi tarea. Trato de creer en esos principios, no se dentro de unos días piense lo mismo, pero ahí vamos.
Emilio Alberto Restrepo


1 Mira el mundo, escúchalo, huélelo: en todo lo que pasa alrededor, hay una historia potencial gritando por ser descubierta, contada o tergiversada. Si quieres ser escritor, no pierdas ninguna oportunidad. Si no la ves, invéntala, de todas formas allí está.

2 Toma apuntes, la memoria es frágil. Para hacerlo, carga un libreta, una agenda, una grabadora de periodista. Si no lo haces, mas de la mitad de las cosas que hoy te llaman la atención, mañana  se volverán polvo de olvido. Si lo haces, siempre podrás volver sobre el apunte y tarde o temprano te servirá para elaborar un texto, para cubrir un espacio, para resolver una situación o para tomar una pequeña venganza.

3 Escribe, escribe, escribe. Lo que sea; ojalá con método e intención, pero sino, con intuición y anarquía. Muchas veces de estos últimos intentos, al escarbar se encuentra un diamante dentro de la basura.

4 Durante las épocas de sequía creativa, los mejores recursos para escamparse son: el cine, ver todas las películas posibles, sobre todo las clásicas, basadas en guiones poderosos llenos de historias vigorosas e imaginativas sin sobrecarga de efectos especiales;  leer y leer, tratando de entender las costuras con que los maestros hicieron obras memorables y los no tan brillantes desaprovecharon buenas ideas; vivir, amar, pensar, hacer ejercicio y no auto-compadecerse, lamentándose de estar viviendo el cacareado "sindrome de la página en blanco".

5 No tengas miedos ni temores: puedes ser fiel retratista de la realidad, o combinar la ficción con sucesos reales, o inventarse una situación alternativa jugando un poco a ser un Dios imperfecto. Es una cuestión de gustos personales. En literatura, más que en otras áreas, es cierto aquello de "piensa mal y acertarás". No le tengas miedo a la mentira, a la distorsión, al chisme, al mal pensamiento, a la calumnia...Siempre un nombre podrá ser cambiado, siempre podrás jurar en falso, siempre te podrás retractar o no, siempre podrás pedir disculpas. Lo importante es escribir. El infierno se encargará del resto.

6 Corrige, corrige, corrige. En caliente o en frío. Castiga los adjetivos, los adverbios y los adornos innecesarios o excesivos. Usa el buscador del computador para las palabras repetidas muchas veces. Pisa con cuidado la delgada línea de la gramática y la ortografía, que castigan con rigor los textos, a pesar de su calidad literaria.

7 Si puedes, busca un buen Taller de Escritores. Los genios silvestres que nacen y se hacen por generación espontánea son muy escasos, unas pocas decenas por siglo. Lo importante en ellos es el profesor, alguien con experiencia que genere confianza en el alumno y le refuerce la técnica para superar las debilidades, estimulando las virtudes individuales de cada uno. Hay que ir con la mente abierta y la autoestima en su punto, pues en los buenos talleres, son más las críticas que los halagos, las reprimendas que los aplausos, las deserciones que la continuidad. Solo los obstinados, que casi siempre son los que persisten y van haciendo obra, sobreviven a las tormentas -y tormentos-del ego.

8 Detecta los concursos honestos y que se adapten a tu obra. No escribas para ellos, pero si puedes, participa con intensiones de ganar. Si no ganas, te debes blindar para que no  importe y de todas formas seguir escribiendo. Son más los que se pierden, siempre saldrán nuevas convocatorias y nadie ha podido entender lo que pasa por la cabeza de los jurados. Es un completo azar, y ganar puede servir, pero perder no descalifica ni debe acabar con la motivación de un escritor. Si ganas, hay publicación, dinero y reconocimiento. Un premio te puede resucitar la obra anterior y generar un nuevo interés en potenciales lectores y editores

9 Las ideas no son de nadie, el conocimiento es universal, la cultura está globalizada. Pero cuidado, el plagio es un pecado, mortal e inadmisible. Todo es susceptible de servir de inspiración, una buena canción, una mala película, una historia coja, un poema memorable. Todo admite continuaciones, variantes, segundas miradas, terceras opiniones, otras perspectivas. En literatura no hay cadáveres definitivos ni hornos crematorios que destruyan los rastros. Todo es cuestión de respeto, lenguaje y perspectiva. Lo importante es el estilo, el sello personal, ese aire individual que hace la diferencia.

10 No te creas el cuento de la fama, que es evanescente y pasajera, pero tiene el peligro de ser adictiva y enceguecedora. No niegues un consejo a tiempo a quien lo necesita y te mira con ansiedad; no eludas ni pospongas una buena  conversación y aunque pienses que te están succionando tus trucos, considéralo un halago. No te marees con el éxito ni con el fracaso. Los libros están ahí, alguien los valora y otros los desprecian, pero a la mayoría les son indiferentes. Comparte con generosidad tus memorias, tus archivos, tus colecciones, incluso a los que han sido mezquinos contigo. Así estás sembrando un camino de recompensas, de ideas. O de de rechazo y traición, tampoco importa mucho. En el fondo se trata de vivir, de sentir. El resto vale menos. Y recuerda que al final todos vamos a terminar en poder de los gusanos

CODA. Recomendación final: Lee todos los decálogos, escucha y repasa todos los consejos, reflexiona sobre lo que han dicho otros más viejos o más sabios o más exitosos. Por lo menos te divertirás haciéndolo, aunque no cuentes con  volverte un portento genial por hacerlo. Pero no  creas en todo lo que dicen, no hay fórmulas mágicas. Cada uno se rasca su propio trasero como puede. Al final , eres el único que responde, nadie te va a dar la mano si no funciona. Con decálogo o sin él, ten en cuenta que los libros se defienden o se hunden solos, el tiempo no perdona y una moda siempre desplaza a otra.


Nota: Este decálogo ha tenido amplia difusión en la red. Ha sido reproducido en varios medios, como El Diario del Otún, de Pereira y la revista cultural Libros&letras





Se puede leer más sobre el trabajo del autor en : 




A propósito de creación literaria, en esta entrevista toco el tema en varias de las preguntas, y creo que se complementa con el decálogo.

Abril 17/2017

Entrevista para VOCES, PALABRAS Y RAZONES que es el nombre dado al Nodo de Literatura de la Red Cultural, un grupo por ahora conformado por escritores que crecen y se forman como tales en la Comuna Cuatro de la ciudad de Medellín

Por: Julio Cesar Gaviria Muñoz 


--- ¿Qué es la literatura para usted?
RESPUESTA: Una forma de expresión muy elaborada del espíritu, en armonía con la inteligencia y los sentidos. Es una manera de trascender lo primario, pues va más allá de lo esencialmente físico. Cuando el ser humano se sacude de lo puramente material, aparece la creación, en forma de lo estético. Es este el espacio de la música, la literatura, la pintura, la filosofía. La literatura toma elementos del mundo a través de los sentidos, los decanta a través de la inteligencia y lo emocional y lo expresa a través de la conjugación y combinación de las palabras, en este caso escritas, aunque lo oral, más allá de lo meramente utilitario, también tiene cabida.

--- ¿ Considera que la literatura es un Arte?
RESPUESTA: Claro que es un arte, en la medida que es una actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas e imaginativas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido, en este caso las palabras como herramientas de creación. El escritor es un artista, ya que hace una transformación de la realidad cruda con fines estéticos, para transformar su apreciación de ella, o proponer nuevos valores, ópticas diferentes o propuestas de interpretación. No se limita a reproducir la naturaleza o la vida; se trata de reinterpretarla o de darle un nuevo sentido, el estético, que es lo que la convierte en arte.

--- ¿Al escribir validad usted, el mito inspirador que les atribuyen algunos a las musas?
RESPUESTA: Es una forma de llamar a esa idea volantona que entra a la cabeza proveniente del exterior (que penetra a través de los sentidos), o del interior (alimentada por un recuerdo una evocación o un sentimiento). La idea siempre va a estar por allí, pero cuando da vueltas una y otra vez, cuando se aferra a la necesidad de atraparla y volverla texto, se dice que es gracias a las musas. Ideas hay por miles, girando, generando corto-circuitos permanentes. Por eso es importante estar atento y vigilante, sensible a su necesidad de ser contada, para que no sea producto de una inspiración eventual, o una “musa inconstante” que estando allí puede no ser detectada. La clave es que cuando esté rondando, sea capturada para ser traída a un plano creativo, consciente. “Que la inspiración no me abandone, pero que cuando aparezca, me pille trabajando”, nos han repetido los maestros desde siempre. Por eso hay que tener método. Hay que anotar todos los elementos susceptibles de ser narrados, almacenarlos en un archivo, una agenda, una grabadora, en fin, traerlas a un plano real para que dejen de ser inmateriales. Tarde o temprano, téngalo por seguro, van a ser usadas. En ese sentido, si se quiere hacer obra, hay que tener inspiración(musa) pero también constancia(transpiración), acaso más importante, para atrapar la idea y de ella hacer un texto literario.

--- ¿brevemente nos podría contar como se hizo escritor?
RESPUESTA: Me pudo la necesidad de contar historias, a través de mi fascinación por escucharlas o por leerlas. Desde pequeño me encantaban los escritores y me encantaba encontrarme con las historias, a través de comic, de las colecciones de novelas condensadas de Ariel juvenil o de Colcultura, de las cientos de películas vistas en un teatro de barrio sin censura y sin método, a través de la poderosa tradición oral de un barrio y una familia de clase media que hacía culto a la palabra. En fin, el poder de contar una narración que generara interés en alguien, en este caso un contertulio o un lector. En quinto de primaria apareció un ejercicio, Mis lecturas, en el que debíamos escribir en una página un resumen, una anécdota, lo que fuera. Para mí era más que una obligación, era un goce y hacía muchas más de las 5 obligatorias de la semana. Al profesor le llamó la atención, lo hizo notar, leía en público algunas de ellas,  y algunos compañeritos me pedían el cuaderno para leer las historias y después se las contaban a otros. Ahí fue que descubrí la emoción de ser leído. Durante años escribía cuentos, poemas, canciones, resúmenes de películas, los guardaba en cuadernos, participaba en concursos, (le confieso que los perdía todos), hasta que ya adulto y profesional, empecé a darles una forma más rigurosa y a tratar de aprender el arte de escribir. Mientras tanto leía y leía y veía todo el cine que podía.

--- ¿Cómo compagina su profesión de médico, con el oficio que parece que es ya más que un hobby, este de escribir?
RESPUESTA: La medicina sigue ocupando un lugar muy importante, ya que llevo muchos años en ella y tengo un nivel de entrenamiento que solo da la práctica constante. Tengo un compromiso social con ello, ya que trabajo en un hospital del gobierno y realmente el mundo de la medicina es muy absorbente y encarretador, aunque a veces hay sinsabores y desengaños. Además, tengo una familia a la cuál sostener. Pero se compaginan porque la medicina es una puerta de entrada directa al corazón del ser humano y sus miserias, su dolor, su mezquindad, su deterioro, su desamparo. Detrás de cada paciente hay una historia, una reflexión, una posibilidad de conocerla naturaleza humana, con sus contrastes. Muchas de mis historias se alimentan de la medicina: por ejemplo, la novela EL PABELLÓN DE LA MANDRAGORA, ganadora de una beca del Municipio, considerada la primera novela hospitalaria en Colombia, o CRÓNICA DE UN PROCESO, que explora el mundo de las demandas o la que tengo en corrección,  LA CLÍNICA, que explora el mundo de la corrupción en el sistema de salud

--- ¿desde su sensibilidad humanista cree usted, que el gusto por escribir, no riñe con el rigor profesional de ser médico ginecólogo?
RESPUESTA: Nada que ver. Desde que se haga con respeto, todas las historias pueden ser contadas. Las 2 se alimentan, pues como conferencista y profesor, entreno mi necesidad de comunicarme con el receptor; mi necesidad de hacer diagnósticos correctos, me obligan a ser observador y detallista, mi necesidad de interrogar, me permite decantar información y sacarle provecho a lo importante, tratando de descartar lo que sobre o que no sea relevante. En ambos debo ser eficaz con el lenguaje para que el mensaje sea recibido y entregado de manera adecuada.

---  Desde la literatura, y si se entiende que esta puede ser un arte, como concibe el acto de la creación literaria.
RESPUESTA: Lo que te dije. Tener un tema, que proviene de una idea. Anotarla y darle un desarrollo, a través de un esqueleto que me permita tener un mapa, y ahí defino si da para cuento o para novela, por ejemplo. Si  esta estructura lo permite, agrego otras ideas previamente anotadas para reforzar la historia principal, o bosquejar las secundarias, o darle fuerza a un personaje  con rasgos de otro que lo enriquezcan y lo hagan más atractivo. Teniendo ya esta dirección, hay que escribir los capítulos, que ya se habían definido en la fase previa. Ahí se hace una catarsis, una especie de incontinencia que vierta en el texto todo lo que hay que decir de cada asunto, sin preocuparse mucho por la filigrana, pero sí por los amarres, el lenguaje, la gramática,  la ortografía, que de todas maneras tendrán su espacio de rigor en revisiones posteriores. Una lectura final de corrido a este primer borrador, ajustes aquí y allá, revisión de las muletillas, los diablillos, las repeticiones, los cabos sueltos, los lugares comunes. Después un enfriamiento de semanas o meses y luego posteriores revisiones ya sin el calor de la escritura frenética. Casi siempre hay un lector profesional, o un corrector, o una lectura en voz alta en un taller, que decanta mucho el proceso, lo depura y le quita mucho ripio que lo sobrecarga. Después ya vendrán los concursos o las publicaciones, o lo que sea, pero el proceso de creación quedó terminado.

--- ¿Considera que el escritor como tal, es o puede ser un iluminado?
RESPUESTA: Me parece que es algo presuntuoso llamarlo en esos términos. Es una persona que le pone atención a lo que otros ignoran, que está sentado pensando o escribiendo mientras otros viven otros asuntos, que está peleando con las ideas o las palabras mientras otros están de fiesta o de jolgorio. Me parece que está haciendo un proceso interno de sanación, pues mientras escribe no está dañando al prójimo, que tiene la posibilidad de desnudar sus odios y resentimientos en un proceso creativo que le permite eliminar sus demonios internos y exorcizar esos diablos vertiendo al papel cosas que de otra forma le harían daño a él o a los semejantes. Pienso que ser escritor le permite abrir caminos de pensamiento que le dan otras formas de lenguaje, de ganar conocimiento, léxico, refinamiento, expresión. Es un privilegio, más que una iluminación, pero no es gratis. Hay que tallarse, leyendo, pensando y escribiendo. No es fácil, pero con constancia funciona. Tiene poderes terapéuticos, permite una relación fascinante con un lector imaginario que muchas veces se hace real, proporciona entretenimiento propio y ajeno y abre posibilidades interesantes, de conocer gente, viajar, improvisar, saberse leído o controvertido.

… Dicen que en literatura todo ya ha sido dicho y escrito, podría opinarnos porque entonces siguen saliendo obras magistrales y exitosas.
RESPUESTA: Ya todos los temas están escritos, la diferencia es el tratamiento que se le dé a la idea. El amor, la muerte, el deseo, el odio, la venganza, la avaricia, etc, ya han sido tratadas y no hay mucho más de que hablar. Lo importante es volverlo a hacer sin repetirse, de manera novedosa, con un estilo propio que lo haga interesante y llamativo, digno de ser leído. Que llegue a nuevos públicos, que tenga una impronta, un sello.

--- ¿Brevemente nos podría opinar de los talleres de literatura?
RESPUESTA: En lo personal, fueron la respuesta a mi necesidad de narrar, pues durante la mitad de mi vida, no encontraba la manera adecuada de hacerlo, es decir, tenía la idea, hacía la narración, pero el cuento salía malo, o no se entendía, o no gustaba, o tenía defectos de forma que lo hacían inviable. El taller entrega eso, elementos de trabajo, herramientas para hacer eficaz un texto. Le cuento: con todo el material que ya tenía de manera empírica, en los primeros 6 meses de iniciado en el Taller de Mario Escobar, ya tenía una novela que quedó finalista en un concurso internacional de novela corta,(el Álvaro Cepeda Samudio de Bucaramanga), LOS CIRCULOS PERPETUOS, que ya lleva 4 ediciones y al año ya había ganado la beca de creación de 2005 con EL PABELLON DE LA MANDRAGORA, que ya lleva 2 ediciones. El taller da constancia, da rigor, hay lecturas críticas que aportan. En los comentarios y hasta en la cara de los integrantes, tanto profesor como alumnos, uno ve si el texto sirve, si es repelente o atrapa, si divierte o es un ladrillo
--- ¿Dr. Emilio, si en su quehacer literario tiene un método de trabajo, quisiera por favor compartirlo con nuestro lector del nodo de literatura “Voces, palabras y razones”?
RESPUESTA: El método no tiene nada de novedoso: estar atento, a ver qué historias hay, sabiendo que pululan por todas partes. Anotar todo lo que pueda servir ahora o después. Leer y leer. Ver muchas películas. Pensar y pensar. Escribir y escribir. Corregir. Saber que es más lo que se pierde que lo que se gana. Por ejemplo, por cada concurso ganado, hay 10 o más perdidos, y esto no debe descorazonar. No hay que ser apegado a las palabras, lo que no sirve hay que desecharlo o reescribirlo, no hay que desanimarse por las negativas de los concursos, los editores o los críticos. En una charla que dicté para una universidad, esto lo resumí en un “decálogo personal” que le comparto: http://decalogosliterarios.blogspot.com.co/2014/10/decalogo-arbitrario-para-aspirantes.html

Por último, quisiéramos darle gracias por su deferencia y su tiempo, y para escritores que empiezan a adentrarse en este maravilloso mundo, cuales podrían ser sus recomendaciones.  RESPUESTA:  La obra habla por uno. Hay que escribir, lo importante es el texto, lo demás es farándula. Si el texto es bueno, con seguridad que encuentra su camino y el resto viene por añadidura. No es un camino fácil, pero es muy enriquecedor. 

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