DECÁLOGO PARA MODERADORES
Sandro Romero Rey (Escritor, crítico de cine)
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1. El protagonista siempre es el entrevistado. Nunca el entrevistador.
2. El moderador nunca debe sentirse. Es una guía imprescindible. Pero el público no puede salir diciendo: "¡qué buen moderador!" sino "¡qué buena conversación!"
3. Los moderadores pueden arruinar una charla, así tengan un gran invitado. Casos se han visto en ediciones del Hay Festival, donde los moderadores han sido abucheados.
4. Recomendable: si se pueden evitar las preguntas del público, mucho mejor. Es un asunto poco democrático, pero las preguntas del público son una peligrosa lotería donde, en la gran mayoría de los casos, ganan los monologantes frustrados.
5. Un moderador no "modera", no "calma" a un invitado. Al contrario, debe excitarlo, estimularlo con preguntas breves y concretas.
6. No es recomendable que un moderador tenga un libreto en sus manos.
7. Una conversación en un evento (pongo el ejemplo del Hay, porque lo tengo en la cabeza. Pero pasa todos los días) debe ser eso: un diálogo, donde los temas se van conectando, en la medida en que se reciben las respuestas del entrevistado. Se conectan los temas. Se hace eso que los guitarristas de rock llaman un "weaving". Lo más triste es empezar una pregunta diciendo: "pasando a otro tema..."
8. El título con el que se promociona una conversación es sagrado. No se le puede tender una trampa al entrevistado para "montarle una encerrona" y preguntarle en público algo de lo que no quiere hablar.
9. Si una conversación dura 1 hora, a los 30 minutos el público reciente el paso del tiempo. Es una medida inexplicable, pero exacta. Hay que tener un punto de giro preciso y pertinente, después de la primera media hora.
10. Si se pueden evitar los decálogos para moderadores, tanto mejor.
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