CÓMO ESCRIBIR UNA NOVELA POLICÍACA Ronald Knox
Ronald
Knox, teólogo y escritor inglés, fue
autor de
seis novelas y creo al personaje Mile
Bredon,
investigador de seguros. Partiendo
de su método, escribió
diez ideas sobre cómo escribir una novela policíaca, que pueden
considerarse un resumen personal de las de Van Dine. Estas normas
acerca de cómo escribir una novela policíaca se incluyeron en el
prólogo escrito por Knox en el libro “Las mejores historias
de detectives de 1928-29″, en el que el escritor enumeraba una
serie de normas que debían cumplir las novelas de misterio. Puedes
conocer el decálogo de Knox sobre cómo escribir una novela
policíaca a continuación:
-
El personaje que resultará ser el asesino tiene que haber sido mencionado al comienzo de la novela, pero no podemos ser conocedores de sus pensamientos.
Si
pudiéramos leer los pensamientos del asesino, sería fácil
descubrir el crimen, y la novela perdería interés. Por eso el
narrador de la historia no puede ser el asesino y no podemos utilizar
la voz narrativa en primera persona sobre su personaje o un
omnisciente que nos permita conocer lo que piensa.
Hay
que decir que la novela de Agatha Christie El
asesinato de Roger Ackroyd no
sigue esta norma, pero puede considerarse una excepción. Estamos
hablando claro está, de las novelas de detectives de principios de
siglo que se corresponden con la novela policíaca clásica. Hoy en
día, sin embargo, existen muchas variantes de este tipo de novelas
en las que sí podemos conocer los pensamiento del criminal, es el
caso de El
talento de Mr. Ripley, de
Patricia Highsmith.
-
No podemos buscar una explicación sobrenatural a lo que suceda en la novela.
Todo
tiene que tener una explicación razonable dentro de las leyes de la
naturaleza.
-
La existencia de una habitación oculta donde se esconde el asesino para no ser visto o un pasadizo secreto por donde puede escapar es una solución muy fácil no puede ocurrir más de una vez.
-
Si decidimos matar a nuestra víctima con un veneno, este debe ser un veneno real, conocido y probado su efecto como tal. Tampoco puede mencionarse un aparato científico que requiera ser explicado con detalle para que los lectores entiendan su funcionamiento.
No
vale inventarse una nueva clase de veneno que nadie conocía y por
tanto nadie podía descubrir. Se trata de que con las pistas que el
escritor proporciona, el lector pueda llegar a descubrir al asesino.
-
Nuestro asesino tiene que tener un motivo para matar.
Nada
de crear el personaje de loco asesino que mata sin razón. No debe
haber lo que Konx llama un “Chinaman“,
que es un asesino loco que mata sin razón y que tiene su origen en
la novela escrita por Stephen Leather con el mismo título.
-
En una novela de detectives, como se ha dicho se tiene que poner de manifiesto el dominio de la lógica y de la razón, por eso el detective no puede solucionar las cosas en base a su intuición, sino como consecuencia de su trabajo. Como en cualquier novela, tampoco puede suceder nada por azar, así que el detective no puede obtener las pruebas por accidente.
-
El asesino no puede ser el que realiza la investigación. No puede ser el detective, sino otro personaje.
El
criminal debe ser un personaje distinto del que realiza la
investigación porque precisamente una novela policial se trata de
eso, de enfrentar al detective con el criminal y que al final, como
el gato al ratón, el detective consiga atraparlo.
-
El detective no puede, en el desenlace de la novela, presentar pruebas nuevas que no hayas sido explicadas y puestas a disposición del lector con anterioridad.
Todo
tiene que estar a la vista del lector durante la investigación que
el detective lleve a cabo, sino se trataría de un engaño.
-
Cuando el detective tiene un acompañante en la investigación, ese personaje que en la mayoría de las novelas no tiene la misma inteligencia que el detective, debe mostrar sus pensamientos al lector. Pero tampoco se trata de que sea un auténtico estúpido, su inteligencia solo tiene que estar un peldaño por debajo del lector medio.
-
Intentar confundir al lector con la aparición de un doble o un hermano gemelo de forma sorpresiva es un truco fácil. Si tienen que aparecer gemelos, lo mejor es que se conozca de antemano su existencia.
Esta
son las normas de Knox, pero ya sabrás que para escribir no hay
reglas fijas. Si eres de los que piensas que estas reglas para
escribir una historia de detectives están para romperlas, no serás
el primero. Josef Svoresky escribió una historia de detectives
titulada “Los pecados del padre Knox” en la que rompía
deliberadamente estas diez reglas.
Según
apunta John Curran, en Agatha Christie. Los
planes del crimen (2013, 50), Knox ideó este decálogo para
encontrar la esencia de la novela de detectives, a fin de
diferenciarla del thriller.
A
pesar de lo desafortunadas, en cierto modo, de algunas de las reglas
del decálogo de Ronald Arbuthnott Knox, en la Introducción de
su decálogo, sí supo transmitir con bastante éxito la esencia de
una historia de detectives: ¿Qué
es una historia de detectives? […]
Una historia de detectives debe tener como principal interés la
resolución de un misterio; un misterio cuyos elementos están
claramente presentados al lector en la primera etapa de la
historia y cuya naturaleza posee la capacidad de despertar la
curiosidad (al
lector, espectador u oyente) y
que dicha curiosidad se alargará hasta el final.
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