Scott Fitzgerald, consejos para
escribir ficción
F. Scott
Fitzgerald es conocido como uno de los mejores exponentes de la literatura
norteamericana por sus aclamadas obras: El Gran Gatsby y El curioso caso de
Benjamin Button, situadas en las décadas de 1920 y 1930, consideradas
auténticas obras maestras.
Miembro de
la llamada Generación Perdida Americana, Fitzgerald fue un obsesionado con la
“economía compositiva”; en su trabajo supo convertir en símbolos universales
cada uno de los objetos, imágenes y personajes que poblaban sus obras. Fue un
escritor dotado de gran capacidad para transformar en material poético la
triste degeneración del ideal romántico del sueño americano, reflejado con una
riqueza de matices, propia tan sólo de quien había sido, durante algunos años,
víctima ilusoria de esa falsa grandeza. Quizás el caso más notable sea Gatsby,
el contrabandista capaz de mantener una ilusión contra cualquier esperanza, el
romántico quien intenta escalar posiciones sociales fuera de su alcance.
Al igual que
en sus novelas, la vida de Fitzgerald tuvo un ascenso y una caída. Cuando Scott
Fitzgerald sucumbió ante su constante y estrecha amistad con el alcohol, y su
relación se tornaba indudablemente peligrosa, su esposa Zelda también luchaba
con sus propios demonios encerrada en un psiquiátrico ubicado en Ashville,
Estados Unidos. Ante la imposibilidad de estar con su mujer, Fitzgerald optó
por recluirse en un hotel en la misma localidad y continuar con sus prácticas
autodestructivas.
El autor de
Suave es la noche murió en Hollywood, California, el 21 de diciembre de 1940;
así como dejó una lista de 22 libros que, consideraba, eran esenciales, también
legó algunos consejos para aquellos que desean volverse escritores de ficción.
Publicado en
1985 por Larry W. Phillips, F. Scott Fitzgerald on Writing es una recopilación
de material sobre cómo el escritor de El gran Gatsby creaba sus novelas, qué
estrategias seguía, qué hábitos criticaba y, en general, cómo era para él el
proceso de escritura adecuado.
Openculture.com
recopiló siete consejos básicos para escribir, según Fitzgerald:
1. Empieza por tomar notas
“Tienes que
empezar por tomar notas. Quizá tengas que tomar notas durante años… Cada vez
que se te ocurra algo, cada vez que recuerdes algo, anótalo y ponlo donde
corresponda. Anótalo mientras lo estás pensando. Es posible que no puedas
capturarlo igual de vívido una segunda vez”.
2. Haz un completo esquema de la
historia
“Inventa un
sistema… pero necesitas un archivador. En la primera página escribe un bosquejo
de tu novela a una escala enorme (no te preocupes, se contraerá con el tiempo)
y trabaja detallando el plan durante dos meses. En el punto central del
archivador describe el gran clímax, y trabaja hacia delante y hacia atrás
completando los detalles durante otros tres meses. A continuación, crea algo
tan complicado como una continuidad con todo lo que ya tienes. Fíjate un
horario”.
3. No le cuentes a nadie en qué estás
trabajando
“Creo que
una buena norma es no decir nada sobre lo que estás escribiendo hasta que esté
acabado. Cuando se hace, siempre parece perder algo y nunca volverá a
pertenecerte tanto como antes”.
4. Crea personajes, no tipos
literarios
“Comienza
con un personaje y antes de que te des cuenta habrás creado un tipo. Comienza
con un tipo y acabarás creando nada”.
5. Usa palabras comunes
“Nunca debes
usar una palabra desconocida a menos que la hayas buscado para expresar un
delicado matiz y sea así como lo hayas conseguido. Creo que ésta es una muy
buena regla para la prosa. Excepciones: a) necesaria para evitar repeticiones,
b) necesaria por ritmo.
6. Usa verbos, y no adjetivos, para
mantener las frases en movimiento
Acerca de
los adjetivos: toda la buena literatura se basa en los verbos llevando las
frases. Ellos son los que consiguen que las oraciones avancen. Probablemente,
el mejor poema (técnicamente) en inglés sea ‘La víspera de Santa Inés’ de
Keats. Un verso como “La liebre salió cojeando temblando a través de la hierba
helada” está tan vivo que puedes sentirlo, apenas sin darte cuenta, pues el
poema se ha coloreado con su movimiento – el cojear, temblar y helar camina
delante de tus propios ojos”.
7. Se despiadado
“[Tirar lo
escrito a la basura y empezar de nuevo] Esta es una de las decisiones más
difíciles que un escritor tiene que hacer. Por ponerlo filosóficamente, antes
de haberte agotado durante horas tratando de reanimar un cadáver o desenredando
una madeja mojada, es una prueba de si eres o no eres realmente un profesional.
Hay ocasiones en las que la decisión es doblemente difícil. En las últimas
etapas de una novela, por ejemplo, cuando no hay algo concreto que tirar a la
basura, y sólo ves a un personaje favorito, tienes que cogerlo por los talones
y arrastrar media docena de buenas escenas con él”.
Tomado de:
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