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lunes, 27 de abril de 2015

DECÁLOGO DEL NEGRO LITERARIO (O CASI DIEZ TRUCOS) Enrique Rubio

DECÁLOGO DEL NEGRO LITERARIO (O CASI DIEZ TRUCOS)
Enrique Rubio

1. A veces me pongo un billete de 20 euros pegado a la pantalla del portátil con cinta adhesiva para seguir escribiendo mi encargo, como el burro que persigue la zanahoria. Con algunos encargos lo hago más que con otros; en casos extremos tengo que poner billetes de 50 o de 100 porque si no me entra una pereza soporífera.

2. El pensamiento 'si no lo hiciera yo, lo haría otra persona', es siempre un buen consuelo a falta de algo mejor. Al igual que el enterrador, el verdugo o el que hace rastas.

3. Guardarte las mejores frases por si encajaran en algún libro propio próximamente. Si el cliente pillara el autoplagio, siempre te queda el chantaje de amenazarlo con desvelar su identidad y su encargo si se le ocurre denunciarte. Este truco amortigua el amargo sentimiento de entregarle al cliente lo mejor de ti mismo, por mucho dinero que te pague.

4. Un tópico siempre es mejor que algo original o provocador. La masa quiere reconocer, no conocer, y mucho menos cuestionar alguna de sus creencias tatuadas a fuego. Normalmente los encargos son de gente que quiere vender su libro y le importa poco cómo sea de estúpido el contenido.

5. Si el cliente te 'aconseja' u ordena un cambio y tú estás convencido de que no es necesario porque el contenido actual está bien, cámbialo una vez, entrégaselo y en la versión final vuelve a dejarlo como estaba. En nueve de cada diez casos no se da cuenta. Es un efecto psicológico parecido a cuando le entregas un trabajo a un profesor, te dice que tienes que mejorar esto o aquello, cambiar un capítulo, recortar otro...etc... y te deja todo el verano para realizar las modificaciones. Le entregas el trabajo exactamente igual, sin cambiar ni una coma, y en septiembre te dice: "Ahora está bien". Todo esto es por el bien del cliente, que a menudo se cree más listo o experto que tú. Debes hacerle sentir importante, decir sí a sus sugerencias, manías...etc... pero luego debes obviarlas y entregarle el mejor libro posible sin que se dé cuenta. No me digan ustedes que no soy buena persona y buen profesional. Me desvivo por mis clientes, les dirijo por el buen camino esquivando su ego y su ignorancia para que su bazofia brille en el vertedero y sea ingerida por el zombi de turno sin problemas, como una papilla sin grumos que no hay que masticar sino solo deglutir mecánicamente a intervalos regulares.

6. Otro truco relacionado con éste: Justo cuando vayas a mandarle la última versión del encargo, dile que necesitas un par de días más para darle una última vuelta. Eso siempre queda bien aunque no hagas nada.

7. Si el cliente te ha pasado un borrador sobre el que tienes que trabajar y te encuentras con una frase que esté bien y no haya que rehacerla desde cero, mastúrbate para celebrarlo.

8. Recordad: en los libros para la gran masa, siempre son las mismas ideas de fondo y las mismas historias. Hazte un buen esquema que tengas siempre a la vista porque lo vas a necesitar un día sí y otro también. Podría ponerlo aquí, pero no quiero quitarle a nadie el placer de confeccionarlo tras la lectura de numerosos bestsellers para idiotas.

9. En los círculos literarios de la gran Mafia suena mucho mi nombre como uno de los negros mayor dotados: seriedad, profesionalidad, eficacia, solvencia, flexibilidad camaleónica ante las exigencias del cliente y autor en la sombra de un bestseller y un par de novelas para autores consagrados. Todo ello es rigurosamente cierto. "¿Y lo del blog?" preguntan algunos asustadizos. "Nada, eso son coñas", responden aquellos que creen conocerme bien. No digo que todo sea real, aunque tampoco todo es falso (muy pocas cosas, de hecho). Cuando algún escritor importante se pone en contacto conmigo, le digo, por si acaso, que todo lo que sale en el blog son bromas y exageraciones, para que confíe en mí y no se enfade en el futuro por lo que pueda escribir.

10. Una vez alguien me preguntó por qué no hacía de negro de mí mismo y escribía un libro comercial que tuviera grandes posibilidades de convertirse en un bestseller. Cierto es que algunos de mis encargos se han vendido muy bien y uno en concreto ha vendido varias decenas de miles de ejemplares, pero siempre he pensado que si tengo que escribir basura, mejor poner el nombre de otro. Creedme cuando digo que hay libros en donde es mucho mejor que no aparezca tu nombre por ningún lado.

Prefiero dar de comer mierda que tragármela yo.
Nota: Los trucos 9 y 10 son más anécdotas o reflexiones que trucos, pero me faltaban tres pedazos para completar el decálogo y no tenía ganas de esforzarme por la mierda del blog.
A tomar por culo.
Tomado de:



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