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jueves, 23 de octubre de 2014

Diez con la muerte - Elvio E. Gandolfo


Diez con la muerte
Elvio E. Gandolfo

Uno. Hay que tenerla en cuenta, al menos como posibilidad remotísima (incluso a los 99 años).
Dos. En caso de partida de seres queridos (un padre, una hermana menor), otros seres queridos (hermanos, madre) se acercan a uno. Hay que abrazarlos con fuerza, y usar muy pocas palabras. Por ejemplo “Bueno, bueno...”, mientras se les palmea la espalda.
Tres. Buscar de inmediato a alguien que pueda abrazarlo a uno y decirle “Bueno, bueno...”.
Cuatro. No gastarle la fuerza que tiene, hablando de ella sin orden ni concierto, o con poco respeto.
Cinco. De todos modos, se puede usar su mención muy de vez en cuando en cenas o reuniones muy aburridas, para animar el ambiente.
Seis. Leer La muerte de Iván Ilich, de Tolstói.
Siete. Leer al infante don Juan Manuel.
Ocho. Para alejarla, tener en cuenta el consejo de Gregory Corso: si se siente su cercanía en medio de parientes (¿quién quiere morir entre la gente?, pregunta), hay que correr al cine. “Hasta ahora ha funcionado”, remata Corso.
Nueve. Leer Los dientes de los ángeles, de Jonathan Carroll.

Diez. Mientras uno esté vivo puede saltar y gritar / andar por los aires / y moverse con mucho donaire / solo, solito / solo, solito.

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