Decálogo
del buen lector
Eva Serrano
Le
pedimos a Eva Serrano, lectora profesional y profesora de "Crítica
y lectura profesional", que nos contara muy brevemente lo que
tiene que saber un lector. El resultado es este gran "Decálogo
del Buen Lector" que servirá a todos aquellos interesados en la
crítica y la lectura profesional.
DECÁLOGO
DEL BUEN LECTOR
1.
No existe un lector tipo. Existen distintos tipos de editoriales con
necesidades y públicos diversos.
2.
No hay "cualificaciones" específicas sino "cualidades"
necesarias: intuitivo, objetivo, con sentido crítico, con confianza
en su propio criterio y adicto a las letras.
3.
No hay que ser un intelectual ni un gran pensador para ser lector de
editorial. Hay que ser un consumidor de libros.
4.
El lector es el primer y más importante filtro para un texto. Su
valoración es determinante. El informe de lectura es una herramienta
imprescindible en la cadena editorial.
5.
Hay Best Sellers que hasta están bien escritos. Hay incluso lectores
que leen para entretenerse. Calidad literaria no siempre significa
calidad comercial.
6.
Escribir no es una afición, es una profesión. Leer para una
editorial es un trabajo, no siempre es divertido aunque en ocasiones
resulte apasionante.
7.
Un lector no debe mostrarse a sí mismo en sus informes, debe exponer
la obra de otro a un tercero que no la ha leído y darle razones
objetivas para que acepte publicarlo o decida rechazarlo.
8.
Un lector editorial no es un crítico literario. Sus informes van
dirigidos a sola persona concreta y son confidenciales. Nunca se
muestran al autor ni se indica la identidad del lector.
9.
El lector tipo no debe reflejar sus gustos literarios, sino entender
para quién trabaja y qué tipo de libros publica su editorial.
10.
Los editores no dirigen una institución benéfica sino una empresa.
El lector debe ser muy exigente en sus juicios.
No
existe un lector tipo, es decir, no existe un CV de lector tipo. Las
condiciones para serlo no son exactamente traspasables a un retrato
profesional. Podría decirse que se precisan más "cualidades"
que "cualificaciones".
El
lector profesional proviene de profesiones y actividades de lo más
variopintas: hay filólogos, periodistas, profesores, amas de casa,
informáticos, estudiantes... Las edades varían desde los
veintipocos hasta los 60 años.
Estadísticamente
es cierto que hay más mujeres lectoras que hombres. Las razones de
este desfase entre sexos varían pero en general, podría decirse que
la principal es económica. El trabajo de lector está mal pagado y
requiere paciencia, es decir que hace falta que quien lo realice no
dependa exclusivamente de los ingresos de la lectura para subsistir y
tenga tiempo. Desgraciada o afortunadamente estas dos condiciones
suelen darse más en las mujeres que en los hombres, pero también es
cierto que dado que el comprador de libros es mayoritariamente
femenino, los editores suelen confiar más en la opinión de una
mujer a la hora de considerar la publicación de un libro.
Un
editor me dijo una vez que el lector que todas las editoriales buscan
es alguien intuitivo, objetivo, con sentido crítico, con confianza
en su propio criterio y sobre todo, que sea un amante de las letras,
pero no necesariamente que quiera él mismo ser escritor. Yo añadiría
que esto último sería más un hándicap que una ventaja. Primero,
porque acabará perdiendo cualquier vocación de escribir y segundo
porque necesariamente le resultará muy difícil ser objetivo.
A
las condiciones anteriores yo incluiría que hay que tener muchísima
paciencia, poca vida social y unas necesidades económicas mínimas.
Además, mucha modestia. El lector tipo no debe reflejar sus gustos
literarios, sino entender para quién trabaja y qué tipo de libros
publica su editorial. En general, los lectores muy exquisitos sólo
pueden trabajar para editoriales minoritarias. Es decir, no hay que
ser un intelectual para ser lector editorial, hay que ser un
comprador de libros, alguien de criterio abierto que puede disfrutar
con Guerra y Paz pero que también pueda divertirse leyendo en la
playa el Código Da Vinci o Los Pilares de la Tierra. Ah, y que te
guste ir a las librerías, darte una vuelta por la sección de libros
de los grandes almacenes, la FNAC, mirar en internet la página de la
Casa del Libro...
Un
lector no debe expresarse a sí mismo en un informe, sino que debe
explicar un libro a alguien que no lo ha leído. En todo caso,
la sintonía entre el editor y el lector es la clave. Hay un
asunto que no por evidente debe dejar de ser resaltado.
EL
LECTOR NO ES UN CRÍTICO LITERARIO. No debe buscar su propio
lucimiento sino la eficacia, es decir, transmitir al editor datos que
faciliten su decisión. Un informe es una herramienta, no un
fin en sí mismo.
Tomado de:
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